‛And How Miserable Is the Home of Evil’: crónica fictiva del derribo de un tirano

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Escena de ‛And How Miserable Is the Home of Evil’ (2023); Saleh Kashefi
Escena de ‛And How Miserable Is the Home of Evil’ (2023); Saleh Kashefi (IMAGEN Vía: www.visionsdureel.ch)

En los planos finales de And How Miserable is the Home of Evil (Saleh Kashefi, 2023), se ve al líder supremo de Irán, Ali Jamenei, recogido en su asiento, una mano contra el rostro, abatido, en espera de su inminente derrota. Mientras la cámara cierra y abre el cuadro para mostrar diversos ángulos del cuerpo aquejado del ayatolá, se escuchan al fondo, como ecos que retumban en su conciencia, los sonidos de la protesta, las exclamaciones de un pueblo que viene indetenible a cortar la cabeza del opresor. El ruido de las manifestaciones colma gradualmente la escena en una suerte de progresiva materialización de las fuerzas que, ahora, amenazan el orden tiránico. Una voz anuncia: “There he is!”, y justo en ese instante acaba la película.

And How Miserable… se presenta como un reportaje documental que informa in situ la caída (futura) del dictatorial régimen. El artista iraní Saleh Kashefi –actualmente exiliado en Suiza– consigue subvertir en este contundente ensayo fílmico la representación que el poder clerical islámico consuma de sí mismo.

Para ejecutar el filme, el realizador se apropió de algunos videos del sitio web oficial de Ali Jamenei, donde se archivan registros de sus discursos e intervenciones públicas; se trata de propaganda política cuyo propósito a priori, evidentemente, es intensificar la legitimidad simbólica del régimen. El realizador somete a un contundente proceso de resignificación esos videos. Una vez trabajadas en And How Miserable…, estas grabaciones favorecen el desmontaje del velo ideológico iraní.

Pero Kashefi no solo emprende un ejercicio de (re)montaje de archivos. Su táctica es contaminar esas imágenes con grabaciones de las protestas ciudadanas acaecidas en su país en años recientes. Entre otros, son utilizados registros sonoros de las manifestaciones desatadas tras la muerte de la joven Mahsa Amini a manos de la policía religiosa islámica. Videos de algunos de esos hechos pueden encontrarse en el perfil de Instagram @1500tasvir. Mas es utilizado sound footage procedente de otros sitios o canales virtuales, como @blackfishvoice, cuya descripción reza: “No somos neutrales, estamos del lado del oprimido”. Tales espacios virtuales sirven de soporte para acciones civiles, y el contenido que recogen es testimonio de esa realidad que la narrativa del poder pretende suprimir. En And How Miserable…, los archivos sonoros emanados de allí constituyen un virus que destruye la fantasía política que anima los videos en el sitio web de Ali Jamenei.

A la manera de Peter Watkins en The War Game, el artista iraní esculpe una ficción documental/una crónica del futuro con la que participa –sin dudas– del enfrentamiento cívico al régimen islámico; enfrentamiento contra la represión y la vigilancia moral, contra el abuso de poder y la intensificación de la pobreza.

Digo al modo de Watkins, no solo porque Kashefi trasmute estos archivos en el reportaje de unos periodistas que informan allí sobre el curso de los acontecimientos –tal como notifica el lente del director inglés en The War Game la catástrofe ocasionada, en el instante de la filmación, por un ataque nuclear en Kent, Reino Unido. Si en algún punto And How Miserable… continúa el legado de Peter Watkins, es al subrayar –en su prospección del futuro, que manipula el archivo mediante el estilo directo y expositivo del reportaje– cómo las imágenes no son en ningún caso inocentes, puesto que, sacándolas de sus prefijados marcos de sentido, se puede extirpar la hegemonía de su (aparente) verdad.

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El director Sergei Loznitsa, ese excepcional maestro del trabajo con archivos y del documental de compilación, comentó en alguna entrevista que solo la ética diferencia el documental de la ficción. Esta ficción documental diseñada por Kashefi no deposita su verdad en un género, tampoco en los sucesos que cuenta, sino en la significación (social, política, histórica) de su discurso.

La violencia del sonido que irrumpe en la mezquita donde se encuentra arrinconado el líder supremo, en esas últimas tomas del filme, es la violencia perturbadora de la justicia histórica. En apenas siete minutos, el realizador resuelve una intervención en esas estampas del poder islámico iraní que –cual una pintura paranoica de Salvador Dalí– invierten su carga simbólica.

Escena de ‛And How Miserable Is the Home of Evil’ (2023); Saleh Kashefi
Escena de ‛And How Miserable Is the Home of Evil’ (2023); Saleh Kashefi (IMAGEN Vía: www.visionsdureel.ch)

En competencia en el IV Festival de Cine INSTAR, And How Miserable… estará disponible para el público cubano del 4 al 10 de diciembre en la plataforma online Festhome. Y podrá ser visto también, en salas oscuras, por los públicos argentino (en el Centro Cultural General San Martín de Buenos Aires, el martes 5 y el domingo 10), mexicano (en el Laboratorio Arte Alameda de Ciudad de México, el viernes 8 y el domingo 10), y catalán (en la Zumzeig Cinecooperativa de Barcelona, el miércoles 6).

Después de participar en prestigiosos festivales como Visions du Réel e IDFA, este filme arriba al Festival de INSTAR como un contundente ejemplo de exitosa comunión entre estética y política. Kashefi transgrede la fantasía de poder de Ali Jamenei, mientras sublima el imaginario de una comunidad deseosa de escapar de la opresión.

ÁNGEL PÉREZ
Ángel Pérez (Holguín, Cuba, 1991). Crítico y ensayista. Compiló y prologó, en coautoría con Javier L. Mora y Jamila Media Ríos, las antologías Long Playing Poetry. Cuba: Generación Años Cero (Casa Vacía, 2017) y Pasaporte. Cuba: poesía de los Años Cero (Editorial Catafixia, 2019). Tiene publicado el libro de ensayos Las malas palabras. Acercamientos a la poesía cubana de los Años Cero (Casa Vacía, 2020). En 2019 fue ganador del Premio Internacional de Ensayo de la revista Temas, en el apartado de Estudios de Arte y Literatura. Textos suyos aparecen en diversas publicaciones de Cuba y el extranjero. Vive en La Habana.

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