< PreviousLa importancia relativa de la comunidad tampeña se puede apreciar en el gráfico Nº 3, que demuestra el número de cubanos que vivían en Tampa, Nueva York, y Cayo Hueso entre 1870 y 1930. 7 Es evidente el s úbito y dramáti- co impacto del establecimiento de la industria tabacalera en Tampa. El censo de 1880 encontró solamente tres personas nacidas en Cuba viviendo en Hills- borough County, el condado que incluye a Tampa. En 1900, sin embargo, había más cubanos en Tampa que en Nueva York, y la comunidad seguiría creciendo hasta llegar a más de 6,000 en 1910, el año censual en el cual se enumeraron el mayor número de cubanos en Tampa. Los datos de inmigra- ción también confirman la importancia de esa comunidad tabacalera: de 1880 a 1890 más del cincuenta por ciento de todos los inmigrantes cubanos decla- raban al llegar a los Estados Unidos ocupaciones relacionadas directamente con la industria del tabaco. Ya para 1920, sin embargo, menos del diez por ciento de los que llegaban trabajaban en esa industria. El gráfico 3 demuestra claramente el descenso, a partir de 1910, en ambas comunidades floridanas. Para esa época todas las condiciones económicas y políticas que años antes habían favorecido el auge de esas comunidades taba- caleras habían sido eliminadas y las nuevas condiciones favorecían el retorno de la industria a La Habana. Y así sucedió, a tal punto que inclusive se registra, 18 una aproximación demográfica Lisandro Pérez encuentro 7 Solamente los censos de 1870 a 1930 contienen el desglose del número de cubanos por ciudad o región, detalle que no está disponible para los años 1940 y 1950. Tampa Nueva York Cayo Hueso Tampa = Hillsborough County Cayo Hueso = Monroe County Los datos de Nueva York incluyen Brooklyn No hay datos para 1890 A partir de 1910, las cifras se refieren solamente a la población blanca Gráfico 3 Personas nacidas en Cuba residiendo en Nueva York, Tampa y Cayo Hueso 1870-1930ante las autoridades de inmigración norteamericanas, una migración de regreso a Cuba. No solamente la industria tabacalera retornaba a La Habana, sino también muchos de los tabaqueros. Por ejemplo, en el quinquenio de 1921 a 1925 el número de cubanos que indicaron que regresaban permanen- temente a Cuba (clasificados como emigrantes) casi igualó al número de cuba- nos que llegaban a Estados Unidos como inmigrantes. Para el censo de 1930, ya Nueva York recobra la primacía demográfica que había cedido poco después de 1880 a las comunidades tabacaleras de la Florida. Aunque no existen datos censuales para confirmarlo, los años de 1930 a 1958 fueron años primordialmente neoyorquinos, ya que fue esa ciu- dad, con tanta historia para los cubanos, la que recibió la gran parte de ese aumento de migración que se observa después de la segunda guerra mun- dial. Hacia finales de los años cincuenta, sin embargo, ya se empieza a aso- mar el futuro: Miami. 1959-1997 La naturaleza y profundidad del proceso de cambio social, político, y econó- mico que se inició en Cuba con la revolución de 1959 tendría como una de sus consecuencias una emigración con niveles y características sin precedentes en la historia de la migración cubana a los Estados Unidos. En 1997 había unos 1.2 millones de personas de origen cubano residiendo en los Estados Unidos, una cifra equivalente al diez por ciento de la población de la isla. Número e inmigración El gráfico Nº 4 presenta el número de cubanos que llegaron a los Estados Uni- dos en cada año de 1959 hasta 1995, el último año para el cual hay cifras ajus- tadas disponibles. 8 Hay tres oleadas migratorias claramente identificables en el gráfico. Una cuarta, la llamada Crisis de los Balseros de 1994, no se refleja en el gráfico porque en efecto esos migrantes no entraron en los Estados Uni- dos ese año: se encontraban detenidos en los campamentos de Guantánamo. La primera oleada empieza en 1960 y dura hasta la llamada Crisis de Octu- bre (1962) cuando se suspenden los vuelos directos entre los Estados Unidos y Cuba. En esos años llegaron más de 230,000 personas. En el censo de Estados Unidos de 1990, un total de 172,919 personas indicaron que habían llegado en esta primera oleada del período revolucionario. En esta migración predomina el núcleo familiar joven con hijos menores de edad, un nivel socioeconómico relativamente alto, y personas de la raza blanca. 19 una aproximación demográfica De Nueva York a Miami encuentro 8 Estas cifras están ajustadas por la sección estadística del Servicio de Inmigración para que refle- jen el año en el cual el inmigrante entró físicamente al país, y no cuando fue admitido como inmigrante permanente. La admisión como inmigrante no necesariamente sucede en el mismo año que la persona entra al país, especialmente en el caso de los cubanos, muchos de los cuales entran con una visa temporal (de refugiado, por ejemplo) que más tarde se ajusta y son entonces admitidos como inmigrantes. El ajuste estadístico que hace el Servicio de Inmigración para que las cifras reflejen entradas al país se demora varios años en ser publicado.La segunda oleada comienza a finales de 1965 cuando Cuba y Estados Uni- dos firman un acuerdo que puso fin a la salidas espontáneas por el puerto de Camarioca y dio inicio al llamado Puente Aéreo o Vuelos de la Libertad. Este airlift, como también se le llamó, consistía en dos vuelos diarios de Varadero a Miami, en un programa migratorio que duró hasta 1973, cuando fue termina- do por acuerdo mutuo de ambos países. Fue la oleada más numerosa de todas, con unos 330,000 inmigrantes cubanos. En el censo de 1990 se contaron 284,642 personas que indicaron que llegaron al país por esa vía. Es la oleada más vieja en términos de su composición por edades y también la de mayor presencia femenina. En 1990 la edad media de esa oleada era de más de 50 años y había una proporción de poco más de 80 hombres por cada 100 muje- res. Esas condiciones reflejan más que nada las prioridades del gobierno cuba- no al conceder permisos de salida. Se favoreció a las personas en edades avan- zadas y se prohibió la salida de hombres en edades de servicio militar. En esta oleada se mantiene el predominio numérico de personas de la raza blanca. Sin duda la más dramática, intensa, y caótica de las oleadas fue la que salió por medio del puerto de Mariel durante solamente varios meses en 1980. Unas 123,000 personas llegaron por esa vía y unas 120,600 sobrevivieron para ser enumeradas en el censo de 1990. Lo irónico de la oleada de Mariel es que aunque ha sido caracterizada en los términos más simplistas, sobre todo con generalizaciones negativas y estereotipos, es en realidad la oleada más hetero- génea y diversa en su perfil por edades, nivel socioeconómico, género, y raza, y consecuentemente la que más se asemeja al perfil sociodemográfico de la población cubana de la isla. A partir de 1970 los datos censuales norteamericanos sobre los cubanos se benefician por la introducción de una pregunta sobre «origen o descendencia hispana». Una de las posibles respuestas a lo que en efecto es una pregunta 20 una aproximación demográfica Lisandro Pérez encuentro Gráfico 4 Inmigración cubana a los Estados Unidos según año de entrada, 1959-1995sobre identidad étnica es «Sí, de origen cubano o descendencia cubana». Los resultados de esa pregunta permiten un conteo de la población que se consi- dera de origen cubano, además de la población nacida en Cuba, identificada por la pregunta sobre lugar de nacimiento. El gráfico Nº 5 presenta el creci- miento de 1960 a 1997 en el número de personas nacidas en Cuba y en el número de personas nacidas fuera de Cuba pero que se identifica como de origen cubano. 9 Hay dos conclusiones que se pueden trazar del gráfico. La primera es que desde 1960 ha habido no ya un aumento, sino una multiplicación de la pobla- ción cubana en los Estados Unidos como resultado de la inmigración que pre- senta el gráfico 4. La otra conclusión es que esa población, no obstante tener ya una larga historia en los Estados Unidos, sigue siendo una población mayormente nacida en Cuba, sin que todavía haya llegado una transición generacional. Esto se explica por dos factores: 1) nuevas llegadas de personas de la isla; y 2) una baja natalidad en los Estados Unidos. Comunidades Una característica de los grupos inmigrantes cuando llegan inicialmente al país es la tendencia a concentrarse geográficamente, para luego, con el trans- curso del tiempo y las generaciones, irse dispersando en el territorio del nuevo país. La experiencia cubana ha sido a la inversa. Más y más, la población 21 una aproximación demográfica De Nueva York a Miami encuentro nacidos en Cuba de origen cubano, nacidos fuera de Cuba Gráfico 5 Personas residentes en Estados Unidos nacidos en Cuba y de origen cubano nacidos fuera de Cuba, 1960-1997 9 Para 1960, las cifras de origen cubano (nacidos fuera de Cuba) se refieren a aquellas personas con por lo menos un padre nacido en Cuba. Los datos son de los censos, excepto para 1997, que provienen de una muestra anual del Buró del Censo de los Estados Unidos (Current Population Survey)cubana se ha estado concentrando en su principal comunidad, Miami. El fac- tor responsable por este fenómeno fue la incapacidad de la estructura econó- mica y ocupacional de Miami, una ciudad relativamente pequeña en 1960, de absorber los nuevos inmigrantes cubanos que llegaban en aquellos años. Consciente de esta realidad, el gobierno de los Estados Unidos instituyó, en 1961, un plan de relocalización bajo su programa de ayuda a refugiados cuba- nos. La relocalización era voluntaria, pero a las personas dispuestas, al llegar de Cuba, a mudarse inmediatamente a ciudades por todos los Estados Unidos, se les prestaba asistencia al arribar a su destino. Entre 1961 y 1979, casi 300,000 cubanos fueron relocalizados. Muchos permanencen en aquellas localidades donde fueron enviados, pero muchos otros regresaron a Miami después de varios años o quizás antes, durante el primer invierno. El gráfico Nº 6 demuestra esta tendencia de la población cubana de los Esta- dos Unidos de concentrarse en Miami después de una dispersión inicial por los Estados Unidos. Es evidente que desde el principio Miami (léase el condado Miami-Dade) era la comunidad principal para la inmigración del período revo- lucionario. En 1970, sin embargo, en Miami solamente habitaba un 40 por cien- to de la población de origen cubano en los Estados Unidos. Para 1997 ese por ciento se había elevado al 60 por ciento, y unas tres-cuartas partes de los cuba- nos en los Estados Unidos ahora viven en el estado de la Florida. Todas las otras localidades en Estados Unidos tiene menos cubanos, al menos en términos rela- tivos, sobre todo la zona de Nueva York y Nueva Jersey. 22 una aproximación demográfica Lisandro Pérez encuentro en otras localidades de los EU California NY & NJ Miami Dade en otras localidades de la Florida Gráfico 6 Lugar de residencia de la población de origen cubano residente en los Estados Unidos, 1970-1997La concentración en Miami probablemente continuará en el futuro. Los que están llegando ahora de Cuba demuestran una tendencia a localizarse en Miami. Además, aquéllos que fueron relocalizados hace décadas y siguen viviendo fuera de Miami se están aproximando a la edad de jubilarse y muchos probablemente escogerán pasar sus últimos años en Miami. Solamenteun grupo de cubanos parece que prefiere vivir fuera de Miami: los cubanos que no se consideran blancos. Mientras un 92 por ciento de la población cubana de Miami se categoriza a sí misma como blanca, fuera de Miami, en el resto de los Estados Unidos, la población de origen cubana está compuesta en una cuarta parte por personas que se consideran de color , es decir, negros o de herencia racial mixta. Palabras finales Actualmente la población de origen cubano en los Estados Unidos comparte algunas características con la población residente en la isla. Ambas son pobla- ciones maduras, con una alta edad media, con relativamente pocos niños, y una tasa de natalidad muy baja. El nivel de empleo femenino en ambas pobla- ciones es alto. Se diferencian notablemente en la composición racial y tam- bién en la estructura ocupacional, esto último algo que no debe sorprender ya que los dos sistemas económicos son disímiles. La actual población cubana en los Estados Unidos comparte con las anti- guas comunidades cubanas que también vivieron en ese país su sentido de identidad nacional y su preocupación por el bienestar de su isla de origen. La emigración cubana siempre ha desempeñado un papel importante en la his- toria de la isla, a veces decisivo para su destino. Ha dejado también huellas indelebles en el gran país al norte. En este trabajo, se puede apreciar el nivel cuantitativo de esa presencia cubana en los Estados Unidos. Siempre ha sido una presencia numérica notable, pero mayor aún ha sido su influencia políti- ca, social, y cultural. 23 una aproximación demográfica De Nueva York a Miami encuentroVolveremos (1994)IntelectualesE l título que he querido dar a esta presentación es Prólogo a un exilio prolongado , refiriéndolo —por supuesto— al Padre Varela, aquí, en los Estados Unidos y, más concretamente en New York. En el libro 1 no abundo en las causas del mismo ni en las razones para su prolon- gación, más allá de la amnistía de 1832, de la que otros exiliados cubanos se aprovecharon para regresar a Cuba y, en casi todos los casos... volver a salir muy pronto de la Isla. Si no incluí algunos datos y reflexiones al respecto en la biografía, fue debido, precisamente, al propósito de permanecer fiel a las indicaciones del Director de la bac: brevedad, sencillez, no muy excesiva erudición. En Cuba, después de la aparición del libro, algunos me han pregun- tado acerca del exilio del Padre y, hace apenas 20 días, pronuncié en La Habana la conferencia aludida en el ini- cio de este texto, en el flamante Centro Cultural de Espa- ña, sobre esa cuestión. La conferencia se tituló «El Padre Varela en España». Sin ser tan amplio como lo fui en esa conferencia, me referiré al exilio vareliano, añadiendo algunos pormenores que no aparecen en la biografía. Todos sabemos que el Padre firmó la deposición, «por incapacidad», de Fernando VII, así como la instauración de la Regencia, en la sesión de las Cortes el 11 de junio de 1823, y que esta firma, posteriormente, le costó a él y a otros 65 Diputados la orden de confiscación de bienes, inmediata prisión y condena a muerte por traición, cuan- do el Trienio Liberal llegó a su fin. El decreto de la Regen- cia de Madrid, del 23 de junio, el Manifiesto Real del 30 de septiembre y el Real Decreto del 1º de octubre, todos del mismo año de 1823, ratificados por la Sala del Crimen de la Audiencia de Sevilla casi dos años después, el 11 de 27 intelectuales encuentro Prólogo a un exilio prolongado Mons. Carlos Manuel de Céspedes 1 Me refiero a Pasión por Cuba y por la Iglesia. Aproximación biográfica al Padre Félix Varela, Madrid, BAC, 1998.Next >