primavera / verano 2008 48 49 Enestenúmero LORENZO GARCÍA VEGA Taller del desmontaje POESÍA JOSÉ KOZER /PABLO DE CUBA SORIA IDALIA MOREJÓN /ROGELIO FABIO HURTADO PERFILBEATRIZ BERNAL GÓMEZ EUGENIA M. DE LIZALDE EN PROCESO RAMÓN ALEJANDRO Adua la pedagoga VINCENT BLOCH Los rumores en Cuba CARLOS BARBÁCHANO Titón y Alfredo Guevara: cara y cruz CUENTO GERARDO FERNÁNDEZ FE ÁNGEL PÉREZ CUZA DUANEL DÍAZ INFANTE Revolución’s Wake MILENA RODRÍGUEZ GUTIÉRREZ El choteo de la cubanidad FRANCISCO FERNÁNDEZ SARRÍA Cintio Vitier: escritura y Revolución 48 49 FERNANDOALONSO ENPERSONA JOSÉLEZAMALIMA Cuéntametuvida PROBLEMASECONÓMICOSDECUBA PEDROMONREALGONZÁLEZ JULIOA.DÍAZVÁZQUEZ ENRIQUECOLLAZO ABILIOESTÉVEZ JosefinaLaViajera RAFAELROJAS SouvenirsdeunCaribesoviético DOSSIER BRASIL primavera / verano 2008 15† 48 49 Los rumores en Cuba VINCENT BLOCH ■ 3 El choteo de la cubanidad MILENA RODRÍGUEZ GUTIÉRREZ ■ 12 Souvenirsde un Caribe soviético RAFAEL ROJAS ■ 18 TEATRO Josefina La Viajera ABILIO ESTÉVEZ ■ 35 EN PERSONA FERNANDO ALONSO El lutier de Ballets ENTREVISTO POR ISIS WIRTH ■ 47 Maestro de maestros MARIANA SANZ ■ 56 Fernando Alonso en primera persona ■ 63 POESÍA PABLO DE CUBA SORIA ■ 69 JOSÉ KOZER ■ 71 Las tres caras de la moneda ENRIQUE COLLAZO ■ 79 China-Cuba: relaciones económicas JULIO A. DÍAZ VÁZQUEZ ■ 87 FACSÍMIL Un cuéntame tu vidade José Lezama Lima ANTONIO JOSÉ PONTE ■ 95 Taller de desmontaje LORENZO GARCÍA VEGA ■ 103 DOSSIER BRASIL Un cierto modode ser brasileño SANDRA JATAHY PESAVENTO ■ 120 Las políticas sociales del gobierno de Lula, ¿son de izquierda? HENRIQUE CARLOS DE O. DE CASTRO ■ 132 Política energética para Brasil IVÁN CAMARGO ■ 137 La santería y el candomblé: dos universos semejantes JOSÉ LUIS HERNÁNDEZ ■ 143 Relaciones entre Brasil y Cuba BENÍCIO SCHMIDT ■ 151 DIRECTOR FUNDADOR Jesús Díaz † DIRECTORES Manuel Díaz Martínez Antonio José Ponte CONSEJO DE REDACCIÓN Jorge Luis Arcos Elizabeth Burgos Pablo Díaz Espí Josefina de Diego Carlos Espinosa Raúl Rivero Pío E. Serrano JEFE DE REDACCIÓN Luis Manuel García COMITÉ EDITORIAL Eliseo Alberto Rafael Alcides Víctor Batista Beatriz Bernal Velia Cecilia Bobes Manuel Desdín Cristóbal Díaz Ayala Damián Fernández Roberto González Echevarría Carmelo Mesa-Lago Enrique Patterson Gustavo Pérez Firmat Marifeli Pérez-Stable Rafael Rojas Enrico Mario Santí DIRECCCIÓN EJECUTIVA Annabelle Rodríguez DIRECCCIÓN ARTÍSTICA Y DISEÑO GRÁFICO Carlos Caso primavera/verano 2008 48/49CUENTO Rotunda piel GERARDO FERNÁNDEZ FE ■ 161 El Santo de San Luis ÁNGEL PÉREZ CUZA ■ 166 Tomás Gutiérrez Alea y Alfredo Guevara: cara y cruz CARLOS BARBÁCHANO ■ 173 Cintio Vitier: escritura y Revolución FRANCISCO FERNÁNDEZ SARRÍA ■ 182 POESÍA IDALIA MOREJÓN ARNAIZ ■ 193 ROGELIO FABIO HURTADO ■ 197 TEXTUAL El problema econónico de Cuba PEDRO MONREAL GONZÁLEZ ■ 203 PERFIL Beatriz Bernal Gómez: El privilegio de disfrutar lo que haces EUGENIA M. DE LIZALDE ■ 207 Revolución’s Wake DUANEL DÍAZ INFANTE ■ 214 PLÁSTICA ANDRÉS LACAU Andrés Lacau: viaje al centro de sí mismo JESÚS ROSADO ■ 223 El anglosajonismo de José Martí RAFAEL E. TARRAGÓ ■ 233 EN PROCESO Adua la Pedagoga RAMÓN ALEJANDRO ■ 239 Una interpretación de la historia de América ELIZABETH BURGOS ■ 245 BUENA LETRA ■ 251 LA ISLA EN PESO ■ 275 CORRECCIÓN DE TEXTOS Xavier Ricardo IMPRESIÓN Gráficas Monterreina, S.A., Madrid EJEMPLAR: 7,50 e EJEMPLAR DOBLE: 15 e PRECIO DE SUSCRIPCIÓN ANUAL ESPAÑA: 30 e EUROPA Y ÁFRICA: 45 e AMÉRICA, ASIA Y OCEANÍA:US$ 88.00/67 e No se aceptan domiciliaciones bancarias. D.L.: M-21412-1996 ISSN: 1136-6389 PLÁSTICA EN ESTE NÚMERO: Andrés Lacau PORTADA Untitled. (Fragmento) Texaureos Collection I Óleo sobre lienzo, 95 x 132 cm., 2004. CONTRAPORTADA Untitled. (Fragmento) Texaureos Collection II Óleo sobre lienzo, 122 x 163 cm., 2005. EDITA Asociación Encuentro de la Cultura Cubana Infanta Mercedes 43, 1º A ■ 28020 ■ Madrid Tel: 914250404 ■ Fax: 915717316 E-mail: asociacion@encuentro.net www.cubaencuentro.com Encuentro de la Cultura Cubana es una publicación trimestral independiente que no representa ni está vinculada a ningún partido u organización política dentro ni fuera de Cuba. La producción de este número ha sido posible gracias a la generosa contribución de la Consejería de Cultura de la Juntade Andalucía y de la Agencia Española de Cooperación Internacional Esta revista ha recibido una ayuda de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas para su difusión en bibliotecas, centros culturales y universidades de España. AECI3 L a opacidad en la sociedad cubana contemporánea se expresa en el término que los cubanos utilizan para describir su experiencia de lo coti- diano: la lucha. El funcionamiento social y el universo normativo derivados de la experiencia revolucionaria se han apartado de las reglas oficiales que regulan la conducta y la legalidad socialista, sin obstaculizar por ello la perpetuación del orden estable- cido. Desde el inicio del período revolucionario, la sociedad cubana se acostum- bró a transgredir ciertas normas haciendo uso del mercado negro o robando bienes que eran propiedad del Estado. De este modo,el inventoy la lucha se con- virtieron en mecanismos que permitían mejorar lo cotidiano y acomodarse a las restricciones que les fueron impuestas a las actividades económicas privadas. Al paso de los años, estos comportamientos han llegado a configurar un orden «normal», favoreciendo, al mismo tiempo, la aparición de situaciones de riesgo. A su vez, el régimen se ha visto obligado a sancionar los criterios para definir el mérito y los valores revolucionarios, independientemente del lugar que indivi- duos o grupos ocuparan en la sociedad. Desde principios de la década del 60, apareció, de acuerdo con esta lógica, un nuevo tipo de individuo que colabora en los «programas revolucionarios» para eventualmente obtener a cambio algún beneficio económico o posibilidades de ascenso social. En paralelo, emerge un segundo tipo de individuo que intenta compensar las infracciones cometidas a la legalidad establecida —por menores que éstas fueren—, apegándose sin chistar a las normas oficiales establecidas para el comportamiento público. Así, mientras la represión inmisericorde se aba- tía sobre los opositores políticos, inclinando a la casi totalidad de la población a evitar el enfrentamiento directo con las autoridades, fueron delineándose diver- sas estrategias de supervivencia individual que recuperaron elementos de las nor- mas oficiales, inscribiéndolas en un nuevo contexto e instaurando a partir de ello un funcionamiento social particular. El Estado revolucionario avala y sanciona un sistema institucional cuya racio- nalidad descansa en la producción de méritosy de limpiezas. Se encuentra, en efecto, enfrentado tanto a individuos que violan la legalidad socialista para librar los escollos de la vida cotidiana, como a individuos que basan su estrategia de supervivencia en la obtención de prebendas y/o en la desviación de recursos, haciendo uso del capital político que han acumulado. Así, se trabaja o se estudia, incluso de manera ficticia, para evitar la ley de peligrosidad; se cumple con el ser- vicio militar, se participa en «marchas combatientes», se asiste personalmente a reuniones patrióticas o se aceptan responsabilidades políticas. Todo ello permite, encuentro Los rumores en Cuba VINCENT BLOCHsegún los casos, que los individuos queden limpiosde faltas o errores o acumulen méritos revolucionariosque puedan llegar a facilitarles una movilidad social ascendente.Si bien el compromiso revolucionario tiene un carácter ficticio, la reproducción de determinadas prácticas sociales y la asimilación de los criterios de mérito avalados por el régimen han arraigado a tal punto, que la realidad revo- lucionaria no es inteligible si se hace abstracción de este funcionamiento social. El hecho de que las reglas no estén claramente establecidas y de que en la administración del poder impere la arbitrariedad, genera un primer grado de incertidumbre: grupos enteros pueden ser desposeídos de su capacidad estratégica, ser obligados a cambiar de actividad o ser arrestados. Un segundo grado de incer- tidumbre en el entorno inmediato: los arreglos que prevalecen a escala de empresa o de barrio no impiden la labor discreta de los delatores anónimos o de los policí- as infiltrados, ni tampoco la utilización de los dispositivos represivos para satisfa- cer rencores personales. Manipular pretextos falsos y jugar en diferentes registros ha llegado a ser una de las principales dimensiones cognitivas de la lucha. La comprensión que los individuos desarrollan acerca de su universo cotidiano está basada en la experiencia social dela lucha: a través de ella se articulan las modalidades bajo las cuales se difunde el pensamiento oficial del régimen —la enseñanza escolar, la prensa y las publicaciones diversas, los discursos y las reu- niones políticas—. De esta manera, los imaginarios políticos y los imaginarios sociales se encuentran ante todo marcados por la ambigüedad ya que las modali- dades a través de las cuales incorporan la cultura política nacional y la «visión castrista del mundo», están estrechamente vinculadas a este funcionamiento social cotidiano a partir del cual se produce lo que se considera «normal» y se constituye el vínculo colectivo que define lo real y lo verdadero. A lo largo del período revolucionario, el desfase entre las conductas reales, los discursos y las ficciones oficiales fue imponiéndose como norma de la vida cotidiana: mucho más que las huellas del pasado o la creencia en la existencia de una amenaza con- trarrevolucionaria permanentemente anunciadas por el Gobierno, el funciona- miento social descrito a través de la luchaconstituye la piedra angular del imagi- nario de la intriga. La inseguridad en que los individuos y los grupos se desenvuelven, cuadran, resuelven, inventan, siguen pa’lante, etc., define el espa- cio social como una dimensiónoscura, proclive al engaño y/o a la traición. El empleo recurrente de la metáfora del «bosque» para referirse al entorno social, la certeza de que la identidad social realde unos y otros no es transparente, incluso la de los amigos cercanos, que sólo son «confiables» hasta cierto punto, constitu- yenmanifestaciones del sentimiento de vivir en un mundo en donde «todo es posible». De ahí emerge una percepción paranoica del universo revolucionario, y se difunde el temor alcomplot proteiforme, semejante a lo que describía el histo- riador Bronislaw Baczko 1 en relación al imaginario social durante el Terror y el período termidoriano en Francia. Aquel complot iba dirigido, entre otras cosas, contra «la sustancia vital del pueblo», y sus orígenes eran tan oscuros como intercambiables sus facetas. La profunda modificación de la vida colectiva bajo el régimen instaurado en nombre de la Revolución transformó no sólo los valores, las referencias o las cre- encias, sino, también, el principio mismo de su producción. Las posibilidades de inclusión en una colectividad, sus horizontes de inteligibilidad y, finalmente, el ENSAYO 4 encuentro5 sentido de la realidad, han sido alterados en la misma medida. Al tratar de enten- der este modo particular de producción de la realidad, se puede describir el ima- ginario social y el imaginario político del período actual, mostrando de qué manera han incidido sobre la perpetuación del régimen castrista o frenado el advenimiento de un régimen democrático. En relación al imaginario político y social, es preciso restituir el papel central desempeñado por los rumores, así como el registro bajo el cual actúa la propaganda oficial. EMERGENCIA Y POSIBILIDAD DEL RUMOR EN LA SOCIEDAD TOTALITARIA CUBANA El dispositivo institucional ha dado lugar al control total de la prensa. De ahí surge el cemento del imaginario revolucionario: si las medidas políticas y los hechos per- manecen ensilencio, sólo el pueblopuede hacer circular las noticias. Del chismede vecindario a la bola, los rumores funcionan como la medida del saber interpersonal y establecen el sentido de lo real, de lo verdadero, de lo normal. El primer criterio de veracidad de un rumor es tanto el «¿qué cuenta?» como el«¿quién lo cuenta?». Los discursos están siempre referidos a otros discursos, que se bastan a sí mismos. La referencia es lo que dijo «fulano», «que él sí sabe», porque «está por encima». Tomando en consideración que el universo revolucio- nario es percibido como una serie de esferas secretas rodeadas deoscuridad, desde los núcleos familiares hasta la cúspide del poder, los que «están por enci- ma» son los que tienen el acceso más directo al secreto. Son los que, por pertene- cer a la elite del poder o a los cuerpos represivos, detentan el saber y conocen el futuro inmediato. También son fuente de verdad revelada los que no pertenecen al universo cubano; por ejemplo, un extranjero o un «comunitario», por prove- nir del «mundo transparente». En otras palabras, la condición sine qua nonpara que la bolaencuentre un receptor atento es que éste se perciba a sí mismo como entidad aislada y que acepte como real la existencia de grupos que poseeninfor- maciones esclarecedoras. En sus reflexiones sobre las noticias falsas durantela guerra de 1914-1918, Marc Bloch notaba que éstas avanzaban de la retaguardia, donde se movía la gente y se producían encuentros, hacia el frente, donde los combatientes permanecían aislados en una «guerra de posición»; las noticias eran transmitidas«por intermedio de ciertos individuos especializados» como los «agentes de enlace» 2 . Por ello, los rumores siempre revelanuna «verdad escondida» que, por pre- sentar las características de una de las muchas noticias que la prensa oficial disi- mula; solamente puede ser difundida por Radio Bemba, y raras veces tendrá con- firmación pública. Aquí se entrelazandos fenómenos sociales. Porun lado, como escribía Marc Bloch, «el error» no se propaga ni se amplifica si no «encuentra en la sociedad un caldo de cultivo favorable. En él, inconscientemente, los hombres expresan sus prejuicios, sus odios, sus temores, todas sus emociones fuertes» 3 . Por elotro, a lo largo del período revolucionario y en el contexto de una realidad social cada vez más difícil de entender, al silencio de la prensa y de las autorida- des fue añadiéndose un sentimiento de enajenación ante el relato histórico ofi- cial, así como una incertidumbre individual en las interacciones con el universo inmediato, lo cual hizo emerger la necesidad de disiparla opacidad. Así, las condi- ciones de reproducción y de difusión de los rumores en Cuba se inscriben dentro ENSAYO encuentrodeun imaginario cuyo sentido de lo real ha sido desquiciado por la experiencia revolucionaria, y al mismo tiempo en el presupuesto que atribuye a un nivel superiorde información, asociado a lo que se estima como capacidad de conoci- mientode las fuentes, una función esclarecedora. En su análisis acerca de «la propaganda totalitaria», Hannah Arendt escribió: «Las masas se niegan a reconocer (..) el carácter fortuito en el cual se baña la rea- lidad (..) y están predispuestas a todas las ideologías porque éstas explican los hechos como simples ejemplos de leyes y eliminan las coincidencias inventando un poder supremo y universal supuestamente en el origen de todos los accidentes» 4 . En el universo revolucionario cubano, la relación de los actores con la circula- ción de la información y con la propaganda parece, sin embargo, algo más que el síntoma de un estado mental colectivo sobre el cual se hubiera apoyado el cas- trismo en un principio. Es, ante todo, el resultado de un largo proceso de imbri- cación de representaciones inscritas en temporalidades distintas, de racionaliza- ciones sucesivas de los comportamientos individuales y colectivos dentro de una realidad social nueva, de búsqueda febril de motivos capaces de orientar y justifi- car los juegos estratégicos. Es también un mecanismo de control en manos del poder, que difunde y modela las informaciones de tal forma que nunca aparezca algo distinto de la normativa de la luchay, más aun, de la seguridad del universo revolucionario. En un mundo caótico, donde no siempre es posible entender todo lo que ocu- rre ni establecer conexiones entre distintos fenómenos y encontrar una relación lógica, de causa y efecto, entre los hechos sociales, es un alivio ofrecer explicacio- nes simples, coherentes, que requieranpoco esfuerzo. En el caso cubano, el siste- ma coherente y universal que plantea la propaganda para explicar y definir la realidad es el complot de los poderosos, sus maniobras subterráneas, pérfidas y hostiles. Ya señalamos la percepción del espacio social por los individuos como lugar del complot proteiforme. Sin embargo, este terreno común no significa que el rumor de amenaza o de complot se elabore simplemente en el registro de las creencias. El temor al complot proteiforme, descrito por Baczko en su estudio sobre la Revolución Francesa (p. 43), estribaba en un imaginario colectivo o un entorno mental tradicionales, de Antiguo Régimen: «los rumores estaban politi- zados por la Revolución, pero solamente prolongaban, en un nuevo contexto, temas y fantasías muy antiguos». Marc Bloch evocaba, por su parte, «todos esos temas que la imaginación humana, en el fondo muy pobre, repite sin parar desde l’aurore des âges: historias de traiciones, de envenenamiento, de mutilaciones (..) que cantaban en otros tiempos aèdesy trouvères, que popularizan hoy la teleno- vela y el cine» (p. 178). Esto no significa que el rumor o la propaganda encuentren terreno fértil en una supuesta tradición o mentalidad heredada de sitiados. Si el rumor de peligro, de engaño o de disimulo recibe tanta atención, es porque el agotamiento mental que resulta de casi cincuenta años de experiencia revolucionaria impide en buena medi- da ejercer un sentido crítico, deshacerse del sentimiento de inseguridad, y confiar en los espacios colectivos para establecer criterios de verdad o exactitud. Es más, la ya evocada administración del poder por la arbitrariedad nunca permitió la defini- ción y el arraigo de las reglas del juego: lo que estuvopermitido en determinado momento podía ser prohibido después. El estatus de los cuentapropistas, por ENSAYO 6 encuentro7 ejemplo. Los rumores, cuyo origen es «el tío de un amigo que es amigo de un capitán» o «fulano, que tú sabes que su padre es pincho», que advierten una subida de los impuestos, la prohibición de los alquileres de viviendaso la supre- sión de cierto númerode licencias, son frecuentes. Desde que el uso del dólar fue autorizado en 1993—reemplazado por el uso del chavitoa partir de noviembre de 2004—, aparecen de vez en cuando rumores según los cuales «Fidel» va a cambiar en chavitoslos ahorros en dólares que permanecen depositados en cuen- tas bancarias; o que el valor del chavitova a caer drásticamente con respecto al dólar. Las mecánicaso jugadasestán sujetas a los mismos cambios bruscos: los choferes de taxis en pesos convertibles temen que «el Estado» disponga de taxí- metros inviolables; los vendedores de tarjetas de acceso a los canales por satélite, prepagadas desde Miami, sospechanque el Gobierno llegue a bloquear la señal; los empleados que roban leche en polvo, harina, materiales de construcción, etc., se preguntan silas empresas o fábricas en donde trabajan serán cerradas. En fin, todos temen ante todo y simplemente que las autoridades decidan sancionar cualquiera de los numerosos delitos que no pueden evitar seguir cometiendo. Cuando empezó la operación «Coraza popular» en enero del 2003, destinada a detener el «incipiente tráfico de drogas» en la isla, los rumores decían que «(venía) después el peligro», la Ley de Peligrosidad. Los rumores que se propagan en la sociedad totalitaria advierten de un riesgo colectivo, que alienta una anticipación individual. Por un lado, se nutren del ima- ginario del luchador«amenazado en su propia existencia» y, porotro, de la experiencia de un poder cuya racionalidad no se justifica fuera de la voluntad férrea de mantener el control absoluto del sistema. Además, la censura, en un país en estado de guerra o bajo una dictadura, no es equivalente a la representa- ción de la sociedad totalitaria con el control absoluto de la información en manos de las autoridades. En el primer caso, se sospecha la existencia de lacen- sura en determinados asuntos, como los padecimientos de los soldados y las poblaciones civiles, o la vida de los gobernantes; en el segundo caso, se sospecha la invención de un mundo totalmente ficticio y, consecuentemente, que «todo es posible» dentro de lo que supuestamente hace el juego «de Fidel». Como se sabe, en agosto de 1994se produjo el éxodo de 30.000«balseros», que se fueron hacia la Florida en embarcaciones precarias después deque Fidel Castro anunció que los guardacostas no impediríanmás las salidas. La crisis económica estaba en su peor momento, cada día los apagones duraban alrededor dediez horas, y el día 5 de agosto brotó una protesta espontánea en Centro Habana y La Habana Vieja. Durante el verano de 2004, cuando los apagones volvieron a durar 10horas dia- rias, el servicio eléctrico fluyó casi normalmente entre el 25y el 27de julio, días feriados que conmemoranel asalto al Moncada. Apareció poco después un rumor según el cual «Fidel» privaba deliberadamente al país de energía eléctrica, para que los insatisfechos organizaran un éxodo masivo y deshacerse así de posi- bles opositores. Las bolasalrededor de las posibilidades de salida del país han puesto de manifiesto el uso y la creencia en el rumor como información y criterio de anticipación, y revelan el objetivo que las autoridades podrían perseguir a tra- vés de estos rumores para favorecer los juegos estratégicos en detrimento del enfrentamiento. De manera recurrente, algunos grupos arman sus «balsas»y se preparan para la inminente autorización de lanzarse al mar, dada por un «Fidel» ENSAYO encuentroNext >