Homenaje a Manuel Moreno Fraginals fragmentos de una conversación interrumpida Olga Cabrera / Isabel Ibarra • 3 un nuevo pasado para cuba Rafael Rojas • 11 presentación Josep Fontana • 16 La mirada del otro precisiones y recuerdos –crítica y elogio– de mi viaje a la habana Luis Antonio de Villena • 19 el no cubano Eduardo Labarca • 31 la crisis de octubre y la verdadera historia del año 1959 a la luz de los archivos secretos de la urss y de los estados unidos Miguel Ángel Sánchez • 43 devoraciones María Elena Blanco • 45 ezequiel vieta y la experiencia de la literatura Alberto Garrandés • 61 Poemas mínimo discurso sobre el poeta, la palabra y la poesía Manuel Díaz Martínez • 68 la reforma que no fue Bert Hoffmann • 71 el caso cea Marifeli Pérez-Stable • 85 la transición y el futuro de cuba Alberto Recarte • 89 encuentro DELACULTURACUBANA REVISTA Director Jesús Díaz Redacción Manuel Díaz Martínez Luis Manuel García Iván de la Nuez Marifeli Pérez-Stable Rafael Rojas Rafael Zequeira Edita Asociación Encuentro de la Cultura Cubana c/ Luchana 20, 1º Int. A 28010 • Madrid Teléf.: 91-593 89 74 Fax: 91-593 89 36 E-mail: encuentro@nexo.es Coordinadora Margarita López Bonilla Diseño gráfico Carlos Caso Colaboradores Eliseo Alberto•Rafael Almanza • Uva de Aragón • Guillermo Avello Calviño • Gastón Baquero†• Carlos Barbáchano • Victor Batista • Antonio Benítez Rojo • Beatriz Bernal • Natalia Billotti • María Elena Blanco • Elizabeth Burgos • Olga Cabrera • Madeline Cámara • Daína Chaviano • Edmundo Desnoes • Josefina de Diego • Reynaldo Escobar • Carlos Espinosa • María Elena Espinosa • Tony Évora • Lina de Feria • Miguel Fernández • Josep Fontana • Flavio Garciandía • Alberto Garrandés • Mario Guillot • Bert Hoffmann• Isabel Ibarra • Emilio Ichikawa • Lázaro Jordana • Andrés Jorge • José Kozer • Eduardo Labarca • Alberto Lauro• Juan Leyva Guerra • César López • Agnes Lugo-Ortiz • Eduardo Manet • Carmelo Mesa-Lago • Julio E. Miranda• Oscar Montero • César Mora • Joaquín Ordoqui • Mario Parajón• Enrique Patterson • Waldo Pérez Cino•Marta María Pérez Bravo• Antonio José Ponte•José Prats Sariol • Tania Quintero • Alberto Recarte • Andrés Reynaldo • Raúl Rivero • Guillermo Rodríguez Rivera • Efraín Rodríguez Santana • Carlos Luis Rodríguez • Miguel Ángel Sánchez • Fidel Sendagorta • Pío E. Serrano • Osbel Suárez • René Vázquez Díaz • Carlos Victoria • Fernando Villaverde • Alan West • Luis Antonio de Villena • Yoss (José Miguel Sánchez) • 10 otoño de 1998Textual encuentro, entre la isla y el exilio François Masperó • 101 ¿requiem por amistad 404? Carlos Luis Rodríguez • 104 Cuentos de Encuentro bestiario Juan Leyva Guerra • 109 el cuento ése de la patria Andrés Jorge • 111 casal y maceo en la habana elegante Oscar Montero • 117 notas en torno a plácido Agnes Lugo-Ortiz • 133 el noventa y ocho Edmundo Desnoes • 147 invasiones musicales Tony Évora • 151 Buena Letra morir del texto y vivir... / Carlos Espinosa • 157 una poética del éxodo / Rafael Rojas • 159 de lo profano y lo divino / Daína Chaviano • 161 inventario de asombros / Rafael Rojas • 162 la historia que espera / Joaquín Ordoqui • 163 el sueño como exorcismo / Pío E. Serrano • 165 dos libros que hacen trilogía / Tony Évora • 168 siente la habana... / Guillermo Avello Calviño • 173 de las formas del eco / Waldo Pérez Cino • 177 las dos hambres... / Madeline Cámara • 180 instantáneas de néstor... / Antonio José Ponte • 182 la oscura memoria / Natalia Billotti • 183 cantos de ida y vuelta... / Tony Évora • 184 Cartas a Encuentro 188 La Isla en peso 195 Agradecemos al Profesor Modest Masides y Serracant y a los estudiantes de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona / UPC la autorización para el uso de los dibujos que acompañan este número. Portada, contraportada e interior, Tomado de La Habana I. Laminario del Patrimonio Arquitectónico cubano. Contraportada Conjunto de edificios malecón. Fachadas Portada Convento e Iglesia de San Francisco de Asís. Fachada lateral. Maquetación Equipo Nagual, S.L. Impresión Navagraf, S.A., Madrid Precio del ejemplar: 900 ptas. Ejemplar doble: 1.500 ptas. Precio de suscripción (4 núm.): España: 3.600 ptas. Europa y África: 6.250 ptas. América, Asia y Oceanía: 7.500 ptas. / $ 52.00 No se aceptan domiciliaciones bancarias. Encuentro de la cultura cubanaes una publicación trimestral independiente que no representa ni está vinculada a ningún partido u organización política dentro ni fuera de Cuba. Las ideas vertidas en cada artículo son responsabilidad de los autores. Todos los textos son inéditos, salvo indicación en contrario. No se devolverán los artículos que no hayan sido solicitados. D.L.: M-21412-1996 ISSN: 1136-63893 entrevisto encuentro Las historiadoras cubanas Olga Cabrera, actualmente becaria de post-docto- rado en Madrid por CAPES , de Brasil, e Isabel Ibarra, becaria doctoranda de la Agencia Española de Cooperación Internacional, le hicieron una larga entre- vista a Manuel Moreno Fraginals entre los días 8 y 16 de mayo de 1998, en Madrid, con vistas al homenaje de Encuentroal insigne historiador. La conver- sación fue tan extensa como interesante y resultó interrumpida cuando Fragi- nals terminó su estancia en esta ciudad; por razones de espacio nos vemos obligados a ofrecer sólo algunos fragmentos de la misma. pregunta:¿Hubo algo en tu infancia que favoreció u obstaculizó tu vocación? respuesta: Mi padre me ayudó mucho; él tenía la idea de que un hombre sin memoria podía fracasar fácilmente en la vida. Él mismo tenía una memo- ria de elefante; contaba, por ejemplo, que mi abuelo Manuel Lico Moreno era un gran improvisador, y que en la Nochebuena del año 1868 tenía una castaña en la mano e improvisó: ¿Quién dijo que a la castaña se le puede llamar fruta? Sólo algún hijo de puta que haya nacido en España. También se le atribuye a mi abuelo una décima preciosa, de mucho valor poético, dedicada a Eusebio Pueyo, un general del ejército español que era negro y que llegó a Cuba desde Santo Domingo. Dice así: ¡Albricias, nuevo Pelayo! Español carabalí. Cuando te vayas de aquí ojalá te parta un rayo. Fragmentos de una conversación interrumpida Manuel Moreno Fraginals ENTREVISTO por Olga Cabrera e Isabel Ibarra Homenaje a Manuel Moreno Fraginals4 entrevisto olga cabrera - isabel ibarra / manuel moreno fraginals encuentro No te sienta bien el sayo de Gobernador, compadre, y cuádrete o no te cuadre al terminar esta plaza vete a gobernar la casa de la puta de tu madre. p.: ¿Qué te hizo dedicarte a la historia? r.: Lo primero fue la presencia de mi padre, que era historia viva; segundo el ir descubriendo la gesta de mi familia, una gesta no en el sentido grandio- so (...) Creo que hay belleza en las cosas innominadas, que cientos de esas pequeñas cosas van formando un poco la savia de la historia. En parte eso me llevó a ser historiador (...) Después, ya en la Universidad, me pasaba el día entero en la biblioteca. Además estaban algunos profesores... Hermi- nio Portell Vilá, que tenía unas malas pulgas de todos los diablos, pero que ayudaba a los buenos alumnos. El viejo Elías Entralgo, muy buena persona. Roberto Agramonte, que pese a su pedantería y a su empaque de profesor de la Sorbona era un tipo estupendo; era un hombre muy gordo, la gente le decía «cara de nalga». (...) Además me convertí en un devorador de libros sin ninguna técnica, pero sencillamente eso es algo que te va for- mando, se va sedimentando en uno (...) En 1942 la Sociedad Colombista Panamericana convocó un premio —entonces se cumplía el noveno cin- cuentenario de la llegada de Colón—. Yo me entusiasmé enormemente y me dije «Ése premio me lo voy a llevar yo». p.:¿Lo ganaste? r.: Sí, trabajé muchísimo y envié un texto: Los viajes de Colón en aguas de Cuba . Me acuerdo que quería saber el resultado, llamé por teléfono a Herminio Portell Vilá y me dijo: «Moreno, tú tienes el premio; es el trabajo más documentado, el mejor escrito, una prosa excelente». Bueno, me convertí en el héroe familiar. p.: ¿Publicaste el trabajo? r.:No, no quise publicarlo. Yo creo que la segunda parte del cuento sobre ese trabajo es más importante que la primera. Por aquel entonces llegó a Cuba un personaje para mí increíble y uno de los hombres que más influyó en mi vida, Silvio Zabala, el historiador mexicano. Zavala era yucateco, y el yucateco es un personaje con una gran calma, muy trabajador. Zavala es para mí una de las cumbres de la historia moderna; tiene una obra enor- me, yo no sé cómo ha podido escribir tanto. Don Silvio nos da una confe- rencia en la Universidad y después nos dice: «Se ha fundado el Colegio de México» (...) Y a mí se me metió en la cabeza ir al Colegio de México y esta idea se me renueva en una segunda visita de Don Silvio en el año 44. (...) No había vuelos porque era el final de la II Guerra Mundial; los aviones estaban muy espaciados, había que hacer una cola de tres o de cinco meses para ir a México en avión. Salía un barco llamado Emancipación y me acuer- do que fuimos varios; el escultor Lozano, el pintor Arche, José Antonio5 entrevisto encuentro Fragmentos de una conversación interrumpida Portuondo, Leovigildo González... Salimos de Cuba 150 personas en un barco que tenía 2 camarotes. Al fin llegamos a México y entonces me dije: «Ya estoy aquí, ahora al Colegio de México». p.: ¿Tenías una beca? r.: No, yo no tenía beca ni un carajo. p.:¿Ibas a buscártela allí? r.:Sí. Me fui al Colegio de México y dije: «Aquí estoy». Y me dijeron: «Ah, bueno, ahí está, pero usted no tiene beca. Así que adiós». Entonces pasé las de Caín. Hasta que un día me llamó Don Silvio Zavala y me dijo: «He hablado su asunto aquí y están dispuestos a darle media beca. Los estudios duran cuatro años; esa media beca se le da con la condición de que usted los haga en dos». (...) Pasé dos años en el Colegio, el tercero y el cuarto, saqué todas las asignaturas correspondientes a esos años y al mismo tiem- po las que correspondían a primero y segundo. Hay una cosa de Silvio Zavala que nunca podré olvidar. Un día me dice: «¿Qué ha escrito usted?, ¿qué ha hecho?» Y yo, con mucho orgullo, le presento El viaje de Colón en aguas de Cuba, con el que había ganado aquel premio, ¿te acuerdas? Nunca olvidaré que una semana después volví a ver al viejo Zavala —que entonces todavía era joven—; él miraba mi libro con cierta displicencia y me dijo: «Las citas están muy mal hechas; además cita usted libros de segunda cate- goría con los que no se trabaja». p.:¿Te desbarató el libro? r.: Totalmente. Me desbarató totalmente el libro que otros habían calificado de obra maestra y que además me había dado fuerzas para ser historiador. Me acuerdo que al final de aquella conversación yo me quería defender por lo menos en algo, otros me habían dicho que el libro estaba muy bien escrito, y voy y le pregunto a Don Silvio qué opinaba sobre el estilo del libro. Todavía me acuerdo de su respuesta: «¡Está muy mal escrito! ¡Usted no tiene idea de cómo se escribe en español! ¡Tiene que aprender a redac- tar!» Por eso nunca publiqué ese libro. Me convencí de que estaba muy mal escrito y además del daño que hacen los profesores diciéndoles a los alumnos que un trabajo malo está bueno. p.: ¿Y cómo hiciste para aprender a escribir? r.: Escribir. A escribir sólo se aprende escribiendo. p.:Después de México viniste a España; ¿en qué año? r.: Vine en diciembre del 47, estuve todo el 48 y regresé a Cuba en el 49. p.:¿Qué te aportó España? r.:Bueno, España me ha aportado varias cosas en dos formas totalmente dis- tintas. Primero, yo logré parte de mi formación con españoles exiliados en México; estudié en el Colegio de México que es una derivación de la Casa de España. Allí pude trabajar con algunas de las figuras intelectuales más grandes de España; por ejemplo Medina Echevarría o Don Agustín María Villares Cardo, uno de los mejores latinistas que ha dado España. Después, aquí en la península, es curioso, mi relación no fue con historiadores sino con el magnífico grupo de literatos que frecuentaba el Café Gijón. Recuer-6 entrevisto olga cabrera - isabel ibarra / manuel moreno fraginals encuentro do las tres obras que más se discutían en España en aquellos momentos. Nada , la novela de Carmen Laforet; una colección de poemas reunidos bajo el título de Cuando ya no hay remedio ; y la novela Tiempo de silencio , de Luis Martín Santos. Fui amigo de Buero Vallejo, de Camilo José Cela y de otros, en el café Gijón que está frente a la Biblioteca Nacional, donde yo investigaba (...) Aprendí mucho y creo que me vino bien unirme con gen- tes que estaba un poco fuera de la historia como disciplina profesional. Me acostumbraron a algo que no sé si es un defecto o una virtud, que es traba- jar la Historia no sólo con historiadores sino buscando otra dimensión en poetas, políticos y novelistas... p.: Y después, ¿qué fue de tu vida? Hay una etapa en que te dedicaste a otras cosas. Esas otras cosas que tuviste que hacer para ganarte la vida, ¿afectaron o contribuye- ron a tu formación? r.: Mira, ¿cómo se forma un muchacho en Cuba? Le gusta la historia y comienza a leer un libro y a tratar de poner en orden todo. Pero, historia- dores en Cuba que dejen plasmado un pensamiento teórico, ¿quiénes son? Prácticamente no existen. Me refiero a una forma de pensar la historia. Entonces, ¿qué hacía uno? Cogía datos, los separaba en historia social, eco- nómica, política, en historia geocultural, que es la división más típica y la más fatal para entender la historia. Lo que hacen esas divisiones es romper la posible continuidad del pensamiento, y dejar viva sólo la continuidad más fácil, la cronológica. En el Colegio de México me rompieron un poco ese esquema y comencé a estudiar economía. Recuerdo que después de creer- me marxista cayó en mis manos La decadencia de Occidente, de Spengler. Te confieso que es uno de los libros que me ha dejado sin dormir, he amaneci- do con ese libro en las manos, como después pasé días enteros leyendo la famosa revista francesa Les Annales , donde venía otro mundo teórico (...) Las matemáticas me abrieron un camino que yo de ninguna forma pensaba que estaba abriéndose para la historia. Después de regresar a Cuba me fui a Venezuela y trabajé en la cervecería Caracas y luego de agente publicitario y creé mi propia agencia. Hacíamos investigaciones sociales, estudios de mer- cado, y sin las matemáticas no hay forma de hacer esas cosas. Te puedo decir que durante mis primeros cuatro años en Venezuela tuve el ritmo de lectura más fabuloso de toda mi vida, muy parecido al que tuve cuando estu- ve en España. Leía libros de economía, de ciencias sociales, de investigación social, de test, etc.... Entre el 54 y el 57 leí y «tarjetié» decenas y decenas de libros que aparentemente no tenían que ver con la historia. Además me vi obligado a enredarme en cosas concretas, a trabajar con personal, con pro- gramas de ventas, con el funcionamiento de una planta (...) En el 59 regre- so a Cuba y poco después decido escribir El ingenio, pero escribirlo a base de la experiencia ganada en una realidad económica que fue para mí un gran aprendizaje. Me metí de cabeza en El ingenio no sólo buscando los libros que se habían escrito sobre ingenios azucareros. Quise saber, por ejemplo, cómo era la contabilidad en los ingenios y encontré cerca de quinientos libros de contabilidad de ingenios que para mí fueron valiosísimos. Les apli-7 entrevisto Fragmentos de una conversación interrumpida encuentro qué matemáticas, estadística, y decidí una cosa más fuerte. Senté a mi padre delante de mí y le dije: «Vamos a hablar del ingenio, papá». Él había sido administrador del Baraguá , del Jatibonico , y cogió una hoja de papel de con- tabilidad y se puso a explicar: «Estos eran los gastos; en esto era en lo que hacíamos trampas» (...) Empecé a buscar a los viejos técnicos de los inge- nios y con ellos obtuve cada vez mayor información... p.: ¿Publicaste la primera parte deEl ingenio en 1964, ¿cómo fue ese proceso? r.:Había un señor, Corrales, que estaba de Jefe de la Comisión Nacional Cubana de la unesco. Su secretaria era amiga mía y me dijo: «Mañana te van a decir que tienes que entregarle el original a Julio Le Riverand y a Ser- gio Aguirre para que decidan si el libro se publica». Bueno, había un admi- nistrador de imprenta, Efraín, un mulato buenísimo, que era amigo mío. Me fui a verlo y le dije: «Necesito que esto se publique lo más rápidamente posible». Entonces Efraín, que me estaba muy agradecido por razones perso- nales, me dijo: «Se va a meter en imprenta ahora mismo»... A la semana esta- ba montado; se hicieron las pruebas de plana y yo empecé a revisarlo, le inventé un pretexto a Corrales y no fui a verlo hasta una semana después, cuando ya el libro estaba prácticamente impreso. Corrales me dijo: «More- no, necesito que me traigas urgentemente El ingenio porque tienen que verlo. No queremos que haya ningún problema». Después la historia es larga, presionaron y se prohibió la circulación del libro; decían que decía cosas en contra de la revolución, lo mismo de siempre. Mientras tanto yo estaba ayudando en unas cosas de matemáticas en el Banco Nacional a Salva- dor Vilaseca, que en esos momentos era segundo de Che Guevara. Y le dije: «Mira, Salvador, hazle llegar este libro al Che». Y es entonces cuando el Che me escribe la famosa carta de elogio (...) Olga, entonces yo tuve una vengan- za estúpida, pero que me divirtió muchísimo. Un día estoy con Corrales y su secretaria me dice: «Moreno, esta llamada es para ti, es muy importante, ¿puedes atenderla ahora?» Era el Comandante Guevara. Fue mi segunda o tercera conversación con él. El Che me dijo: «El libro es estupendo», y me pregunta que si puede repartir trescientos ejemplares entre los azucareros cubanos. Y yo digo: «Corrales, ¿puedes disponer de trescientos ejemplares deEl ingenio?» Y Corrales: «Olvídate, ese libro no existe». Y yo: «Me lo están pidiendo». Y Corrales: «Pues diles que se vayan al carajo». Y yo: «El que está al teléfono es el comandante Che Guevara, ¿le digo que tú dices que se vaya al carajo?» Él no quería creerme y le dije: «Habla tú para que veas». Corrales cogió el teléfono, supongo que el Che se identificó, y me acuerdo de que lo único que Corrales decía era: «Sí, comandante; sí, comandante». p.: ¿El ingenioes la obra con la que más te identificas? r.:Sí, creo que es la obra con la que más me identifico; aunque siento más cerca de mí como visión general al último libro,Cuba / España. España / Cuba: una historia común. p.:Háblanos de tus últimos libros. r.: Después de los tres tomos de El ingenio hay un libro del que fui editor y lo hice con mucho cariño, África en América Latina, que contó con una serieNext >