■Homenaje a Abelardo Estorino■ el dramaturgo en primera persona • 5 abelardo estorino en la guerra del tiempo Wilfredo Cancio Isla • 15 encuentro a través del tiempo Eduardo Manet • 27 el rebelde caín Abilio Estévez • 30 una metafísica de la teatralidad Matías Montes Huidobro • 33 teatro de la memoria trunca Rosa Ileana Boudet • 41 estorino parece joven Norge Espinosa Mendoza • 46 el misterio de la perfección Abel González Melo • 50 ■Inédito de Eliseo Diego■ historia de pastores • 53 ■■■ sin mujeres, ¡no hay país! Ileana Fuentes • 69 más allá de los espejos, el mar y las definiciones César López • 87 ■Entrevisto■ la salvación por la literatura Abilio Estévez entrevisto por Eduardo C. Béjar • 91 ■■■ guillermo rosales o la cólera intelectual Ivette Leyva Martínez • 98 hablando en grande, actuando en grande Damián Fernández • 109 ■Poesía■ Juan Carlos Flores • 117 ■Dossier■ El poder de los militares en Cuba las fuerzas armadas en las transiciones: lecciones para cuba Eusebio Mujal-León / Joshua W. Busby • 127 encuentro DELACULTURACUBANA REVISTA Director Fundador Jesús Díaz † Directores Manuel Díaz Martínez Rafael Rojas Consejo de Redacción Velia Cecilia Bobes Elizabeth Burgos Josefina de Diego Carlos Espinosa Antonio José Ponte Jefe de Redacción Luis Manuel García Edita Asociación Encuentro de la Cultura Cubana Infanta Mercedes 43, 1º A 28020 • Madrid Tel: 91 425 04 04 • Fax: 91 571 73 16 E-mail: asociacion@encuentro.net Colaboradores Eliseo Alberto • Rafael Alcides • Ramón Alejandro • Carlos Alfonzo †• Rafael Almanza• Eliseo Altunaga• Domingo Amuchástegui• Alejandro Anreus• Armando Añel • Uva de Aragón• Helena Araújo• Jorge Luis Arcos• Gastón Baquero †• Carlos Barbáchano • Jesús J. Barquet • Víctor Batista • José Bedia • Francisco Bedoya †• Eduardo C. Béjar • Antonio Benítez Rojo • Beatriz Bernal • Marta Bizcarrondo • María Elena Blanco • Rosa Ileana Boudet • Joshua W. Busby • Atilio Caballero • Madeline Cámara • Wilfredo Cancio • Jorge Castañeda • Mons. Carlos Manuel de Céspedes • Enrique Collazo • Joseph M. Colomer • Miguel Cossío • Luis Cruz Azaceta • Cristóbal Díaz Ayala • Pablo Díaz Espí • Arcadio Díaz Quiñones • Eliseo Diego †• Haroldo Dilla • Antonio Elorza • Juan Carlos Espinosa • Magaly Espinosa • María Elena Espinosa • Norge Espinosa • Oscar Espinosa Chepe • Abilio Estévez • Tony Évora • Damián Fernández • Miguel Fernández • Lino B. Fernández • Ramón Fernández Larrea • Joaquín Ferrer • Juan Carlos Flores • Leopoldo Fornés • Ileana Fuentes • Emilio García Montiel • Manuel García Verdecia • Flavio Garciandía • Alberto Garrandés • Florencio Gelabert • Lourdes Gil • Alejandro González Acosta • Roberto González Echevarría • Abel González Melo • Gustavo Guerrero • Wendy Guerra • Mariela A. Gutiérrez • Pedro Juan Gutiérrez • Robert C. Harding II • Diego Hidalgo • Emilio Ichikawa • Pedro de Jesús • Andrés Jorge • José Kozer • Glenda León • Ivette Leyva • César López • Noel Luna • Eduardo Manet • Raúl Martínez • Carmelo Mesa-Lago • Julio E. Miranda †• Juan Antonio Molina • Matías Montes Huidobro • Carlos Alberto Montaner • Gerardo Mosquera • Eusebio Mujal-León • Eduardo Muñoz Ordoqui • Benigno Nieto • Iván de la Nuez • Carlos Olivares Baró • Joaquín Ordoqui • Andrés Ortega • Gregorio Ortega • Heberto Padilla†• Enrique Patterson • Mario Parajón • Gina Pellón • Umberto Peña • Ricardo Alberto Pérez • Marta María Pérez Bravo • Marifeli Pérez-Stable • Gustavo Pérez Firmat • Enrique Pineda Barnet • Jorge A. Pomar • Ena Lucía Portela • José Prats Sariol • Nicolás Quintana • Tania Quintero • Sergio Ramírez • Sandra Ramos • Alberto Recarte • Enrique del Risco • Miguel Rivero • Raúl Rivero • Guillermo Rodríguez Rivera • Efraín Rodríguez Santana • Martha Beatriz Roque • Carmen Ruiz Barrionuevo • Christopher Sabatini • Enrique Saínz • Baruj Salinas • Miguel Ángel Sánchez • Tomás Sánchez • Enrico Mario Santí • Fidel Sendagorta • Javier Solana • Ignacio Sotelo • Ilán Stavans • Jaime Suchliki • Amir Valle • Jorge Valls • Carlos Victoria • Fernando Villaverde • Alan West • Yoss (José Miguel Sánchez) • Rafael Zequeira 26/27 otoño/invierno2002/03las far: del poder absoluto al control de las reformas Domingo Amuchástegui • 133 los militares «duros» y la transición en cuba Josep M. Colomer • 148 paracaídas verde olivo y piñatas a cámara lenta Juan Carlos Espinosa / Robert C. Harding II • 168 ■■■ hijo y padre, maestro y discípulo Sergio Ramírez • 185 cintio vitier: poesía e historia Rafael Rojas • 197 ■Visión de América■ cuba y puerto rico no son / Noel Luna • 209 ■Cuentos de Encuentro■ las parejas del diluvio / Rafael Zequeira • 233 morgan, gaviota y el tigre de bengala Alberto Garrandés • 241 ■Textual■ la política exterior de estados unidos • 251 ■■■ severo sarduy: escritura en la resaca Pedro de Jesús • 265 olga ya no es nombre ruso Wendy Guerra • 271 verdad y mentira en la literatura Pedro Juan Gutiérrez • 276 ■Miradas polémicas■ heredia: iniciador de caminos Alejandro González Acosta • 283 ■■■ la invencible charanga cubana Cristóbal Díaz Ayala • 295 ■Buena Letra■ 309 ■Cartas a Encuentro■ 348 ■La Isla en peso■ 353 Portada, contraportada e interior, Raúl Martínez diseño gráfico Carlos Caso maquetación KSOcomunicación corrección de textos Tony Évora impresión Navagraf, S.A., Madrid Ejemplar: 6,50 € Ejemplar doble: 13 € Precio de suscripción (4 núm.): España: 26 € Europa y África: 40 € América, Asia y Oceanía: $ 55.00 / 62 € No se aceptan domiciliaciones bancarias. Encuentro de la cultura cubana es una publicación trimestral independiente que no representa ni está vinculada a ningún partido u organización política dentro ni fuera de Cuba. Las ideas vertidas en cada artículo son responsabilidad de los autores. Todos los textos son inéditos, salvo indicación contraria. No se devolverán los artículos que no hayan sido solicitados. D.L.: M-21412-1996 ISSN: 1136-6389Homenaje a Abelardo EstorinoNo creo que haga falta argumentar las razones que justifican este homenaje: Abelardo Estorino es uno de nuestros grandes dramaturgos, y sus cuatro décadas de trayectoria artística han cristalizado en una obra de una calidad y una coherencia admirables. Los siete trabajos críticos que aquí se reúnen se encargan de hacer un exhaustivo y lúcido análisis de su obra y el hecho mismo de que entre los autores de esos textos haya representantes de cuatro generaciones pone de manifiesto la recepción unánime que la producción dramática de Estorino ha encontrado. Fue por eso una labor relativamente fácil preparar este homenaje a un creador de obra tan estimulante, que es además, en su trato humano, un hombre afable, sencillo y extremadamente modesto. De ahí que inicialmente pensé dar a esta breve nota el cortazariano título de «Queremos tanto a Estorino», que estoy seguro muchos suscribirían. Fue también una gran suerte poder contar con el magnífico y completo estudio que Wilfredo Cancio Isla escribió originalmente como prólogo a un volumen con varias piezas de Estorino que se iba a publicar en Cuba, y que fue eliminado cuando su autor tomó el camino del exilio. El texto de Cancio, sin embargo, sólo alcanzaba a cubrir hasta Las penas saben nadar, por lo cual decidí pedir, en primer lugar, trabajos acerca de los estrenos posteriores (Vagos rumores, Parece blanca, El baile), a los cuales me pareció oportuno y enriquecedor añadir colaboraciones sobre dos títulos tan especialmente significativos como son Los mangos de Caíny Morir del cuento. Lo que aquí se recoge es, pues, un completísimo asedio crítico a la obra de uno de los nombres imprescindibles de nuestra literatura dramática. Carlos Espinosa DomínguezPara esta entrevista se han seleccionado fragmentos de otras entrevistas realizadas a Abelardo Estorino, así como de intervenciones suyas en mesas redondas y encuestas. Las referencias son: E.B. : Escribir en Cuba, de Emilio Bejel, Edit. de la Universidad de Puerto Rico, Río Piedras, 1991; M.H.L. : «Yo soy el Otro... y escribo teatro», de Maité Hernández- Lorenzo y Omar Valiño, La Gaceta de Cuba, nov.–dic.– 1997; B. : «Diá- logo con Estorino», sin firma, Bohemia, oct. 30, 1964; L.G.C. : «El nuevo teatro cubano» (encuesta), La Gaceta de Cuba, junio 1963; W.C.I. : «En busca del tiempo vivido», Wilfredo Cancio Isla, Revolución y Cultura, mayo 1987, y entrevista inédita realizada en Miami en 1996; B.R. : «A los 70 años», de Bárbara Rivero, ADE, N°45-46, julio 1995; T. : «El teatro cubano actual: intertextualidad, posmodernidad y creación» (mesa redonda), Temas, N°14, abril-junio 1998; C.N.A.E. : entrevista publicada en la página web del Consejo Nacional de las Artes Escénicas, 2000. m.h.l. ¿Cómo vas de la estomatología al teatro, de Unión de Reyes a La Habana? ¿Cuál es tu primera imagen conscientemente teatral? ¿Cuándo supiste que ese gusto no habría de abandonarte? Todo eso parte del circo. Porque cuando yo era muchacho lo que veía era esos circos que tenían un circo-teatro, en que se hacía teatro vernáculo con el gallego, la mulata y el negrito, y después con mis vecinos jugaba a eso, jugaba al teatro. Después en Unión de Reyes se formó un grupo de aficionados en el cual estaba Eloísa Álvarez Guedes, y ellos montaban comedias españolas, melodramas de Echegaray, y así me fue interesando el teatro. e.b. Pero antes de la Revolución ya tú tenías interés en el teatro, ¿no? Dime, ¿con la llegada de la Revolución tu orientación artística se hace más social, más com- prometida, empiezas a hacer un teatro social después de la Revolución o ya antes tenías esas inquietudes? Yo creo que siempre tuve esas inquietudes. La primera obra que escribí, que nunca se ha publicado ni estrenado, que se llama Hay un muerto en la calle, trata sobre el gangsterismo político en la época de Prío. Y cuando 5 encuentro homenaje a abelardo estorino El dramaturgo en primera persona Homenaje a Abelardo Estorinoescribo El peine y el espejo , hago una obra llena de problemas sociales y polí- ticos. Y claro, luego El robo del cochino. Escribo eso porque veo la realidad así y es después cuando empiezo a teorizar sobre lo ya hecho, pero al prin- cipio no. e.b. ¿Crees que tu teatro se ha hecho más realista o menos realista con el tiempo? Tú sabes bien que esa palabra, realista, es así... como un mar. Pero yo he hecho un teatro imaginativo siendo realista. Es decir, cuando hablo de Milanés hay una sensibilidad y un propósito de desmitificar esa historia que cuenta que murió de amor. Yo digo que hay que volver a la historia, que los delirios que tiene Milanés se relacionan más con la Conspiración de la Escalera y los negros torturados en ese momento. Me parece que eso es realismo también, aunque esté hecho con una vuelta hacia atrás, porque no se sabe bien en qué tiempo se está viviendo en la obra. m.h.l. ¿Volverías a empezar con El peine y el espejo o aun por esa obrita inicial de la cual reniegas? No por ésas, empezaría siempre así, tímidamente, con una obra pequeña, en un acto, probando fuerzas, a ver qué es lo que pasa. Con una gran ambición siempre, siempre he tenido una gran ambición de llegar a ser, eso es algo que le recomendaría a los jóvenes, ambicionar llegar a ser Sófo- cles, nunca llegar a ser un dramaturgo de menor categoría. Uno tiene que aspirar a lo grande. e.b. ¿Tú estabas consciente de la cuestión del lenguaje cuando escribías El robo del cochino ? Yo creo que no. Creo que eso es una cosa un poco intuitiva, porque hay gente que dice que eso está influido por José Antonio Ramos, y yo no había leído a Ramos (...) No recuerdo que yo haya hecho un plan de tra- bajo. Es decir, yo debo haber hecho un plan, pero no como ahora, que antes de escribir paso tiempo preparando la estructura de una manera minuciosa. Que yo recuerde, aquella obra es del 61, y no tengo notas ni escribí diario de ella. Claro, yo había leído mucho teatro, había visto mucho teatro. b. ¿Qué relación tieneLa casa viejacon el resto de su obra? Si vamos a llamar El robo del cochino y El peine y el espejo al resto de mi teatro, la relación es tan evidente que podría considerarse una especie de trilogía titulada Variaciones machistas sobre familias provincianas. Eso implicaría tal vez una limitación, se pensaría que los problemas están circunscritos sola- mente a la mentalidad provinciana y que no tendrían nada que decirle, digamos, al público de La Habana. Pero sucede que yo he escogido ese ambiente de «pueblo chiquito» porque lo conozco perfectamente, viví en un pueblo así durante años y sigo manteniendo lazos muy estrechos con él; y al conocerlo tan bien, me doy cuenta que representa un material per- fectamente utilizable en el teatro y me sirve para plantear una serie de problemas que se agudizan en un ambiente cerrado, conservador, de cam- bios lentos como son todos los pueblos de todos los países, pero que nues- tras ciudades mayores confrontan en la misma forma. 6 El dramaturgo en primera persona encuentro homenaje a abelardo estorinob. Técnicamente ¿hay un rompimiento con su teatro anterior o un enriquecimiento? La respuesta anterior serviría exactamente para esta pregunta, pero puedo ampliarla un poco. Los personajes de estas obras buscan la autenticidad, tratan de vivir eliminando la hipocresía, quieren contar sus problemas en público (aunque temen hacerlo), desean liberarse del lastre con que la men- tira carga sus vidas. Juanelo puede ser el hermano menor de Esteban; Rosa podría ser la madre de Laura; Cristóbal, Diego e Higinio podrían pasar de una obra a otra y comenzar a hablar sin sentirse incómodos. Esto demuestra que todos están dentro de una problemática común. ¿Enriquecida? b.¿Pudiera narrar en pocas palabras el tema de su obra? Esteban vuelve a su pueblo después de algunos años de ausencia; su padre está agonizando. Diego y Laura, sus hermanos, le ayudan a revivir el pasado, a inquirir de nuevo en sus vidas, a dilucidar toda una pequeña trama de rencores y afinidades que los unen o los separan. El pueblo ha cambiado, desde luego. La Revolución ha llegado y ha hecho que todas esas vidas se pongan en ebullición. La Revolución tiene el poder de hacer que todos esperen que de un momento a otro las ilusiones, las ambiciones, los deseos más secretos cobren vida y salgan a flote. Pero los deseos y ambi- ciones no son los mismos en todos ellos y se establece el choque. La acción surge por la presencia de la muerte que conmueve a la familia y un hecho que parece no tener relación directa con ellos (los prejuicios morales frente a las relaciones sexuales). No sé si estará claro, esto es a veces más difícil que escribir la obra. b. ¿La casa viejase basa en un hecho real o es fantasía? La casa vieja , como un hecho artístico, es toda imaginación. Tuve que tra- bajarla casi durante un año creando los personajes, tratando de unir las anécdotas y hacerlas coincidir con el tema general. Pero para cada uno de los personajes, cada uno de los hechos, cada uno de los bocadillos, puedo poner varios ejemplos de casos que conozco, que no son exactamente como están en la obra, aunque tienen su equivalente. m.h.l. Ya en El robo del cochino y en La casa vieja se delimita una alquimia teatral muy tuya, con la cual prosigues un largo camino del teatro universal. Nos referimos a ese estilo donde se puede reconocer la vida, que a su vez ya es otra por su estilización artística. ¿Crees que es ésa la forma de la trascendencia para un dramaturgo? Esa es la fórmula de la trascendencia para mí. Yo nunca he sido profesor de dramaturgia, pero si alguna vez lo fuera —y ya queda muy poco tiempo, así que seguramente no lo voy a poder ser, y para eso hay que tener una experiencia pedagógica, cómo tratar a la gente joven...—, creo que nunca sería dogmático. La gente debe encontrar la forma en que puede l.g.c. ¿Cuál es el principal defecto de su teatro? ¿Cuál es su mayor virtud? Mi mayor defecto: el provincianismo. Trato de liberarme de las formas convencionales, de los temas convencionales, del lenguaje convencional, de los temas convencionales y las ideas clichés. Mi mejor virtud: el provin- cianismo. El ambiente que conozco perfectamente y puedo hablar de él 7 El dramaturgo en primera persona encuentro homenaje a abelardo estorinoNext >