< PreviousEspañola de Cooperación Internacional decidió dedicar una subvención al nuevo proyecto, con la que se inició la publicación de la revista Encuentro (número 1, verano de 1996), en condiciones bastante precarias. En 1997, además de la aeci , Encuentroobtuvo el apoyo de la Fundación Pablo Iglesias, el Centro Internacional Olof Palme y la National Endowment for Democracy. En 1998, la Fundación ico se sumó a las anteriores y, a partir de 1999, la Fundación Caja Madrid, la Dirección General del Libro del Ministerio de Educación y Cultura de España y The Ford Foundation. Estos patrocinios se han mantenido hasta la fecha. En el 2000 concebimos un nuevo proyecto: publicar un periódico digital que recogiera diariamente la temática de actualidad referida a asuntos cubanos. Literatura, humor, política, deporte y música, entrelazados con artículos de opinión y un noticiero que ofreciera el panorama más amplio posible. Este proyecto obtuvo el apoyo de la Fundación Ford y The Open Society Institute. Con estos fondos pudimos montar y equipar una oficina que albergaría tanto la redacción de la revista Encuentro de la cultura cubana, como la del periódico Encuentro en la Red. Se contrató a un equipo técnico para la implementación del proyecto, así como a un grupo de periodistas, personal de redacción y secretarias. Las subvenciones concedidas a la revista no consideraban el pago de las colaboraciones publicadas, como suele suceder en casi todas las publica- ciones académicas y literarias. Sólo excepcionalmente se han efectuado pagos que, por su austeridad, bien se podrían calificar de simbólicos. El periódico digital, en cambio, requería un compromiso de trabajo regular y constante de un grupo estable de colaboradores, con los que se tenía que conformar a diario su contenido. Tanto por esta razón, como por el coste de la elaboración, actualización y mantenimiento del soporte informático, el presupuesto necesario se incrementó sensiblemente. Durante los años 2001, 2002 y 2003 se continuaron recibiendo las sub- venciones habituales de la aeci , Dirección General de Libro, Fundación Caja Madrid, Fundación ico , Fundación Ford y la ned , a los que se sumó la Junta de Andalucía. En 2002 y 2003 recibimos una importante subvención de la Unión Europea, destinada al desarrollo de un proyecto de nuevas tecnologías que fue considerado de alta prioridad para la sociedad cubana por este orga- nismo. De nuevo, The Open Society Institute se sumó al proyecto en 2003. Todas las iniciativas de la Asociación Encuentro de la Cultura Cubana han estado motivadas por la necesidad de proporcionar a nuestros compa- triotas instrumentos básicos, legítimos e irrenunciables para paliar las barreras y censuras impuestas por el régimen. Por fortuna, hay entidades y organismos que perciben estas necesidades y apoyan financieramente aquellos proyectos que valoran como acertados y rigurosos. Pero la selec- ción es exigente y la administración económica incluye controles frecuentes y auditorías externas. La permanente rendición de cuentas, que contempla 248 un ejercicio de infamia encuentro DOSSIER / financiación, totalitarismo y democraciatanto la calidad profesional del trabajo según los estándares europeos, como el buen uso del presupuesto (desde la compra de bienes y equipos y la contratación de personal, hasta los gastos de correo y papelería), debe ser satisfactoria para todos nuestros patrocinadores y ajustarse a las rela- ciones de calidad/precio vigentes en España. Esta información financiera, que debe ser aprobada anualmente por el Ministerio de Hacienda español (pero también por la Fundación Ford y la Dirección General del Libro, por la ned y la Unión Europea, por The Open Society Institute, la Junta de Andalucía y la aeci ) difícilmente podría encubrir alguna utilización de los fondos que no fuera para los presupuestos aprobados para cada una de las actividades de la Asociación, de acuerdo con los costes reales de su realiza- ción en España, lo que garantiza la más absoluta transparencia financiera de nuestros proyectos. En conclusión, que instituciones de muy diverso signo, de tendencias diametralmente distintas, han considerado que Encuentroes un proyecto que contribuye positivamente al debate y la información sobre la temática cubana, lo cual se refleja en la heterogeneidad de las fuentes: desde fun- daciones privadas a partidos políticos de la izquierda europea —Partido Socialdemócrata Sueco y Partido Socialista Obrero Español—, desde agencias gubernamentales como la aeci y la Unión Europea hasta enti- dades financieras como Caja Madrid, pasando por gobiernos regionales — como la Junta de Andalucía, socialista— y otras instituciones de apoyo a la cultura. Esa diversidad, por sí misma, haría imposible «obedecer» ningún dictado de nuestros patrocinadores. Y, por supuesto, ninguna de estas instituciones jamás se habría atrevido a insinuar siquiera la menor sugerencia sobre nuestra línea editorial, hecho inconcebible en el mundo democrático. ejercicio de libertad Dos de los principios fundacionales de Encuentro de la cultura cubana, fueron su independencia y su apertura a todas las voces, tendencias y geo- grafías, conciliando en un solo espacio de diálogo las hasta entonces antité- ticas nociones de «nosotros» y «ellos», «adentro» y «afuera». Según La Habana, ese principio ha sido mediatizado bajo la influencia de nuestros patrocinadores, especialmente la ned , condicionando una línea editorial pro-norteamericana. Basta hojear la revista desde sus orígenes hasta hoy para percatarse de la falsedad de esas acusaciones. Tan temprano como en el número 1, ya aparece una mirada crítica hacia el embargo, y en especial hacia la ley Helms-Burton. Pero no sólo. Encuentro ha dado cabida, a lo largo de sus 29 números, a numerosos textos que cues- tionan la política norteamericana, tanto hacia Cuba como hacia el resto del planeta, textos que critican el escoramiento hacia la derecha en diferentes ámbitos y otros que diseccionan con rigor políticas europeas, e incluso ha acogido textos que censuran a la propia revista, y no sólo entre las cartas de los lectores, algo usual en las publicaciones de países democráticos. Ello 249 un ejercicio de infamia encuentro DOSSIER / financiación, totalitarismo y democraciaqueda perfectamente reflejado en muchos de los trabajos publicados, como cualquier lector podrá corroborar. 2 Es evidente que no hay un hiatus en esta política, ni un punto de infle- xión que permita a los funcionarios cubanos sostener la tesis del «desvío» del mesurado proyecto inicial. Aunque algo sí ha cambiado, año tras año. La consolidación de Encuentro, su talante conciliador y abierto a todos los ámbitos de la cultura cubana se ha acentuado; al mismo tiempo, la sostenida calidad de los trabajos publicados le han valido un prestigio que atrae ince- santemente a nuevos colaboradores y lectores. Tendiendo puentes entre ten- dencias ideológicas, geografías y estéticas, Encuentroha conseguido lo que el gobierno cubano ha intentado evitar durante casi medio siglo: la Cuba posible donde quepan todos los cubanos. Por otra parte, la idea de que la cultura cubana es una e indivisible, no ha sido para nosotros un mero argumento retórico. La relación de personali- dades a las que Encuentroha rendido homenaje, salta cualquier barrera geo- gráfica e ideológica y subraya lo trascendente: su aporte a nuestra cultura. 250 un ejercicio de infamia encuentro DOSSIER / financiación, totalitarismo y democracia 2 Ver los siguientes trabajos: ■ Jorge I. Domínguez: La transición política en Cuba. N°1, verano de 1996, pp. 5-12. ■ Luis Manuel García: De cómo el lobo feroz se hizo cómplice de la caperucita roja. N°3, invierno 1996-97, pp. 31-37. ■ Jesús Díaz: Una delicada bomba de tiempo. N°3, invierno 1996-97, pp. 132-133 ■ Joaquín Roy: Auge y caída de la ley Helms-Burton. N°4-5, primavera-verano, 1997, pp. 68-77. ■ René Vázquez Díaz: La extraña situación de Cuba. N°6-7, otoño-Invierno de 1997, pp. 46-51. ■ Alberto Recarte: La transición y el futuro de Cuba. N°10, otoño, 1998, pp. 89-100. ■ Ignacio Sotelo: Cuba, 1998: reflexiones extemporáneas sobre un siglo perdido. N°11, invierno de 1998, pp. 27-47. ■ René Vázquez Díaz: El individuo ante el embargo.N°12-13, primavera-verano de 1999, pp. 179-181. ■ Max J. Castro: De agentes a arquitectos.N°15, invierno de 1999-2000, pp. 187-194. ■ Marifeli Pérez-Stable: A 90 millas. N°15, invierno de 1999-2000, pp. 195-202. ■ Ignacio Sotelo: Notas sobre la política española en Cuba. N°16-17, primavera-verano del 2000, pp. 89-105. ■ Guillermo Rodríguez Rivera: Carta a Encuentro de la cultura cubana. N°20, primavera de 2001, pp. 254-258. ■ Iván de la Nuez: Demócrata, postcomunista y de izquierdas. N°20, primavera de 2001, pp. 259-264. ■ Tzvetan Todorov: Los terroristas quieren dominar aún más Pakistán y Arabia Saudí. N°21- 22, verano-otoño de 2002. pp. 149- 153 ■ Rafael Alcides: La princesa dormida. N°24, primavera-otoño de 2002, pp. 129-139. ■ Beatriz Bernal: Estudio histórico-jurídico de la Constitución de 1901.N°24, primavera-otoño de 2002, pp. 155-170. ■ Carmelo Mesa-Lago: La Seguridad Social. Bajo la revolución (1958-2002).N°25, verano de 2002, pp. 213-324. ■ Juan Antonio Blanco: Una obligación ética. N°25, verano de 2002, pp. 283-293. ■ Diego Hidalgo: El futuro de la política exterior de Estados Unidos. N°26-27, otoño-invierno de 2002-2003, pp. 251-253. ■ Andrés Ortega: Reglas, objetivos y medios de la política exterior de Estados Unidos. El diseño del nuevo imperio.N°26-27, otoño-invierno de 2002-2003, pp. 254-257. ■ Javier Solana: Las semillas de una posible ruptura entre EE UU y Europa.N°26-27, otoño- invierno de 2002-2003, pp. 258-263.Así hemos homenajeado a Tomás Gutiérrez Alea y a Gastón Baquero, a Eliseo Diego y a Luis Cruz Azaceta, a Fina García Marruz y a Julio Miranda, a César López y a Manuel Moreno Fraginals, a Antón Arrufat y a Heberto Padilla, a Abelardo Estorino y a José Triana, a Virgilio Piñera y a Antonio Benítez Rojo; a Nicolás Quintana, a Lorenzo García Vega y a Jesús Díaz. Como también hemos celebrado, en un acto de justicia, a la República y a la vilipendiada generación de Mariel. Una política que no variará, por muy virulentos que sean los ataques de las autoridades cubanas. Y no se trata, al estilo de La Habana, de rescatar post-mortem del ostracismo a escritores indefensos, filtrando hacia el lector cubano sus obras previamente escardadas de «malas hierbas». Nosotros no hemos dudado en homenajear a intelectuales que a su vez han recibido distin- ciones gubernamentales cubanas, y que en algún caso militan activamente a favor del régimen. El valor de sus respectivas obras es, en este caso, lo único que cuenta. Una prueba fehaciente del compromiso irreversible del diálogo cultural de Encuentrocon lo mejor de la creación artística, lite- raria e intelectual de la isla es que el Homenaje del número 26/27 de este año, después de tantos ataques y calumnias, después de la Feria del Libro de Guadalajara y de mesas redondas y centenares de páginas infamantes en la prensa oficial cubana, estuvo dedicado al dramaturgo Abelardo Esto- rino, que reside en La Habana, e ilustrado por el gran pintor del pop revo- lucionario, Raúl Martínez. En cuanto al principio de no exclusión y apertura que ha signado el que- hacer de Encuentrodurante sus seis años, basta recordar que, entre otros muchos colaboradores cuya mención in extensoes imposible, aunque todos sean depositarios de nuestro agradecimiento, se cuentan César López, Lina de Feria, Eliseo Diego, Raúl Rivero, Guillermo Rodríguez Rivera, Efraín Rodrí- guez Santana y Manuel García Verdecia; pero también Heberto Padilla, Gastón Baquero, Manuel Díaz Martínez, José Kozer y Nivaria Tejera. Han publicado en EncuentroAbilio Estévez, Pedro Juan Gutiérrez, Ena Lucía Portela, Ronaldo Menéndez y Atilio Caballero; junto a Antonio Benítez Rojo, Jesús Díaz, Zoé Valdés, Carlos Victoria, Eliseo Alberto y Eduardo Manet. Han aparecido textos de Mons. Carlos Manuel de Céspedes, de Rafael Alcides y Rafael Almanza, así como otros de Aurelio de la Vega, Jorge I. Domínguez y Enrico Mario Santí; de Oscar Espinosa Chepe y de Carmelo Mesa-Lago; de Aurelio Alonso y Marifeli Pérez-Stable. Han coincidido en nuestras páginas Ambrosio Fornet y Roberto González Echevarría; Jorge Luis Arcos, Víctor Fowler y Antonio José Ponte, junto a Iván de la Nuez, Emilio de Armas, Rafael Rojas y Gustavo Pérez Firmat. Esta relación bastaría por si sola para demostrar que ninguna publicación cubana del último medio siglo ha sido tan abierta y plural, tan ajena a condi- cionamientos ideológicos, geográficos, académicos o generacionales, como Encuentro de la cultura cubana. Pero hay más, porque a esta lista se suma una larga relación de intelectuales no cubanos: Elizabeth Burgos, José Manuel Caballero Bonald, Jorge Castañeda, Régis Debray, René Depestre, Antonio 251 un ejercicio de infamia encuentro DOSSIER / financiación, totalitarismo y democraciaElorza, Jean François Fogel, Jorge Goldenberg, José María Guelbenzu, Gustavo Guerrero, Luis Goytisolo, Emilio Lamo de Espinosa, Soledad Loaeza, François Masperó, Adam Michnik, Carlos Monsiváis, Álvaro Mutis, Julio Ortega, Paulo Antonio Paranaguá, Charles Powell, Sergio Ramírez, Alberto Recarte, Pierre Schöri, Amartya Sen, Javier Solana, Carlos Solchaga, Ignacio Sotelo y John Updike son algunos de los ejemplos, entre otros muchos, que podríamos citar. Todos ellos, cubanos y no cubanos residentes en cualquier geografía, son los artífices del proyecto Encuentro. Sin ellos, la idea no habría pasado de ser una ilusión compartida. Algo que conoce perfectamente el gobierno cubano, y es la razón de que haya ejercido enormes presiones sobre los inte- lectuales de la Isla, y sobre muchos del exilio, para que se abstengan de publicar en nuestras páginas. Presiones que en este momento han llegado a su clímax, cuando nueve de nuestros colaboradores, entre ellos el poeta Raúl Rivero, han sido condenados a penas que llegan a 25 años de privación de libertad. Escribir para Encuentroes uno de los «delitos» que se les imputan. La táctica de coaccionar a los autores de intramuros, no es sólo un ejercicio de autoritarismo. Su lógica es más perversa: una vez cortado el tráfico intelectual con la Isla, se puede acusar a Encuentrode ser una revista «del» y «para» el exilio. La razón por la que eso no ha ocurrido fue expresada por un intelectual cubano cuyo nombre no mencionaremos por prudencia. Dijo: «como antes había que publicar en Orígenes, ahora hay que publicar en Encuentro. Es la revista.» las razones del pánico ó ¿por qué ENCUENTRO ? Es evidente que, desde su fundación hasta la fecha, Encuentroha suscitado la más amplia y plural adhesión de las instituciones del mundo democrático, cuyo patrocinio no significa, dentro de esta cultura, la menor intromisión en la línea editorial de la publicación, cosa que jamás habríamos tolerado. Tal vez esto sea difícil de comprender desde una óptica totalitaria. En sus ataques el gobierno cubano ha afirmado que Encuentro«con sus aparentes fines culturales, esconde propósitos políticos». Nada más falso. Desde el primer número hicimos explícito que «La revista Encuentro tendrá como objetivo primordial el constituirse en un espacio abierto al examen de la realidad nacional (…) prefigurando así la sociedad plural que deseamos para nuestro país» (Encuentro, N°1, p. 3). No escondemos propósitos polí- ticos. Hacemos explícito nuestro proyecto político: una Cuba plural y demo- crática, abierta al diálogo; en las antípodas de la Cuba totalitaria. Durante los primeros treinta años de su gobierno, Fidel Castro exigió como paradigma el «intelectual comprometido» (con su régimen, desde luego). Tras la catástrofe y el descrédito, ante la profunda desilusión de la ciuda- danía, y en especial de los intelectuales, se les invita a recluirse en sus tareas profesionales, lo más asépticas posibles. Si no aplauden, al menos no hagan ruido. Por eso le resulta intolerable que Encuentroesgrima, desde la inde- pendencia, un concepto ancho de la cultura, de la ecología a la poética, de 252 un ejercicio de infamia encuentro DOSSIER / financiación, totalitarismo y democraciala música y la arquitectura, a la transición posible y el poder de los militares en Cuba. No se tolera al intelectual comprometido si no se puede manipular ese compromiso. El ejercicio de difamación emprendido por el gobierno cubano contra Encuentroparte de una norma simplista que ha reiterado desde inicios de los 60: quien no está conmigo, está contra mí. Y como sólo se acepta de los ciudadanos una norma de comportamiento, la obediencia, quien esté contra mí, tiene que estar al servicio de mi enemigo. De modo que si Encuentro recibe financiación por parte de fundaciones norteamericanas, se desprende que son éstas las que imponen su línea editorial y su agenda. Un razona- miento peligroso para el propio gobierno cubano, subvencionado durante tres décadas por la Unión Soviética. Por otra parte, esto revela la necesidad que tiene el gobierno cubano de negar a sus críticos la autonomía de pensamiento, como si todo lo que piensa o escribe un intelectual independiente tuviera que estar dictado por su ser- vidumbre a algún amo (la cia , el Pentágono, la Casa Blanca o el «imperia- lismo yanqui»). Esta incapacidad para reconocer la libertad intelectual se extiende a toda persona que disienta, siquiera sea discretamente, de cual- quier acción del gobierno cubano, lo que se ha puesto en evidencia con motivo de las recientes declaraciones contra la represión en Cuba de presti- giosos intelectuales y políticos del mundo democrático. La respuesta de La Habana: o están confundidos y desinformados; o forman parte de una nueva conspiración europea; o han sido presas de un ataque de ira que les obnubiló su capacidad de razonar. Esto vuelve a confirmarnos que el gobierno de Fidel Castro permanece atado a la mentalidad maniquea y paranoide de la Guerra Fría. Uno de los hechos más significativos del contencioso con Encuentroes que el gobierno cubano y sus intelectuales orgánicos no se han atrevido jamás a entablar un debate intelectual con nuestras publicaciones. En ningún caso han asumido una discusión seria acerca de los temas y puntos de vista expresados en Encuentro, pese a que nuestras páginas siempre han estado y están explícitamente abiertas a sus colaboraciones. Su modus ope- randise reduce a la sistemática difamación de directivos y redactores, el hostigamiento de los colaboradores que residen en la Isla —cuyo clímax es el encarcelamiento de nueve de ellos en abril de 2003—, e incluso a algunos de la diáspora, amenazados con la suspensión de tareas conjuntas, o la negación de visados para visitar a sus familiares y amigos. ¿Por qué este recurrente y patético intento de descalificar a Encuentro aludiendo a una falsa financiación turbia, para lo cual no han dudado en apelar a la difamación y al engaño más burdo? Hay tres razones: la soberbia, el miedo y la impotencia. El gobierno de la Isla, desde una soberbia sin límites, se considera dueño y señor de las vidas y haciendas de todos los cubanos, y no admite la exis- tencia de una publicación independiente y plural, que ha abierto sus puertas a todos, acogiendo colaboraciones de cientos de los más prestigiosos 253 un ejercicio de infamia encuentro DOSSIER / financiación, totalitarismo y democraciaintelectuales tanto de la Isla como del exilio. En su arrogancia, se considera ahora también administrador de la obra que hacemos fuera de sus linderos territoriales. Tras esa soberbia se esconde el miedo ante el libre debate de las ideas, ante un espacio donde se puede hablar sin eufemismos ni discursos tru- cados, y donde nadie está obligado a refugiarse en el suelo sagrado de un silencio. Y la impotencia, porque al ser incapaces de rebatir la calidad indis- cutida de Encuentro, se ven confinados al insulto y el engaño. Y una razón que es síntesis de las anteriores: la ecología. El hábitat donde medra a sus anchas el totalitarismo es la beligerancia, la intolerancia, el miedo y la amenaza. Sobre la beligerancia permanente con Estados Unidos —cuyo mantenimiento se han esmerado en proteger de distensiones y aperturas— ha prosperado el estado de excepción en que viven los cubanos desde hace casi medio siglo. Su «guerra permanente» sirve de coar- tada para trocar un país en cuartel, exigir obediencia y fidelidad ciega, y declarar desertor al que no acepta vivir bajo esos parámetros. De modo que todo Encuentroes punible, todo diálogo que no se atenga al guión oficial es «obra del enemigo», y todo puente hacia la reconciliación debe ser dinami- tado, a riesgo de que se desmorone la retórica de plaza sitiada y el poder omnímodo del régimen. Cabría preguntarse de nuevo, como dijimos en el Editorial de la Asocia- ción publicado en Encuentro en la Redel 21 de marzo, «Por qué una revista editada en España por un grupo de escritores y artistas despojados de todos sus derechos dentro de Cuba, obligados a vivir fuera de la sociedad que les pertenece y dentro de la cual deberían poder expresarse con libertad y pro- poner legítimamente opciones de gobierno, por qué una revista que no esgrime otra arma que las ideas, preocupa tanto a un régimen que domina la totalidad del territorio cubano, la vida de sus once millones de habitantes, la autorización o veto a que entren o salgan de la Isla, absolutamente toda la prensa escrita, radial y televisada del país, los libros que se publican, las películas que se exhiben y la música que se escucha, en fin, el control total de la nación? ¿Será que no pueden controlar ese otro territorio inaprensible: la mente de sus ciudadanos?» 254 un ejercicio de infamia encuentro DOSSIER / financiación, totalitarismo y democraciaDOSSIER / financiación, totalitarismo y democracia 255 un ejercicio de infamia encuentro UNIÓN EUROPEA [www.europa.eu.int] Dona fondos a instituciones de Cubay a Encuentro de la cultura cubana. Es uno de los grandes instrumentos de cooperación internacional. Basta citar el Convenio de Cotonou, que aporta 11,300,000,000 ¤ del Fondo Europeo de Desarrollo, a 78 estados del grupo acp (África, Caribe y Pacífico), condicio- nando esas ayudas al respeto de normas democráticas, los derechos humanos y la libre expresión. Lo cual no equivale a un vasallaje o adhesión política, sino al mero cumplimiento de principios universalmente aceptados. Cuba soli- citó su ingreso el pasado 23 de enero. Pero el 30 de abril la Comisión Europea, en respuesta a la oleada represiva desatada en la Isla, decide suspender su examen sobre la entrada de Cuba a Cotonou. Diecinueve días más tarde, el 19 de mayo, en un gesto superfluo, el gobierno de Fidel Castro retira su petición de ingreso y acusa a la Comisión de utilizar «el pretexto del desacuerdo europeo con las justas condenas impuestas por tribunales cubanos» para vetar su ingreso. La isla recibe de la u.e . unos 15-20 millones de euros al año, cifra que podría haberse multiplicado de ingresar en los acuerdos de Cotonou. AGENCIA ESPAÑOLA DE COOPERACIÓN INTERNACIONAL [www.aeci.es] Dona fondos a instituciones de Cuba y es el patrocinador fundacional de Encuentro de la cultura cubana. La Agencia Española para la Cooperación Internacional ( aeci ), adscrita al Ministerio de Asuntos Exteriores a través de la Secretaría de Estado para la Cooperación Internacional y para Iberoamérica ( secipi ) desarrolla en Amé- rica Latina numerosos programas, entre los cuales se encuentran un Pro- grama Especial de Seguridad Alimentaria ( pesa ), programas de salud, aten- ción a la maternidad y a la infancia, así como otras políticas sociales; trabaja en la alfabetización en Nicaragua, crea infraestructuras en Honduras, res- taura monumentos en Ecuador y Bolivia, y sostiene un programa indígena, cuya finalidad es apoyar los procesos de autodesarrollo sostenible, reconocer el derecho a su identidad propia, su protagonismo y el modo de relacionarse con la sociedad envolvente, de conformidad con su cultura y expectativas de futuro, así como su participación en los mecanismos estatales e internacionales de toma de decisiones que pueden afectarles directamente. En el contexto de estas políticas, su cooperación con Cuba incluye, entre otros proyectos: ■ Formación de recursos humanos, reflejada en la concesión de miles de becas de estudio y perfeccionamiento, además de estrechar los tradicio- nales lazos históricos y culturales hispano-cubanos. ANEXO■ Funcionamiento, desde 1989, del Aula de Cultura Iberoamericana, que ya en 1996 había celebrado más de 500 actividades en seis provincias: exposi- ciones, visitas de escritores, cursos y ciclos de conferencias —Vanguardias artísticas y Españoles de América, en colaboración con la uneac ; ciclo Nuestra común historiaen el Gran Teatro de La Habana; ciclos en coope- ración con Casa de las Américas, etc. ■ Creación del Centro Cultural de España, en el edificio «Las Cariátides», de La Habana. ■ Implementación y fomento de la cooperación entre universidades cubanas y españolas; incluyendo la publicación conjunta de varias decenas de títulos en colaboración con la Universidad de La Habana, el icl , etc. ■ Planes de apoyo a los sectores salud, agua y saneamiento, multisectorial y ayuda alimentaria. En especial, la restauración del Acueducto de Albear. ■ Apoyo al Plan de Revitalización Integral del Centro Histórico, con la res- tauración de la Alameda e Iglesia de Paula, así como de la Iglesia y Con- vento de San Francisco, todos en La Habana. Patrocinio de la Escuela-Taller de La Habana. Y esto, trabajando en estrecha colaboración con el Ministerio de Cultura, la Oficina del Historiador de la Ciudad, el Gobierno de la Ciudad de La Habana y el Comité Estatal de Colaboración Económica. En ningún momento estas instituciones cubanas se han considerado, en virtud de esta ayuda, una opera- ción del gobierno español ni la aeci les ha exigido servidumbre a cambio. FUNDACIÓN CAJA MADRID [www.cajamadrid.es] Dona fondos a instituciones de Cuba y a Encuentro de la cultura cubana. Financiada por una importante entidad bancaria española, no sólo sostiene, junto al Banco Popular de Ahorro la corporación financiera Habana. Más allá de los negocios con Cuba, también ha patrocinado: ■ La restauración de la plaza y la iglesia de Santa María del Rosario. ■ Una exposición de pintores cubanos contemporáneos. ■ La donación de libros y vídeos a la Biblioteca Nacional. ■ La edición de diferentes libros, así como el catálogo Arte cubano, más allá del papel, en colaboración con el Centro Wifredo Lam de La Habana y el Centro Cultural Conde Duque (2001). FUNDACIÓN FORD [www.fordfound.org] Dona fondos a instituciones de Cuba y a Encuentro de la cultura cubana. Según la investigadora Francis Stonor Saunders, argumento repetido por La Habana, la Ford canalizó dinero de la cia destinado a subvencionar al Congreso por la Libertad de la Cultura, cuyas actividades cesaron a fines de los 60. Sobre esta Fundación, hay otros datos que deberían conocer los lectores de Encuentro. 256 un ejercicio de infamia encuentro DOSSIER / financiación, totalitarismo y democraciaLa Fundación Ford apoya, en Estados Unidos, a las siguientes organizaciones: ■ La aclu (American Civil Liberties Union), pionera en la defensa de las libertades individuales. ■ El naacp (National Council for the Advancement of Coloured People) una de las organizaciones más comprometidas con los derechos de la comu- nidad afroamericana. ■ La Raza y maldef (Mexican American Legal Defense Fund) que luchan por los derechos de los Hispanos. ■ now (National Organization of Women), de corte feminista. ■ Catholics for Free Choice, grupo de católicos a favor de mantener despena- lizado el aborto. Entre sus acciones contrarias a las políticas de diferentes administraciones norteamericanas se encuentran las siguientes: ■ En 1964, la Fundación Ford protegió a numerosos académicos brasileños cercanos al gobierno del presidente Goulart que se vieron amenazados por los militares golpistas. El expresidente Fernando Henrique Cardoso fue uno de ellos. ■ En 1973 hizo lo mismo con muchos intelectuales chilenos que debieron exi- larse después del golpe de estado patrocinado por los sevicios secretos nor- teamericanos, contra el presidente democráticamente electo Salvador Allende. ■ Durante la era Reagan, la Ford, contra la política militarista de la admi- nistración republicana, abogó por una solución negociada al conflicto cen- troamericano y financió casi en su totalidad al movimiento centroameri- cano de derechos humanos: la oficina de derechos humanos del arzobispado y la Fundación Mirna Mack en Guatemala; la oficina de Tutela Legal en El Salvador; la Comisión Centroamericana de Derechos Humanos ( codehuca ), el Instituto Interamericano de Derechos Humanos, y muchos otros. ■ Respondiendo a una solicitud de Javier Pérez de Cuéllar, la Fundación Ford apoyó las negociaciones de paz en El Salvador con una serie de dona- tivos a Naciones Unidas para solventar necesidades logísticas de onusal , la Misión de Paz de Naciones Unidas en El Salvador. ■ La Fundación Ford subvenciona el trabajo de desclasificación de docu- mentos en base a la ley de libertad de la información (Freedom of Informa- tion Act) que lleva a cabo la organización Archivos de Seguridad Nacional (National Security Archives) y el trabajo investigativo de las comisiones de la verdad en Chile, Brasil y Guatemala, que ha revelado la complicidad de las sucesivas administraciones estadounidenses —demócratas y republicanas— con las violaciones a los derechos humanos perpetradas por las dictaduras militares en los países latinoamericanos. ■ Apoya al Foro Social Mundial que se celebra en Sao Paulo, como contra- peso a la reunión globalizadora de Davos. ■ Coopera en la financiación de la labor de Mary Robinson, Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, a favor de la creación de la 257 un ejercicio de infamia encuentro DOSSIER / financiación, totalitarismo y democraciaNext >