33 33 verano de 2004 6,50 € HOMENAJEA ROBERTOGONZÁLEZECHEVARRÍA FACSÍMILINÉDITO : FIDELCASTRO respondeporescritoaAndrewSt.George DUANELDÍAZINFANTE Límitesdelorigenismo CRISTÓBALDÍAZAYALA Músicaclásicaymúsicabarroca DOSSIER MIRADASSOBREMIAMI EN ESTE NÚMERO M ANUEL G ARCÍA V ERDECÍA A NDRÉS R EYNALDO POESÍA F ERNANDO V ILLAVERDE Á NGEL S ANTIESTEBAN CUENTOS R OSA I LEANA B OUDET ¡NoesCuba,esHollywood! M ANUEL D ÍAZ M ARTÍNEZ Unapeleacubanacontra lalibertaddeexpresión E NRICO M ARIO S ANTÍ Proustituciones L ORENZO G ARCÍA V EGA Esuncleptómanodecajitasvisualesencuentro DELACULTURACUBANA REVISTA ■Homenaje a Roberto González Echevarría■ oye mi son: el canon cubano Roberto González Echevarría • 5 Roberto González Echevarría ENTREVISTO por Gustavo Pérez Firmat la ruta de roberto • 19 un humanista ejemplar María Rosa Menocal • 29 aulas y alas Andrew Bush • 32 notas personales sobre «el peregrino en su patria» Antonio Benítez Rojo • 39 el arte crítico Rolena Adorno • 43 un buen jugador José Prats Sariol • 46 la grandeza de la literatura Harold Bloom • 51 la primera bola Miguel Barnet • 52 ■Poesía■ Manuel García Verdecia • 56 Andrés Reynaldo • 63 ■■■ ¡no es cuba, es hollywood! Rosa Ileana Boudet • 71 ■Cuentos de Encuentro■ las estrellas sobre el amazonas Fernando Villaverde • 81 ciudad de arena Ángel Santiesteban • 91 ■En proceso■ límites del origenismo Duanel Díaz Infante • 103 ■■■ una pelea cubana contra la libertad de expresión Manuel Díaz Martínez • 113 ■■■ Facsímil inédito: Fidel Castro responde por escrito a Andrew St. George • 119 Director Fundador Jesús Díaz † Directores Manuel Díaz Martínez Rafael Rojas Consejo de Redacción Elizabeth Burgos Pablo Díaz Espí Josefina de Diego Carlos Espinosa Joaquín Ordoqui García † Marifeli Pérez-Stable Antonio José Ponte Jefe de Redacción Luis Manuel García Edita Asociación Encuentro de la Cultura Cubana Infanta Mercedes 43, 1º A 28020 ■ Madrid Tel: 914250404 ■ Fax: 915717316 E-mail: asociacion@encuentro.net www.cubaencuentro.com Presidenta Annabelle Rodríguez Vicepresidenta Beatriz Bernal Dirección artística y diseño gráfico Carlos Caso encuentro de la cultura cubana es una publicación trimestral independiente que no representa ni está vinculada a ningún partido u organización política dentro ni fuera de Cuba. 33 verano2004■Dossier■ Miradas sobre Miami variaciones de miami Wilfredo Cancio Isla • 160 miami es miamenses y es más y es una feria Alejandro Armengol • 163 de la provisionalidad a la permanencia José Antonio Évora • 170 miami y el arte del exilio Ricardo Pau-Llosa • 175 la pantalla de azogue Alejandro Ríos • 179 ¿quién publica libros de poesía? Reinaldo García Ramos • 184 festín para la memoria Ivette Leyva Martínez • 191 la conservación de la memoria cultural Carlos Espinosa • 197 la ciudad virtual Rafael Fornés • 201 ■Textual■ el artista consentido Antonio Muñoz Molina • 209 ■■■ proustituciones / Enrico Mario Santí • 225 es un cleptómano de cajitas visuales Lorenzo García Vega • 230 ■Perfiles■ cristóbal díaz ayala: una pasión por la música Joaquín Ordoqui García • 235 ■■■ música clásica y música barroca Cristóbal Díaz Ayala • 247 ■Miradas polémicas■ a propósito de mala vista anti social club Julio Fowler • 255 ■■■ la lengua nómada / Isabel Álvarez Borland • 265 heberto padilla / Vicente Echerri • 275 ■Buena Letra■ 285 ■Cartas a Encuentro■ 311 ■La Isla en peso■ 313 corrección de textos Teresa de la Fuente impresión Navagraf, S.A., Madrid Ejemplar: 6,50 € / Ejemplar doble: 13 € Precio de suscripción anual: España: 26 € / Europa y África: 40 € América, Asia y Oceanía: $ 76.00 / 62 € No se aceptan domiciliaciones bancarias. D.L.: M-21412-1996 - ISSN: 1136-6389 Portada, contraportada e interior, Gustavo Acosta La producción de este número ha sido posible gracias a la generosa contribución de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y de la Agencia Española de Cooperación Internaciona l colaboradores Gustavo Acosta ■ Rolena Adorno ■ Carlos Alberto Aguilera ■ Eliseo Alberto ■ Rafael Alcides ■ Ramón Alejandro ■ Carlos Alfonzo † ■ Rafael Almanza ■ Odette Alonso ■ Eliseo Altunaga ■ Alberto F. Álvarez ■ Isabel Álvarez Borland ■ Alejandro Anreus ■ Uva de Aragón ■ Helena Araújo ■ Jorge Luis Arcos ■ Sigfredo Ariel ■ Alejandro Armengol ■ Gastón Baquero † ■ Carlos Barbáchano ■ Miguel Barnet ■ Jesús J. Barquet ■ Víctor Batista ■ José Bedia ■ Francisco Bedoya † ■ Eduardo C. Béjar ■ Antonio Benítez Rojo ■ Marta Bizcarrondo ■ María Elena Blanco ■ Harold Bloom ■ Velia Cecilia Bobes ■ Rosa Ileana Boudet ■ Andrew Bush ■ Atilio Caballero ■ Madeline Cámara ■ Wilfredo Cancio ■ Jorge Castañeda ■ Mons. Carlos Manuel de Céspedes ■ Enrique Collazo ■ Luis Cruz Azaceta ■ Jorge Dávila ■ Cristóbal Díaz Ayala ■ Duanel Díaz Infante ■ Arcadio Díaz Quiñones ■ Néstor Díaz de Villegas ■ Constante «Rapi» Diego ■ Eliseo Diego † ■ Haroldo Dilla ■ Vicente Echerri ■ Antonio Elorza ■ Magaly Espinosa ■ María Elena Espinosa ■ Norge Espinosa ■ Oscar Espinosa Chepe ■ Abilio Estévez ■ José Antonio Évora ■ Tony Évora ■ Damián Fernández ■ José Hugo Fernández ■ Lino B. Fernández ■ Miguel Fernández ■ Ramón Fernández Larrea ■ Francisco Fernández Sarría ■ Joaquín Ferrer ■ Jorge Ferrer ■ Juan Carlos Flores ■ Leopoldo Fornés ■ Rafael Fornés ■ Julio Fowler ■ Ileana Fuentes ■ Emilio García Montiel ■ Reinaldo García Ramos ■ Lorenzo García Vega ■ Manuel García Verdecia ■ Flavio Garciandía ■ Florencio Gelabert ■ Lourdes Gil ■ Alejandro González Acosta ■ Roberto González Echevarría ■ Gustavo Guerrero ■ Wendy Guerra ■ Mariela A. Gutiérrez ■ Pedro Juan Gutiérrez ■ Emilio Ichikawa ■ Pedro de Jesús ■ Andrés Jorge ■ José Kozer ■ Julio Larraz ■ Felipe Lázaro ■ Francisco León ■ Glenda León ■ Ivette Leyva ■ Soledad Loaeza ■ César López ■ Eduardo Manet ■ Carmen Márquez ■ Raúl Martínez † ■ Rodolfo Martínez Sotomayor ■ Dennys Matos ■ María Rosa Menocal ■ Carmelo Mesa-Lago ■ Adam Michnik ■ Julio E. Miranda † ■ Michael H. Miranda ■ Mauricio de Miranda ■ Alessandra Molina ■ Juan Antonio Molina ■ Pedro Monreal ■ Carlos Alberto Montaner ■ Juan Luis Morales ■ Gerardo Mosquera ■ Eusebio Mujal-León ■ Antonio Muñoz Molina ■ Eduardo Muñoz Ordoqui ■ Iván de la Nuez ■ Carlos Olivares Baró ■ Gregorio Ortega ■ Heberto Padilla † ■ Mario Parajón ■ Ludolfo Paramio ■ Enrique Patterson ■ Ricardo Pau-Llosa ■ Gina Pellón ■ Umberto Peña ■ Michel Perdomo ■ Ricardo Alberto Pérez ■ Marta María Pérez Bravo ■ Gustavo Pérez Firmat ■ Enrique Pineda Barnet ■ Jorge A. Pomar ■ Ricardo Porro ■ Ena Lucía Portela ■ José Prats Sariol ■ Nicolás Quintana ■ Tania Quintero ■ Sergio Ramírez ■ Sandra Ramos ■ Alberto Recarte ■ Andrés Reynaldo ■ Alejandro Ríos ■ Enrique del Risco ■ Miguel Rivero ■ Raúl Rivero ■ Reina María Rodríguez ■ Guillermo Rodríguez Rivera ■ Efraín Rodríguez Santana ■ Martha Beatriz Roque ■ Christopher Sabatini ■ Enrique Saínz ■ Baruj Salinas ■ Miguel Ángel Sánchez ■ Tomás Sánchez ■ Osmar Sánchez Aguilera ■ Enrico Mario Santí ■ Ángel Santiesteban-Prats ■ Fidel Sendagorta ■ Pío E. Serrano ■ Pedro Shimose ■ Ignacio Sotelo ■ Ilán Stavans ■ Andrew St. George ■ Michel Suárez ■ Jaime Suchliki ■ Elena Tamargo ■ Nivaria Tejera ■ Amir Valle ■ Jorge Valls ■ Aurelio de la Vega ■ Carlos Victoria ■ Fernando Villaverde ■ Alan West ■ Yoss (José Miguel Sánchez) ■ Rafael Zequeira AECIHomenaje a Roberto González EchevarríaRoberto González Echevarría, por Ramón Alejandro, 2003.5 T odo conocedor de la música cubana sabrá que mi título está tomado de la letra de aquel son de Ñico Saquito que dice: «Oye mi son, mi son, mi son, / de los que son, son y no son». Me pareció apropiado ese son, porque el canon, después de todo, se trata de los que son y de los que no son. Además, porque, como voy a hablar- les de mi canon cubano, se me antoja que lo que van a oír es mi son, el son de mi baja lira, que no aplacará la ira del animoso viento, y espero que tampoco provoque la de los escritores cubanos, algunos de ellos amigos míos (hasta hoy), que según mi son, no son. En todo caso, éstos son los pasos de mi peregrino errante son, que me dictó dulce musa en soledad muy, pero muy confusa. La confesión que sigue la motivó un ensayo de Rafael Rojas sobre el tema del canon cubano —Un banquete canó- nico — en que me atribuye la inclusión de escritores cuba- nos en número desproporcionado en el libro de mi queri- do amigo Harold Bloom, The Western Canon. Dice Rojas refiriéndose a Bloom: «Entendida América Latina como una sola literatura, sorprende aún más esa ‘mayoría cuba- na’: nada menos que 33 por ciento de la escritura canónica que aporta la región a las letras occidentales del pasado siglo proviene de la Isla. Tal preferencia, que podría exal- tar nuestro ego poético hasta el paroxismo, tiene su explica- ción. Uno de los más cercanos colegas de Bloom es cuba- no: el catedrático de Yale Roberto González Echevarría» 1 . encuentro homenaje a roberto gonzález echevarría Oye mi son: el canon cubano Inédito Roberto González Echevarría Homenaje a Roberto González Echevarría 1 Rojas, Rafael; Un banquete canónico(Fondo de Cultura Económica, Méxi- co, 2000), pp. 65-66. De haberse tomado el trabajo, Rojas habría sabido más sobre mi canon cubano consultando los siguientes trabajos míos: «Criticism and Literature in Revolutionary Cuba», en: Cuba Studies/Estu- dios Cubanos, 11, nº 1, 1981, pp. 1-18. Versión revisada en: Cuba: Twenty-fiveLa denuncia de Rojas vino a confirmarme un rumor que me había llegado ya por esa infalible red chismográfica que los cubanos llamamos Radio Bemba, que pone a la sombra a Radio Martí y Radio Reloj juntas. También motiva mi confesión hoy el cansancio, el fastidio de tener que responder a insistentes pre- guntas sobre cuáles son los libros de la literatura cubana que a mí me gustan. El hostigamiento culminó en Madrid el pasado verano, durante una tertulia en casa de Annabelle Rodríguez, cuando una pandilla de escritores y editores, resi- dentes dentro y fuera de Cuba, me acosaron con la pregunta y me fustigaron sin misericordia por mi defensa de un escritor que, por supuesto, no estaba pre- sente, y que si fuera yo más discreto, no revelaría que se trataba de Miguel Bar- net. «A ver, Roberto —chilló uno desesperado para hacerse oír por sobre el escándalo típico de cualquier reunión cubana—, acaba de decirnos cuáles son los seis libros cubanos de hoy que tú consideras imprescindibles». Traté de escu- rrirme como un Kid Gavilán envaselinado contestándole que el número me parecía arbitrario, y luego tiré la toalla protestando que después de tanto vino no se me podía pedir una respuesta que exigía tanta ponderación. Abucheos y rechiflas no lograron sacarme el canon cubano aquella noche, o mejor día, por- que ya el sol aclaraba el cielo madrileño. Lo que sigue es mi postergado canon y mi respuesta en crítica al género testimonio en narrativa. Confieso que, por supuesto, me halaga que los escritores cubanos actuales se preocupen por mi opinión, que me hagan sentir como si fuera portero del canon —una especie de San Pedro que da entrada al paraíso de la literatura—, pero también me sorprende, porque yo he sido principalmente un crítico e historiador universitario, bastante al margen de los centros de canonización, especialmente de los latinoamericanos; no he dirigido revistas o suplementos literarios, ni he sido burócrata de la cultura de ningún país, mucho menos de Cuba. Pero sí he hecho algo de crítica periodística que me ha permitido enfren- tarme a la literatura del momento. El presente perturba mucho a un profesor porque no viene dotado de forma ni de sistema; generalmente, uno da con los escritores y sus libros al azar. Por eso es muy arriesgado conjeturar qué estructu- ra el presente y cuáles son sus jerarquías. Pero en una época —unos diez años— me ocupé de la narrativa del Caribe (Cuba, la República Dominicana y Puerto Rico) en el Handbook of Latin American Studies . (Se trata de una bibliografía comentada que sirve a los bibliotecarios de Estados Unidos como guía para sus adquisiciones, y a los estudiosos, de primer abordaje a un tema dado). Me llegaban de la Biblioteca del Congreso cajas repletas de novelas, colecciones de cuentos y toda la crítica sobre los narradores. Mi tarea era decidir cuáles Roberto González Echevarría 6 encuentro homenaje a roberto gonzález echevarría Years of Revolution; ed. Sandor Halebsky and John M. Kirk, Praeger, New York, 1985, pp. 154-174; «Autobiography and Representation in La Habana para un infante difunto », en: World Literature Today , 61, nº 4, 1987, pp. 568-573; «Cuban Criticism and Literature: A Reply to Smith», en: Cuban Studies, 19, 1989, pp. 101-106; «The Humanities and Cuban Studies, 1959-1989», en: Cuban Studies Since the Revolution; ed. Damián Fernández, University Press of Florida, Gainesville, Fla., 1992, pp. 199-215. Como podrá notarse, todos estos trabajos son anteriores al libro de Bloom, que es de 1994: Harold Bloom; The Western Canon: The Books and School of the Ages, Harcourt Brace and Co., Nueva York.7 valía la pena incluir y redactar una nota de sesenta palabras sobre las selecciona- das —un haiku crítico—. Tengo que confesar que el primer tamiz era, necesa- riamente, fugaz y sumario: abría el libro y me leía las primeras dos páginas, luego alguna al azar en el medio y, por último, el final. Ese primer juicio duraba cuestión de minutos. Los libros que se salvaban eran sometidos a un segundo escrutinio más detenido, pero no había tiempo que perder con los que se me iban despintando al pasar las páginas. Por fin, leía los seleccionados y los rese- ñaba, aunque alguno que otro tampoco sobrevivía a esa última prueba. Mi otra experiencia como crítico es más convencional: con alguna fre- cuencia hago reseñas en el suplemento literario dominical del New York Times, y una que otra vez en el Village Voice, el Wall Street Journaly el Miami Herald. Creo que un crítico universitario como yo tiene el grave deber que supone estar en contacto constante con la gran literatura, con los clásicos. Debemos ser por ello más inmunes a los encantos de la novedad, de lo que se quiere pasar por original. Una vez el Timesme pidió que reseñara la novela de una escritora dominicana de lengua inglesa —Julia Álvarez— cuando estaba yo dando un seminario de posgrado sobre el Quijote . Le mencioné mi situación a un colega del Departamento de Inglés que exclamó: «¡Pobre Julia Álvarez!». La novela era mala, por cierto. Sin embargo, yo me pregunto qué habría pasa- do de caerme en las manos Cien años de soledaden las mismas circunstancias. Me gustaría pensar que me habría dado cuenta en seguida de que esa novela salía ilesa de cualquier comparación. Siempre recuerdo que Carpentier le mandó a Montevideo a Emir Rodríguez Monegal Los pasos perdidosal mes de publicarse en México esa gran obra (Carpentier vivía entonces en Caracas), y que Emir se percató inmediatamente de la importancia del libro (yo he mane- jado el ejemplar con la dedicatoria de Carpentier a Emir). Su nota en Marcha es un modelo de reseña periodística. Emir era un crítico de oficio con un ojo casi infalible para el talento literario. Un profesor universitario como yo, bajo el peso de tanto clásico, bien puede dejar pasar por su mesa de trabajo, sin darse cuenta, obras que merecen su atención. Vivo muy consciente de ello, y no pretendo, por lo tanto, ser experto ni mucho menos en la literatura actual que llega a mí casi siempre, según «el vago azar o las precisas leyes / que rigen este sueño el universo», para evocar a Borges. Confieso también que mi actitud ante el concepto de canon es ambivalen- te y que, si bien es cierto que asesoré a Harold en la confección de la lista que sus editores le exigieron, lo hice como un gesto de amistad, no de aceptación de los principios de su difundida obra —ni tampoco de su práctica—. Ade- más, la discusión sobre qué obras nuevas deben ingresar en la tradición es muy antigua; para mí se remonta a la querelle des anciens et des modernes, y conti- núa en la confección de antologías, para no hablar de las historias literarias. Harold le ha dado vigencia y hasta valor comercial al término, pero no se trata de nada nuevo, para aplicarle a su libro el criterio a que él somete las obras literarias que se dicen nuevas y originales. Pienso que lo más valioso de The Western Canon, aparte de las lecturas a veces brillantes que hace de obras medulares de la tradición occidental, es que de un golpe sacó del clóset de la Oye mi son: el canon cubano encuentro homenaje a roberto gonzález echevarríaNext >