50 PAQUITOD´RIVERA ENPERSONA DOSSIER LAHABANAPORHACER EMMAÁLVAREZ-TABÍOALBO / LIBERARCEMATOS PATRICIABARONI / DANIELBEJARANO / DAVIDBIGELMAN SONIACHAO / MARIOCOYULA / HERIBERTODUVERGER RAFAELFORNÉS / CARLOSGARCÍAPLEYÁN / RICARDOLÓPEZ JUANLUISMORALESMENOCAL / ENEYDEPONCEDELEÓN RICARDOPORRO / NICOLÁSQUINTANA / ROBERTOSEGRE JORGETAMARGO / LUISTRELLES CUBA : LAGESTIÓNDELACATÁSTROFE OSCARESPINOSACHEPE / JOSÉALVAREZ-G.B.HAGELBERG JUANANTONIOBLANCO otoño 2008 7,50† 50 Enestenúmero GUSTAVOPÉREZFIRMATLeyendoaBuesa RAÚLAGUIARAlterCuba EMILIOICHIKAWACursoyexcursosobreelintelectualcubano ROBERTOGONZÁLEZECHEVARRÍACervantesenCeciliaValdés RAFAELROJASDilemasdelanuevahistoria CARLOSALBERTOMONTANERLashuellasmoralesdelaRevolución MARÍAELENACRUZVARELACartadeajuste ROGELIOSAUNDERSLaescrituraenfalta NÉSTORDÍAZDEVILLEGASLapenitenciadelamemoria MANUELZAYASUnbailedefantasmas.EntrevistaaOrlandoJiménezLeal MANUELDÍAZMARTÍNEZJoséLorenzoFuentes:la lección delbambú POESÍA EMILIOGARCÍAMONTIEL / DAMARISCALDERÓN PEDROMARQUÉSDEARMAS / MARCELOMORALES CUENTOS PABLODÍAZESPÍ / RAÚLFLORES PLÁSTICA OFILLECHEVARRÍA 50Editorial ■ 3 Leyendo a Buesa GUSTAVO PÉREZ FIRMAT ■ 5 EN PERSONA PAQUITO D’RIVERA De Nueva York a la loma PAQUITO D’RIVERA ENTREVISTO POR ARMANDO LÓPEZ ■ 15 Sherlock Holmes en La Habana PAQUITO D’RIVERA ■ 27 Paquito D’Rivera: Discografía recomendada CRISTÓBAL DÍAZ-AYALA ■ 41 POESÍA EMILIO GARCÍA MONTIEL ■ 45 DAMARIS CALDERÓN ■ 48 EN PROCESO Alter Cuba RAÚL AGUIAR ■ 53 Curso y excurso sobre el intelectual cubano EMILIO ICHIKAWA ■ 63 Cervantes en Cecilia Valdés: realismo y ciencias sociales ROBERTO GONZÁLEZ ECHEVARRÍA ■ 72 DOSSIER LA HABANA POR HACER Introducción ANTONIO JOSÉ PONTE ■ 86 La ciudad y sus constituciones JUAN LUIS MORALES MENOCAL ■ 87 La Habana, siempre La Habana RICARDO PORRO ■ 99 La ciudad a debate Trece arquitectos y urbanistas responden ■ 105 Las incógnitas de La Habana ROBERTO SEGRE / MARIO COYULA ■ 120 El centro histórico: singularidad y recuperación PATRICIA BARONI ■ 126 Renovatio Urbis DAVID BIGELMAN ■ 132 Mayami y Labana, yin-yang cities RAFAEL FORNÉS ■ 137 DIRECTOR FUNDADOR Jesús Díaz † DIRECTORES Manuel Díaz Martínez Antonio José Ponte CONSEJO DE REDACCIÓN Jorge Luis Arcos Elizabeth Burgos Pablo Díaz Espí Josefina de Diego Carlos Espinosa Raúl Rivero Pío E. Serrano JEFE DE REDACCIÓN Luis Manuel García COMITÉ EDITORIAL Eliseo Alberto Rafael Alcides Víctor Batista Beatriz Bernal Velia Cecilia Bobes Manuel Desdín Cristóbal Díaz-Ayala Damián Fernández Roberto González Echevarría Carmelo Mesa-Lago Enrique Patterson Gustavo Pérez Firmat Marifeli Pérez-Stable Rafael Rojas Enrico Mario Santí DIRECCCIÓN EJECUTIVA Annabelle Rodríguez DIRECCCIÓN ARTÍSTICA Y DISEÑO GRÁFICO Carlos Caso otoño 2008 50PLÁSTICA OFILL ECHEVARRÍA Ofill Echevarría: la teología del arte EMILIO ICHIKAWA ■ 143 Dilemas de la nueva historia RAFAEL ROJAS ■ 153 CUENTO Marilyn PABLO DÍAZ ESPÍ ■ 159 Un mundo allá afuera RAÚL FLORES IRIARTE ■ 166 Las huellas morales de la Revolución CARLOS ALBERTO MONTANER ■ 171 Carta de ajuste MARÍA ELENA CRUZ VARELA ■ 180 La escritura en falta ROGELIO SAUNDERS ■ 188 PERFIL Un baile de fantasmas MANUEL ZAYAS ■ 191 ESPECIAL CUBA:LA GESTIÓN DE LA CATÁSTROFE Ciclones, solidaridad y respuestas oficiales. Cronología ■ 205 Economía cubana: expectativas y peligros OSCAR ESPINOSA CHEPE ■ 213 ¿Un callejón sin salida? JOSÉ ÁLVAREZ / G.B. HAGELBERG ■ 221 Tiempo de tormentas JUAN ANTONIO BLANCO ■ 229 POESÍA PEDRO MARQUÉS DE ARMAS ■ 237 MARCELO MORALES ■ 241 La penitencia de la memoria NÉSTOR DÍAZ DE VILLEGAS ■ 245 José Lorenzo Fuentes: la lección del bambú MANUEL DÍAZ MARTÍNEZ ■ 257 BUENA LETRA ■ 263 LA ISLA EN PESO ■ 293 CORRECCIÓN DE TEXTOS Xavier Ricardo IMPRESIÓN Gráficas Monterreina, S.A., Madrid EJEMPLAR: 7,50 e EJEMPLAR DOBLE: 15 e PRECIO DE SUSCRIPCIÓN ANUAL ESPAÑA: 30 e EUROPA Y ÁFRICA: 45 e AMÉRICA, ASIA Y OCEANÍA:US$ 88.00/67 e No se aceptan domiciliaciones bancarias. D.L.: M-21412-1996 ISSN: 1136-6389 PLÁSTICA EN ESTE NÚMERO: Ofill Echevarría PORTADA The Others Óleo sobre tela, 104 x 151 cm., 2007. CONTRAPORTADA El tiempo apremia / Time is golden Óleo sobre tela, 160 x 104 cm., 2001. EDITA Asociación Encuentro de la Cultura Cubana Infanta Mercedes 43, 1º A ■ 28020 ■ Madrid Tel: 914250404 ■ Fax: 915717316 E-mail: asociacion@encuentro.net www.cubaencuentro.com Encuentro de la Cultura Cubana es una publicación trimestral independiente que no representa ni está vinculada a ningún partido u organización política dentro ni fuera de Cuba. La producción de este número ha sido posible gracias a la generosa contribución de la Consejería de Cultura de la Juntade Andalucía y de la Agencia Española de Cooperación Internacional Esta revista ha recibido una ayuda de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas para su difusión en bibliotecas, centros culturales y universidades de España. AECIEncuentro de la Cultura Cubanallega a su número 50tras doce años de presencia continua. Desde el verano de 1996, sus editores hemos mantenido y desarrollado la línea editorial trazada por su fundador, el escritor Jesús Díaz. Tomando en cuenta la complicada situación de Cuba y considerando «imprescindible un debate sobre el presente, el pasado y el futuro del país», Jesús Díaz quiso que nuestra revista tuviese «como objetivo primordial el constituirse en un espacio abierto al examen de la realidad nacional». Este proyecto —necesario, ambicioso e independiente— no habría alcanzado el éxito del que hoy nos enorgullecemos si no hubiese contado con la colaboración de centenares de valiosos intelectuales y creadores cubanos, del interior de la Isla y de la diáspora, así como de especialistas extranjeros, y con la confianza de las múltiples instituciones de diversos países que lo han apoyado. A lo largo de estos 50números hemos tenido que superar incom- prensiones y ataques de personas e instituciones incapaces de aceptar un proyecto que propugna una Cuba democrática —no tolerante, sino inclusiva, porque asumimos a Cuba en su diversidad. Los amigos, lectores y colaboradores han descubierto que Encuentro puede ser ese sitio de reunión donde todos debatimos desde el respeto, no desde el subterfugio, la descalificación o la obediencia, sin tener que despojarnos de nuestra propia voz. Desde su fundación, la revista ha estado abierta a todas las generaciones, tendencias, disciplinas y estéticas, con la calidad como único salvoconducto. Confiamos en que Encuentro de la Cultura Cubanasiga siendo la casa de todos, y aprovechamos esta ocasión para manifestar nuestra gratitud a colaboradores, lectores y amigos. 50Asolas con su conciencia / Conscience and Consciousnes . Óleo sobre tela, 160 x 135 cm., 2000.5 M otejado de «poeta de choferes y cocineras» casi desde el principio de su carrera, José Ángel Buesa (1910-1982) ocupa un lugar de excep- ción en las letras cubanas. La poesía de Buesa se aprende, pero no se estudia; se recita, pero no se cita. Aunque no es inusual que un crítico intente res- catar a un escritor del olvido, si quisiéramos reivindicar al autor de Oasis,tendría- mos que hacer lo opuesto: rescatarlo de su fama. Tan querido por sus lectores como vituperado por la crítica, Buesa —quien nace el mismo año que José Lezama Lima— se da a conocer a los veintidós años con La fuga de las horas(1932), que ya contiene uno de sus poemas más conocidos, «El hijo del sueño». A este poema- rio siguen varios en rápida sucesión: Misas paganas(1933), Babel(1936), Poemas en la arena(1937), Canto final(1938). Hacia 1936goza ya de suficiente prestigio para figurar, junto con Lezama, Eugenio Florit, Nicolás Guillén y Dulce María Loynaz, en la antología de poesía cubana compilada por Juan Ramón Jiménez. Dos años más tarde, la Academia de Arte y Letras le otorga el Premio Nacional de Literatura. Pero no es hasta 1943, con la publicación de Oasis,que el joven pro- vinciano de Cruces se consagra como el bardo preferido de choferes y cocineras. Oasispasará por diez ediciones en diez años 1 . Su continuación, Nuevo Oasis (1949), también verá varias ediciones en poco tiempo. Con estos dos poemarios, Buesa se incorpora a un club exclusivísimo: el de los poetas que escriben best- sellers. Hacia finales de los años 50, había vendido más de un millón de ejemplares de sus libros. Veinte años después, la cifra ha ascendido a dos millones. Hasta la fecha, Oasisha pasado por más de veinte ediciones que han salido a la luz en todos los rincones del mundo de habla hispana. El único libro de poesía hispanoa- mericana que tal vez lo supere en aceptación popular es Veinte poemas de amor y una canción desesperada,de Pablo Neruda, del que Oasis es heredero y rival. A la par de su quehacer literario, Buesa desarrolló una exitosa carrera en la radio y la televisión cubanas. El autor del «Poema de la culpa» también lo fue de Raffles, el ladrón de las manos de seda,Mister Chang; El capitán Buena Suerte y otras populares novelas radiales. En 1942, fue seleccionado como el director de programas radiales más destacado del año. Más adelante, fichado con exclusividad por la cmq, dirigió un programa dominical (Oasis), en el que se leían versos suyos y de otros poetas «neorrománticos», como Alberto Baeza Flores y Carilda Oliver Labra 2 .Además, era frecuente colaborador de Vanidades,Bohemia, Diario de la Marinay otras publicaciones habaneras. En 1953, la publicación en Bohemiade «Carta a Usted» 3 , una epístola donde —en elegantes pareados alejandrinos— el poeta destripa a la amante que lo dejó por otro, suscitó réplicas y contrarréplicas encuentro Leyendo a Buesa GUSTAVO PÉREZ FIRMATque duraron varios meses 4 . Durante muchos años, los poemas de Buesa fueron parte principal en los recitales y las grabaciones de Jorge Guerrero, Otto Sirgo, Arturo Artalejo y otros declamadores, y se dice que el primer poema recitado en la televisión cubana fue el «Poema del renunciamiento», en voz de Mario Barral 5 . La cantante puertorriqueña Myrta Silva le puso música a varios textos de Oasis,lo que también hicieron varios compositores cubanos, entre ellos Margarita Lecuona. En su libro de memorias, Año bisiesto(1981) 6 ,Buesa relata un encuentro —o, más bien, encontronazo— que tuvo en La Habana con «cierto poeta perteneciente a un grupo versolibrista y hermético» (p. 13). Aunque no da su nombre, no cabe duda de que se trata de un miembro del grupo Orígenes, frecuente blanco de la mordacidad de Buesa, para quien Lezama y sus discípulos, al usar la tinta como una estrategia de ocultamiento, desempeñaban «la cátedra del calamar» 7 . Después de saludarlo fríamente, el anónimo versolibrista le dice al autor de Oasis: «Tal vez tú mismo no te das cuenta, Buesa, del daño que le estás haciendo a la poesía cuba- na» 8 . Esta actitud, en la que el desdén acaso se confunde con la envidia, se extiende a los pocos comentarios de la crítica especializada durante los años 50. En Cin- cuenta años de poesía cubana (1902-1952) 9 , Cintio Vitier señala su «lirismo amo- roso de musicalidad fácil y temática monocorde» y anota la influencia del primer Neruda. En La poesía contemporánea en Cuba,Roberto Fernández Retamar afir- ma que Buesa «ha preferido el número a la calidad, y prodigado sin mucha vigilan- cia sus dotes de poeta» 10 . Para Max Henríquez Ureña, Buesa es «la figura más popular y conocida del grupo de los neorrománticos» 11 , pero su facundia obliga al lector exigente a «bucear» en sus libros para hallar poemas de legítimo valor. No es sorprendente, por lo tanto, que Vitier no mencione a Buesa en el ciclo de confe- rencias que conforman Lo cubano en la poesía (1958) 12 ,a pesar de que éstas se escribieron durante los años en que Buesa disfrutaba de mayor popularidad. Cuando se marcha al exilio en 1963, la invisibilidad de Buesa en la Isla se hace casi total. A pesar de que sus versos seguían circulando de boca en boca, para la crí- tica oficialista su obra —apolítica, burguesa y «picúa»— encarnaba los valores de una época superada. Entre las pocas referencias durante los próximos cuarenta años sobresale la curiosa entrada en el Diccionario de la literatura cubana (1980) 13 , que habla de Buesa —quien por esos años residía en la República Dominicana— en pretérito, como si hubiera dejado de escribir o de existir: «Poeta que trató funda- mentalmente el tema erótico en forma mimética y externa, algunos de sus libros, como Oasis y Nuevo Oasis,vieron múltiples ediciones». Poco después, Buesa publica Año bisiesto,un tomo de más de 400páginas donde entrevera el recuento de episodios amatorios con una enérgica defensa de su trayectoria literaria. Hay que esperar hasta los últimos años de la década de los 90, tres lustros des- pués de su muerte, para que Buesa vuelva a aparecer en las librerías de la Isla. En 1997se publican dos antologías de su poesía, Buesa (Editorial Matanzas) y Pasa- rás por mi vida(Letras Cubanas). La primera incluye un halagador prólogo de Carilda Oliver Labra 14 , quien fuera discípula y admiradora de Buesa; la segunda, compilada por Juan Nicolás Padrón, se destaca por el afán de Padrón en señalar las deficiencias del poeta 15 . Después de consignar el «misterio» de que Buesa haya vendido más libros que José Martí y Nicolás Guillén, Padrón atribuye su éxito, por una parte, a la captación de la «psicosociología del cubano» y, por otra, a la astucia comercial del poeta, quien fomentó —o, al menos, nunca se ocupó en ENSAYO 6 encuentro7 desmentir— los chismes que circulaban en torno al origen anecdótico de sus poe- mas (el «Poema del renunciamiento», por ejemplo, se suponía inspirado en su amor por una cuñada). De ahí que la fama de Buesa se deba menos a la calidad de su poesía que al «mito» que el autor ayudó a tejer en torno a su persona. Cuando el antologador se pregunta, «¿Por qué publicar la poesía de José Ángel Buesa?», la respuesta no podría ser más descalificadora: «¿Por qué no publicarla?» (p. 12). Más que un prólogo, Padrón compone un rap sheet,un expediente de infraccio- nes políticas y literarias. Su título, «Un dulce contraste», remedo de una frase del «Poema del renunciamiento», no sólo mide a la distancia —estética, política— que separa al antologador del antologado, sino la desproporción entre el éxito de Buesa y la «pobreza de los resultados artísticos de sus poemas» (p. 11). No cabe duda de que la impopularidad de Buesa entre los residentes de la ciu- dad letrada, ya que no entre los residentes de ciudades de verdad, se debe a su cul- tivo de una poesía del sentimiento. Después de sus inicios a finales del siglo xviiiy de su auge durante el siglo xix, la literatura sentimental se refugia en los arrabales de la ciudad letrada: folletines, novelas rosa, teatro vernáculo, telenovelas, letras de bolero 16 . La reacción antisentimental de grandes sectores del posromanticismo, que echa raíces profundas en la poesía del siglo xx—un caso ejemplar es «The Love Song of J. Alfred Prufrock», de T.S. Eliot, un poema de amor sin amor— se arraiga por igual en el terreno de la crítica, donde cunden conceptos destinados a ponerles trabas a las reacciones afectivas de parte del lector: la «desfamiliarización» de los formalistas rusos; la «enajenación» de la teoría dramática de Brecht; la «ironía» de los New Criticsnorteamericanos; las aporíasdel posestructuralismo. Ello conduce a que se le dé valor a una poesía antisentimental, irónica, a menudo de lectura difí- cil, que en nada se parece a los versos más difundidos de Buesa. Ni aventura sigilo- sa ni enemigo rumor, los poemas de Oasisno producen ese desconcierto que, según Hugo Friedrich 17 , caracteriza las obras maestras de la lírica moderna. Si Buesa no le exige a sus lectores destrezas o conocimientos de los que ellos carecen, ellos no le exigen a él que haga correr ríos que nunca han existido. Alardoso por naturaleza, tal vez, lo único de lo cual Buesa nunca hizo alarde fue de originalidad. En sus memorias, escritas en 1976, afirma: «Nunca he pretendido ser original, sino lo menos otro posible,que ya es suficiente pretensión» 18 . Muchos años antes, en el prólogo a Babel,ya había expresado su indiferencia hacia la nove- dad: «Jamás me ha dominado la angustiada preocupación de tener vestidas y peina- das mis Musas a la última moda. Soy poeta, no modisto ni peluquero. Y la emoción sincera nunca será inactual» 19 . En este sentido, su poética, ya que no sus poesías, es «neoclásica» antes que «neorromántica», pues Buesa no padeció de esa «ansiedad de influencia» que, según Harold Bloom, marca la obra del poeta moderno. De ahí la proliferación de epígrafes en sus poemas, huella de su deuda para con sus precur- sores, y de ahí también las ocasionales acusaciones de plagio. Comentando la obra de Bécquer en Año bisiesto, Buesa sostiene que el autor de las Rimases «un poeta anticronológico, que se sale de todos los sacrosantos esquemas de nomenclatura poética. Es, en realidad, un romántico rezagado. Pero eso no es decente. Estamos en época de anticipación, de clarividencia estética, y semejante ejemplo negativo resulta inaceptable» (p. 63). Al describir a Bécquer, Buesa se retrata. Igual que el poeta sevillano, su audacia consiste en ser un reza- gado, «un representante activo de viejas fórmulas poéticas» (p. 4). Y un rezaga- ENSAYO encuentroNext >