< PreviousDondequiera, los mensajes que daban los guajiros a los reporteros estaban claros. Usando sellos y botones donde se leía «La Reforma Agraria ¡Va!», los campesinos anunciaban con quien estaba su lealtad. Cuando se les pregunta- ba que explicaran su apoyo a la Revolución, algunos citaban el incremento de veinte centavos en el salario, el haber luchado en la Sierra para hacer posible la Reforma, o la explicación de que ellos pronto recibirían la tierra. Las entre- vistas con campesinos individuales seguían un patrón predecible pero atracti- vo. Por ejemplo, según le explicaba a un periodista Fermín Blanco, quien había luchado al lado de Huber Matos en el Segundo Frente «Frank País»: —Estas son las primeras vacaciones de mi vida. De mis 51 años, he dedica- do al trabajo del campo más de 40. —¿Y a la escuela? —Ninguno, compay. No había escuela en mi zona. Había hambre, miseria, aislamiento… —¿Qué piensa de la Reforma Agraria? —Que es una bendición de Dios. —¿Quiere decir de Fidel, de la Revolución? —De Dios a travésde Fidel 39 . Pero aun cuando la burguesía de La Habana escuchaba tales historias, se hacían intentos para disminuir su efecto mediante la manipulación de la ima- gen ingenua y sincera de los guajiros. Aparentemente, un grupo de reporteros, supuestamente de Estados Uni- dos, trató de desacreditar la Concentración Campesina como un espectáculo de publicidad comunista haciendo que un grupo de campesinos de Guantá- namo levantara sus puños al aire. El objetivo de los reporteros era fotografiar- los en el acto de hacer el saludo internacional comunista y, por lo tanto, des- acreditar todo el evento. Observadores comunes, sin embargo, vinieron al rescate de los campesinos y frustraron las malas intenciones de los periodistas. Insultados por el intento de representarlos como comunistas, los campesinos, que eran todos de Guantánamo, acudieron en seguida a las oficinas centrales del 26 de Julio. Revoluciónpublicó entonces los detalles de su protesta junto a una fotografía de los guajiros insultados con sus rostros solemnes 40 . Como atestigua este incidente, cada quien en Cuba parecía saber el poder que tenía la imagen y la imaginación en la construcción o destrucción del sig- nificado de la Revolución. Indudablemente, la gran Concentración Campesi- na representa más que un momento político decisivo en el proceso de la Revolución. Como imagen y experiencia de interacción interclasista e interra- cial, se convirtió en un vehículo para la redención, y evidencia en sí de la misma. Aunque breve y simbólicamente, la mayoría de los cubanos llegó a creer que el tipo de sociedad que los pensadores nacionalistas cubanos, como José Martí, soñaron alguna vez —una república «con todos y para el bien de todos»— se estaba logrando finalmente. Cuando llegó el día 26 de julio, medio millón de cubanos participaron en el primer desfile militar de las recién engrosadas y organizadas Fuerzas Armadas Revolucionarias. Esa mañana, temprano, Fidel Castro, junto a altos miembros Lilliam Guerra 18 encuentro19 de su Gabinete, asistió a una misa católica solemne en la Catedral de La Haba- na, en honor a los miembros caídos del Movimiento 26 de Julio 41 . Más tarde, esa noche, miles de ellos se concentraron en el estadio de La Habana para presenciar un juego de pelota en el cual Fidel Castro y Camilo Cienfuegos jugaron para el equipo del 26 de Julio, los «Barbudos» 42 . Por supuesto, el evento culminante del día fue el discurso de Fidel Castro ante la multitud de más de un millón de cubanos, incluyendo a todos los guajiros, quienes se reu- nieron en lo que se conocía todavía como la Plaza Cívica. Aparentemente, Fidel no pudo resistir la tentación de tomar el podio e interrumpir a su hermano Raúl Castro, justo cuando Raúl destacaba el poderío visual que el mar de cubanos representaba: «Frente a las ratas taimadas que se disfrazan de revolucionarios, estas concentraciones. Frente a los traidores, un pueblo como éste basta… La única cosa que se pide en los cartelones es que regrese Fidel». En ese momento, Raúl hizo una pausa dramática y Fidel se levan- tó dejando el discurso de Raúl a medio terminar. Y, como si lo hubieran ensaya- do, los guajiros entre la multitud levantaron sus machetes en el aire y a una sola voz comenzaron a gritar rítmicamente «¡Que regrese Fidel!». De manera prede- cible, así lo hizo. Pero en vez de anunciar la decisión de regresar a su puesto él mismo, le susurró a su hermano Raúl en el oído. Entonces, Raúl se viró teatral- mente hacia la gente y anunció sencillamente: «Cubanos: Fidel ha decidido reti- rar su renuncia» 43 . Es fácil imaginar cuál fue la reacción de la multitud. Como muchas de las imágenes que definieron la lucha de los guerrilleros en la Sierra Maestra y la Revolución hasta ese momento, la primera celebración del 26 de julio fue una representación visual en vivo del sueño de la utopía recreada dentro de los marcos que Fidel Castro imponía. En este sentido, la gran Concentración Campesina representó un modelo para futuras demostra- ciones masivas organizadas por el Estado. A largo plazo, estas demostraciones generaron una imagen específica del poder total y popularmente certificado que estaba en las manos de Fidel Castro, poder que se volvió no sólo imposi- ble de perder para el líder, sino también imposible de cuestionar y, al final, imposible de retar. Para los líderes guerrilleros del Movimiento 26 de Julio, las imágenes pro- yectadas de apoyo unánime a las políticas de su liderazgo, así como las imáge- nes fundidas de Fidel Castro con la promesa visual de la utopía y la redención colectiva, crearon una estrategia básica. El objetivo de esta estrategia era cap- tar la imaginación de millones de cubanos y mantenerla en manos del Estado. A través de demostraciones masivas organizadas, las imágenes de unidad se volvieron indispensables para la continuidad en el poder de los guerrilleros. Lo más importante fue que se hicieron esenciales dentro del marco visual y estructural en el cual la distribución de poder, las relaciones con Estados Uni- dos y las políticas nacionales podían entenderse, interpretarse y discutirse. Dentro de este marco, lo primordial del liderazgo de Fidel y su papel proféti- co en la lucha, no podía ser cuestionado sino, simplemente, reconocido y «Una buena foto es la mejor defensa...» encuentroaceptado. A escala pública y colectiva, el cuestionamiento de la imagen de apoyo total para Fidel y la encarnación de la Revolución en Fidel constituyó una violación no sólo de la nueva identidad cubana emancipada, sino de la historia, del destino e incluso de la realidad en sí misma. Al final, tanto líderes como ciudadanos —especialmente la clase media— crearon estas imágenes de apoyo masivo que hicieron tan grande el poder de Fidel Castro sobre el proceso revolucionario. Ya para 1960, habían creado una visión popular y una comprensión del poder que reafirmaba la santidad de la Revolución y el derecho de Fidel a dirigirla hasta un punto tal que no sería ya más aceptado (ni aun tolerado de forma indirecta) el cuestionamiento públi- co de alguno de los dos. Así, las imágenes de unidad total darían lugar, even- tualmente, a la obligatoriedad de una unanimidad total. Traducción de Rolando García Milián Lilliam Guerra 20 encuentro 1 «Zona rebelde»; enRevolución;2 de julio de 1959, p. 2; «Zona rebelde»;en Revolución;15 de julio de 1959, p. 19. Ver también Schlesinger, Stephen y Kinzer, Stephen; Bitter Fruit : The Untold Story of the American Coup in Guatemala; Doubleday, Garden City, Nueva York, 1982. Y Coatsworth, John; Central America and the United Sta- tes: the Clients and the Colossus ; Maxwell Macmillan International, Nueva York, 1994. 2 Nelson; Cuba: The Measure of a Revolution; pp. 76-77; Cuban Economic Research Project ; p. 179; Pérez-Stable, Marifeli; The Cuban Revolution: Origins, Course and Legacy; Oxford University Press, Nueva York, 1992, p. 64. 3Ministerio de Estado, Departamento de Prensa; Ley de Reforma Agracia;en Boletín;n.º 49, 20 de julio de 1959, p. 2. 4Revolución;20 de mayo de 1959, p. 1; Núñez Jiménez, Antonio; «Dos años de Reforma Agraria»;p. 37; y «Llama- miento a las clases económicas para el engrandecimien- to de la escuela rural cubana»;en Carteles;año 40, n.º 64, 4 de octubre de 1959, pp. 40-41. 5 «Informe al Pueblo. Colecta de la Libertad: $2.111,628,94»; en Bohemia;año 51, n.º 27, 5 de julio de 1959, pp. 74-77. 6Communist Threat to the United States Through the Caribbean. Hearings before the Subcommittee to Investi- gate the Administration of the Internal Security Act and Other Internal Security Laws of the Committee on the Judiciary of the United States Senate ; Eighty-Sixth Con- gress. First Session, Part I. Testimony of Pedro Díaz Lanz, July 14, 1959; Washington, DC, Government Prin- ting Office, 1959. 7 Martínez; «Cita con Fidel…»;p. 24. 8 «Dos Grandes traidores de la historia» y «Díaz Lanz: Traidor y desertor»;en Bohemia;año 51, n.º 29, 19 de julio de 1959, pp. 72-73. 9 «La Reforma Agraria cubana y la Iglesia Católica»;en Bohemia;año 51, n.º 27, 5 de julio de 1959, p. 79; Val- despino, Andrés; «La Ley de Reforma Agraria: ¿Comunis- mo o Justicia Social?»;en Bohemia;año 51, n.º 29, 19 de julio de 1959, pp. 58-59, 93, y del Cerro, Ángel; «O Cristo o Wall Street»;en Bohemia;año 51, n.º 30, 26 de julio de 1959, pp. 62-63, 82. 10 Fuentes, José Lorenzo; «Revoluciónen Las Villas. Peralejo: Dolor y miseria que la Revolución remediará»; en Revolución ;14 de julio 1959, p. 20. Y «Zona rebelde»; en Revolución;15 de julio de 1959, p. 19. 11 «Medio en broma»;en Verde Olivo;5 de agosto de 1959, p. 10. 12 Martínez, Vicente; «El ‘Affaire’ Díaz Lanz»;en Carte- les;año 40, n.º 29, 19 de julio de 1959, p. 22. 13Íd., p. 23. 14 «Discurso de Fidel Castro en la clausura de la Refor- ma Agraria»;en Revolución;14 de julio de 1959, pp. 2, 6; Martínez, Vicente; «La Semana política: La cita con Fidel: 26 de julio»; en Carteles ; año 40, n.º 28, 12 de julio de 1959, p. 21. 15 «La Reforma Agraria seméjase a la adoptada en Japón por McArthur»; en Revolución;26 de julio de 1959, pp. 1, 19. 16 López-Fresquet, Rufo; My 14 Months with Castro; The World Publishing Company, Nueva York, 1966, pp. 47-51. 17 «Honda preocupación causa en el pueblo la renuncia del jefe de la Revolución»;en Revolución;18 de julio de 1959, p. 16. 18 «Es el momento en que menos deseamos lo que está sucediendo»;en íd., pp. 1-2, 4, 8, 10. 19 Íd., pp. 1-2, 4, 10. Y Manuel Urrutia, Fidel Castro y Compañía, S.A.; Editorial Herder, Barcelona, 1963, pp. 64-75. NOTAS21 «Una buena foto es la mejor defensa...» encuentro 20«16 Horas que conmovieron a Cuba»;en Bohemia;año 51, n.º 30, 26 de julio de 1959, p. 69; y «Honda preocu- pación…», p. 16. 21López-Fresquet;ob. cit., p. 55. 22 Lo mismo apareció en Bohemia, Carteles, Revolución y El Mundo. Por ejemplo, ver Carteles, año 40, n.º 29, 19 de Junio de 1959, p. 45 23 Martín, Regino; «Guajiros en La Habana.¡Pero la Reforma Agraria, Va!»;en Carteles;año 40, n.º 31, 2 de agosto de 1959, pp. 30-31 24G. Ruíz, Gervasio; «Resumen estadístico. Después de la Concentración Campesina»;en Carteles;año 40, n.º 32, 9 de agosto de 1959, p. 49. 25«Alojarán a campesinos»;en Revolución;15 de julio de 1959, pp. 1, 18; «La Concentración campesina del 26 de julio»;en Carteles;año 40, n.º 29, 19 de julio de 1959, pp. 30-31, 80; «Los trabajadores recibirán en sus casas a los guajiros»;en Carteles ; año 40, n.º 27, 5 de julio de 1959, pp. 46-47, 70. 26 Íd. 27«12,000 Campesinos vendrán de La Plata»;en Revo- lución;21 de julio de 1959, p. 18. 28 Anuncio «Hermanos Campesinos»;en Revolución;24 de julio de 1959, p. 8. 29 Ver anuncio en Revolución. Edición Extraordinaria ;26 de julio de 1959, pp. 5-7. 30Íd., pp. 5, 8. 31Íd., p. 11. 32 Íd., p. 19. 33 Íd., p. 17. 34Íd., p. 1. 35 «Personalidades del extranjero vendrán a la gran con- centración»;en Revolución;22 de julio de 1959, p. 1 36«Los Campesinos en La Habana»;en íd., p. 18. 37 «Guajiros en La Bana». Y G. Ruíz, Gervasio, et al. ; «Los Guajiros en los hogares habaneros»;en Carteles;año 40, n.º 31, 2 de agosto de 1959, pp. 28-29 y pp. 32-33, 66, respectivamente. «¡Qué grande es La Habana!, dicen los hombres de tierra adentro»;en Revolución;22 de julio de 1959, p. 20. 38Ramírez, Arturo; «De la farándula», en Carteles, año 40, n.º 31, 2 de agosto de 1959, pp. 34-35. Y «¡Qué Gran- de es La Habana!…». 39Martín;p. 31. 40 Íd., p. 30; «Campesinos de Guantánamo formulan dos protestas»;en Revolución;21 de julio de 1959, p. 19. 41 «Misa en la Catedral por los caídos el 26 de julio»;en Revolución;26 de julio de 1959, última página. 42 «Más de medio millón de personas presenció el gran des- file militar»;en Revolución;27 de julio de 1959, p. 6; Gonzá- lez Barros, J.; «Revolución y deportes hermanados»;en Car- teles ;año 40, n.º 31, 2 de agosto de 1959, pp. 74-75. 43 Martínez, Vicente; «No somos rebaño, somos pueblo»; en Carteles;año 40, n.º 32, 9 de agosto de1959, p. 22. Yla nave va. Impresión fotográfica digital, 2006.23 POESÍA encuentro Martí Jorge Luis Arcos Dos patrias tengo yo, Cuba y la noche: ¿o son una las dos? José Martí La patria estaba sola como una sombra, una lámina como un vampiro cansado o criatura lunar añorando la luz como una muchacha gótica, una fuente derruida, un sorbito de hiel una mirada que se escurre, una pistola suicida, un no sé qué hacer contigo porque no aguardo tu ocaso ni tu lento amanecer Ah la patria como una isla sin peso sobre la sien ráfaga, postrimería, caducidad, una mancha en la pared No tengas miedo. Eso pasa. Cierra los ojos. Respírala Luego bórrala. Mentira. Sopla el viento. Tengo sed La patria sin patria, errante, perversa, dura, la fiebre como el sudor en las sienes que deliran, ávido sexo caníbal, la luz tan blanca. Al partir. Un desolado interregno El puentecito de Nietzsche. Toco tus pechos de agua tus arrecifes sombríos, los restos sobre el mantel las ruinas de un rostro en ruinas, la opacidad de la fe Isla, patria, noche oscura. Y la tinta del café Ay patria, salvaje, ausente, lejana como un placer dame tus golfos de nada y tus palmas desoladas tu rostro errante, perdido, el aguacero cerrado No puedo con tanta sedLa música imposible Jorge Luis Arcos Aquellos ojos verdes serenos como un lago... No quiero entrar al polvo sin conocer la música de esa estancia prohibida Un rayo o una espada. Algo que sople duro. Una inaudita pérdida Nirvana o paraíso o aquellos ojos duros. No quiero entrar al polvo al blanco manicomio, al hondo acantilado, sin conocer la sombra el borde, el timbre, el légamo de la naturaleza. Las formas tan hurañas la fugitiva esencia y la belleza errante que pasó por mi lado. Un oscuro [planeta Las letras son misivas absurdas. Yo quiero las candelas que se encienden [al alba Y las frías estepas. Extraños archipiélagos. Y las playas salvajes. Y tu rostro y tu rostro como un copo de nieve. Un poquito de agua que refresque [mis sienes que deliran. Y aquella luz tan blanca. Y el hijo que no tengo. Y siempre [el rayo verde Las telas de la nada. El bestiario imposible. Las criaturas cuánticas. [No el payaso El tesoro. El cenit pitagórico. El nadir silencioso. Algo como la música La extraña música. La música inaudible. Y aquellos ojos verdes serenos como un lago. Y aquellos ojos verdes 24 POESÍA encuentro25 Del escriba doliente Jorge Luis Arcos Y en tan despierto tránsito lo feo se irá tornando en rostro del Amado José Lezama Lima Y el escriba doliente aterido de frío sale a mirar las calles los paisajes absortos de la belleza, las babas de la realidad como un absurdo malhechor, como un testigo oscuro como si el mundo fuera una hoja de una novela imposible Él, el torpe, el distraído catador de rostros, el marginal que no podía comprender tanta silueta amarga o deslumbrante tanta forma imprecisa o demasiado enfática, tanta ilusión, en fin la yerba húmeda le parecía más real, menos efímera que ese perverso prójimo, ese monigote con alas esa bella muchacha con neuronas de estopa aquel tipo con frac que maullaba en la calle aquella inconcebible gorda que arrastraba un carrito el viejo que orinaba contra su propio ombligo incluso este curioso orate con cara de escribano (¡ah, el doctor feliz, el camionero de la alegría!) para no hablar de otras presencias por supuesto sagradas y que son el paroxismo, el éxtasis del Estado Nacional POESÍA encuentroTapiz de ciegos Jorge Luis Arcos ¿Quién se mueve por ese tapiz como un prófugo un náufrago, un Simbad imposible? ¿Quién va dejando atrás los tesoros de su juventud como ruinas perversas, jirones de eternidad? El Animal (que sí ha existido) El cubano errante El que se sienta en el teatro a oscuras (destartalado, vacío) y musita sombrío: Siempre hay algo que ver Ya no más aquel olor a hojas secas y maderas podridas Ni los charcos de espuma seca entre los dientes de perro en la costa vacía Ni brisita de Cojímar (mucho menos su teoría) que entra por las persianas como un ángel de nada No, más bien la cara del idiota o del pez nauseabundo Ah, quiero esa sombra debajo de los árboles del Vedado La acera como un mapa del Universo un paisaje lunar, bosques, desiertos paisajes después de la batalla, algo así El jardín de mi bisabuela después de un aguacero criaturas antediluvianas: babosas, cochinillas y un imposible niño que ya no existe ¿O tal vez sí? ¿En qué páramo, isla sin perdón o en qué remoto y fiero paraíso? ¿Habrá que llorar como Rilke: nostalgia de los lugares que no fueron bastante amados en la hora pasajera? Se perdieron los gestos, los colores, los hechos como en un calidoscopio irrepetible La arena del desierto y un viento inconsolable Los vellos de ese cuello martirizando a Oblomov Yo buscaba en las cuevas, los parajes remotos montañas, costas ásperas, paisajes submarinos algún signo, un aviso, una imprevista esencia algo rotundo, puro, desconocido y loco algo más, cualquier cosa que hablara un lenguaje extraño que no fuera esa vida vulgar y plúmbea, desolada y perdida 26 POESÍA encuentro27 algo como una hostia con un fulgor distinto interminable orgasmo, un reverso o un pánico redivivo Casal en una Habana sucia soñando con Japones… POESÍA encuentro Seiden Shark. Impresión fotográfica digital, 2006.Next >