< Previousson símbolos, como el de Calvin Klein, asesinatos e imágenes irreconocibles, creando polos de misterio o de ininteligibilidad. Era, de nuevo, una relectura singular de la realidad, esta vez con una intención totalizadora. En la exposición To be belingual, montada en la Frederic Snitzer Gallery, de Coral Gables, la artista exploró la experiencia del inmigrante y la indefinición de su identidad cultural, a través de trabajos minimalistas, relecturas de la tradición y referencias a la historia del arte america- no. De esta manera, daba muestras de sus inquietudes ante actitudes xenófobas, así como de una resistencia a la asimilación cultural, otorgándole protagonismo a la palabra como vehículo de (in)comunicación. Especialmente, a la palabra fuck , que aparecía bajo la forma de entradas de diccionarios, definiciones y variaciones sobre su significado. En suma, la imagen plástica de la palabra suplantando el significado de la palabra misma. Dentro de esa serie de trabajos con la tipografía, Consuelo Castañeda ejecutó idénticas operaciones sobre palabras como dream, died, get… Palabras que no sólo asumían conceptos en su función habitual, cuyo protagonismo emanaba no sólo de su significado, sino también de su significado visual. La artista jugaba inclu- so con palabras capaces de contraer, por contexto, una semántica dual: la función visual las dotaba de ambigüedad cuando se referían a desplazamientos personales o sociales hacia la periferia:left, right, front, behind, border. Después de participar en las muestras Arte Cubanay Ante América: Cambio de foco, esta última en la Biblioteca Luis Ángel Arango, de Bogotá, Consuelo Castañeda dio a conocer su serie Cityen la exposición colectiva Nowhere, montada en Alonso Art (noviembre, 2005-enero, 2006). La muestra, donde expusieron también Alexandre Arrechea, Juan Pablo Ballester y José Iraola, estuvo encabezada por una sugerente cita de Jean Baudrillard que hablaba de la «metás- tasis generalizada», la «clonación del mundo», de «nuestro universo mental», y de cómo deveni- mos «espectadores pasivos, extras interactivos» en este inmenso reality showque es la con- temporaneidad. Conceptos todos que definían de una manera muy precisa las piezas de la serie City , con imágenes procesadas de Las Vegas, Nueva York y Miami, y donde el acrílico no sólo constituía un soporte, sino también un ingrediente conceptual de esa nueva visión de la ciudad. Acerca de las fotos de esta serie, dejó dicho la propia autora: «Cuando las tiré, pensaba en [James] Rosenquist y en el pop americano. Esos anuncios fueron diseñados en función de la industria del espectáculo y han terminado siendo palimpsestos de información. Es lo que dice Baudrillard cuando habla del espectador pasivo». Y José Antonio Évora (El Nuevo Herald, 11 de diciembre, 2005), añadió que «para Castañeda las estrategias de representación de la fotogra- fía vienen de la pintura, de modo que cuando se asoma al visor de su cámara empieza a ope- rar mentalmente las mismas nociones de composición bidimensional que cuando pinta. Las dife- rencias son obvias: al entregarse a la labor artesanal de pintar, el artista se recrea en las tex- turas, por ejemplo, algo que falta en la práctica del fotógrafo, aunque no necesariamente en el resultado, como demuestran las imágenes de su serie City». Consuelo Castañeda, quien reside entre Miami y Nueva York, persiste en ofrecernos desde el hiperrealismo, el kitsch, la tipografía, el cómic, y los símbolos del consumo o la religión, una visión otra de la realidad aparente, lectura que dota siempre a las imágenes de un sustrato con- ceptual. Actualmente, la autora desarrolla una serie de fotografías digitales, de las cuales Amy Rosenblum, curator del Miami Art Museum (MAM), junto a Lorie Merles, ha dicho que «constitu- yen formas sublimes para contabilizar el pasado del tiempo». Tal como afirmara Carolina Ponce de León, «la obra de Consuelo Castañeda ha girado en torno a la manipulación y apropiación de lenguajes e imágenes de la historia del arte. Con una incisiva óptica conceptual, resemantiza elementos iconográficos extraídos de esa fuente para problematizar la percepción y la función del arte en las relaciones entre la periferia y la hege- monía occidental». 248 consuelo castañeda encuentroKnoff, Tarzán y los felinos_01 (1989) Acrílico sobre lienzo, 63 x 63 pulg.Sin título (Deseo) (1993) Acrílico sobre lienzo, 30 x 36 pulg.Betty-Kahlo_01 (1993) Fotografía, 44 x 66 pulg.Naturaleza muerta #8 (Supremacía del objeto) (1993) Acrílico sobre lienzo, 63 x 63 pulg.To be bilingual. Lesson #2: Verbs (Get) (1993) Acrílico sobre lienzo, 66 x 66 pulg.Éxtasis (2001) Impresión digital sobre papel, 72 x 60 pulg.NY-Times Square (Ring) (2005) Fotografía digital sobre acrílico retroiluminado, 48 x 64 pulg.Tatoo_03 (2006) Acrílico sobre lienzo, 72 x 72 cm.257 encuentro i. a modo de prólogo: carlos fuentes o el intelectual total Parece indudable que Carlos Fuentes representa a la per- fección el papel del intelectual total en la segunda mitad del siglo xxlatinoamericano. Camaleónico y seductor, se ha desenvuelto como pez en el agua en todos los momen- tos decisivos de la historia del continente (y aún más allá). Dotado de un talento creador y una inteligencia indiscuti- bles, ostenta la capacidad de hacerse omnipresente y actor ineludible en las citas literarias, políticas y sociales. Así como en su literatura aspira a ser el deicida, el escri- tor total, en su faceta de intelectual es también omnívoro, quiere ser testigo de los avatares políticos que determinan la realidad latinoamericana desde los años 60 y, qué duda cabe, lo consigue. Porque, como él mismo declara: «La política fue como mi segundo líquido amniótico» 1 . Carlos Fuentes pertenece a esa raigambre de intelectuales latinoa- mericanos brillantes, pero, a la vez, ambiciosos y provoca- dores del éxito propio. Parece relevante analizar su figura como intelectual generador de opinión pública y como referente ideológico en su país y en el mundo occidental. Si es indiscutible su papel de maestro de novelistas, tam- bién se podría hablar de Carlos Fuentes como pensador político de amplio espectro y de gran influencia. ii. carlos fuentes y la cuba de los 60: del entusiasmo al desencanto Carlos Fuentes asumió un compromiso público y práctico con la Revolución Cubana desde su triunfo en 1959 (de hecho, llegó a La Habana el 2 de enero, antes de la entra- da de los «barbudos» de la Sierra Maestra). Formaba parte de ese grupo de jóvenes delfines revolucionarios no cuba- nos, con Cortázar, Vargas Llosa y García Márquez a la Ana Pellicer Vázquez Radiografía deundesencanto Carlos Fuentes y la Revolución CubanaNext >