< Previousotros) y la falta de libertades políticas y civiles. Pero la vieja economía, basada en el desarrollo de la conciencia socialista y en la renuncia a los estímulos materiales, había sido sustituida por una economía mixta 7 . Entre 1959 y 1990 el Gobierno mostró escasa preocupación por los proble- mas ambientales. La Ley No. 33 de 1981, llamada «de protección del medio ambiente y del uso racional de los recursos naturales», jamás llegó a ser imple- mentada. No obstante, para que la savia del dólar pudiera circular con efica- cia por las venas de la nueva economía, era preciso que el mercado de consu- mo ofreciera a la población una canasta de alimentos más abundante y variada. Esto se entiende mejor si se tiene en cuenta que, al legalizarse el dólar, centenares de miles de cubanos empezaron a recibir periódicamente ayuda económica de sus familiares residentes en el extranjero, calculándose el total de ésta en unos $800.000.000 anuales. La tierra, hasta entonces maltrata- da y subestimada, fue investida por nuevos valores. Media docena de plátanos ya no sólo tenía una significación social (alimentar a la población); ahora, era sobre todo un dólar, un billete verde con la efigie de Washington que entraba directamente en la nueva economía junto con los que dejaban los turistas. Pero los plátanos venían de la tierra, y la tierra, debido a su degradación, a causa de los agudos problemas ambientales, producía la tercera parte de lo que debía producir. La adopción del modelo soviético de explotación agrícola sobre la base de planificación central, grandes granjas estatales, tala de árbo- les y arbustos en las llanuras, cultivo extensivo, irrigación masiva, mecaniza- ción intensiva, y uso indiscriminado de pesticidas y fertilizantes químicos había tenido efectos desastrosos sobre los suelos, la flora y la fauna, los ríos, el litoral, las bahías y las reducidas áreas de bosque que aún quedaban. A esto habían contribuido la construcción de nuevos ingenios y el aumento de la cantidad de tierras dedicadas a la caña de azúcar, que llegaron a sumar unos 2.000.000 de hectáreas. Carlos Wotzkow, un ornitólogo que vivió en la Isla hasta 1992, ofrece datos concretos sobre la degradación del medio ambiente y la biodiversidad debido a la incompetencia y la arbitrariedad oficial, así como como a la falta de con- ciencia de la población hacia los problemas ambientales. Según Wotzkow 8 , las cavernas han sido usadas con fines militares y la construcción de pedraplenes en los cayos del Norte, con miras turísticas, ha arruinado ecológicamente una zona de reservas naturales de 1.760 km 2 . La drástica disminución en las importaciones de fertilizantes, pesticidas, petróleo, tractores, combinadas y camiones, aconsejó que el sistema agrícola fuera examinado con vistas a utilizar antiguas maneras de explotación de la tierra, por ejemplo, regresar al tiro animal y a la agricultura orgánica. Aten- diendo a estos criterios y a los críticos problemas ambientales que surgían a lo largo y ancho de la Isla, una delegación cubana participó en la llamada Cum- bre de la Tierra, llevada a cabo en Río de Janeiro en 1992. Pronto, Cuba comenzó a ratificar un mayor número de acuerdos e intrumentos internacio- nales relacionados con el medio ambiente, algunos de los cuales ofrecían ayuda monetaria y técnica. Entre 1993 y 1994 se aprobó e implementó un Antonio Benítez Rojo 58 encuentro59 paquete legislativo de protección ambiental y se creó la Agencia de Medio Ambiente, compuesta de varios centros e institutos de investigación, como parte del nuevo Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (citma). En 1997 las oficinas provinciales del citmaidentificaron los proble- mas más serios en sus respectivos territorios al tiempo que recomendaban soluciones a medio y largo plazo. Los resultados que esta investigación arrojó debieron ponerle los pelos de punta a la burocracia de La Habana. La situa- ción era terriblemente crítica de un extremo a otro de la Isla: las cuencas hidrográficas estaban deforestadas y sus aguas contaminadas por residuos humanos, animales y fabriles que se vertían en las bahías y en las zonas coste- ras; los suelos acusaban compactación, desertificación y salinidad; los basure- ros proliferaban, las fosas sépticas permanecían desbordadas por falta de equipos de limpieza y las redes de alcantarillado eran insuficientes o necesita- ban reparación; los sistemas de tratamiento de aguas estaban en falta o fun- cionaban mal y la utilización industrial de la arena de las playas y la deforesta- ción en los manglares de la costa ocasionaban pérdidas del litoral; la biodiversidad desaparecía y aumentaban las enfermedades gastrointestinales a causa de la contaminación del agua y los vegetales 9 . En 1997, al ratificar Cuba el Convenio de las Naciones Unidas para Com- batir la Desertificación y la Sequía, se decía en el sumario: La desertificación afecta el 14% (1.580.996 ha) del territorio del país. La degra- dación de la tierra, resultante de la mala administración y del negativo uso humano de la tierra a lo largo del tiempo, es la causa principal de la aparición de marcadas señales de desertificación (...) El hecho de que el 76.8 % de las tierras cubanas acusan los peores rendimientos de las cosechas, no permite que se obtenga más de un 30% de la producción potencial de las distintas especies sembradas. Esta situación indica que uno de los efectos directos de la desertifi- cación es la reducción de la capacidad de la tierra para producir alimentos, impidiendo así llenar las más urgentes necesidades de la población 10 . En cuanto a la contaminación de las aguas terrestres y marinas, un infor- me con datos de 1999, elaborado por el Centro de Información, Gestión y Educación Ambiental (cigea), afirma que el 59 por ciento de las fuentes de contaminación de la Isla carecían de sistemas de tratamiento y veinte por ciento tenían sistemas deficientes. Con relación a las fuentes de origen doméstico, la baja capacidad y funcionamiento irregular de los sistemas de tratamiento determinaban que sólo un veinticinco-veintiocho por ciento de las aguas residuales evacuadas por los alcantarillados urbanos recibieran tra- tamiento, agravando así el deterioro de las cuencas hidrográficas y las zonas marino-costeras. En el caso de las lagunas de estabilización que retenían parte de las aguas residuales, sólo el catorce-dieciséis por ciento de ellas se encontraban en forma adecuada. El 5 de junio de 2001, con motivo de celebrarse el Día Mundial del Medio Ambiente, la jefa de la Agencia declaraba que, después de más de veinte años de Paraísos Perdidos encuentrotrabajo, Cuba no sólo había detenido la deforestación sino que había generado nuevas áreas boscosas, particularmente en las montañas, cuya suma a las ya existentes representaba un total de 21,7 por ciento del territorio de la Isla. En lo que toca a la salvaguarda del medio ambiente, la Agencia contaba con seis reservas de la biosfera y 81 zonas nacionales de protección que garantizaban la conservación de la naturaleza en esos sitios. También, aseguraba que la contaminación en la Isla había bajado de 9,7 por ciento en 1999 a 6,9 por ciento en 2000 y que las innovaciones tecnológicas y el reemplazo de equipos y productos químicos en la industria y en la agricultura con otros menos agre- sivos había llegado a ser una práctica generalizada. La cifra relacionada con la deforestación parece ser producto de un error estadístico, ya que las oficinas provinciales del citmase quejaban en sus infor- mes de problemas que iban desde la tala ilegal de árboles hasta el escaso rendi- miento de las semillas y posturas; eso sin contar que éstas corresponden gene- ralmente a especies exóticas, como los eucaliptos y casuarinas australianas. Además, hay que considerar los efectos de medio millar de fuegos forestales ocurridos durante 1997-98 y el considerable aumento de los requerimientos de madera, debido a la ausencia de combustible doméstico y a la construcción de nuevas instalaciones turísticas. Pero aun cuando la cifra fuese cierta, cinco meses después de ser publicada ésta el huracán Michelle arrasaría las regiones centrales y orientales de la Isla, dejando enormes pérdidas en los cultivos y en los bosques, y entre 2002 y 2004 ocurrirían varios desastres naturales de impor- tancia: el paso de los huracanes Isidore, Lili, Ivan y Charley, y el incendio fores- tal de la Ciénaga de Zapata, declarada una de las reservas mundiales de la bios- fera, donde se perdieron 10.000 hectáreas de bosque. Aun en el caso de que las áreas destruidas fueran reforestadas a la mayor brevedad posible, la biodiversi- dad original de un bosque nunca puede ser reestablecida. En cuanto al porcentaje de contaminación, no dudo que haya descendido. La actual economía mixta está mostrando poca tolerancia hacia las fábricas obsoletas y las industrias no rentables; muchas han sido cerradas y todo pare- ce indicar que dicha política continuará en el futuro inmediato. Basta decir que recientemente ha ocurrido lo impensable: fuentes oficiales anunciaron el desmantelamiento de casi la mitad de los ingenios del país y de las tierras dedicadas a la caña de azúcar. Después de cuatrocientos años de nacida en las márgenes del Almendares, la industria ha dejado de tener la eficacia que una vez la caracterizó. Cuba ya no es el primer productor de azúcar, sino el cuarto, y el costo de producción es tres veces mayor que el promedio mundial. Tam- poco las exportaciones de azúcar son ya la principal fuente de ingresos del país; en los 90 el turismo llegó a ser la primera industria, posición irreversible a juzgar por las continuas inversiones en este sector. No obstante, la situación ambiental dista mucho de estar exenta de peligros. Una de las obras más calificadas sobre las aves del país, Field Guide to the Birds of Cuba,escrita por científicos que trabajan dentro de Cuba, enumeran treinta especies amenazadas. Sobre la degradación del medio ambiente y la biodiversidad, dicen los autores: Antonio Benítez Rojo 60 encuentro61 Ha habido una extensa alteración de la tierra debido a la agricultura, la cría de ganados, el desarrollo urbano y la producción maderera. La tala de árboles con objeto de producir leña y carbón es común, incluso dentro de las áreas protegi- das de bosques. Los intervalos entre los cortes a veces duran décadas, pero con frecuencia aquéllos son demasiado cortos para permitir una adecuada regene- ración. En la actualidad, los cayos del norte (Coco, Romano, Cruz y Paredón Grande) figuran entre las áreas más dañadas, principalmente a causa del des- arrollo del turismo (...) Hay regulaciones oficiales que protegen la caza […] pero éstas son desconocidas con frecuencia tanto por los cazadores como por los guardabosques. Los aves son cazadas en números que exceden los límites legales, y especies protegidas como el Ruddy Ducky el Masked Duck, a veces son también cazados. Además, los cazadores violan constantemente las restricciones oficiales, y no sólo usan escopetas sino además distintos tipos de trampas. Las redes arrojadizas (...) se han utilizado para capturar bandadas enteras de patos Northern Bobwhitearrinconados por perros. Las únicas penalidades son la confis- cación de la presa y de las escopetas, lo cual ocurre raramente. Las introduccio- nes de especies exóticas, bien accidentales o voluntarias, han ocasionado plagas en Cuba y en otras islas de las Antillas. En los más remotos bosques vírgenes, se encuentran ratas, cerdos salvajes, gatos y, con menos frecuencia, perros (...) Adicionalmente, en las últimas dos o tres décadas, Cuba ha recibido una canti- dad apreciable de animales exóticos (monos y ciervos de Asia y África), así como jabalíes. Tres diferentes especies de monos han sido soltados en varios cayos (...) donde ecosistemas frágiles sostienen la vida de pájaros y reptiles en peligro de desaparecer (...) La especie más afectada por el comercio ilegal es la cotorra cubana. Los pichones son capturados tumbando los nidos, y son cria- dos a mano hasta que alcanzan su completo desarrollo. No hay duda de que centenares de ellos han sido drogados y contrabandeados fuera del país, sim- plemente dentro de los bolsillos de los viajeros (...) Hasta los últimos años de la década de 1980, las industrias cubanas se desarrollaban a un ritmo considera- ble. Consecuentemente, las refinerias de azúcar y las plantas generadoras de electricidad descargan una gran variedad de residuales contaminadores que afectan las calidades del aire, la tierra y el agua. El paisaje del campo que se observa más allá y corriente abajo de los grandes ingenios de azúcar, es por lo general triste y desolado. Si existen informes y estudios de la cantidad y los efectos de los agentes contaminadores, éstos no han llegado a nosotros. No obs- tante, creemos que la contaminación más seria ha ocurrido debido al uso exce- sivo de pesticidas, particularmente melathion y synthetic pyrethroids(...) El impac- to de la aplicación de pesticidas por vía aérea en la población avícola, como ha ocurrido en lugares como Cayo Largo, Cayo Coco y Cayo Guillermo, aunque nunca se ha reconocido propiamente, ha sido lo suficiente grande como para producir una visible y extensa mortalidad 11 . En las fotos de Natural Cuba/Cuba natural, de Alfonso Silva Lee, puede apreciarse la riqueza de la fauna endémica cubana. Una cantidad significativa de sus especies se encuentra en peligro de extinción, desde el formidable Paraísos Perdidos encuentrococodrilo hasta los vistosos caracoles de la Polymita picta. ¿Cuál será su destino final? ¿Hasta qué punto son eficaces los controles existentes? Lo cierto es que Cuba está muy lejos de ser un país transparente. La experiencia indica que nadie, ni siquiera los cubanos, sabe con exactitud lo que pasa dentro de la Isla. Así, no es posible apreciar el verdadero alcance de los daños ecológicos ni hasta qué grado se cumplen los planes del citma y, particularmente, los de la Agen- cia de Medio Ambiente. Queda claro que la mala situación económica que atra- viesa el país desde hace años es un obstáculo para la mejora de su ruinosa infraestructura. Si bien el cierre de viejas fábricas y la demolición de gran parte del complejo azucarero disminuirá la contaminación y la deforestación, dece- nas de miles de trabajadores tendrán que ser reubicados en otros sectores, signi- ficando el período de espera un importante aumento de los gastos destinados a la asistencia social en detrimento de otros programas. La construcción de acue- ductos, redes de alcantarillado y plantas de tratamiento de aguas, así como el mantenimiento de las áreas de protección y la limpieza de las bahías y cuencas hidrográficas representan gastos exorbitantes. ¿Qué fuentes de ayuda o de prés- tamos internacionales estarán dispuestos a financiarlos? O bien, ¿quién puede asegurar que de ocurrir una mejora económica no vuelvan a cometerse los errores del pasado? En cualquier caso —afirman Díaz-Brisquet y Pérez-López— además de tener implantado un sistema de protección del medio ambiente, Cuba tiene algo a su favor: el crecimiento demográfico ha declinado considera- blemente (menos de uno por ciento en la actualidad). La crisis económica de los 90 ha contribuido a una disminución a largo plazo de la tasa de fertilidad. Se espera que dentro de unos pocos años el número de habitantes se estabilice (o empiece a declinar) alrededor de los doce millones, situación que sucederá por primera vez en un país de América Latina. En las reuniones cumbres sobre el medio ambiente, se habla inspiradamen- te de la posibilidad del desarrollo económico sostenible en los países pobres. Yo no soy quien para opinar en ese foro; carezco de credenciales. Pero, entre las quejas y las reclamaciones y las buenas intenciones y solemnes hipocresías de los discursos que allí se pronuncian, me pregunto: tal vez un desarrollo limpio y verde sea posible en la Cuba del futuro. Pero, ¿será probable? Antonio Benítez Rojo 62 encuentro 1Los estimados de áreas de bosques los he tomado de Marrero, Leví; Geografía de Cuba; La Moderna Poesía, La Habana, 1950, y Cuba: Economía y Sociedad, 15 vols.; Editorial Playor, Madrid, 1978-92; Moreno Fraginals, Manuel; El ingenio: El complejo económico y social cuba- no del azúcar; 3 vols.; Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1978 y Cuba /España, España/Cuba: Historia común ; Grijalbo Mondadori, Barcelona, 1995; Díaz-Bris- quet, Sergio y Pérez-López, Jorge; Conquering Nature: The Environmental Legacy of Socialism in Cuba; Univer- sity of Pittsburgh Press, Pittsburgh, 2000. 2 Marrero, 1975, vol. 4, p. 21. 3Humboldt, Alexander; Ensayo político sobre la Isla de Cuba; Publicaciones del Archivo Nacional de Cuba, La Habana, 1960. 4Historia física, política y natural de la Isla de Cuba (1842) de Ramón de la Sagra, en Marrero, 1984, vol. 10, p. 204. 5Moreno Fraginals, 1975, p. 156. 6 Moreno Fraginals, 1978, vol.1, 163. 7 No obstante, algunos de los moderados pasos hacia el capitalismo seguidos durante los 90 han tomado una dirección regresiva en los 2000. Por ejemplo, a finales de 2004 la circulación del dólar fue prohibida en favor de una NOTAS63 Paraísos Perdidos introducción encuentro moneda local convertible, si bien la posesión de dólares continúa siendo tolerada. 8 Wotzkow, Carlos; Naturaleza cubana ; Ediciones Univer- sal, Miami, 1998. 9 Los informes provinciales pueden obtenerse en el bus- cador Google, escribiendo «estrategia ambiental» segui- do del nombre de la provincia. Por ejemplo, el informe sobre la provincia de La Habana reflejaba los siguientes problemas: A. Deterioro del ecosistema Costa Sur. En el humedal costero del sur de la provincia La Habana, uno de los más importantes del país, la principal evidencia del deterioro sistemático es el retroceso de la línea de costa que alcan- za anualmente más de un metro, como consecuencia de la extracción de arena de las playas, la destrucción de la vegetación costera, la construcción de obras cercanas a la costa sin prever los resultados negativos que pueden provocar, la construcción de pedraplenes perpendiculares a la costa, las extracciones de turba y otras acciones en un sistema ecológico muy frágil y vulnerable. B. Contaminacion de las aguas terrestres y marinas. Alrededor del 75 por ciento de los recursos de agua dis- ponibles en la provincia son subterráneas y están alma- cenadas en formaciones cársicas en las cuales inciden de manera especial el estado deficiente del alcantarilla- do y su carácter parcial en la mayoría de los casos; el inoperante funcionamiento depurador de un elevado por ciento de lagunas de estabilización (en escuelas de régi- men interno, centros porcinos, centrales azucareros), al no recibir sus residuales líquidos el adecuado tratamien- to y presentar deficiencias en sus sistemas de fertirrie- go; el agravado déficit de cobertura de sistemas y medios de tratamiento de los residuales; y los serios pro- blemas de operación y mantenimiento de los sistemas de tratamiento existentes, que en muy pocos casos tienen para su solución un respaldo financiero; el decrecimiento del aprovechamiento y reuso de los residuales líquidos y la indisciplina tecnológica. C. Deforestación. La evaluación de los recursos foresta- les están en el orden de las 59.050,5 ha. de bosques natu- rales y 10.625,1 ha. de plantaciones. En los últimos años se ha incrementado la tendencia al uso irracional de los bosques con fines energéticos dada la situación existente con los combustibles domésticos y las acciones construc- tivas; la quema incontrolada, el libre pastoreo y las podas indiscriminadas. La creación de bosques energéticos y fru- tales así como los destinados a la rehabilitación de las cuencas hidrográficas, no sobrepasan el 50 por ciento de cumplimiento. Persisten problemas con la calidad de los bosques naturales, las escasas fuentes semilleras, el bajo índice de supervivencia de las plantaciones y la débil gama de especies para la reforestación. D. Deterioro del saneamiento y las condiciones ambien- tales en asentamientos humanos. El desarrollo industrial y las construcciones de viviendas no han estado en correspondencia con el incremento de las inversiones en alcantarillado (del que dispone el veinticinco por ciento de la población), mantenimiento y reparación de acue- ductos, soluciones integradas de recogidas de desechos sólidos, y las soluciones para la disminución de emisio- nes contaminantes. La Habana cuenta con la mayor den- sidad de asentamientos por km 2 de Cuba, y la solución de los albañales en la mayoría de los asentamientos se realiza a través de fosas, de limpieza limitada por la carencia de recursos. El servicio de agua potable ha sufrido limitaciones en calidad y cantidad, por insuficien- cia en el suministro estable de los productos necesarios para su tratamiento. Es insatisfactorio el estado técnico de las redes de acueducto y sistemas de alcantarillado por el largo tiempo de explotación y la falta de sistema- ticidad en su mantenimiento y reparación. La recolec- ción y disposición de desechos sólidos se ha visto limi- tada por el parque automotor, el combustible y la baja disponibilidad de depósitos para la recolección de la basura, dando lugar a la proliferación de microvertede- ros en zonas habitadas, en los límites de los centros educacionales con régimen de internado y en los campa- mentos. El 70 por ciento de la recogida de basura se realiza por medio de tracción animal, con la posibilidad de proliferación de vectores. La recolección y disposi- ción de los desechos de los hospitales constituyen un grave riesgo al no funcionar adecuadamente los incine- radores. La mayoría de las instalaciones que manejan desechos peligrosos no cuentan con tratamiento y dis- posición segura. Las instalaciones industriales son la causa fundamental de contaminación atmosférica, cuyo aumento ha provocado el incremento de la morbilidad por enfermedades respiratorias y cardiovasculares. El sistema de vigilancia de la calidad del aire presenta tal grado de deterioro que es operativo sólo en un treinta por ciento. E. Degradación de los suelos. Un elevado por ciento del fondo de suelos de la provincia se encuentra afectado por factores de carácter natural o antrópico, acumulados en el transcurso de los años, con una marcada preponderancia de los segundos, que han conducido a que los procesos erosivos fuertes y muy fuertes (cultivo de pastos) alcance una superficie de 42.227 ha y otras 54.304 tengan una erosión media, estando entre ellas 543,04 ha. de otros cultivos. El diecisiete por ciento del área estudiada presen- ta drenaje de moderado a deficiente. A este factor se suman la no nivelación de las áreas y la compactación del suelo. La salinidad no constituye un grave problema, aun- que se han detectado afectaciones. F. Pérdida de la diversidad biológica. Ello ha ocurrido como consecuencia del inadecuado manejo de la costa sur y de otros ecosistemas frágiles, la destrucción del hábitat natural de especies en bahías, costas y ríos; la aplicación de una agricultura intensiva con la excesiva utilización de recursos y baja rotación de los cultivos y los suelos, una insuficiente integración entre las estrate- gias de conservación y uso sostenible de la biodiversidad Antonio Benítez Rojo 64 encuentro y las actividades de desarrollo económico, la carencia de programas integrados para evaluar, conservar y usar de manera sostenible la diversidadbiológica, la caza fur- tiva y la pesca ilegal de especies de alto valor económi- co, la falta de control sobre el cumplimiento de la legis- lación ambiental vigente y la falta de conciencia y edu- cación ambiental en la población. 10Mi traducción. Ver el documento completo en www.unccp.int/cop/reports/lac/national/2000/cuba- summary-eng.pdf 11Mi traducción. De Garrido, Orlando H. y Kirkconnell, Arturo; Field Guide to the Birds of Cuba (ilustrado por Roman F. Company); Comstock Pub. Assoc., Oak Ridge, 2000, pp.7-9. Sacrificio. Acrílico sobre lienzo, 71 x 71 pulg., 1990.65 entrevistas encuentro entrevistas DonQuiqueAgrícola Conversación con Enrique Labrador Ruiz Alejandro Anreus Conocí a Enrique Labrador Ruiz «por el correo» y a través de José Gómez Sicre, de quien era amigo entrañable desde los años 30. En esa época yo tenia aspiraciones pictóricas y le envié un dibujo, muy a lo José Luis Cuevas, por cierto, titulado «El general de Sagua,» ciudad donde había nacido Labra- dor y de donde venía toda la familia de mi madre. Labrador me escribió una nota encantadora y comenzó nuestra conversación epistolar. Nos veíamos cada vez que él visitaba Nueva York o Nueva Jersey, y yo lo visitaba en su modesto apartamentito que compartía con su mujer María Mercedes (Che- ché) en la sagüecera de Miami. Cada vez que podía le enviaba paqueticos de libros que él me pedía; leía de todo, lo mismo poesía que ensayo, nove- las que teología y filosofía. En traducción lo introduje a Adorno, Marcuse y Céline. Al principio le gustaron los tres, al final me aseguró que el único que valía era «el viejo Teodor.» Tenia razón Don Quique. En 1981 Labrador me honró con unas palabras para el catálogo de una exposición de dibujos míos en Michigan —es mi texto favorito de mi breve vida de pintor—. Me trató siempre con el nombre de «sobrino,» y él mismo se puso el nombrete de «Don Quique Agrícola», el cual usé en toda mi correspondencia con él. Cada vez que Labrador venía a Nueva Jersey, se quedaba en casa del académico Elio Alba, en Verona. Lo visité varias veces en la casa de Malvern Place, y en octubre de 1983 lo entrevisté sobre su interés por las artes visuales, su amistad con pintores, etc. Esta entrevista tuvo lugar el 15 de octubre de 1983, en casa de Elio Alba. La transcribí de cinta en el verano de 2000. Alejandro Anreus(a.a.). Enrique háblame un poco sobre tu fascinación con lo visual. Enrique Labrador Ruiz(e.l.r.).Mira sobrino, creo que fue en mi niñez en Sagua la Grande. El paisaje, la luz y los colores. La densidad del monte. Interesante que en mi obra de escritor el paisaje me ha importado un carajo. El chino Lam capta en su obra esto que te digo de la naturaleza alrededor de Sagua. También recuerdo la iglesia de los jesuitas, que era un templo barrocode cierta belleza para una ciudad de provincia. Recuerda que Sagua era ciu- dad, no pueblo… Mañach se refería a Sagua como «Sagua la máxima». a.a. ¿Cuándo te fuiste de Sagua? e.l.r. Si mal no recuerdo a los dieciocho o diecinueve años. Y no volví más. El resto de mi vida la he pasado en La Habana, y en mi amargo exilio en Madrid, Caracas y Miami. Sabes lo que escribió Ovidio sobre el exilio… algo así como «todos los exilios son amargos y el último te mata»… quizás esté equivocado con la cita. a.a. Cuéntame del primer arte que viste en La Habana. e.l.r. Fueron las ilustraciones de la Revista de Avance. Recuerdo los dibujos de Abela y de Carlos Enríquez, de quien fui amigo. También las espléndidas caricaturas de Conrado Massaguer y las de Rafael Blanco. Mira, Blanco era un dibujante y pintor único, extraño, muy original. Algo así como un expre- sionista criollo. Mas tarde, debido a mi amistad con Pepe Gómez Sicre, conocí a varios pintores como Amelia, Cundo, Portocarrero, Mariano, Feli- pe Orlando, Mario Carreño… por mi propia cuenta yo ya conocía a Abela, Carlos Enríquez, Ponce, Jorge Arche, y por Arche conocí a Arístides Fernán- dez poco antes de su muerte. También conocí a esa figura de poca impor- tancia que era Víctor Manuel García. Víctor era un personaje arrastrado, alcohólico y amanerado. Conocí a Carlos Enríquez por mi amigo el escritor Félix Pita Rodríguez —quien, por cierto, es un gran cuentista y poeta. La influencia de Vallejo llega a Cuba por vía de Félix, quien trató al gran perua- no en París. Después, por Carlos conocí a Ponce. De todos los artistas plásti- cos de la Cuba de mi época, los que eran mis amigos eran Carlos y Ponce. a.a. Arche pintó tu retrato, ¿no? e.l.r. Jorge era un gran tipo. La verdad es que como pintor lo encuentro muy seco. Con el tiempo no me gusta. Lo que sí era un buen retratista. Nos pintó a todos los escritores del momento: a Mañach, a Ortiz, a Marine- llo, a Lezama, a mí. No recuerdo si pintó a Guillén. Caravia fue el que pintó a Guillén —¡en el retrato, Nicolás parece un obispo! a.a. Háblame de tu amistad con Enríquez y con Ponce. e.l.r. Carlos y yo fuimos muy amigos. Bebíamos juntos, salíamos juntos, yo siempre era invitado a sus fiestas en El hurón azul. Creo que es un gran pintor, lleno de violencia y poesía. Déjame decirte que como escritor Car- los no es malo, superior a muchos de sus contemporáneos, de mis contem- poráneos. Lo de su «romancero guajiro» o «romancero criollo» es genui- no, auténtico… él no era un guajiro ni nada por el estilo, sino un hombre culto, de clase alta que le dio la espalda a la clase media de su época, a toda la mediocridad de nuestra seudorrepública, su hipocresía, su racis- mo, sus injusticias. El alcohol lo jodió, como casi me jode a mi también. Si existe un cuadro que define la vanguardia pictórica de Cuba, yo creo que ese cuadro es «El rapto de las mulatas». a.a. ¿Fueron amigos hasta su muerte en 1957? e.l.r. No, tuvimos un malentendido debido a su mujer, Eva, y terminó nuestra amistad. Ella lo dejó por una sáfica inglesa discípula de León Davidovich Alejandro Anreus / Enrique Labrador Ruiz 66 entrevistas encuentro67 Bronstein, es decir, Trotsky. Lo recordé con afecto en «El pan de los muer- tos», donde escribí: «Carlos estaba en la profunda cepa del que sabía contar con el pincel, con la espátula, con pluma nada pesimista, y era quien ve mejoría en la sordera espiritual de un país junto al clamoreo de la gente que no desea perecer. Flaco, distraído, pero no desvitalizado, no lloroso». a.a. ¿Y Ponce? e.l.r. Era un ser extraordinario. Un verdadero antisocial. Un verdadero para- noico. Un gran pintor atípico de nuestras tierras. La luz en sus cuadros no es nada dulce, es feroz, se devora las cosas, los objetos, los paisajes, todo. No hay color en Ponce, solo luz, una luz aplastante que él pintaba con sus pastas de pigmento blanco, creo que usaba blanco de plomo. Los cristos, los santos de Ponce están pintados con un amor crispado. Son como locos y marginados que no tienen cabida en ninguna parte. Me recuerdan a un pintor desconocido por Ponce, el belga Ensor. Ponce detestaba a todo el mundo con la excepción de Carlos y Amelia, por quienes sentía genuino afecto. Odiaba a Víctor Manuel, a Gattorno, a Ravenet. Era indiferente a Lam, Cundo, Mariano y los demás. Cuando lo recluían por su tuberculosis, reaparecía inventando viajes a Europa. Te decía: «Estuve en Oslo, pero me fue imposible pintar, había mucha niebla». O te contaba que había estado en Paris, donde Picasso lo invitó a beber y le dijo que era un genio de la pintura. Ponce nos visitaba mucho a casa. Le tenia mucho afecto a Che- ché. Le decía que la quería pintar con las trenzas sueltas. En mi casa en la calle Reina yo tenia su pintura «La pianista». ¡Que cuadro, Alejandro, que cuadro! a.a. Y con los pintores del grupo Orígenes, ¿no tenías amistad? e.l.r. Yo no era del grupo Orígenes, aunque publiqué en la revista algún que otro cuento. Nadie parecía, pero todos lo eran. De ese grupo no me inte- resa nadie, excepto Lezama. Como poeta, no como novelista. De novela Lezama no sabía un carajo, pero es un gran poeta. El verdadero heredero de Góngora. En fin, tuve amistad con Mariano, con Lozano y con Porto. Los gallos de Mariano, debo de confesarte que me gustan. Los que pintó en los años 40. De quien sí fuimos muy amigos Cheché y yo fue de Porto y de Milián. Los interiores del Cerro, las catedrales, los ángeles, hasta las Santa Bárbaras de Porto me parecen buenas. El suyo es un barroco muy criollo, lleno de luz, colores y alegría. a.a. ¿Algo más sobre tus experiencias de las artes visuales? e.l.r. En los años 50 fui presidente de un jurado de un Salón Nacional. Mandé a Estopiñán a su casa y le dije que no se preocupara. Le dimos el premio de escultura por una poderosa talla en madera. Gran escultor el amigo Estopa. Hace tiempo que no lo veo. ¿Vive en Nueva York, no? Antes que terminemos, quiero mencionarte que estoy escribiendo mis memorias. Se titularán «Las memorias de un camello negro». Para los árabes, el came- llo negro se para en la puerta de tu tienda y no se va hasta que te lleva —es la muerte—. En fin, sobrino, estoy pensando mucho en las cosas últimas. Adorno habla de un «estilo tardío» en ciertos artistas como Beethoven, Don Quique Agrícola entrevistas encuentroNext >