< PreviousXI Este teatro de calles muy sucias y baja el señor pesaroso con su única pierna envuelta en un bastón baja a los urinarios antes que comienceSensoy allí entre exclamaciones se orina fuera del retrete su chorro salpica la mugre de los azulejos el hilo verdoso corre por el piso hasta un tragante tupido en Senso Franz tiene que morir de traición Franz va a mentir por ser bello y por merecer la gloria de ese instante en que la condesa Livia lo besa con lágrimas de amor ciego paredes gritos fusilamiento al amanecer perdida Livia gritando Franz Franz y es por eso que Visconti tiene que poner punto final a esta película el señor lleva un vendaje ya sucio atado a la rodilla de su única pierna Visconti en Il Gattopardo ubica en primer plano al príncipe Fabricio de Salina cuando dice cambiarlo todo para que todo siga igual que antes. XII Poetas célebres de uno en fondo en el patio del cuartel uniformados en serie alzando el dedito por si se puede y lo flamante está en reescribir el presente lleno de ventura es mejor vivir así que morir golpeados por la historia. XIII Ualada es la primera mujer de su tiempo cordobesa que arrastró de su amor terrible al poeta Benzaidún (1003-1070) ella le dice vas a pagar por tus celos Benzaidún las palabras te hundirán vivirás en la cárcel y no podrás tenerme más Ualada monta una joyería en la calle de los baños árabes y con esa sonrisa de muchas vidas moldeadas en el harem del mundo te invita a comprar una sortija de piedra oscura talismán para que el amor florezca siempre en ausencia de perdedores yo insisto Ualada tiene razón y hay que protegerse con todo Benzaidún el arrogante se deja llevar por unos versos de más despreciando aquel talismán que su amada había procurado de la mano de otros más poderosos y sutiles. XIV Dormimos en el cuarto llamado sábila tu cuerpo suave de muchacha olvidada de sus deberes en aquella ciudad misteriosa como su luz es el puente romano sobre un río hacia la torre de Calahorra por su puerta entra el aire templado de la noche POESÍA 18 encuentro19 es por su puerta lo que sucede el ruido de los molinos algo que se hace fuerte allá dentro se mueve se mueve ya nos dirá cuando se venga son novecientas columnas novecientas maneras de estar con dios dios no es mi fuerte exclamación tuya del desayuno todo ocurre en este hotelito de la calle San Fernando jugo de maracuyá tostadas con aceite de oliva y café negro sin azúcar. XV Quedarse en el aire simulacro de un abismo donde caerás es lento el entrenamiento un chorro de agua que riega la letrina la memoria traspuesta abandonada en sacos y sus manos leales la lealtad de estos sonámbulos dichas sus consignas aparatosas por si la multitud falla a la hora precisa podamos quedar en paz nada es tan viejo y tan barato como estos vítores escogidos para caer. Tenlo en cuenta y saluda a los demás con cuidado es el simulacro hay dos escalones unas sábanas decoradas sobre un colchón y ese silbato que te hace reír como cuando eras un niño nada perdimos nada se perdió ya sabes el texto nada que no sirviera para reencarnar en esa voltereta enorme despedido así no más de la balaustrada a tus brazos que en el aire ya no te abrazan. XVI Veo el alma entre dos espejos con el culo fuera desolada caminando por unos parajes de belleza indescriptible una torre y una campana y debajo una cabeza que es la mía desde lo alto contemplando ese paraje que mis ojos disfrutan pase usted a verse en este espejo donde su alma no miente pero tampoco sueña con un futuro mejor desolada el alma que camina por calles muy tranquilas ese tufo romano una calzada y las cloacas ya limpias restregados los ladrillos del imperio inusual para mí que en estas calles se recoja el silencio con palas el sonido de tus zapatos y mis incómodas botas sobre las piedras Bulla Asido Asido Caesarina Medinat Sadunia Medina Sidonia adónde hemos venido a parar roguemos por nuestras almas que ahora se acomodan en estos trajes deslucidos como tú no crees me encargo yo de conversar con dichos musulmanes del año 712y con unos cristianos que nos conocieron muy bien devotos ellos de Santa María La Mayor La Coronada en el campanario una campana que nos corona y debajo los campos donde pastan toros bravos. XVII Valie Export un día en 1967se corta con una navaja de afilar lápices las cutículas de los dedos POESÍA encuentrotambién se rasga el clítoris su bollo sangra en una bañera el agua lenta agua de púrpura olorosa es filmada con la quietud del dolor Valie Export tetas manoseadas su sonrisa de fumadora el humo asciende son las nubes de la panadería panes para idiotas en la larga cola del cine ella está y no está aunque vive en la vida mental de nosotros. XVIII Timoteo es negro y vive en la noche vive de hacer jardines y cortar árboles lo ha perdido todo exclama él es más que pobreza es más que una despedida mi hijo muerto y pálido a sus cuarenta años ese saludo fatal cuando ya su madre se había ido antes a preparar el recibimiento césped y flores en el mes de junio mes de los flamboyanes un vino que los escarnecedores llaman el hombre y la tierra a cinco pesos por su calidad fulminante rostros que caen por el gusto sordo de ese líquido y Timoteo bebe y habla sentado en medio de la calle frente a mi casa no acusa a nadie es el calibre de la noche la repetición de los silencios la soledad cuando nadie te responde. XIX La familia Bacon, el tío de Bacon, la hermana y los sobrinos de Bacon corriendo de felicidad por aquellos parajes de la Albufera y como no entendemos nada hacemos las paces brindando por lo que se divide en dos no tengas miedo George es como la furia de unos perros cuando parece que te van a morder tu mente se divide en dos una hermana dominante que come de la olla podrida y escupe en las esquinas no es que sea mala es que tiene el rostro de la antropófaga Isabel Rawsthorne y el tío nariz y olfato cual Peter Lacy intrigando con dientes postizos de un verde tirando a mate su pequeño mercedes nos lleva de recorrido por las playas de Valencia ha sido insólito este enlace nuestro como un sueño ya perdido de un día en que se fue de su país a pasear por el mundo y no se regresa por más que te empeñes nunca más se regresa POESÍA 20 encuentro21 aunque comentes y escribas con tus mejores palabras y pintes la misma cabeza el padre furioso Inocencio X lleno de ira gritando frente a una jarra de cerveza sensaciones de un puño que atraviesa el cuerpo aullido de toda la noche canta bajito Bacon canta bajito para gozar más Bacon se pone en cuatro George le lame el culo te voy a crucificar amigo mío baba de ese nombre que repite George. XX Colúmpiate con esa música sorda que cae del techo encima de la cama los lápices y los esbozos de la caja negra no te acomodes nunca más a tu suerte palabra que olvidarás cuando la música sea inefable ahora es cuestión de olvidarlo todo llegar a la habitación y sentir ese olor a piso limpio alguien abre la puerta de tu balcón es la hora nadie te invita es apenas un salto que mejora ese trazo de tu cuerpo en el vacío. XXI La ventana de doble hoja iluminando la cama de nuestra amiga Teresa Lázaro los pies rozan los barandales de hierro de la cama ese olor y el almíbar suave que viene de tu hueco es mi aspiración irrenunciable saber tocar como ellas desear como animales que dejan su gusto en la piel olores para respirar y saborear con el viento del sur ese viento vuelto sobre mis piernas con un mensaje claro algo se comenta algo está a punto de llegar y llega cuando tú gritas y mi grito te sigue. XXII Ella la invisible toca a la puerta se acerca con un mensaje me hace el cuento que le ocurrió delante de un fotógrafo mexicano su mano agarrada a la mano de la bella criatura sudores que no sabe explicar refiere su cuento susurrado sobre los pechos de la bella criatura y algo mana allá dentro regalo y ausencia para el macho estupidizado apretadas las dos rozándose amparadas por el manto del deseo ellas saben las desata su silencio y quieren un poco más pieles sudadas carne de la mejor aguijones suaves para rasgar y comer sobre un puente alto. POESÍA encuentroXXIII Llegan los interrogadores y te obligan a detallar cuánto hay de oscuro en la sonrisa de la mañana de la tarde de la noche a veces respondes con honestidad y a veces mientes nunca mereces perdón y además eres comparado con otros una llamada telefónica para Arcos y ese resumen altisonante de un mundo mejor Arcos sonríe se inclina sobre los papeles y enmienda el texto prohibido ya nos reiremos nosotros dicen y exigen a cambio otra mano Arcos no entiende no asimilará nunca ese malabarismo gente que escucha y gente que copia en rincones oficiales le mencionan el nombre de aquel poeta que fue modificado hay ingenuidad y deseo de escapar en la actitud de Arcos pero ellos lo tranquilizan aseguran que lo saben todo y que soportarán el desenlace final. XXIV Converso con mis muertos Ezequiel Ángel Gastón por la mañana frente a mi bóveda pido un poco de lucidez algo que me permita controlar mis impulsos de salir de escena buenos días Ángel Gastón Ezequiel buenos días un poco de esa lucidez arrimada al dolor. XXV En la reposición de la obrita todos sonríen al final espectadores y actores como si nada ocurriera como si se tratara apenas del reparto y sus textos y así pues compramos el boleto de ilusión al precio establecido seamos sensatos y olvidémonos de todo mientras muere la memoria se descorre el telón los actores cavan un hueco en la tierra y escapan por ese túnel fascinante gritan a lo lejos es la familia la gente que amamos los amigos que se refugian en nosotros ya a resguardo de la inclemencia del tiempo preparan esta larga mesa con cubiertos y copas para celebrar percebes centollas nécoras almejas berberechos cigalas bogavantes es el mar que nos define al comer tu mar de la Costa da Morte porque el mío no tiene nombre y está lleno de muertos la obrita insiste en el túnel como fin de una vida y principio de otra aquí contamos con una galería de cuadros famosos bodegones y lentejuelas que revelan viejos y nuevos enigmas la gente se acomoda a un decir ilusorio amantes del teatro que al aplaudir sueñan con una salida. La Habana, 22 de mayo- 28 de junio de 2004 POESÍA 22 encuentro23 L o diré desde el principio y con rotundidad: iván de la nuez es uno de los escritores más importantes del presente. Alguien quizá pida maticespara tal aserto: «de su generación«, o «en caste- llano«, o «del ámbito latinoamericano«, o «cubano«. Pero no lo haré. Creo que De la Nuez es uno de los escritores más importantes del presente, insisto. Lo intuí en La balsa perpetua(Casiopea, 1998). Lo supe al leer El mapa de sal(Mondadori, 2001), un libro, sin duda, clave y avanzado: un libro cuya valía no ha sido aún suficientemente reconocida, el libro que encierra todo el progra- ma de una (posible) generación de narradores. Digo narradores y no ensayistas. Por error, a De la Nuez se le considera «sólo« ensayista, cuando todos sus libros son narraciones. La tercera definición de «narración«, según el diccionario de la rae, es reve- ladora: «Una de las partes en que suele considerarse dividido el discurso retórico, en la que se refieren los hechos para esclarecimiento del asunto que se trata y para facilitar el logro de los fines del orador«. Esta definición amplía la etimológica: narración arranca del verbo enarrare, es decir, «explicar» 1 . Doy otro giro de tuerca a este asunto: La balsa perpetuay Fantasía roja (Debate, 2006) son, además, ensayos. El mapa de sales la memoria prematura de una (real, y no sólo posible) generación de ciudadanos... (No acotaré. No diré «poscomunistas«, «globales«... sólo ciudadanos). La balsa perpetuay Fantasía rojase aproximan de diferente manera al mismo problema. El primero, a partir de la tradición, y el segundo, a partir de lo que podrí- amos llamar ahora. Es decir (aunque el autor no lo programara del todo así), el pri- mero recorre la historia desde el pasado, y el segundo, desde el presente. El mapa de sal, por su parte, es el centro de la escritura de De la Nuez: un centro vivo, construido sobre el yo pero nunca ensimismado. Un relato en prime- ra persona de un hombre de este tiempo, casi el único relato posible y que merez- ca la pena: complejo, no confundido; ambicioso, nunca ambiguo. Una pieza de escritura autobiográfica que ofrece algo más, una auténtica memoir(esta pala- bra, tan exigente para los escritores de otro tiempo, es su mejor definición). Iván de la Nuez escribe lejos de los lugares comunes. Lo hacen tanto su prosa como sus ideas. Su pensamiento y su escritura siempre están «en otra parte«. Y cuando el lenguaje juega en sus libros (hasta para convertir la rapsodia en rap) encuentro EN PERSONA IVÁN DE LA NUEZ Aproximación (fragmentaria) a Iván de la Nuez JULIÁN RODRÍGUEZsiempre lo hace más allá del simple juego; o sea, éste, el juego de palabras, encie- rra o explica un problema, nunca es gratuito. Lejos de los lugares comunes, y a debida distancia de tirios y troyanos, está su lectura de Cuba... Disculpen... Hago un alto, y me perdonarán, porque, en realidad, no quería yo escribir sobre De la Nuez sólocomo cubano, como el escritor cubano; no quería que mi texto girara y se enfangara en ese tema, el Monotema cuando algunos se aproximan al trabajo de este autor. Así que este párrafo sintético y algo torpe será lo único que diga:Siempre me interesó la lectura de la «situación» cubana desde una sola óptica: desde la izquierda; desde el espacio que yo considero (otra vez) verdaderamente de izquierdas. Iván de la Nuez es un escritor de izquierdas, y sus críticas y lecturas (de Cuba, del arte, de la literatura... añadamos también del mundo y de este tiempo, porque estos dos son el objeto real de sus narraciones) están escritas desde el «lugar siniestro« (como dijera una vez López Pacheco). Ineludiblemente. Por eso es aun mayor mi empatía con su obra. He dejado para el final una de las piedras angulares de esa obra: el arte. Si dije que De la Nuez era uno de los escritores más importantes del presente, tam- bién diré que es uno de los críticos de arte más importantes del presente. ¿Por qué?, me preguntará algún lector. La respuesta es simple y sanchopancesca: por- que ha sabido quitarse las anteojeras del reduccionismo. Ha sabido hacerlo quizá, precisamente, porque es un narrador.Algunos lo sabe- mos bien (y perdonen esta primera persona, aunque sea del plural): sabemos que la Verdadera Narración (la novela, el relato, la memoir) necesita de contradicciones, y para encontrarla (o, al menos, para buscarla) necesitamos desprejuiciarnos, necesita- mos evitar el Gran Problema de la Narración Contemporánea: el maniqueísmo. Permítanme otra frase rotunda: es difícil encontrar un crítico de arte que no resulte maniqueo. Es más, la mayoría de la crítica de arte actual disfruta y se regodea en ese maniqueísmo, como si fuera la carta de naturaleza mejor de su profesión. (Quizá estoy simplificando demasiado, y sí debería matizar aquí: aña- diría sólo un ¿adjetivo?: «español», y ya está. Es difícil encontrar un crítico de arte español que no resulte maniqueo). (Éste sí que es el final) Creo que la reflexión sobre el arte contemporáneo, sea éste el centro del discurso o la periferia del mismo, sirve para explorar la realidad de un modo más eficaz que cualquier otro, incluidas la crítica o la teoría literarias, por- que su carácter esencialmente «ideológico» (esto es, nacido, sobre todo, de ideas, o perteneciente al terreno de las ideas) trata de luchar, en los mejores casos, con su consideración como cosa o mercancía, y en esa tensión, el texto encuentra un espejo perfecto en el que mirarse y en el que corregir los defectos, en el que corregirse. No olvido que otros, y no sólo los defensores del retorno al orden, dirán «carácter estético» donde yo he escrito «ideológico». Pero uno de ellos no será Iván de la Nuez, que ha escrito mucho y bien sobre la necesidad de un modelo crítico que no confunda ambos términos. IVÁN DE LA NUEZEN PERSONA 24 encuentro 1 Corominas, Joan; Diccionario etimológico de la lengua castellana; Ed. Gredos, Madrid, 1990. NOTAS«Ensayar es ensanchar» IVÁN DE LA NUEZ ENTREVISTO POR ANTONIO JOSÉ PONTE 25 En distintos libros tuyos, en ensayos distintos, te has referido al posmodernismo, al poscomunismo, al poscapital… Llamaste Cuba y el día despuésa una compila- ción de ensayistas cubanos. Paisajes después del murotitulaste a una importante compilación que incluye ensayos de Sloterdijk, Agamben, Habermas, Jameson... Salta a la vista, según creo, una obsesión por considerar sobrepasados períodos y hablar desde un después. Desde varios después, si recorremos todo lo que has escri- to. ¿Obedece ello a respeto tuyo por la exactitud descriptiva? ¿O pudiera conside- rarse un modo seguro de rotular épocas, a partir de las pasadas? Nunca he pensado desde la comodidad ni entendido el ensayo como un terri- torio seguro. Aunque sí es cierto que he sido obsesivo. Resulta que, para mí, escribir, irme de Cuba, o vivir el cambio de milenio, tanto como pensar global- mente los efectos de la caída del comunismo —todo eso que detectas como mis obsesiones— son acontecimientos simultáneos que no pueden separarse. Asuntos de reflexión intelectual, son también procesos viscerales. Detonantes que cambiaron mi vida, en la minúscula importancia que ésta puede tener, pero, asimismo, remociones descomunales, capaces de desmantelar toda una época, y su pensamiento, en apenas veinte años. De repente, hay algo que estalla en tu mundo, te desgaja de tu situación original, y te coloca abrupta- mente en un futuro para el que no estás preparado. Desde el punto de vista estrictamente cubano, esa tan llevada y traída transi- ción, de la que tanto se habla, puede fecharse desde finales de los 80 , cuando los hijos de la Revolución, que eran el futuro de ésta, según todos los eslóga- nes, no tuvieron cabida para llevar a cabo los cambios que se proponían den- tro de ella. Más allá de Cuba, esa posteridad está determinada por la caída del sistema comunista; por el momento en que la caída del pc (Partido Comunis- ta) dio paso a la apoteosis de otro pc(Personal Computer). Ambas, caída y apoteosis, coinciden en el mismo año, 1989, y te instalan por completo en unos futuros antes muy lejanos o, incluso, sólo leídos, llamados posmoderni- dad, poscomunismo, estados posnacionales, era de la imagen... Te escuché alguna vez que ese momento en que sentiste no tener cabida en Cuba, al extenderse a buena parte de tu generación, constituye la verdadera tragedia del proyecto revolucionario. Mantengo esa posición. La ruptura con la generación intelectual nacida alrede- dor de los 60es la crisis más profunda que ha vivido el proyecto socialista cubano. Todas las demás rupturas, anteriores o posteriores, se han realizado encuentrobajo coartadas más o menos bien armadas. Las de los 60se justificaron por el hecho de que se trataba de la vieja burguesía, adeptos al antiguo régimen, gente con rezagos capitalistas. La del Mariel, por tratarse de la «escoria», algo así como la excrecencia de la sociedad socialista. Las de las generaciones más recientes, porque son hijos del dólar, y de las «perversiones» y peligros que trae el turismo. Nosotros, en cambio, ni habíamos nacido bajo Batista, ni habíamos conocido el dólar y nos habíamos educado de cabo a rabo bajo la idea del futu- ro perfecto. De manera que sólo les ha quedado esgrimir en contra nuestra el argumento de una desviación clínica. Somos unos monstruos sin contornos ni circunstancias, desviados de súbito, casos individuales contagiados por una gripe imprevista o atacados por una puntual epidemia de oportunismo. Otra diferencia es que, mientras en épocas anteriores la ruptura se produjo desde la desafección hacia el régimen, en nuestro caso fue el Gobierno quien, práctica- mente, rompió con nosotros. Seguramente, por el hecho de que habíamos actua- do con una permisividad política y estética que otros no tuvieron; de ahí que, más que una prohibición de lo que no se podía hacer, se planteó una tácita censu- ra sobre lo que ya se había hecho desde la segunda mitad de los 80. Era la época de la perestroika, de la llamada rectificación y de la incertidum- bre sobre el sistema comunista. Hoy no hay, prácticamente, un alto personaje de la elite cultural, diplomática o política cubana que no tenga un hijo, o más, fuera de Cuba. He leído, por parte de algunos, muchos horrores sobre nos- otros, pero hasta hoy no conozco la más mínima autocrítica, incluso dentro de sus preceptos revolucionarios, que reconozca que ellos hayan fallado en algo. En lo que a mí respecta, alrededor de 1989me sentí cada vez más asfixiado. A par- tir de ese año, se hizo evidente que los propósitos del movimiento artístico en el que yo creía, del que participaba, y sobre el que escribía, no encontrarían salida dentro de Cuba. O se replegaba, o se marchaba, o enfrentaba medidas legales y políticas muy serias (las tres cosas ocurrieron, por cierto). De pronto, lo que en un ensayito había calificado como «cultura disonante» —Arte Calle; Proyecto Castillo de la Fuerza; Paideia; la nueva arquitectura; Hacer; Teatro del Obstáculo; el traba- jo de los artistas plásticos desde Volumen I; Ballet Teatro de La Habana; Estética Práctica, de Arturo Cuenca; el teatro de Carlos Díaz, etcétera— pasó a ser entendi- do, desde una zona muy importante del aparato ideológico, como «cultura disiden- te». Al punto de que, durante un congreso de la upec, el todopoderoso ideólogo de entonces dijo, más o menos, esta frase: «Hay una oposición muy localizada con la que tal vez podemos razonar, hay un exilio moderado con el que podemos abrir canales de diálogo; pero hay una generación muy informada, que cree que hay que escucharla porque son los hijos de la Revolución. Con esos... ¡ni cojones!». Así que, con esos truenos, opté por quedarme, a los veintisiete años, en mi primer viaje a un país capitalista, y convertirme en «desertor», según la nomenclatura migrato- ria cubana. Eso fue en México, en 1991, adonde llegamos de sopetón, con toda la alegría y la anuencia oficial, dicho sea de paso, un centenar de creadores. Las ciudades están muy presentes en tus libros, en los proyectos plásticos que curas. Quiero preguntarte por algunas de ellas. En primer lugar, La Habana. Las ciudades lo son todo para mí en materia de identidad. Son una escala reducida de un país y, al mismo tiempo, acogen todas las tramas que permiten IVÁN DE LA NUEZEN PERSONA 26 encuentro27 desbordarlo. En ellas se da el principio minimalista de que «menos es más». Es lo que pasa con Nueva York y Estados Unidos, La Habana y Cuba, Barcelona y Cataluña, o Berlín y Alemania. Son ciudades que, en muchos casos, capitalizan países o nacionalidades, pero, a la vez, los pervierten y les abren todo tipo de líneas de fuga. Los urbanitas sabemos también que las ciudades son más peligro- sas cuanto más atractivas, y, por eso, aprendemos a cuidarnos de ellas, a vigilar y calibrar sus tentaciones. Yo fui muy habanero, pero la verdad es que eso me duró muy poco. Quizá porque me crié en una playa, y después pasé toda la educación secundaria y preuniversitaria en escuelas en el campo, mi relación con La Habana fue de apenas una década y tuvo esa voracidad del ex becado, del que se ha perdido algo que intenta recuperar a marchas forzadas. De hecho, creo que comencé a conocer profundamente la ciudad, justo, cuando decidí abandonarla. Ahora valoro la influencia que tuvo en mí el haber escrito sobre los arquitec- tos de mi generación, cuando ellos (Fornés, Emilio Castro y Pupo fueron pio- neros de ese movimiento) me introdujeron en su mundo y me pidieron, a tra- vés de Juan Luis Morales, un ensayo para una exposición de sus proyectos. Fue un momento muy enriquecedor, casi de plenitud. A partir de entonces, vivir el Malecón y pensar en recuperarlo, de otro modo, fue para mí lo mismo. Esos jóvenes arquitectos imaginaron espléndidamente cómo transformar las esquinas, cómo construir un Congódromo, conceder un lugar apropiado a una Habana high-techo resucitar La Alhambra de La Tropical... Pienso que, en general, el movimiento artístico de esa época —Bedia, Flavio Garciandía, Consuelo Castañeda, Cuenca, Osvaldo Sánchez, Lázaro Saavedra, los Varela, Tomás Esson, Glexis Novoa, Abdel Hernández y tantos otros— consiguió una especie de metápolis que ha quedado colgada en algún lugar como una ciudad posible que tal vez nunca llegue a realizarse, pero que con- vendría un día antologar con seriedad y valorar como es debido. Recuerdo haber leído reportajes tuyos sobre Miami, publicados a mediados de los 90en revistas como Ajoblanco o Lápiz. He estado varias veces en Miami, e incluso viví allí casi todo el año 1996. Ese año pude disfrutar de una beca de investigación, lo que me permitió vivir y pensar la ciudad sin el agobio de competir en el mercado laboral. Desde mis viajes anteriores —el primero, invitado por el cri; el segundo, durante la pre- paración de Cuba: la isla posible—, había conocido a gente como Alfredo Triff y había contactado, por vía de Antonio Vera León, con la literatura de Carlos Victoria o Andrés Reynaldo, así como con los editores de Apuntes Pos- tmodernos, que dedicaron un excelente dossier a los ensayistas de mi genera- ción. Posteriormente, viajé alguna vez más, siempre por trabajo o invitado, en una ocasión, a la feria del libro. El primer impacto de Miami es el reencuentro familiar, la restitución de unos hilos de comunicación físicos que te sacuden. Para mí, tuvo también, a primera vista, algo de viaje al pasado, a una Cuba sobrepasada, a costumbres de la Cuba pre-59arrasada por la Revolución. En esa percepción influye bastante la omni- presencia de una zona de la vida política, cultural y mediática del exilio que es muy reaccionaria y con un síndrome, inyectado en vena, de sospecha hacia los IVÁN DE LA NUEZEN PERSONA encuentroNext >