El joven fotógrafo cubano Manuel Almenares consiguió en el año 2020 el Premio de la ix Bienal de Fotografía Alfredo Sarabia in memoriam. A raíz de este reconocimiento, la Fototeca de Cuba organizó una exposición personal dedicada al artista que, finalmente, se inaugurará, con el título El Monte de Manuel Almenares, este viernes 25 de agosto de 2023.
“Manuel Almenares obtuvo el premio de la Bienal con el ensayo fotográfico La enfermedad sobre la enfermedad. Esa fue la primera edición del evento que tuvo un pie forzado: el tema de la pandemia”, explica a Rialta Noticias Claudia Arcos, curadora de El Monte… Durante la organización de esta muestra se decidió, sin embargo, añadir instantáneas del artista que no pertenecen a ese proyecto en particular. “Pensé que no debíamos restringirnos sólo al ensayo sobre la covid-19”. Por ejemplo, se incluyó “parte de la serie Vida Interior, que obtuvo mención en la Beca Raúl Corrales de la Fototeca en el 2018. Me pareció importante incluirla porque deja ver aún más la diferencia del estilo documental de Almenares respecto a otros creadores que han desarrollado la fotografía callejera”.
En La enfermedad…, el autor no se distanció de sus intereses temáticos corrientes. En el contexto específico de la pandemia, registró los espacios y los sujetos que suelen frecuentar su trabajo. El ámbito singular de Centro Habana, el mismo que Almenares había estado aprehendiendo con sus lentes hasta entonces, se presenta bajo las condiciones impuestsa por el virus y la cuarentena. Las actividades de la gente, el tiempo pautado por esa contingencia, se fijan en las imágenes, en las que el nasobuco deviene el signo que devela la presencia de la enfermedad.
En El Monte… se conjugan varios ensayos del fotógrafo que miran, de distintas maneras, el cosmos singular que se cuece en las calles de la capital cubana. El propio autor dice a Rialta Noticias que esta exposición resulta “una muestra documental desarrollada durante casi una década de algunos barrios de Centro Habana, de su vida diaria, sus costumbres y ritos; se pueden ver escenas privadas y cotidianas, además del impacto de la pandemia”.
El título de la exposición remite a Monte, una de las principales arterias de ese municipio. Almenares la frecuenta sistemáticamente en su interés por explorar temáticas sociales en la que los residentes de esa zona capitalina son los principales protagonistas, según confiesa. “Esta calle siempre me ha cautivado, pero, hasta hace un año y medio, nunca había visto este espacio como núcleo de un proyecto fotográfico. Sin embargo, llevo alrededor de nueve años haciendo fotos ahí”. La calle Monte “es una de las vías más transitadas de la ciudad, conserva un ambiente vibrante que me ofrece múltiples oportunidades para capturar escenas cotidianas llenas de historias. Me interesa capturar la geografía de ese lugar”, dice Almenares sobre una geografía que no es sólo arquitectónica y urbanística, sino también cultural, humana, idiosincrática.
“El título es también una alusión a ese entorno como mi gran espacio de cacería; mi fotografía no ha salido de los barrios de Centro Habana. Lo que Raúl Cañibano, Arien Chang, Leysis Quesada, Juan Carlos Alom, referentes contemporáneos de la fotografía documental cubana, han encontrado en el campo, lo ofrezco yo, desde mi perspectiva, sobre estos sitios: mitos, rituales, vida cotidiana, religión, tradiciones”. Eso se muestra en este proyecto curatorial.
Aunque la obra de Manuel Almenares se afinca conscientemente en la tradición de la foto documental, la mayor virtud de este creador es su capacidad para transmutar esa realidad desplegada antes sus ojos en un acontecimiento estético. Al reunir varias series del artista, El Monte… permitirá constatar la originalidad de su mirada, dejará advertir su talento para convertir lo ordinario, cualquier escena cotidiana, una rutina corriente, en un fascinante archivo suspendido del tiempo histórico. Al fijar una mirada, un gesto, cierta actividad doméstica, una práctica citadina o barrial, Manuel Almenares denota un pensamiento visual.
El tema de sus instantáneas no parece, en primera instancia, trascedente. Pero la índole de la forma (en especial el emplazamiento de la mirada y la composición interna de la escena) dota de una belleza única, sorprendente, a esa realidad. Es en ese sentido que también cobra especial relieve la imagen que Almenares inmortaliza de La Habana; su ciudad es un paisaje humano tan singular gracias a ese extrañamiento estético. No por gusto el título de la exposición advierte de quién es el monte.
“Creo, sin duda, que El Monte… llega en un momento de autoconocimiento, de tener definido qué quiero fotografiar, cómo y por qué lo quiero fotografiar”, admite Almenares. “En mi última exposición personal en Cuba, Verbo de perro, durante la 17 Muestra Joven ICAIC, exhibí un grupo de imágenes tomadas también en barrios de Centro Habana y Habana Vieja. A pesar de saber que me interesaba documentar estos sitios, entonces no creo que tuviera definido intereses conceptuales como ahora, al menos no creo haberlos tenido del todo claro. Creo que el tiempo, el observar, escuchar y vagabundear estos sitios han sido mi mayor referente para conocer qué quiero hacer y cómo representarlo, ya sé que para comunicar fotográficamente una idea debo primero conocer del tema”.
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