¿Te consideras un(a) cineasta independiente? ¿Por qué?
Alguna vez me llamé cineasta independiente, pero ahora no estoy seguro del significado de ese calificativo. La verdad es que nunca me he puesto a pensar en eso. Ni siquiera he conversado sobre el tema con otros colegas. Lo realmente importante para nosotros, para mí, es que las imágenes en nuestras cabezas, que nos quitan el sueño, que nos persiguen como un lobo hambriento y solitario, se transformen en películas, cobren vida. No importa si el dinero sale de nuestros bolsillos, de productoras independientes o de fondos de cine, siempre y cuando no intenten reprimir esas imágenes, censurar la obra que nazca de ellas.
¿Qué criterios –económicos, políticos, culturales– han condicionado tu autonomía creativa para hacer cine en Cuba?
Según la idea que tenga. Si me planteo una película sobre mi casa y los personajes que la habitan, ya sea fantasmas o personas vivas, sólo necesito una cámara y un micrófono decente para hacerla. Nada externo, en este caso, podrá impedirme que la película surja, porque es un lugar donde tengo pleno derecho. Este sería un proyecto que entra en la definición de lo que Werner Herzog define como “cine de guerrilla”. Un cine urgente, que no espera por dinero ajeno, hecho desde las entrañas de cada autor y con el dinero que pueda reunir, aunque para ello tenga que trabajar soldando metales en una fábrica, como hizo él en su juventud (lo que, en Cuba, equivale quizás a trabajar en una paladar o en un taller de humidores de tabaco). En cambio, si es una película grande, compleja en producción, con muchas locaciones, necesitaría la ayuda de las productoras o fondos destinados a fomentar el cine y permisos para filmar en esos espacios.
Desde los años noventa, el campo cinematográfico cubano ha experimentado importantes transformaciones, entre ellas, la pérdida de la hegemonía productora del ICAIC. En este panorama, ¿hacia dónde apunta la denominación “cine independiente” en el caso cubano? ¿Tiene sentido hablar de cine independiente hoy?
No sabría cómo contestar apropiadamente esas preguntas. Habrá que esperar, ver qué ocurre entre la institución rectora y los cineastas, a partir del nuevo vínculo existente entre las dos partes que es el decreto ley 373 y el fondo de fomento.
Recientemente, el Gobierno cubano ha legislado sobre el cine nacional. ¿Cómo impacta el decreto ley 373 las condiciones de posibilidad de los cineastas? ¿En qué medida responde a los intereses y las demandas del gremio?
El decreto ley 373 reconoce a los cineastas como artistas independientes, y que puedan agruparse como colectivos de creación, y operar cuentas corrientes. Esto es algo que llevamos demandando desde hace mucho tiempo. Pero, quien hace la ley hace la trampa. Este dicho es más viejo que el cine, tan viejo como la humanidad. El ICAIC no ha perdido su hegemonía, pienso que, por el contrario, la ha expandido. El ICAIC seguirá siendo, como dice en dicho decreto, “el organismo rector que controle la producción, distribución, exhibición, promoción, comercialización y conservación del cine, en estrecha relación con los creadores independientes, atendiendo a los criterios artísticos enmarcados en la tradición cultural cubana y en los fines de la revolución que la hace posible”. Lo de artista independiente es solo un título. Como dije anteriormente, hay que observar lo que ocurrirá.
¿Cómo evalúas el modelo de desarrollo cinematográfico que supone la puesta en vigor del Fondo de Fomento? ¿Cuáles son sus principales beneficios y limitaciones?
Hay que darle una oportunidad al fondo de fomento, y ver qué ocurre. Va a existir censura, por supuesto, sería ingenuo pensar lo contrario. Pero hay que evadirla. Existen proyectos que por la complejidad con la que fueron concebidos, por ser demasiado personales (arte antes que producto), no pueden realizarse si no es con el dinero de los fondos que otorgan las instituciones. Tomemos el ejemplo de Andréi Tarkovski, que hizo casi todas sus películas en la Unión Soviética, con el peso de los censores encima de sus hombros, que incluso llegaron a influir en el festival de Cannes, para que El espejo no ganara el premio principal del certamen. Sin embargo, es increíble como Andréi contó con muchos recursos para hacerlas y, aunque parezca paradójico, con cierta libertad de creación.
¿Cuáles son los desafíos, los límites y las posibilidades para el desarrollo de una industria audiovisual en la Cuba actual? ¿Cómo será el cine cubano del futuro?
No sé cómo será el cine cubano del futuro, puedo arriesgarme a imaginar que será como en el resto del mundo, diverso. Hay quienes utilizarán los fondos del Estado: crearán películas censuradas desde su concepción, o aprenderán a hacer malabares para evadir la censura; otros querrán hacer un cine con pocos recursos, con el dinero que puedan ganar, que responda solamente a los intereses de cada creador.
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