Oda a la muerte de una poeta
Donad una tumba para que la poeta descanse en paz
para que ni una pisada resuene allí,
ni siquiera el trino de un pájaro encuentre acceso al canal auditivo de la poeta.
Que la poeta es la progenitora de la frase está ubicado en el regazo de la comadrona blanca ahora/
sobreviviendo a través de su poesía huérfana
la poeta debe dormir en el regazo de un jazmín anaranjado ahora.
Sellad nariz, oído y garganta del ave ababil libre
fabricad un túmulo con la tierra y un tapiz con las ramas del bambú
para que la yerba siga creciendo sobre el techo de la tumba.
Si algún transeúnte puede sentir que la poeta permanece en esa terrible ciudad/
duerme (des)preocupadamente sobre la cama de la tierra, el cielo proveerá paz en ese día./
Y si alguien pisa la tumba su pierna (la del transeúnte) no temblará tan fácilmente./
¿Será liberada la poeta desgarrando el vientre del estado?
La poeta no tiene nada salvo el diente sin filo y los labios helados
dejadla dormir, oh caos, tren durmiente y flor Kash,
de lo contrario el cielo se vendrá abajo sobre la frente, sobre el agua de unos ojos apagados./
Las memorias de la ciudad errónea
A veces, la pluma se gasta,
no puede escribir, las letras rojas aparecen pálidas.
La frase blanca brilla.
A veces, la sangre corre por la barbilla.
Y el ilusorio corazón púrpura se oscurece.
A medianoche, la retina se oscurece,
y el sueño se desliza hacia el infierno.
Hemos atisbado nuestra muerte a plena luz del día.
La tumba solitaria nos convoca sin cesar.
Vagamos, solos, por una ciudad fantasmagórica.
Sin embargo, en la ciudad, el amo no reconoce al esclavo
y lo mismo el hijo al padre, la hija a la madre,
el marido a la mujer, el amante al amado.
Ignorándonos unos a otros, nos vamos aproximando
a la ofuscada tumba precoz.
A veces, hago cosas arbitrarias,
paso mis piernas por mi templo.
Hoy, tengo miedo de besar la frente de mi hijo,
no vaya a ser que mis labios manchados de sangre dejen una marca sobre ella
y no sea capaz de borrar la marca ominosa del futuro.
Si, un día, tu aluvión es anegado en sangre,
¿será considerada nuestra tierra un país democrático?
Yo estaba dormido en la historia de los sueños
sin haberme acostado en una cama,
pero mi sueño, mis ojos, piernas y brazos han desaparecido.
¿Nos concederás, querida tierra,
la libertad de ser turbulentos en aires tormentosos?
Jean-Paul Sartre
Una imagen se forma
en otra imagen.
Un animal vive
en otro animal.
Un imaginario es creado
en otro imaginario.
Una realidad existe
en otra realidad.
En realidad tú no estás
presente dentro de ti.
Y en una guarida, un ejército de hormigas coloradas
duerme junto a Jean-Paul Sartre.
Versión al castellano de Juan Manuel Tabío