Sorprende que Hermann Ungar no sea más conocido.
Sorprende que su literatura, a la altura de Kafka, Broch, Joseph Roth o Musil, no comparta con estos el panteón judío o austrohúngaro.
Y digo “sorprende” porque después de leer Los mutilados, publicada por primera vez en 1923, ocho años antes de Los...