'Errantes', Alejandro Gómez Cangas, acrílico y carboncillo sobre lienzo, 2021-2022
'Errantes', Alejandro Gómez Cangas, acrílico y carboncillo sobre lienzo, 2021-2022

…pero retornará algún día la red de causas en las que estoy engarzado…
Nietzsche

En su más reciente exposición Relato de un sembrador,[1] Alejandro Gómez Cangas ha reunido un conjunto de 10 obras de pequeño formato y 15 lienzos, de mediano y gran formato, empleando para ello diversas técnicas: óleo, acrílico, acuarela, lápiz y carboncillo. En dichas piezas, el autor nos resume su estética, definida por un dibujo y una pintura impecables, junto al tema base de su obra sobre los conglomerados humanos, así como otras formas de mostrar al individuo sumergido en lo colectivo, desde disímiles circunstancias, bien sean encontrarse desgajado del conglomerado o tragado por este.

En uno de mis textos sobre su trabajo, apuntaba:

Tomar la multitud como tema principal de sus composiciones pictóricas, le ha permitido al artista combinar elementos de diferente procedencia, como son técnicas fotográficas y pictóricas, concepciones filosóficas y sociológicas, el espacio público y los significados que pueden surgir del ir y venir del movimiento humano en esos espacios. Las aproximaciones a la fotografía están establecidas a través de técnicas de acercamiento, alejamiento, encuadre y montaje. En el caso de las pictóricas, se articulan por el uso disímil del color, los tonos pastel, en algunos casos, el claroscuro, en otros, resoluciones más expresionistas en aquellas figuras que se encuentran en los primeros planos o cercanas a la abstracción en las que se alejan.

En general, el hecho de basar la construcción de sus obras en el uso de fotografías realizadas a diferentes personas en espacios públicos, que luego son incorporadas una a una en el lienzo, hace que a partir de cómo se les disponga en el conjunto, sobresalgan las apariencias de movimiento.

Pero a su vez, también ha ejecutado piezas “con el objetivo de lograr un acercamiento deliberado a personas o grupos de personas que forman parte de la muchedumbre, presentándolos en acontecimientos y posturas particulares que ponen en duda el acatamiento sistemático en el que la individualidad se diluye al participar en una aglomeración.

'La Cosecha', Alejandro Gómez Cangas, acuarela sobre página de libro, 2022
‘La Cosecha’, Alejandro Gómez Cangas, acuarela sobre página de libro, 2022

Estas ideas se completan con lo argumentado por el artista:

A modo de retrato social, intento capturar los más disímiles individuos, el hombre común retratado en su ordinario recorrido y recontextualizado en una multitud. Se trata de analizar, al nivel de una antropología de la calle el fenómeno multitudinario a pequeña escala. Son imágenes tomadas aleatoria e individualmente que luego monto, organizo, compongo en un extenso collage que bosqueja lo que pasara en el lienzo final.[2]

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La obra de Alejandro está caracteriza por una delicadeza y una sutilidad a través de las cuales logra que el movimiento detenido en el propio movimiento, el individuo como centro de sensaciones que solo se intuyen, pasen ante nuestra mirada con la misma intensidad con la que estas cualidades envuelven a los sujetos. Ello hace que su creación sea de una energía humana calzada de valores estéticos, dados por el color, la perspectiva, los claroscuros, elementos tras los cuales se esconde cualquier otra consideración, porque en Cuba la individualidad se diluye en lo social y es esa disolución a la que, sin palabras, Alejandro nos conduce.

Bajo estos elementos se desgranan composiciones pictóricas que, en algunos casos, se destacan por presentar grandes planos de color, que conllevan a pensar más en lo que puede acontecer que en lo que en realidad acontece, porque las diminutas figuras se pierden en el color. Al respecto, el crítico cubano Héctor Antón hace notar el “infinito círculo de las representaciones” que se desplazan entre acercamientos y alejamientos, encuentros que demarcan la masa humana.

Se trata de claves compositivas encaminadas a que el contenido de la obra encuentre canales expresivos que, en muchas ocasiones, los sujetos retratados no pueden trasmitir, pues hay que tener en cuenta que las expresiones en público bajo la impronta del desplazamiento no se perciben en la mayoría de ellos. El artista traza caminos cargados de pesadumbre, desazón o de entusiasmo, porque esos sujetos pueden ser portadores de una u otra circunstancia, dada por la forma en la que los ha dispuesto en medio del conjunto. Son seres comunes de la sociedad con su ruta marcada. Sin embargo, como la vida, cada instante recreado no significa la repetición de lo ya mostrado, pues siempre ellos son únicos, aunque en la imagen sean eternos.

En la estética de Alejandro Gómez Cangas, el recorrido se convierte en el sujeto principal, un sujeto colectivo que contiene el desconcierto de lo multitudinario, cada figura ha sido extraída de la totalidad originaria y vuelta a colocar en una cercana o un parecido al instante del que han sido sustraídas. Como ya he expresado, las obras no descansan en narraciones, son representaciones detenidas, como sucede en una fotografía o en el fotograma de un filme, anunciando posibles sucesos que subyacen en las condiciones en las que el artista ha colocado a cada sujeto en el plano pictórico, el retrato es más social que individual en las piezas referidas a las aglomeraciones. Alejandro corteja el destino, nos dispone ante él, pero también no deja de cortejar a los hombres que tragan y soportan en medio del desplazamiento social diversas situaciones personales.

Estas consideraciones sobre su creación sostienen la muestra Relato de un sembrador, que contiene una serie de especial intensidad, Germinal. Esta serie consiste en señalamientos con un marcador de las páginas de una obra de José Martí, a las que se han incorporado pequeñas figuras en acuarela, que presentan distintas situaciones: la primera imagen reúne segmentos que semejan semilleros; la segunda es la siembra y sitúa las figuras dentro del texto, como si se esparcieran semillas sobre las palabras; la tercera es la labranza, en ella el texto está planteado por encima de las figuras; la cuarta son los recolectores de la cosecha, colocados sobre el texto; en la quinta las flores parecen brotar de las propias páginas del libro; la sexta son manchas que simulan árboles que atraviesan varias páginas del libro; y la séptima nos muestra a un niño inclinado sobre la tierra, se nombra El niño y la semilla (lápiz sobre cubierta de libro)

'La sequía y La noche', Alejandro Gómez Cangas, óleo sobre lienzo, 2022
‘La sequía y La noche’, Alejandro Gómez Cangas, óleo sobre lienzo, 2022

Me detengo en El niño y la semilla por lo peculiar de su tono íntimo, diferente de todo el conjunto de su creación, por lo pequeñas que son las figuras que se pierden entre las letras de cada página, emanando de ellas una poesía cálida. Las imágenes de esta serie son diminutas y nos hacen pensar en un tributo a la literatura, sembrando sentimientos y sensibilidades del alma humana que además proceden del libro de un hombre que unió tantos valores con su acción y su creación.

Lo que veremos en toda la muestra sintetiza sus dos líneas de trabajo, que consisten en ir de lo personal a lo social y de lo social en sí mismo, el hombre que deambula y la muchedumbre en la que se desvanece cuando predomina el colectivo.

En la exhibición, dos piezas impactan por la destreza compositiva y el manejo del color. La tempestad y la Niebla (óleo sobre lienzo), en la que dos fenómenos naturales contextualizan el ir y venir de un grupo de persona en direcciones diferentes y ocupadas en desiguales cosas, haciendo que la tormenta que los amenaza o la niebla que lo cubre todo comparta con ellos igualdad de importancia.

La obra Suelo rojo (óleo sobre lienzo) nos revela, por su parte, otra línea destacada del trabajo del artista, el manejo de grandes planos de color sobre el que se mueve un grupo de personas en una misma dirección: militares, mujeres, hombres y niños son observados en un plano superior, lo que permite distinguir muy poco de cada uno, reforzando la inclinación del artista sobre el movimiento humano como principal protagonista.

Valga mencionar también el conjunto nombrado Trashumancia, integrado por 4 obras, realizadas indistintamente a lápiz, bolígrafo, acrílico sobre lienzo y óleo sobre lienzo. Se aprecia la misma imagen ejecutada con diferentes técnicas, aprovechando las diversas facturas que se alcanzan con cada una de ellas, lo que provocará en el espectador diferentes sensaciones. Por ejemplo, en la realizada sobre lápiz predomina el blanco, con figuras tocadas por disímiles tonos de grises, provocando la frialdad que conlleva tal combinación de esos tonos.

En los personajes que aparecen en las obras en acrílico y óleo el color está diversificado, en una predominan los tonos rojizo-naranjas, mientras que en otra sobresalen los colores propios de las diferentes ropas que visten los sujetos retratados. Tal diversidad logra que el color predomine en calidad de personaje, subordinando un elemento tan persistente en la creación de este artista como es el movimiento.

A su vez, se destaca otro conjunto formado por un puzle de 6 piezas, realizadas en diferentes técnicas, (óleo, acrílico y lápiz, sobre lienzo) en él todos caminan en una misma dirección, un hombre lleva un saco, otro corre en una carrera deportiva, una niña juega en una playa, la obra se nombra Errante, junto al número que corresponde a cada una. Se aprecia un interés por la expresión individual, lo que le imprime a la exposición una fuerza particular, porque en cualquier disposición pictórica donde aparezca la individualidad las emociones suelen ser más intensas.

El hecho de que el artista haga énfasis en el significado de lo individual y en la posibilidad de que sintamos que algo se nos narra desde lo personal, permite comprender la particularidad distintiva de esta muestra dentro del conjunto de su creación, tratando además de vincular lo individual con lo social.

'La tempestad No 2', Alejandro Gómez Cangas, óleo sobre lienzo, 2022
‘La tempestad No 2’, Alejandro Gómez Cangas, óleo sobre lienzo, 2022

Refiriéndose a las intenciones que lo han inspirado, Alejandro Gómez Cangas nos dice:

La exposición toma como base una estructura narrativa sencilla para contar la historia de vida de un personaje, y a su vez se narra en paralelo una historia colectiva. Estas dos historias van fuertemente complementadas entre sí, por el simbolismo que encierra el acto de sembrar una semilla y cuidar que esta crezca y se desarrolle con buen término. El riesgo de escoger un terreno infértil y azotado por climas extremos sobrevendrá, y en ese punto una de las salidas será a nuevas tierras. Siempre quedará quien prefiera regar ese árbol seco y esperar, con aquella fe de Tarkovski, a que florezca nuevamente.[3]

A través de la obra Epílogo (lápiz sobre papel) en la que aparece un niño regando un árbol seco, el artista se acerca al cine de Tarkovski, un cine que es poesía, sensibilidad, espiritualidad, porque como el cineasta señaló, la poesía es un modo de ver el mundo, y contener en esta exhibición una referencia a una imagen de su película El sacrificio, cargada de la belleza y el poder que ella posee, unir la naturaleza con la infancia, brota del recorrido personal en el que Gómez Cangas hace énfasis. De sembrar la tierra hasta recoger la cosecha se desarrolla un símil de la travesía en la que la humanidad se ha visto envuelta, travesía que a pesar de las vicisitudes hay que alimentar con fe, pues solo ella permite comprender el acto de regar un árbol seco.

Rondar de una a otra obra es como una corriente que va de la belleza y armonía que cada imagen nos brinda a emociones y recuerdos personales sobre la soledad que provoca el ir y venir entre la gente, los incidentes íntimos que muchas veces acompañan esa soledad y el esfuerzo que implica andar siempre hacia adelante.

'Trashumancia No. 4', Alejandro Gómez Cangas, óleo sobre lienzo, 2021
‘Trashumancia No. 4’, Alejandro Gómez Cangas, óleo sobre lienzo, 2021

Notas:

[1] Exposición personal Relato de un sembrador, Sala C Verde del Centro de Arte Tomás y Valiente, Fuenlabrada, 2022.

[2] Statement de la exposición Relato de un sembrador.

[3] Ídem.

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MAGALY ESPINOSA
Magaly Espinosa (La Habana, 1947). Curadora y crítico de arte. Doctora en Ciencias Filosóficas en la especialidad de Estética en la Universidad de Kiév. Entre los años 1996 y 2014 fue presidenta de la Sección de Teoría y Crítica y de la Asociación de Artistas Plásticos de la UNEAC. Ha sido tutora, realizado oponencias y formado parte de tribunales de tesis de grado, maestría y doctorado en Cuba y Colombia. Ha impartido docencia en Universidades de Colombia, Ecuador, Brasil, España y Cuba. Ha escrito palabras para catálogos de exposiciones realizadas en España, Suiza y Cuba. Entre sus libros se encuentran Indagaciones. El nuevo arte cubano y su estética (Cauce, Pinar del Río, Cuba, 2004) y Antología de textos críticos: el nuevo arte cubano, coeditado junto a Kevin Power, (Perceval Press, Santa Mónica, España, 2002). Entre sus exposiciones comisariadas se encuentra la colectiva: Hoy desde los 80, Casa México, La Habana, noviembre-diciembre, 2016.

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