El poder y alcance del arte para cambiar mentalidades ha sido ampliamente cuestionado, pero no ha dejado de ser el móvil de trabajo de una buena cantidad de artistas y el lema de acción de galerías y centros de arte. Es el caso del dúo Allora & Calzadilla, que este mes inauguró la exposición Klima en el Azkuna Zentroa Alhóndiga Bilbao, en España, con el propósito conjunto de instalar en los visitantes una reflexión crítica de sus actos de cara al cambio climático y un comportamiento más sostenible en el mundo que habitamos.
Jennifer Allora (1974, Estados Unidos) y Guillermo Calzadilla (1971, Cuba) –basados en San Juan, Puerto Rico– “han desarrollado una obra experimental que aborda las intersecciones entre la historia, la ecología y la geopolítica, sirviéndose para ello de múltiples medios artísticos que incluyen la performance, la escultura, el sonido, el vídeo, la fotografía y la pintura”, indica la nota de presentación de esta muestra que estará abierta hasta el 6 de enero de 2025.
Seis obras dan forma al evento bilbaíno: Lifespan (2014), El gran silencio (2014), Cadastre (2020), Graft(2021), Penumbra (2020) y Entelechy (2020). Asimismo, todas las salas del centro expositivo están bañadas por las flores de Graft y las sombras de Penumbra.
Según los organizadores, la primera es “una instalación en la que miles de flores fundidas en cloruro de polivinilo reciclado reproducen las flores del árbol tabebuia [una especie autóctona del Caribe] como si un viento extraño las hubiera esparcido por el suelo”. Las flores de origen tropical están “creadas con un material de origen petroquímico” para aludir a “un potente presagio”: “las inconmensurables pérdidas que avanzan sin cesar tras siglos de saqueo colonial” en el Caribe.
La segunda es una animación digital “inspirada en las legendarias caminatas que los poetas anticolonialistas Aimé y Suzanne Césaire realizaron en el valle de Absalon, Martinica, con un grupo de artistas e intelectuales que huían de la Francia ocupada por los nazis en 1941”. La obra se proyecta “a un ángulo basado en una simulación continua y en tiempo real de la ubicación del sol sobre Bilbao” y, según la apostilla curatorial, “recrea los efectos de la luz solar al atravesar el follaje” del frondoso bosque de Martinica, “como si el rastro visual se hiciera eco de algún modo a miles de kilómetros de distancia”.
El museo recuerda que el concepto “klima”, que da nombre a la exhibición, “se remonta a la época griega” y “hace referencia a la orientación de las formas de vida hacia el sol”. De ahí que las piezas que la componen aborden “la orientación solar que adoptan todas las formas de vida”. Y, de hecho: “Se puede considerar que cada una de las obras de la exposición constituye un klima único y, tomadas en su conjunto, dan forma a una confluencia cósmica que abarca los últimos 4 mil millones de años”.
La obra más antigua de este dúo creativo entre las que expuestas en Bilbao es la performance Lifespan(2014), que incluye justamente una roca de 4 mil millones de años procedente del Complejo Gneis del río Acasta. Esa roca cuelga del techo de la galería y, según los artistas, es el punto que conecta el momento presente con los orígenes del planeta dentro de nuestro sistema solar. Lifespan se acompaña de una partitura prelingüística de David Lang, galardonado compositor y colaborador desde hace años de Allora & Calzadilla. “Tres vocalistas utilizan sutilmente su respiración para mover la roca como un péndulo, evocando, en cierto modo, la dinámica de la erosión eólica y las fuerzas que impulsan la transformación de la Tierra”, se nos explica.
Cabe destacar asimismo The Great Silence, un video que se exhibe en el auditorio del Azkuna Zentroa Alhóndiga Bilbao y se centra en “el radiotelescopio de Arecibo y el bosque de Río Abajo que lo rodea, en Puerto Rico, hogar de la última población de loros de la especie Amazona vittata en peligro crítico de extinción”. Allora & Calzadilla colaboró con el autor de ciencia ficción Ted Chiang para crear esta “fábula” audiovisual que “reflexiona sobre las brechas irreductibles entre los actores vivos, no vivos, humanos, animales, tecnológicos y cósmicos” en ese punto de la geografía puertorriqueña.