Aunque la selección oficial de Cannes no acostumbra a privilegiar las producciones latinoamericanas, esta edición 77o del que es sin dudas uno de los festivales de cine más prestigiosos del mundo –inaugurada el martes 14 y prevista hasta el 25 de mayo– incluye en su programación un grupo significativo de propuestas de esta región, donde vuelven a destacar las cinematografías argentinas y brasileñas.
Motel Destino, nueva entrega del prestigioso director brasileño Karim Aïnouz, calificada como un thriller erótico, es el único filme de Latinoamérica que disputa esta vez la célebre Palma de Oro. El director de clásicos como Madame Satã está por segundo año consecutivo en la competencia principal de Cannes, tras participar en 2023 con su primera producción en lengua inglesa, Firebrand, que no fue especialmente bien recibida por la crítica. Grabada en Ceará, ciudad natal de Aïnouz, Motel Destino es una suerte de retorno del director a sus orígenes –sobre todo cuando ya tiene en proceso otro trabajo en inglés– que cuenta “el amor entre un joven que vive contra un sistema que lo quiere muerto y una mujer que resiste los ataques del patriarcado contra su propia vida”. Coproducido entre Brasil, Francia y Alemania, esta octava película de Aïnouz presenta, en clave noir, el cruce de los destinos de Dayana y Heraldo, individuos golpeados por formas distintas de violencia, pero igualmente devastadoras, dos marginados que viven el desamparo de sus existencias desajustadas.
Aïnouz es un crédito recurrente en Cannes: Madame Satã, su ópera prima, participó en 2002 en Un Certain Regard; más adelante, en 2019, esta misma sección premió A vida invisível de Eurídice Gusmão. También estuvo en la Quincena de Realizadores con O abismo prateado, en 2011, y en los Special Screenings con el documental Marinheiro das montanhas, en 2021.
Esta vez compite en la sección principal junto a otros veintidós títulos, una nómina donde destacan varios creadores de prestigio internacional, como es común en la cita francesa. Entre ellos, Francis Ford Coppola (tras una década sin filmar estrena ahora Megalópolis), Paolo Sorrentino, David Cronenberg, Jia Zhang-Ke y Miguel Gomes. Este último vuelve a Cannes casi una década después de estrenar en la Quincena de Realizadores su portentosa obra Las mil y una noche.
En la competencia de cortometraje igualmente figura una única película de América Latina: Amarela, del director brasileño André Hayato Saito. El filme narra la historia de “una adolescente japonesa-brasileña de 14 años que rechaza las tradiciones de su familia”. El día de la final de la Copa del Mundo de fútbol entre Brasil y Francia, abatida por “la ansiedad de celebrar un título para su país”, esta joven experimenta “un suceso violento que la sumerge en un doloroso mar de emociones”.
A diferencia de las competencias principales, la Quincena de Realizadores (sección independiente del evento), ofreció un espacio más significativo a las producciones de este subcontinente. Sobresale el estreno de Los hiperbóreos, nueva película del dúo chileno de Cristóbal León y Joaquín Cociña (autores de las impactantes animaciones La casa lobo y Los huesos). Esta pareja propone ahora otra pieza llena de experimentación que indaga “en zonas oscuras y conflictivas” de la historia y el presente de su país. Los hiperbóreos es un estilizado tejido de técnicas y soportes que aúna ficción, documental, stop motion, collage y patchwork.
Otro título que participará en este apartado es Algo viejo, algo nuevo, algo prestado, del argentino Hernán Roselli. Su historia indaga, mediante una original combinación de found footage y ficción, en los ambientes sórdidos de los negocios clandestinos de lotería. Se adentra en la experiencia de la familia Felpeto, justo en el momento en que las mujeres de la casa, una madre y su hija, deben asumir la administración de las operaciones tras la muerte del padre.
La Quincena de Realizadores también ha abierto espacio al documental A queda do céu, realizado por los brasileños Eryk Rocha y Gabriela Carneiro a partir de un libro de Bruce Albert y Davi Kopenawa sobre la cultura del pueblo yanomami. Asimismo, proyecta en ese famoso enclave de la Costa Azul los cortometrajes Nuestra sombra (Agustina Sánchez Gavier), de Argentina, y Extinción de la especie (Matthew Porterfield y Nicolasa Ruiz), Ha (María Almendra Castro Camacho) y Xquipi (Juan Pablo Villalobos Díaz), provenientes de México. Estos tres últimos llegan como parte de una muestra especial que desde hace ya varios años presenta en la Quincena el Festival de Morelia.
En la Semana de la Crítica, otra de las secciones paralelas, compiten dos obras latinoamericanas: Simon de la montaña, ópera prima del argentino Federico Luis, y Baby, del brasileño Marcelo Caetano. El filme de Luis se va a un pueblo de la Patagonia para indagar en la vida de un joven de veintidós años que se hace pasar por discapacitado. Simón es infeliz, pero entre sus amigos va a encontrar la paz que necesita. Los motivos que llevan al muchacho a emprender esa experiencia, y las consecuencias que esta trae consigo, son representados por el director para reflexionar agudamente acerca de las diferencias.
La película de Caetano sigue a un chico de dieciocho años que, “tras salir de un centro de menores y encontrarse solo y a la deriva en las calles de Sao Paolo”, conoce en un cine porno a un hombre mucho mayor que él que cambia su vida radicalmente. Esta es otra historia decidida a dar voz a la comunidad LGBTIQ+ por medio de la conflictuada aventura de dos individuos inmersos en un círculo de explotación/protección.
Completan la participación de América Latina en este Festival de Cannes los siguientes filmes: Bye Bye Brasil, de Carlos Diegues, y Rosaura a las diez, de Mario Soffici, que se exhiben en la sección Cannes Classics como parte de un homenaje a la productora brasileña Lucy Barreto; Transmitzvah, del argentino Daniel Burman y Nueve reinas (en copia restaurada), de Fabián Bielinsky, acogidos en la sección Cinéma de la Plage; Elevación, de Gabriel Esdras, que compite en La Cinéfondation, sección dedicada a cortometrajes estudiantiles, y el documental Ernest Cole, Lost and Found, del director haitiano Raoul Peck, incluido en Special Screenings.