Ya sea para registrar la cotidianidad propia o ajena, desde una mirada íntima, intrafamiliar, o desde un punto de vista político, el campo de la fotografía cotidiana se muestra tan diverso como variados son los intereses de aquellos que ponen el ojo detrás de la cámara.
Cabe recordar en estos predios, un caso tan significativo como el registro de la vida cotidiana de los niños menores de edad que viven con sus madres en una de las prisiones de mujeres más grande de Latinoamérica, el Centro Femenil de Reinserción Social Santa Martha Acatitla, en México, dado a conocer al mundo por el fotógrafo Nahuel Berger; un trabajo que fue premiado y contribuyó a reformar la ley penitenciaria mexicana.
Como para tantos otros, para Ruber Osoria, joven cubano radicado en Chile, la fotografía ha tenido un uso más personal, como un salvavidas, que al tiempo le va permitiendo construir una especie de archivo histórico micro, muy elocuente, sin embargo, sobre los procesos de inserción de los migrantes en los países en que finalmente hacen su vida tras huir del propio.
“La fotografía cotidiana se ha convertido en un modo de crearme una patria, una que se inventa y desaparece con cada movimiento de la cámara”, dice Ruber Osoria desde la región de Concepción sobre la serie que estuvo desarrollando con más constancia durante este 2021.
“Lo que busco cuando retrato la cotidianidad es sentido de pertenencia. Me creo mi pedazo de patria: la alegría, el sol, la calidez de la gente de mi pueblo, es lo que persigo cuando retrato a los amigos chilenos”, asegura.
“Cuando llegué a Chile alguien me habló de la tristeza de la gente de acá, de su seriedad”, recuerda ahora. “El primer cumpleaños al que me invitaron en Chile yo lo confundí con un velorio. Sólo había una torta y unas velitas, nada de música o vecinos. Yo retrato Chile pensando en Cuba, y entonces trato de sacarle la alegría a la gente, eso es lo que cazo, los momentos de felicidad que son muy efímeros”.
Despedimos el año con esta suerte de resumen biográfico de Osoria en 2021, de su día a día, que es también parte de su trabajo más reciente. Unas imágenes que desprenden la tristeza y la alegría de muchos cubanos en el terreno siempre áspero y a veces feliz de la diáspora. Su propio Chile, cada vez menos extraño.
Texto: Rialta Staff
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