Ilustración de Alejandro Cañer

15 de octubre de 1992

Jaime Labastida
Director revista Plural

Estimado Jaime:

He leído con atención los artículos en el número especial de Plural sobre literatura posmoderna en Cuba, así como también el valiente ensayo de Madeline Cámara sobre Cruz Varela publicado en el número del mes pasado.

Como tú me publicaste en una época mejor y durante esos luminosos años míos en México el articulo “Viaje a la semilla: Cuba, veinte años después”, escrito al calor del primer viaje de la Brigada Antonio Maceo a Cuba, te escribo ahora con lo que es mi verdad y la de la mayoría de nuestra generación. Después de los acontecimientos del Mariel en 1980, inició un lento, largo y arduo proceso de concientización y reflexión sobre la realidad de Cuba que me llevó, entre otras cosas, a abandonar México en 1985 y a regresar, con toda la carga de la historia en mis hombros, a Estados Unidos. El periodo de convivencia en México no solo me devolvió el idioma y la belleza y el contraste de México, sino también mi identidad como cubana, identidad que tu entre otros señalaron en los ensayos que publiqué en Plural y Revista de la Universidad de México. Identidad que se vuelve cada vez más precaria entre los fríos de Iowa y las soledades de estas praderas.

En todo este tiempo, he vuelto a Cuba solamente una vez (como dice la canción) durante el verano de 1989, para hacer una investigación sobre la escritora del diecinueve, la Condesa de Merlín. Ese verano me tocó el dramático juicio del Gen. Ochoa y los hermanos De la Guardia, y pude detectar en el pueblo un cambio de actitud que no se puede describir de otro modo que de un profundo desaliento. Eso, y las noticias recientes sobre el rumbo que ha tornado Cuba a raíz del derrumbe del bloque socialista, me han llevado a la posición que asumo ahora a favor de los derechos humanos, de un salto cualitativo en Cuba que modifique la presente estructura unilineal de poder y una reconciliación nacional a partir del duro debate e intercambio de ideas entre los cubanos fuera y dentro de la isla.

En estos términos escribí la siguiente carta abierta a Roberto Fernández Retamar, quien fue invitado de honor a un congreso sobre el quincentenario celebrado en estos días en mi universidad. Aunque opté por no formar parte en el evento dado que mi posición era divergente a la que Retamar representa dentro de la cultura oficial cubana, pensé que el escribir esta carta me liberaba la conciencia para estar presente en su charla e iniciar un diálogo productivo sobre los problemas de Cuba. Ese diálogo nunca se dio; es más, la carta me valió el ataque directo de Retamar, quien injustamente me acusó de aliarme al grupo de Mas Canosa y la Fundación Nacional Cubana y a una postura de agresión. Pero aun, su esposa Adelaida de Juan me insultó personalmente en el punto más sensible de una mujer, si sentimiento materno. Sentí en tono menor algo de la intimidación y el hostigamiento que debió haber sufrido María Elena Cruz Varela y los otros valientes que desde dentro de Cuba buscan una salida al presente atolladero.

Al ver los artículos recientes publicados en Plural en torno a Cuba, y la posición de incipiente apertura que en ellos se destaca, decidí enviarte mi carta abierta, pues ella habla por sí misma al denunciar los excesos cometidos contra intelectuales disidentes y la precaria situación del pueblo de Cuba, todo en un espíritu esencialmente pacifistas y humanista. Dado el hecho de que mi primer texto político se publicó en Plural, un texto optimista y esperanzador, pensé lo más adecuado era enviarles este, que obviamente representa un cruce de línea hacia una postura disidencia. De nuevo, me parece de suma valía que los intelectuales mexicanos compenetrados con la realidad cubana estén conscientes de nuestra problemática, y de la dificultad de articular una tercera posición dentro de los extremos y polaridades de la situación cubana, tanto dentro como fuera de la isla.

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Si esta carta te parece muy fuerte, es porque la realidad cubana lo es también. Puede que no estés en condiciones de publicarla, y por la manera franca de encarar la situación actualmente, pero te la mando para reiterar que mi postura no es más que una sincera toma de conciencia en busca de cambio. De cualquier manera, sí quisiera tener una respuesta tuya. También, si tienes alguna indicación acerca de dónde me podría comunicar con Madeline Cámara, te agradecería me enviaras sus datos.

Cordialmente,

Adriana Méndez Rodenas.


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