Carlos Garaicoa (La Habana, 1967) se presenta por primera vez al público croata. Desde el pasado 25 de mayo y hasta el 11 de julio, el artista visual cubano expone When the City Sleeps, the Citizens Awake (Cuando la ciudad duerme, los ciudadanos despiertan) en el atrio del Museo de Bellas Artes y en la Kula Gallery, espacios expositivos ubicados en la ciudad de Split, al sur de Croacia.
Aunque la muestra se presenta bajo el título When the City Sleeps, the Citizens Awake, la exhibición la componen dos proyectos: el ya nominado y Memento Mori. Ambos devenires creativos confluyen en un lapso cronotópico de la historia croata (y no sólo) que engloba, sobre todo, la segunda mitad del siglo XX. Las instalaciones, conformadas con fotografías, esculturas, dibujos, carteles, sellos postales, fueron diseñadas y realizadas para el espacio de la Kula Gallery y el atrio del Museo de Bellas Artes.
En Memento Mori, expuesto en la Kula Gallery, Garaicoa maneja como resorte conceptual una selección de carteles de películas bélicas muy conocidas en Croacia: Povratak, Zvizdan, Nikoletina Bursac, Kiklop, Dvostruki obruc, etc. Todas ellas pespuntean la línea del tiempo que trascurrió entre la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) hasta la Guerra de la Patria, también llamada Guerra croata de Independencia (1991-1995).
Al mismo tiempo que los carteles –en una suerte de collage con proporciones de mural– despliegan un entramado fictivo e intericónico, frente a ellos, un grupo de esculturas funerarias, baratas, de producción masiva, souvenirs, construidas por artesanos locales, son puestas a dialogar, a través de un discurso crítico, con los referentes cinematográficos. El conjunto posee una carga luctuosa, una tensión lúgubre, una sensibilidad postrera que entremezcla la memoria colectiva del pasado reciente en Croacia, su iconografía poscomunista y los motivos kitsch que acompañan la solemnidad de la muerte.

Asimismo, en Memento Mori confluye una muestra de sellos postales soviéticos. Una, podemos decir, colección filatélica. Sellos de un país que ya no existe. Restos de un correo extinto. La ficción ideológica se incrementaba cuando uno de esos sellos llegaba, por ejemplo, a La Habana y, así, el poder (colonial) de un Estado sobre otro se trasladaba pegado a sobres cetrinos. La ficción ideológica a veces (nos) llega encima de sobres cetrinos. Al fondo, más allá de la colección filatélica, un mural de carteles anuncia la barbarie.
Memento Mori confronta (confronta es una manera de decir) “al espectador contemporáneo con la cuestión de los momentos extremadamente difíciles de la historia del siglo XX, especialmente relacionado con guerras y crímenes”, informó la Kula Gallery en su página de Facebook.
La mirada de Carlos Garaicoa –prosigue la nota– “no es nostálgica ni ideológica, sino que se centra en las anomalías «por parentesco» que se desarrollan en diferentes momentos históricos y penetran profundamente en el presente”.
When the City Sleeps, the Citizens Awake, por su parte, explora el archiconocido concepto de ciudad dormitorio, llevado y traído, hasta el hartazgo, en las arquitecturas de los países socialistas. Garaicoa declaró en una entrevista al medio local Slobodna Dalmacija que el título no sólo explora sino que, además, cuestiona “la utopía de la igualdad social que nunca se logró” en estos entornos arquitectónicos. Entornos, subrepticiamente, disciplinarios. La utopía de la igualdad “se enfatizó aún más y ganó importancia global después del estallido de la pandemia de la Covid-19”, comentó Garaicoa.

Sobre When the City Sleeps, the Citizens Awake enunció la nota curatorial de la Kula Gallery: “Garaicoa orienta sus esfuerzos creativos hacia la construcción de un entorno imaginario para la articulación del discurso de una nueva realidad, similar a las aglomeraciones urbanas, que traduce tanto al campo táctil del experimento artístico como al discurso intelectual utópico. […] su discurso no tiene como objetivo un panfleto o discurso políticos, sino que se centra en las prácticas trascendentes y espirituales dentro del campo del arte contemporáneo”.
Garaicoa se retrotrae constantemente hacia uno de sus leitmotiv: el arte y su relación con la urbanidad; con la urbanidad como dispositivo social; como estructura social de la ciudad. En la entrevista citada, Garaicoa dice: “en las ciudades dormitorio uno debe resistirse a dormir, y vivir con ojos abiertos y curiosos”. Sin saber por qué, además de pensar en Alamar, una ciudad dormitorio construida bajo cánones soviéticos al este de La Habana, recordé al instante el final de Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar: “Tratemos de entrar en la muerte con los ojos bien abiertos…”
Parece una contradicción: vivir-morir-ojos-abiertos. Abiertos y curiosos.

El jardín, ese espacio de la contemplación, se resignifica para convertirse en una aglomeración urbana, en una maqueta pulsátil del Poder. En el jardín del atrio del Museo de Bellas Artes, Garaicoa sembró láminas que contienen imágenes de edificios “socialistas”. Edificios brutalistas para el proletariado. Armatostes. Edificios de producción masiva. Parecen esculturas funerarias. Parecen lápidas de edificios muertos.
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