Linet Sánchez e Iván Perera en Espacio 23

Linet Sánchez e Iván Perera van a estar juntos un mes bajo el mismo techo. Cada uno tiene un cuarto, una mesa de trabajo. Linet e Iván bajo el mismo techo en la beca de Espacio 23 en Allapattah. En Miami. Desde afuera, Espacio 23 es un búnker. Adentro atraviesas la colección de Jorge Pérez. Entras al taller de la beca. Linet e Iván no se hablaban casi en Cuba. Hoy si estás con ellos, relajados, uno puede interrumpir al otro como si hubieran estado en la misma aula del ISA.

Las obras de Linet e Iván cuelgan del suspenso. Explotan al significante y lo exhiben mudo. A Linet no le interesa mucho el destino de las maquetas que retrata. A Iván no le interesa mucho el título y al autor de las portadas de libros que vuelca sobre la pared. Siempre pregunto sobre la suerte de las maquetas y las portadas inversas de esos libros.

Fue una tremenda casualidad que a los dos días de volver a ver escenas del Blanco de Kieślowski empezara a escribir sobre mi odio por ese color cuando lo inunda todo

Yo odio el blanco. Las paredes blancas. Vivir rodeado de blanco me provoca un escozor frío en la nuca. Ahora mismo yo vivo en un apartamento bastante blanco en Miami. Mayormente cuando me toco la nuca estoy incómodo o muy incómodo.

Hace poco vi un video donde Kim Kardashian, muy amable, te invitaba a entrar en su casa. Las paredes blancas de Kim tenían un viso a infinito mausoleo. Aquel recorrido infinito. O digamos que todo era de un gris bastante claro. No recuerdo bien si todo allí era de blanco mausoleo o de gris sepulcro. Tampoco importa mucho. Si traspasara la puerta de Kim tendría que subirme la mano a la nuca fría. Ya casi congelada.

Lo fotos de Linet Sánchez también me dan escozor. Aunque en esas fotos predomine el blanco lo que me envuelve es un escozor ligero y las raras ganas de husmear ahí. Me inquietan las narraciones que Linet construye y luego retrata. Detrás de la asepsia de su representación cualquiera diría que no hay historia alguna. Pero la quietud de esas fotografías de maquetas arquitectónicas es bien ambivalente. Es el matiz sutil de una escena que está por comenzar o que justamente ha terminado, tan preciso como el oficio con que se perfilan los engranajes de sus bocetos. Y esa especie de narración, donde pervive un aliento de escenografía casi cinematográfica, se asienta sobre una reminiscencia. Sobre un esteticismo que es simulado.

Linet Sánchez en Espacio 23
Linet Sánchez en Espacio 23

Mayormente las piezas de Linet son piezas numeradas, sin título. Y si un paréntesis viene a advertirte sobre escaleras, pasillos y escenarios, justamente eso mismo es lo que hallaras en la imagen. Lo que ves es lo que hay. A nivel paratextual no hay variación de sentido para esa imagen. Pero Linet llega acercarse a una aparente tropología cuando titula a una de sus series: 00:00:00. Ese instante que está por comenzar a ser grabado alude al inicio de las evocaciones que sus entornos sugieren. Es ahí la luz más protagonista que el propio ambiente. Se vuelca la lectura hacia una acción progresiva y suspicaz, un trasiego dramático donde se retrata a un escenario con la luz como mero personaje. La sensación de una añoranza queda matizada sobre un gesto agudamente nimio.

Aunque 00:00:00 suele tener una intención más mordaz cuando Linet retrata maquetas de supuestos contenedores dentro de la serie. Hay una subversión del lirismo con el que Linet constantemente seduce. La duda ante semejantes maquetas, que pueden lanzar figuraciones abiertas sobre la incomunicación y el oprobio, nos conducen ahora a una curiosidad de matices perturbadores. Al exponer la imagen de la maqueta íntegra la deja sobre un terreno de ambigüedad. ¿Qué es ahí lo furtivo? Que el valor esté más en la densidad que esconde esa otra aproximación que en el enfoque de la totalidad del boceto. Las proporciones del boceto no son determinantes para aludir al suspenso dentro del discurso. Toda maqueta que pareciera continuar allende el enfoque fotográfico igualmente mantiene un nivel efectivo de incertidumbre. Aún más si conduce a un sitio que la fotografía nunca exhibe: una sucesión de puertas abiertas que se esparcen como reflejos, laberintos, otras puertas abiertas y sus incógnitas de destino.

Linet Sánchez en Espacio 23
Linet Sánchez en Espacio 23

Estas fotografías le deben tanto a la meticulosidad del oficio escultórico como al instante fotográfico o a la posproducción de la imagen. La laboriosidad sobre las maquetas, mayormente, es un proceso asumido como prescindible. Una elipsis de sentido que activa la pregunta recurrente sobre el destino de lo escultórico. Aunque ya hoy Linet se ande planteando materiales para la perdurabilidad del boceto.

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Solo las pocas veces que la escultura es asumida como correlato, sin ser retratada, es tan válida como sus sketches de acuarela y puede funcionar como apoyatura en exhibición. Siempre la fotografía es lo que rige la idea y todo otro soporte está en función de ser un diálogo eficaz, anexo a los escenarios blancos.

Linet Sánchez en Espacio 23
Linet Sánchez en Espacio 23

Leer bocabajo: las portadas que no dan la cara

Algunas veces horadar la piedra tiene tanto de fábula como la piedra que es propiamente una ruina.

Algunas veces desmenuzar un libro a jirones es una excusa para coserlo con calma.

Algunas veces un diario escrito sin ganas parece un libro de ensayos.

Leer bocabajo pensando en dibujos por terminar,

un estudio de paisaje sobre la mesa.

Iván Perera en Espacio 23
Iván Perera en Espacio 23

Iván Perera vuelve una y otra vez sobre la literatura. Cuando va a la historia y explora allí sus vestigios y colecciones de accesorios, vuelve a la literatura. Iván si interviene o roba espacios de la no ficción mantiene un carácter incólume en lo escultórico que cita, no así cuando se extiende sobre la disparidad de géneros literarios y desarticula la autoría y crea la imagen del no-autor. Esa invisibilidad del texto que interviene es recurrente en la obra de Iván. Muchas veces porque descuaderna, otras veces porque agrieta el texto hasta encontrar hilos. Así la intensidad dialógica con el libro como objeto queda muda de su significación original.

Desde la historia Iván expone variados modos de alterar el referente escultórico. Desvanece la acción performática, convierte un fragmento de arquitectura en una escultura suspendida, y desliza piedras talladas sobre los caminos de sepulcros. Mayormente el signo siempre pervive detrás del gesto.

En Recorporacion, Iván traslada la figura de un tapiz sobre la costa a golpe de cincel y martillo. El tapiz fue tejido por Juan Manuel Márquez cuando fue el preso más joven del Presidio Modelo. Recorporacion es una pieza de inicio. Más que el homenaje en sí me interesa la escultura como resultado, la significación del espacio y la temporalidad del mar sobrepasando la costa, el registro de la pieza hasta su desvanecimiento. La inmanencia del objeto, aunque transitoria, es tan eficaz como el signo suspendido en Todo lo sólido se desvanece en el aire.

Iván Perera en Espacio 23
Iván Perera en Espacio 23

Un fragmento de columna pende del techo. Una de las columnas de la iglesia sin terminar de El Carmelo. Crucifijos, dijes y amuletos que han sido donados al artista, cuelgan de la pared y resguardan al fragmento de la columna. La visión de cada resguardo religioso y sus historias personales se concilian alrededor de un monolito trunco. Los fieles alrededor del templo. Todo lo sólido se desvanece en el aire activa la memoria desde la creencia depositada en lo que representa el objeto. Perpetúa el esteticismo con un montaje que activa el fragmento como si fuera un altar. La pieza se recrea en el espacio arquitectónico e incompleto que cita, hace de la instalación una reivindicación de la existencia. Una andadura por los distintos caminos que mueven la fe.

La historia en las piezas de Iván se manifiesta sobre un discurso que expone objetos y lugares verídicos. Los ronda la apología. Cuando ese tono varía hacia el objeto anónimo el lirismo se acentúa sobre una dimensión más literaria que arqueológica y documental. Muéstrame, por un instante, el color de la eternidad está en ese borde donde la metaforización de lo textual marca distancia con el enfoque arqueológico.

Muéstrame, por un instante, el color de la eternidad es una serie fotográfica que registra el desplazamiento de un instante. Desplazar libros de piedra y mármol sobre tumbas y captar esa huella que antes parecía inamovible. La poesía de un epitafio como la hoja aislada de un libro de poemas anónimo.

Iván Perera en Espacio 23
Iván Perera en Espacio 23

Y además así será vista y honrada por nosotros
su tumba, cuando pasemos a los libros.
Konstantinos Kavafis

En la obra de Iván tienen un gran peso los modos en que fragmenta y deshace el texto. En su serie Dibujos, arranca páginas a libros para dibujar en el interior de sus tapas. Los dispone como dibujos pegados a la pared. En Objetos tejidos con hilos extraídos de libros, la pieza es tal cual sentencia el título. Llevar el libro hacia su reducción más ínfima y luego tejer. La esencia propia del texto que se desvanece conforma la apariencia escultórica de lo literario. De todos modos, es el libro a cuestas. Es la retórica como fisiología. Aunque desconozcamos cuál es la ficción o el libro de memorias que cubre al objeto y lo tapiza. Es la literatura como capas de artificio.

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