'Sense of Space', instalación de Petra Eiko
'Sense of Space', instalación de Petra Eiko

Sólo hay dos legados duraderos que podemos esperar dar a nuestros hijos. Uno de ellos son las raíces, el otro, las alas…
Johann Wolfgang von Goethe

Sense of Space es el título del más reciente proyecto de la artista alemana Petra Eiko. Se trata de una espectacular instalación de carácter inmersivo presentada por primera vez en la plataforma DiverseArtLA en la ciudad de Los Ángeles, bajo la firma curatorial de Marisa Caichiolo. Esta pieza en concreto ha sido una apuesta del museo alemán Kunstinitiative Wurzeln und Flügel e.V., con curaduría de Beate Düsterberg-Eissing y con el apoyo del Consulado General de la República Federal de Alemania en Los Ángeles. La obra, más allá de la teatralidad de su puesta en escena, es un reclamo frente a los temas urgentes de la agenda cultural y política contemporánea y a los problemas esenciales que se derivan de los conflictos medioambientales.

Sin embargo, y dicho esto, creo que la propuesta de la artista admite a trámite una generosa ampliación de lecturas y una conceptualización más arriesgada en el orden semántico. Cierto es que los elementos constitutivos y estructurales de la instalación condicionan los lugares de enunciación de la crítica, forzando, en parte, lo que pudiera entenderse como un único contexto de interpretación. Con demasiada frecuencia sucede que los críticos obedecen, en sus propuestas escriturales, la autoridad del enunciado curatorial en un esfuerzo reproductor a veces alarmante. Esta precariedad en la gestión de un pensamiento crítico autónomo capaz de explorar otros derroteros de sentido, provoca que muchas obras y sus horizontes de interpretación queden atrapadas en un contexto restrictivo e indisolublemente relacionadas a unos órdenes temáticos muy específicos.

'Sense of Space', instalación de Petra Eiko
‘Sense of Space’, instalación de Petra Eiko

Comprendo (y también asumo) que la obra de Petra Eiko se asienta sobre el mapa de estas preocupaciones esgrimidas por los efectos devastadores del cambio climático. Pero también comprendo, al cabo, que su ramillete hermenéutico no se agota en el marco de esta encrucijada axiológica. Al apoyarse sobre el infortunio que vive hoy la humanidad, desquiciada por el agotamiento de los recursos naturales, pareciera que el núcleo duro de la narración obedece sólo, o únicamente, al adoctrinamiento de ese enunciado.

No discutiré aquí si la obra de arte debe (o tiene) que instruir o satisfacer una perspectiva didáctica de segundo grado. La idea de que esta debe traducir la realidad y remitir a ella hace ya un tiempo que manifestó los primeros síntomas de su esclerosis. Ello me obliga a pensar en esta fabulosa instalación como la metáfora más elocuente de una gran utopía. Puede que haya desesperanza y reacción en su contenido palmario, pero siento en ella un enorme potencial fabulador que yace más en las profundidades de la imaginación cultural que en la evidencia de la superficie. No hay razón por la que no pueda leer esta pieza en las coordenadas de un feminismo lírico y político, en los paisajes de la gramática poscorporal, en los indicios de un ensayo antropológico o en las amenazas que –según muchos– asisten al reinado de la inteligencia artificial. No hay razón, insisto, para que no pueda explicarme la obra como un ejercicio rabiosamente poético que advierte, también, sobre los dones de la belleza. Creo que su principal virtud es la perfecta conjugación entre la denuncia ecologista y el énfasis poético. La belleza, se ha reiterado mucho en ello, no tiene por qué estar reñida con la obligación sensible de lo visual.

'Sense of Space', instalación de Petra Eiko
‘Sense of Space’, instalación de Petra Eiko

Es posible, incluso, presumir una pesquisa analítica que la conecta con lo mejor del cine y la literatura de ficción. El valor afirmativo de esta instalación viene a ser, si se quiere, una respuesta o una suerte de resguardo frente a la desintegración y la enajenación del ser humano en el contexto de la ruina. Infinitas pueden resultar las narraciones críticas de aproximación a la nueva obra de la artista. Y todas, al mismo tiempo, serán lecturas parciales e interesadas, apenas reacciones intelectuales a los planos arqueológicos-semánticos de esta. De ahí la riqueza de una estructura que se manifiesta per se como una superficie gozosa en la multiplicación de sus sentidos. La advertencia dramática que entraña no rivaliza, ni de lejos, con sus posibilidades estéticas. Los espectadores e interlocutores de esta puesta en escena acceden a un espacio que les permite el disfrute de una experiencia estética en diálogo directo con la interpelación frontal al episodio trágico del cambio climático y la alteración del sistema respecto de los registros históricos que se disponen hasta la fecha.

Dramatúrgicamente la pieza se organiza en torno a seis esculturas en 3D y una instalación de vídeo que consigue sumergir a los espectadores en el tiempo narrativo de la propuesta. El dispositivo, en hechura, rebosa sofisticación y pulcritud a nivel sintáctico. Su coherencia y pedigrí visual se traducen en virtudes irrefutables. ¿Qué hacer con obras que resultan –al mismo tiempo– un compendio de los impulsos reactivos y de la serenidad de lo bello? Apechugar, diría un crítico amigo. Esta obra, sin duda, goza de ambas cualidades, y la conversación sensible que fomenta con el agua –en tanto que recurso natural en peligro–, inscribe la propuesta en una profusa genealogía dentro del arte contemporáneo encargada del trato directo con este elemento. El agua parece proporcionar una forma otra de conocimiento del mudo. Deviene en un escenario en sí mismo desde el que poder observar los vínculos intrínsecos y las tensiones dialécticas entre la vida y la muerte. Su incuestionable dimensión estética de un lado y el carácter terapéutico y sanador reconocido en todas las culturas y religiones, de otro, le privilegian como pretexto narrativo y contexto de representación en la obra de una enjundiosa nómina de artistas. En muchos de estos acercamientos se enfatizan las nociones primigenias de alivio y de limpieza en sintonía con las variables espirituales, emocionales, intelectuales y lúdicas reservadas por el peso del legado simbólico y cultural acumulado a lo largo de los siglos. Baste recordar ahora algunos nombres que han trabajado con este medio o que lo han convertido en el soporte principal de la obra. Tal es el caso de Hans Haacke, Ana Mendieta, Joseph Beuys, Pier Paolo Calzolari, Betsy Damon, The Harrisons, Gyula Kosice, Pino Pascali, Fabrizio Plessi, Klaus Rinke, Bill Viola o Robert Smithson En todos ellos, y con diferente grado de intensidad y de espesor, asistimos a la agitación social y a la concienciación de la opinión pública respecto del uso y abuso de este medio vital para la vida y el sostenimiento de la civilización y de la cultura.

Petra Eiko, con plena conciencia de ello, se asoma a una herida que sangra. Una herida cuya cicatrización depende de los niveles de responsabilidad cívica y de los compromisos de razonamiento medioambiental que rebasen el ruido de la barbarie. Sense of Space llama a la calma, a la madurez del sujeto y a la reconciliación como la única vía posible de defender la vida.

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ANDRÉS ISAAC SANTANA
Andrés Isaac Santana (Matanzas, Cuba, 1973). Crítico, ensayista y comisario de exposiciones. Licenciado en Historia del Arte por la Universidad de La Habana. Durante cuatro años colaboró con el suplemento cultural ABCD del diario ABC, en Madrid y, de forma esporádica, con la sección de cultura del diario La Vanguardia. Entre su obra ensayística, destacan los libros Imágenes del desvío: La voz homoerótica en el arte cubano contemporáneo (J. C. Sáez Editor, Santiago de Chile 2003) y Nosotros, los más infieles: Narraciones críticas sobre el Arte Cubano 1993-2005, (Centro de Documentación y Estudios Avanzados de Arte Contemporáneo, Murcia, 2008). En 2019 compiló la antología en dos tomos Lenguaje sucio. Narraciones críticas sobre el Arte Cubano, publicada por Hypermedia Editorial. Ejerce como corresponsal en España de las prestigiosas revistas de arte latinoamericano ArtNexus y Arte al límite.

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