‘Cuando le hablo al otro, le convoco’: la artista cubana Mabel Poblet expone en Madrid

La artista visual cubana Mabel Poblet (Cienfuegos, 1986) expone Cuando le hablo al otro, le convoco en Madrid. La muestra, comisariada por el teórico y crítico de arte Alfonso de la Torre Vidal, podrá verse hasta el próximo 17 de septiembre en la fundación, galería y casa de subastas Odalys (Orfila 5, 28010).

Un total de catorce obras, realizadas entre 2015 y 2022, construyen un paisaje que no renuncia a los códigos más característicos –y llamativos– de Mabel Poblet. Las piezas se agrupan en tres series: “Diario de viaje”, “Mi otoño” y “Patria”. A su vez, configuran un corpus que reflexiona en torno a “los límites de las imágenes”, que es pensar también sobre los límites de lo real. Todo esto “bajo una cierta idea de la desposesión”, según se lee en el catálogo de la exhibición.

Poblet, quien reside en La Habana, ostenta un reconocible espacio dentro del arte contemporáneo en Cuba. Graduada de la Escuela Nacional de Bellas Artes San Alejandro (2007) y de la Universidad de las Artes de Cuba (2012), formó parte del proyecto Arte de Conducta, dirigido por la artista cubana Tania Bruguera. Ha desarrollado una veintena de exposiciones individuales y participado en más de cien colectivas.

Su obra, “en extremo compleja”, de acuerdo con Alfonso de la Torre Vidal, es “producida mediante un proceso de transiciones mínimas”. Las tres series expuestas en la galería española “se incardinan unas en otras hasta construir un personal y extenso álbum surcado por nervios comunes. Siendo sus creaciones portadoras de una belleza que no exime una grave lentitud, como quien evoca la posibilidad de que crear y vagar, caminar o apartarse, el don y la errancia, se hallen próximos”.

Las prácticas creativas de la cienfueguera se desplazan desde la instalación, el collage, el ensamblaje, la escultura, el videoarte y la fotografía. Estos distintos procederes crean una “tensión” que es, antes que nada, producto de una “consciencia resonante”, advierte la curaduría.

 

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Dicha resonancia se puede entender como un viaje. La serie “Diario de viaje” es también una búsqueda en la propia memoria de la artista. Es una deriva que, aunque inicia con experiencias personales, pretende activar sensaciones y correlaciones en cada uno de los espectadores en torno a sus propias experiencias de viaje: “A partir de estas ideas la creadora construye obras instalativas compuestas por fragmentos de fotografías tomados de sus propias fotos que son, en ocasiones, desarmadas y vueltas a recomponer y en otras completamente desfragmentadas para conformar una nueva imagen. El recurso de la fragmentación alude a la propia naturaleza fraccionada e incompleta de la memoria individual, así como a su dimensión compleja. Por otra parte, la forma circular en alusión al iris remeda la capacidad de captar, mediante este sentido, los mínimos detalles que pueden hacer de nuestros viajes, como los de la artista, una experiencia memorable e infinita”.

“Mi otoño”, por su parte, agrupa las piezas “Efímera”, “Plegaria I”, “Plegaria II” y “Plegaria II”I. Piezas que echan mano a la estructura de “origami piramidal” para crear un “sentido de ascencionalidad”. Sin abandonar la noción del fragmento, del cuerpo desmembrado, aquí Poblet “continúa con la búsqueda constante de la artista por representar la ligereza de la existencia y su inquietud por las vivencias de los seres humanos”.

“Patria”, en tanto, “explora e indaga en los papeles desempeñados por la realidad política de la isla, un tópico que”, según indica el catálogo de la muestra, “aparece por primera vez en el quehacer visual de Mabel Poblet”.

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Dentro de este imaginario es “importante lo que vemos, pero también aquello silenciado que tiembla, lo que quedó por decir, lo ausentado, el temblor de lo complejo inexpresable”, zanja finalmente Torre Vidal.