¿Estás trabajando en algún proyecto? Si es así, ¿podrías describirlo brevemente?

Sí. Como tiempo es lo que hay, estoy desarrollando algunos proyectos nuevos y retomando otros. Uno de estos se llama “Cuaderno de complementos”. Son una serie de trabajos textuales en que tomo una cita literaria que me interesa por sí misma o por el autor. La cita la pongo en una tipografía convencional, la Times, por ejemplo, y le adiciono, a modo de complemento y en letra a mano alzada, una idea mía, que la afirma, la niega o la ironiza. Está en fase de desarrollo también la manera en que lo solucionaré visualmente. Puede ser para papel, tela, muro, espacio digital, o todos a la vez.

¿Cuál es tu receta para sobrevivir en un momento complicado como este?

Lo primero es no perder de vista que el aislamiento es inevitable, sensato y necesario. Hay que tratar de no desesperarse, sobre todo porque es fácil perder la calma. Trato de no pensar en que puedo salirme de control y me concentro en lo que puedo hacer y necesito hacer, para distraerme. Estoy leyendo mucho, la lista de lecturas que tenía era inmensa: ahora es un poco menos grande. Ordeno información todo el tiempo, desempolvo antiguas ideas, argumentos, y las cosas empiezan así a armonizar. A veces siento que estoy trabajando más que nunca, o que por lo menos me estoy preparando para ello.

¿Hay algo que podríamos hacer para que el mundo fuese un lugar mejor?

Sí. Y no tiene que ver con utopías o con asumir nuevos deberes en torno a las éticas de moda. Lo que nos va a hacer mejores es la capacidad que tengamos de ser conscientes de lo obvio, y la noción de obviedad que cada quien la ponga más allá o más acá de la subjetividad o la objetividad. Me refiero a hechos que, aunque se interpreten subjetivamente, hechos son. Por ejemplo, de forma más o menos general, los mandatarios de todas partes del mundo han dado prioridad a las piruetas desesperadas de la política y la economía y no a las necesidades de la gente regular. Nos va a hacer mejores seres humanos el no perder de vista que no les importamos casi nada a los gobiernos, solamente no es así cuando pronostican obtener algún beneficio, entonces nos usan. La izquierda y la derecha están mostrando como nunca sus similitudes. Es una realidad tan subrayada y vuelta a subrayar, que ya parece una mancha en el expediente del planeta Tierra. Los mejores seres humanos luego de esta crisis serán los que estén conscientes de que la vida real es una guerra entre el ciudadano y el Estado, y que, como toda guerra, se gana en primer lugar con ideas y no con golpes.

¿Cuál es la principal lección que el mundo del arte debería aprender de todo esto? ¿Cómo te imaginas el mundo del arte pospandemia?

Eso es algo que no me atrevo a vaticinar porque, aunque creo saber algo sobre el mundo del arte, sé que ese arte pospandemia va a depender también de variables que escapan a mi suspicacia. No las ignoro pero tampoco las domino. Lo que sí puedo compartir es un presentimiento: las relaciones de intercambio en el arte no van a poder depender de la misma manera del dinero, o sea, los números no se van a comportar de la misma forma. Fíjate que en medio del desastre económico que ya se vive, empresas como Amazon, y otras ancladas fuertemente al mundo web, están obteniendo “pingües beneficios” de esta jodienda. La supervivencia del arte va a depender de la consciencia que se tenga de que eso va a cambiar. Y como dice un amigo que siempre ha tratado de hacer buenos negocios: “Voy a trabajar para ganar menos, pero para ganar. No me quiero quedar sin nada y para eso necesito que la gente pueda consumir lo que hago. El mundo ya no será igual”.

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Solveig Font Martínez (La Habana, 1976). Licenciada en Estudios Socioculturales. Se desarrolló como especialista en artes plásticas en la Asociación de Artes Plásticas de la UNEAC y más tarde en la Galería Villa Manuela de la misma institución. Trabajó como curadora en la Fábrica de Arte Cubano (FAC) hasta el 2015. En el 2014 fundó el espacio de arte Avecez art space, donde ha trabajado con artistas y curadores nacionales e internacionales. Ha realizado más de veinticinco exposiciones dentro y fuera de Cuba. Ganó en 2015 la Residencia de RCAAQ en Montreal, Canadá.

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