Festival Internacional de Cine de Locarno dedica gran parte de su programa a Latinoamérica

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Fotograma de ‘El auge de lo humano 3’, Eduardo William, dir., 2023.
Fotograma de ‘El auge de lo humano 3’, Eduardo William, dir., 2023.

La cinematografía latinoamericana tendrá una participación protagónica en el venidero Festival Internacional de Cine de Locarno. El prestigioso evento suizo, cuya edición 76 se celebrará del 2 al 12 de agosto de 2023, anunció recientemente su programa oficial: una selección de más de 200 títulos ofrecerá al público asistente un repaso de varias de las narrativas fílmicas más transgresoras del presente, así como una revisión de ciertas cinematografías poco difundidas en el mercado europeo. El cine latinoamericano, tanto el de la actualidad como el de épocas pasadas, ocupa este año una fracción privilegiada de esa muestra, resultado del esfuerzo del certamen por explorar las diversas direcciones emprendidas por el séptimo arte alrededor del orbe.

Dos películas de la región integran el apartado competitivo de Locarno. El auge del humano 3 (2023), del realizador argentino Eduardo “Teddy” Williams, se disputa el codiciado Leopardo de Oro en la Competencia Internacional, que completan otros 16 estrenos mundiales. Mientras, Todos los incendios (2023), ópera prima del mexicano Mauricio Calderón Rico, hace parte del concurso Cineastas del presente, compuesto por 15 películas que también llegarán al festival en calidad de estrenos mundiales. Por otro lado, dos de las más importantes secciones no competitivas del certamen, distintivas del programa ofrecido anualmente por Locarno, están consagradas, íntegramente, a América Latina: Retrospectiva y Open Doors Screenings.

Teddy Williams ya tuvo un paso exitoso por el evento suizo con su ópera prima, El auge de lo humano (2016), que consiguió, precisamente, el máximo galardón de la sección Cineastas del presente. En esa primera incursión en el largometraje de ficción, este realizador se sumerge en la cotidianidad de unos jóvenes de diferentes culturas (argentina, mozambique y filipina) para explorar sus sensibilidades e imaginarios, impactados por el internet y, específicamente, los videojuegos. La propia narración asumía códigos de esos ámbitos virtuales, con el propósito de atender, desde la forma, el peso de las nuevas tecnologías en sus cotidianidades.

Ahora, la segunda película de Williams vuelve a apostar por una representación de corto experimental en términos dramatúrgicos y expresivos. En El auge del humano 3 una cámara de 360o inspecciona el día a día, las ideas y las angustias de unos jóvenes que deambulan de una geografía a otra, en un cosmos fílmico a ratos fantasioso y surrealista.

Con varios cortos significativos en su trayectoria, Arma blanca (2013), Solo por el fin (2019) y El cuervo y el venado (2021), Calderón Rico presentará en Locarno su ópera prima como parte de una sección dedicada a visibilizar creadores emergentes que prometen enriquecer –vistas las virtudes de sus propuestas– la escena cinematográfica del mañana. Todos los incendios propone una variación del género coming of age en clave cuir. Según revela la sinopsis, la historia se adentra en la vida de Bruno, un adolescente pirómano que huye de la casa cuando su madre decide formalizar una nueva relación de pareja. La huida es la forma que encuentra para lidiar con sus demonios y escapar del amor que su mejor amigo le profesa. En un intento por reafirmar su masculinidad, comienza un idilio con una muchacha que conoce en Internet. Cuando decide regresar al hogar, lo persiguen las consecuencias de todos los incendios dejados en su camino.

La sección Retrospectiva acogerá 36 filmes mexicanos producidos entre los años cuarenta y sesenta del pasado siglo. El programa, titulado Espectáculo a diario. Las distintas temporadas del cine popular mexicano, tiene el propósito de rendir homenaje a ese singular capítulo histórico de la cinematografía azteca. Esta importante revisión de una filmografía rescatada del olvido hace pocos años, se organizó gracias al apoyo de la Cinémathèque Suisse, la Cineteca Nacional México, la Filmoteca UNAM y el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE). Para complementar la exhibición, se pondrá a disposición del público un libro con textos analíticos sobre ese periodo creativo, sobre los valores estéticos y el paisaje temático apreciables en las obras.

Espectáculo a diario…, destacó la directora artística del Festival, Giona Nazzaro, persigue “alterar las percepciones en torno a una producción cinematográfica y cultural rica e importante […] [Estas] películas, que hasta ahora han escapado a la atención de los cinéfilos internacionales, merecen ser descubiertas, y que se reconozca todo su valor como instancias de un movimiento de independencia cultural y creativa, de originalidad formal. Hay en ellas todo un mundo esperando ser redescubierto: musicales, comedias, lucha libre profesional, vampiros, detectives, monstruos, revolucionarios melodramas, cine negro, tauromaquia, desde ciencia ficción hasta terror, desde thrillers policíacos hasta filmes religiosos”.

De la década del cuarenta se podrá ver: En tiempos de Don Porfirio (Juan Bustillo Oro, 1940), El gendarme desconocido (Miguel Melitón Delgado, 1941), Amok (Antonio Momplet, 1944), El as negro (René Cardona, 1944), La corte del Faraón (Julio Bracho Gavilán, 1944), Los tres García (Ismael Rodríguez, 1947), Que Dios me perdone (Tito Davison, 1948), Han matado a Tongolele (Roberto Gavaldón, 1948), Esquina, bajan…! (Alejandro Galindo, 1948), Pueblerina (Emilio Fernández, 1948), El gran campeón (Chano Urueta, 1949) y El rey del barrio (Gilberto Martínez Solares, 1949).

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De la década del cincuenta pasarán por las pantallas de Locarno: Muchachas de uniforme (Alfredo B. Crevenna, 1951), Sensualidad (Alberto Gout, 1951), Trotacalles (Matilde Landeta, 1951), El Suavecito (Fernando Méndez, 1951), La noche avanza (Roberto Gavaldón, 1952), Rostros olvidados (Julio Bracho, 1952), El corazón y la espada (Edward Dein, Carlos Véjar Jr., 1953), El río y la muerte (Luis Buñuel, 1954), Llévame en tus brazos (Julio Bracho, 1954), Espaldas mojadas (Alejandro Galindo, 1955), El caso de la mujer asesinadita (Tito Davison, 1955), Más fuerte que el amor (Tulio Demicheli, 1955), El medallón del crimen (El 13 de oro) (Juan Bustillo Oro, 1956), Torero (Carlos Velo, 1956), Música de siempre (Tito Davison, 1956) y Misterios de ultratumba (Fernando Méndez, 1958).

De la década del sesenta se proyectarán: El espejo de la bruja (Chano Urueta, 1960), El esqueleto de la señora Morales (Rogelio Antonio González, 1960), Los hermanos del Hierro (Ismael Rodríguez, 1961), La mente y el crimen (Alejandro Galindo, 1961), Santos vs. Las mujeres vampiro (Alfonso Corona, 1962), Días de otoño (Roberto Gavaldón, 1963), La mujer murciélago (René Cardona, 1968), Las sicodélicas (Gilberto Martínez Solares, 1968) y Olimpiada en México (Alberto Isaac, 1969).

Open Doors Screenings, por su parte, es una iniciativa del festival destinada a abrir canales de distribución/producción y a potenciar el reconocimiento internacional de realizadores y comunidades cinematográficas poco divulgadas. La edición de 2022 ya estuvo destinada a crear redes de contacto y llamar la atención sobre Latinoamérica. Las convocatorias de este 2023 y también la de 2024 están comprometidas con Suramérica, sobre todo con aquellos países de la región con menos presencia en las plataformas internacionales de consumo. Este año, Open Doors Screenings presentará 18 filmes, entre largometrajes y cortometrajes, procedentes de siete países: Bolivia, Ecuador, Guayana, Paraguay, Perú, Surinam y Venezuela.

Componen el programa los largos: 98 segundos sin sombra (Juan Pablo Richter, Bolivia), Autoerótica (Andrea Fernanda Hoyos Valderrama, Perú), Boreal (Federico Adorno, Paraguay), El rezador (Tito Jara H., Ecuador), Tiempos futuros (Víctor Checa, Perú), Me & The Beasts (Nico Manzano, Venezuela) y Once Upon a Time in Venezuela (Anabel Rodríguez Ríos, Venezuela); así como los cortos Angelo (Alex Plumb, Bolivia), Eating Papaw on the Seashore (Rae Wiltshire y Nickose Layne, Guyana), Hidden World (Kenrich Cairo, Surinam), Je kan toch lezen (Ananta Khemradj, Surinam), La distancia del tiempo (Carlos Ormeño Palma, Perú), La espiral roja (Lorena Colmenares, Venezuela), Plástico (Vero Kompalic, Venezuela), Rimana Wasi: hogar de historias (Ximena Málaga Sabogal y Piotr Turlej, Perú), Veo, veo (Tania Cattebeke Laconich, Paraguay), Volivia (Leandro Grillo, Bolivia) y Willkawiwa (El sagrado fuego de los muertos) (Pável Quevedo Ullauri, Ecuador).

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