Qu Yuan, detalle de un retrato de un artista desconocido - National Palace Museum, Taipei, Taiwan
Qu Yuan, detalle de un retrato de un artista desconocido - National Palace Museum, Taipei, Taiwan

El ShiJing, título traducido indistintamente como Libro de poesíaLibro de odasLibro de cánones poéticos Libro de poemas modelo, volumen compuesto entre los siglos XI y VI a.n.e., y utilizado por Confucio y sus discípulos a modo de texto para la enseñanza en sus colegios, fue durante mucho tiempo considerado imprescindible en la educación de una persona culta. Cuenta Sima Qian[1] en sus Memorias históricas que, en sus orígenes, la colección tenía más de tres mil poemas y que el propio Confucio antologó los trescientos cinco que conforman la versión llegada hasta nosotros. El ShiJing posee tres partes: Feng, Ya y Song, o “canciones populares”, “canciones de la capital y alrededores” e “himnos y cantares de elogio”. Como casi todos los cantos de origen popular, la mayoría son anónimos. Este resulta un libro peculiar porque, a diferencia de lo que pasaría después en buena parte de la poesía clásica china, uno de sus temas fundamentales es el amor, expresado de una manera directa y provocadora, típica de un realismo proveniente, sobre todo, del estro del pueblo, mucho más rico que el de los nobles agrupado en la parte Song, por lo general monótono y descriptivo, a diferencia del tono fresco y vivaz de las dos secciones restantes.

Después del ShiJing hubo un par de siglos sin ninguna producción relevante en el campo de la poesía, hasta que en la etapa de los Reinos Combatientes surgió en el sur de China otra colección de poemas, el Chu Ci, atribuida a Qu Yuan (circa 340-278 a.n.e.), y considerada el otro gran monumento primigenio de esta lírica. Concebidos en la región de Chu (territorio que abarcaba las actuales provincias de Hubei, Henan, Chongqing, Hunan, Shanghai y partes de Jiangsu), en la cuenca entre el río Yangtsé y el río Huai, estos poemas están escritos en el dialecto de la región, y hablan de mitos, leyendas, tradiciones, paisajes reales y fantásticos y plantas locales y exóticas. A diferencia del ShiJing, su lenguaje es extremadamente culto y cuidado.

Qu Yuan está reputado como el primer gran poeta chino, autor de “Li sao” (“Tristeza”, “Experiencias amargas” o “Dolor de la partida”, según Sima Qian), “Nueve elegías”, “Interrogando al cielo” y “Evocando a los espíritus”, entre otras composiciones claves. Se destacó desde muy joven por su inteligencia y erudición y ya a los veinte años comenzó a dedicarse a la política. El soberano Hui del reino de Zhou lo invistió con un alto cargo equivalente a vice primer ministro. Como Qu Yuan era partidario de los ordenamientos legales y de la selección de los funcionarios según sus méritos y conocimientos, lo mismo que de unir a los reinos orientales para hacer frente al crecimiento injerencista del reino occidental de Qin, enseguida encontró un sinnúmero de opositores que le minaron el camino con intrigas cortesanas y conspiraciones para acusarlo. Una de las concubinas del rey, ZhengXiu, y otro alto funcionario de la corte, JiaoShang, presentaron falsos cargos en contra suya y el rey, también movido por las maquinaciones de Zhang Yi, uno de los ministros favoritos del reino de Qin, terminó por condenar al poeta al exilio en el 313 a.n.e. Al año siguiente, ya muy deterioradas las relaciones entre los reinos de Chu y de Qin, el rey le ordenó a Qu Yuan que regresara y lo nombró encargado de los asuntos de los tres apellidos nobles Qu, Jing y Zhao. El bardo, aun así, siguió siendo rechazado en la corte, pues sus enemigos gozaban de un amplio poder.

En el año 299 a.n.e. el monarca Hui fue invitado por el soberano de Qin a viajar hasta su país para una entrevista de paz. Qu Yuan le suplicó que no viajara, que podría ser una trampa. Pero el rey no lo escuchó y, una vez en Qin, fue secuestrado y encarcelado hasta su muerte, ocurrida tres años después. Su hijo QingXiang subió al trono aupado por los enemigos de Qu Yuan, que gozaron de una casi absoluta impunidad en el reinado de este joven libertino y caprichoso en el manejo de los asuntos de Estado. El nuevo señor se casó con una heredera del reino de Qin en aras de consolidar una alianza que impidiera la invasión y derrocamiento de su gobierno. Las persecuciones contra Qu Yuan se recrudecieron y en 296 a.n.e., con alrededor de 50 años, fue desterrado de nuevo.

A partir de entonces el poeta llevó una vida de vagabundo y escribió la mayor parte de sus poemas importantes, entre ellos “Li sao”. En ese texto, uno de los más relevantes de la literatura china, el autor expresa sus opiniones políticas, narra sus esfuerzos por servir al país y las tristezas que lo acosan por la injusta confinación que ha sufrido a cambio de su lealtad. Este es un poema lleno de originalidad y fantasía y que hurga a la vez en diversas tradiciones religiosas de la época. Está escrito en un lenguaje refinado y preciso, innovador en el ritmo, que ejerció una notable influencia sobre el destino de la poesía posterior. Entre los poetas más cercanos a su influjo se encuentran algunos de los mayores de todos los tiempos: Li Bai, Du Fu y Su Dongpo. Todavía en pleno siglo XX, un dramaturgo como GuoMorou eleva a Qu Yuan al rango de protagonista de su pieza homónima en la que celebra la lealtad en la lucha contra la opresión y el deseo de vender el país a intereses foráneos.[2]

Posteriormente, entre los años 280 y 278 a.n.e., el ejército de Qin atacó Chu y ocupó su capital, la ciudad de Ying. Al percatarse de que el país se aproximaba a la ruina y de que él no podía hacer nada por impedirlo, Qu Yuan cayó en un estado de profunda desesperación y se suicidó arrojándose al río Miluo, como había predicho en los versos del “Li sao”. Cuenta la leyenda que, al enterarse de la noticia, el pueblo salió en barcas a lo largo del río tocando tambores y gongs para espantar a los peces o arrojando al agua tamales de arroz glutinoso para que estos se llenaran y no mordieran el cuerpo del poeta. Este fue el origen de la fiesta tradicional china de la Barca del Dragón, que se celebra anualmente el día cinco de mayo del calendario lunar.

La versión que leerán a continuación ha sido trabajada a partir de cuatro textos: la traducción al francés de Sung-NienHsu en su Anthologie de la Littérature Chinoise, dos al inglés de David Hawkes y Yang Hsien-yi y Gladys Yang, en Ch’uTz’u: Songs of the South, an Ancient Chinese Anthology Selected Poemsfrom Pre-Chin Era, respectivamente; y una al italiano de G. M. Allegra publicada como Incontro al dolore di Kiu Yuan.[3] Debido a la alta complejidad del texto, he decidido acompañarlo de un conjunto de notas que, a mi entender, ayudan a una mejor comprensión de las alusiones históricas y mitológicas que pueblan el poema y permiten una mayor intelección de esta obra maestra de la literatura universal.

Li sao

Mi familia desciende del emperador GaoYang;[4]
mi venerable padre se llamaba Po Yong.
Nací al principio de la primavera, el día keng ying,
de la primera luna del año ying.[5]
Mi padre asistió a mi nacimiento;
me dio bonitos nombres:
Zhengze como nombre de leche
y Lingjiu como nombre de pila.

- Anuncio -Maestría Anfibia

Llevo en mí todo lo que hay de bueno en la naturaleza,
poseo además grandes capacidades.
Me cubro de silonia y de angélica,
ato las flores de orquídeas otoñales[6] para hacer pendientes.
¡Mis años corren de prisa,
temo no poder ayudar a tiempo al príncipe!
En la mañana, recojo la flor de magnolia en el monte Pi
y en la tarde, la hierba invernal sobre los islotes.
El sol y la luna no detienen jamás su curso,
la primavera y el otoño se suceden.
Viendo los árboles desnudarse y amarillear las hierbas,
temo ver ajarse el encanto de la hermosura[7].
¿Por qué ella no aprovecha su madurez para escardar el césped?[8]
¿Por qué no cambia de actitud?
Montaré sobre corceles de raza divina y la conduciré…
Solamente los traidores reunidos no piensan que la ruta
es sombría, estrecha y peligrosa para sus intereses.
¿No osaré correr los riesgos?
¡Temo que la carroza real esté en peligro!
En todos los sentidos, la voy a vigilar;
espero seguir las huellas de los reyes de antaño.
Pero el príncipe no necesita mi fidelidad;
creyendo en las calumnias, se irrita bruscamente.
Entiendo los conflictos de ser fiel,
pero mi corazón está decidido y no puedo dudar.
Si, para obtener la equidad, hablo con Kou Dian,[9]
es siempre a causa de la Energía Clarividente.[10]
Al inicio, ella se entiende bien conmigo;
después procura evitarme.
¡La abandono sin dificultad
y me apiado de su inconstancia!

Dispongo de nueve acres de tierra para cultivar las orquídeas,
de cien cordeles para los melilotos
y de una caballería para los dulces líquenes y el ginseng
mezclados con las azaleas y las fragantes angélicas.
Yo les deseo prosperidad;
las recogeré cuando llegue el momento.
Sin embargo, ¿qué me importa su bienestar?
¡Sólo tengo piedad de las flores marchitas!
Los oportunistas se arrastran para conseguir sus fines,
su avidez resulta insaciable.
Midiendo a los demás según sus propios sentimientos,
sienten celos de los hombres honestos y capaces.
Se precipitan, se atropellan por alcanzar su fin mediocre.
Pero yo apenas si me ocupo de mis asuntos;
la vejez se aproxima cada vez más
y tiemblo porque mi reputación no sea restablecida.
Al alba, bebo el rocío depositado en la magnolia;
al crepúsculo, pruebo los pétalos caídos de los crisantemos.
Si mi ideal era en verdad justo y hermoso
soportaré el hambre largo tiempo y sin daño.
Con un pequeño pedazo de madera sujeto el tallo de la valeriana;
vigilo los granos maduros del ricino.
Podo el follaje del cinamomo
y adecento el de la hiedra y el esparto.
Tomo por modelo de fidelidad a los sabios antiguos
que mis contemporáneos ya no respetan.
Si mi fidelidad no conviene a mis contemporáneos,
quiero imitar a PengXian[11].
Suspiro largamente, lloro;
sufro los males de la vida.
A pesar de mi perfeccionamiento moral,
viviendo bajo el yugo de otros,
aconsejo al soberano día y noche, y ya fui exilado.

Estando en el exilio, llevo siempre melilotos y valeriana;[12]
si la elección de mi corazón dictó mis pasos,
incluso aunque muera y resucite nueve veces
¡no me lamentaré de nada!
Guardo rencor a la Energía Clarividente por sus indiferencias,
hasta el final, no ha examinado bien mi corazón.
Muchas mujeres, celosas de la belleza de mis cejas,
me acusan falsamente de conductas livianas.
Los artesanos de nuestros días son en verdad hábiles:
sin inquietarse de la forma cuadrada o redonda, la cambian,
contrarios al uso de la regla, siguen las curvas;
sin tomarse en serio la solidez, se atreven a construir espaciosas mansiones.
Triste, desesperado, vegeto en esta época.
¡Mejor moriría antes que imitarlos!
Las aves de rapiña no se agrupan,
esto es así desde la antigüedad.
¿Cómo es que el círculo podría ser cuadrado?
¿Cómo se entenderán quienes no tienen iguales principios?
Contengo mi corazón, me reservo mis opiniones,
soporto las injurias, esperando encontrar la ocasión de ahuyentar a los perjuros.
Morir conservando la pureza de su conducta
es la actitud que los antiguos sabios preferían.
Me arrepiento de no haber elegido conscientemente mi camino;
permanecí largo tiempo de pie, voy a retirarme.
Voy a dar media vuelta hacia mi carroza,
mi extravío no es de muy larga duración.
Dejo a mi caballo marchar suavemente por la pradera cubierta de orquídeas,
subo a una colina y me tiendo a descansar.
Retornaré a la corte cuando esté seguro de no encontrar allí nuevas miserias;
al alejarme de la corte, llevo mi vida de antaño.
Acopio hojas de castaña y de loto, y flores de hibisco
para confeccionar mis vestimentas.

Cada persona a su gusto;
yo he elegido el perfeccionamiento moral.
Incluso si se me desmembrara, jamás renunciaría a él;
¡mi corazón es irreprochable!
A propósito de mi exilio, mi hermana
me ha reñido más de una vez.
Me dice: “A causa de su terquedad,
Gouen[13] fue condenado a muerte.
¿Por qué quieres, en contra de las costumbres de nuestra época,
ser fiel y perfeccionar tu moral?
¿Por qué deseas tú semejante perfeccionamiento?
Las malas hierbas inundan la sala;
tú las apartas, te conduces de una forma diferente
¿y luego te asombras de sus calumnias?”
¡Ay! ¡Ay! ¿A quién puedo confiar mi pena?
¿Quién la comprenderá?
Mis contemporáneos se relacionan fácilmente,
¡sólo yo soy un incomprendido!
Me postraré delante del Cielo, le expondré mis ideas,
porque, revisando el pasado histórico, he descubierto el buen camino.
El joven dragón y el fénix arrastran mi carro.
Sobrevuelo el polvo terrestre y me dirijo al firmamento.
Por la mañana salgo de ZangWu[14],
y por la tarde arribo a Xuan Pu[15].
Al pasar por encima del palacio, quisiera detenerme un momento,
pero ya el sol desciende y va a caer el crepúsculo.
Le ordeno a Xi Huo[16] detener el carro un instante.
Me guían hacia la montaña YenZeu[17],
y no me apresuro.

El itinerario es largo e incierto,
voy a subir al cielo para distinguir la mejor ruta
y luego descenderé para seguirla.
Delante de mí, Wang Zhou[18] conduce la tripulación,
detrás, FeiLian[19] nos sigue.
Con mi escolta tan numerosa,
con mi tripulación tan solemne,
le solicito a Di Hun[20] abrir el Paraíso;
inmóvil, apoyado en la puerta, él me mira y no responde nada.
El tiempo es muy sombrío.
Mis pasos dudan, yo le doy mi amistad a las orquídeas.
La anarquía reina sobre este mundo,
los celos, las intrigas, abruman a las personas honestas.
Mañana atravesaré el río Po
y descenderé desde la cumbre de Lang Feng[21].
De pronto, al volver la cabeza, reparo en mi país natal y mis lágrimas corren…
Visito rápidamente el Palacio de la Primavera[22],
donde tomo una rama de jade para completar mi atavío.
Me aprovecho de la floración que no termina todavía,
y busco a aquellos a quien pudiera hacerle regalos.[23]
Dirijo a Fung Long[24], con su carro de nubes,
al encuentro de la diosa Mi.[25]
Le doy como presente mi cinturón;
envío a JianJiu[26] como intermediario.
Mis adversarios se juntan alrededor de la diosa y me calumnian de nuevo;
ella rechaza mi demanda bajo el pretexto de que habita en un sitio retirado
y no sabría cambiar de domicilio.

Ella permanece, por tres noches, en Chong Zhe[27];
todas las mañanas lava sus cabellos en el río Lai Pan[28].
Ella cultiva su belleza de la cual está ufana;
todo el día se divierte y deja pasar el tiempo.
A pesar de ser bella, la diosa se muestra demasiado altiva
y la abandono para ir en busca de otra.
Advierto en lo alto de la Terraza de Jade
a la hermosa mujer del país de You.[29]
Le encargo al halcón que sea mi intermediario.
A su regreso, él me delata alevosamente las difamaciones.
El macho de la tórtola, encargado de mi misión, huye cantando.
Desprecio, a pesar del canto, su ligereza.
Mi corazón está lleno de duda,
por tanto, según los ritos, yo no sabría ir hacia ella por mí mismo.
Este hombre perfecto como el fénix presenta los obsequios a la bella,
pero GaoSing[30] la desposará ciertamente antes que yo.
Bien que viajaría yo a un país lejano, pero ¿adónde ir?
Entonces paseo negligentemente para matar mi hastío.
El gineceo es profundo, lejano para mí;
el eminente rey no me comprenderá.
¿Cómo expondré mi fidelidad?
¿Me gustaría morir de esta manera en este país?
Preparo los tallos de muérdago y los trozos de bambú,
le ruego a LingFen[31] que prediga mi suerte.
Dice: “Las dos cosas bellas deberían entenderse:[32]
¿quién puede creer que para acercarlas sea necesaria la partida?”
Dice también: “Pienso que en una extensión como la de los nueve continentes,
él no carece de mujeres bellas.”
Me aconseja por fin: “Intenta viajar a países lejanos,
para encontrar allá una criatura seductora.
En todas partes crecen las plantas aromáticas,
¿por qué te apegas tanto a tu país natal?”
¡Ay! La época está turbia, los gustos están perturbados,
¿quién juzgará equitativamente mis cualidades y mis defectos?
Los afectos de cada persona difieren por ley natural de los de otra;
sólo esos cortesanos tienen preferencias extrañas:
llevan, como perfume, la artemisa
¡y pretenden que la flor de orquídea no es digna de ese empleo!
Yo había contado con el apoyo de Lan[33];
engañado por su apariencia, he descubierto en él la falta de fe.
Él descuida a los hombres capaces como si fueran iguales que los cortesanos
y declara querer reunir a estos últimos alrededor del trono.
Jiao[34], ambicioso y adulador,
rellena su talego de perfumes con el cornejo.[35]
Él no desea otra cosa que ascender,
cómo tendría respeto al olor exquisito.[36]
Después que LingFen me ha sugerido los grandes viajes,
escojo un día favorable y parto.
Unzo al dragón volante a mi carro de jade y de marfil.
Los corazones de los traidores no armonizaron jamás con los de los hombres fieles;
me exilio por mi propia voluntad.
En la mañana, abandono TianJin[37],
por la tarde llego a Si Gei[38].
Los fénix idolatran mis banderas
y planean dulcemente.
De repente, abordo la Arena Movediza,
sigo el curso del Río Rojo.
Por orden del Dios del Oeste
los dragones construyen para mí puentes sobre el Mar Occidental.

La ruta es larga y llena de dificultades;
prescribo a las carrozas de mi tripulación tomar el trayecto más corto,
ellos rodean la montaña BuZhou, se dirigen hacia el oeste
y me alcanzan a la orilla del mar.
Expongo mis mil carrozas
cuyos ejes son de jade.
Los ocho dragones serpentean y tiran de mi carro,
los inmensos pendones de nubes lo sombrean.
Conduzco lentamente, no me dejo inflamar por ese lujo;
mis pensamientos alzan vuelo hacia horizontes lejanos,
término de mi viaje aéreo.
Ejecuto los Nueve Cantos[39] y danzo al son de la música de Zhao,[40]
aprovechando mis ratos de ocio gozo de los placeres que me dan.
Me elevo hacia el luminoso firmamento;
a menudo, bajo la cabeza y puedo ver mi país natal.
Entonces, atrapado por la nostalgia, mi cochero se entristece
y mi caballo no quiere avanzar.
Al respecto, concluyo: “¡Ay! ¡Ya es un hecho!
En este país nadie me comprende;
¿qué es entonces lo que me ata todavía a la capital?
Puesto que no puedo tomar parte en la política y mejorarla,
voy a seguir las huellas de PengXian.”

Notas:

[1] Sima Qian (c. 145 a.n.e.  – 90 a.n.e.)

[2] Puede obtenerse información sobre esta pieza en el libro de Tao Tang, History of the Modern Chinese Literature.

[3] Aunque en todas mis aproximaciones a la poesía clásica china usaré el sistema de romanización conocido como pinyin, por considerarlo más práctico y cómodo para los hablantes de lenguas romances, respeto la grafía original en los títulos de libros y ensayos que todavía usan el sistema Wade-Giles, como es el caso de las dos traducciones al inglés arriba mentadas.

[4] Este emperador descendía por línea directa de Huang Di, el Emperador Amarillo, ancestro de la civilización china.

[5] Según diversos estudiosos del tema, esta fecha podría ubicarse en el año 343 a.n.e., pero como el año ying ocurre cada doce años podría igualmente tratarse del 355 o el 331 a.n.e.

[6] En la tradición china estas flores simbolizan la probidad.

[7] Alude al rey Hui de los Zhou.

[8] O sea, para ahuyentar a los traidores.

[9] Un dios.

[10] Otra alusión al rey.

[11] Ministro del siglo XIV a.n.e. Desesperado porque el rey no seguía sus consejos, se suicidó ahogándose.

[12] Estas plantas igual simbolizan la fidelidad y la virtud.

[13] Encargado por el emperador Yao (en 2297 a.n.e.) de suprimir las graves inundaciones, Gouen desobedeció las órdenes del soberano y fue condenado a muerte. En 2282 a.n.e., Yao encargó de los trabajos a Yu, hijo de Gouen, que aceptó la tarea y la cumplió ocho años después.

[14] Lugar de residencia del antiguo emperador Chouen.

[15] Tierra encantada en la montaña Kunlun donde, según la mitología china, está el paraíso taoísta.

[16] Cochero del sol.

[17] Lugar donde debe ir a dormir el sol.

[18] Cochero de la luna.

[19] Dios del viento.

[20] Portero del Paraíso.

[21] Morada de los inmortales.

[22] Sitio donde reside el dios del verdor.

[23] Es decir, a alguien que tenga los mismos ideales que él.

[24] Dios de las nubes.

[25] Acerca de esta enigmática diosa no he podido hallar referencias de ningún tipo. Al parecer es una deidad proveniente del sistema de mitos Penglai, que en el período de los Reinos Combatientes aún era una rama importante dentro de la mitología china, según asevera el historiador GuJiegang en “The Combination of the Two Myth Systems of Kunlun and Penglai in Zhuangzi and Chuci”, Zhonghua Wenshi Luncong, n. 2, 1979, pp. 31-57.

[26] Ministro del legendario rey Fou Xi.

[27] Sitio legendario.

[28] Río legendario.

[29] Al parecer se trata de la célebre Ken Tie, esposa del emperador Go, en el siglo XXV a.n.e.

[30] Otro de los nombres del emperador Go.

[31] Un vidente.

[32] La fidelidad del ministro y la clarividencia del soberano.

[33] Hermano menor del rey Hui de los Zhou.

[34] Ministro de los Zhou.

[35] Puesto que los traidores lo rodean como mismo rodean al tronco del cornejo la multiplicidad de ramas que lo caracterizan.

[36] Esta es una cualidad de las personas honestas.

[37] La extremidad oriental del cielo.

[38] La extremidad occidental del cielo.

[39] Cantos del emperador Yu del reino de Yu (2205-2198 a.n.e.)

[40] La música del emperador Chouen; su reinado transcurrió del 2255 al 2206 a.n.e.

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JESÚS DAVID CURBELO
Jesús David Curbelo (Camaguey, 1965). Escritor y traductor. Se ha desempeñado como profesor de literatura en la Universidad de La Habana y en el Instituto Superior de Arte de Cuba. Ha traducido al español a John Donne, William Blake, Dante Alighieri, Edgar Lee Masters, entre otros autores. Ha publicado las novelas Inferno (1999) y Cuestiones de agua y tierra (2008); los cuadernos de poesía El mendigo de Dios (2004) y Cárcel, memoria y abrigo (2008); y los relatos Tres tristes triángulos (2000) y Otros cuentos de amor, de locura y de muerte (2006), entre otros libros. La antología Las quebradas oscuras (Editorial Letras Cubanas, 2008) recoge una selección personal de su poesía escrita hasta la fecha. Mereció el Premio Nacional de la Crítica Literaria en 2001 y en 2004 y el Premio Silvestre de Balboa 2006 al conjunto de su obra literaria.

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