Mina Loy
Mina Loy

Mina Loy (Londres, 1882-Colorado, 1966) fue una poeta y pintora modernista. Su obra, vinculada en sus inicios al futurismo, ofrece aspectos pictóricos, surrealistas y muestra, sin reservas, un singular tratamiento de la sexualidad femenina. Loy comenzó sus estudios de Arte en St. Johnʼs Wood School en Londres y luego viajó a Múnich en 1899 para estudiar pintura.  En Florencia (1906-1916) entró en contacto con artistas futuristas y en París conoció a escritoras como Gertrude Stein y Djuna Barnes con las que mantuvo amistad durante toda su vida. En julio de 1915 publicó “Love songs”, también conocido como “Songs to Joanne” para la revista Others y en 1918 se dio a conocer su Manifiesto Feminista en contra de la misoginia y declarando los derechos y la emancipación de la mujer. En 1923 regresa a París y publica Lunar Baedeker. La labor literaria de Loy fue elogiada por poetas como William Carlos Williams, Ezra Pound, T. S. Eliot, entre otros prestigiosos escritores. En 1936, Loy regresó a los Estados Unidos para estar cerca de sus hijos, donde continuó escribiendo hasta su muerte. La colección completa de su obra, The Lost Lunar Baedeker, apareció en 1982.

Mármol

Grecia ha arrojado         sombras blancas
ha sembrado
sus ojos con olvido

Un tropel de piedras
Dioses
alzados en pedestales

Una muchedumbre
de lirios
de las galerías
escarba las fachadas del espacio
con curvas espirales
de idílica sustancia
en el silencio

Una columnata
Apolo acecha a Apolo
con la sombra
de una mano perdida

Oh Infierno

Para aclarar la ventisca primaveral
De los excrementos de nuestros antepasados
Y enterrar los archivos subconscientes
Bajo ilesas flores

Así—

Nuestra persona es una entrada envuelta al infinito
Ahogada con los harapos de la tradición

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Diosas y jóvenes dioses
Acarician la santidad de la Adolescencia
En el rayo del sol.

El pájaro dorado de Brancusi

El juguete
se convierte en el arquetipo estético

Como si

algún Dios ordinario y paciente
se hubiera frotado y frotado
el Alfa y la Omega
de la Forma
a un pedazo de metal

Una alineación desnuda
sin alas y plumas
—el ritmo definitivo
ha cortado las extremidades
de la cresta y la garra
del núcleo del vuelo

El acto absoluto
del arte
conformado
en la escultura continente
–desnuda como la frente de Osiris–
este pecho de revelación

una curva incandescente
lamida por llamas cromáticas
en laberintos de reflejos

Este gong
de pulida hiperestesia
chilla con el metal
mientras la agresiva luz
golpea
su significado

La inmaculada
concepción
del pájaro silente
acontece
con maravillosa reticencia  .  .  .

Ayuda de la Virgen

Las vírgenes son eternamente madres en éxtasis
Sus brazos de alcoba
retiran la Felicidad de su concepción
de la vejez y el desorden
del peligro,
condenando el daño.

Las vírgenes son momentos-eón de maternidad
–un momento es Tiempo rodeado de sí mismo–
en perpetua bienaventuranza,
su actitud
de paraísos sonrientes
de estanterías sagradas.

¡Presagio no dicho del Calvario!
¡Crucifixión no tallada!

Las vírgenes son islas en memoria
de madres terrenales, que al engendrar
en la juventud, héroes de los cielos,
abandonadas en sus rodillas,
imploran por un momento que será olvidado

aquellos cielos una vez alabados
con celestiales oboes
para las Glorias Divinas

son cielos en clamor
de celeridades mortales,
el horror
de sumergidos obituarios
bajo flores de fuego.

Una mujer envejecida

El pasado se ha arruinado
los hechos son vagos
el futuro inservible

el presente         dolor.

Ni siquiera el dolor tiene esa precisión
con la que golpeó en la juventud

Es una polilla
carcomiendo los órganos
colgando o cayendo
en un armario arruinado

Acaso tu reflejo te atormenta
o es que lo imposible
posible de la vejez
permite a la antigua silueta
ágil y estrecha de ti misma
agarrar en gran reserva
esta enorme incertidumbre
de un extraño Bulbo
que solo puede ser exorcizado por la muerte

La dilación ha eliminado por completo
tu larga realidad.

El mar mediterráneo

El monstruo de zafiro

yace en su espléndida dote

Coronado por Casinos
olivas provenzales
y retoños sacudidos por el mistral

La Feria corriente
dibuja mareas apacibles
sobre intimidades volcánicas
adornadas con el despertar y el silencio de la espuma adormecida

Enjoyada en su Adriático brazo
Venecia, sarcófago de suspiros
y de fantasmales mercancías,
se escinde con el ángulo de ópalo del sol
y muere con el Ángelus

un durazno púrpura
invadido por las moscas del ocaso

Desde la verde pendiente
de venganza
el vino Vesubiano
gotea translúcido
Lacrimae Christi
para vagar    imperceptiblemente
en el último sollozo de Shelley

Tallada en los Apuanos
Carrara se alza
como centinela de mármol
más allá del óxido ardiente
de las ramas
que cubren a niños anfibios

mientras se elevan

de los barrancos Ligurianos
Sus pulidos muslos
armados con cenizas acuosas
de las arenas de oropel.

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