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Emmanuel Martín: “Mis siete primeros cortos los financié con el dinero que ganaba como pizzero, vendedor ilegal de ron y cerveza”

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¿Te consideras un(a) cineasta independiente? ¿Por qué?

Todos los cineastas del mundo son independientes. ¿Qué es cine independiente?, ¿qué es cine underground?, ¿qué es cine clase B? Andaba por esas turbias aguas.

Todos los cineastas del mundo son independientes, lo que la mayoría lo utilizan como un mote oportunista, un mote lastimoso con fin comercial. Te voy a poner cinco grandes ejemplos: John Ford, Chaplin, Orson Welles, Scorsese, Tarantino. Los tres primeros entraron por la puerta ancha de la industria. Ford y Chaplin siempre trabajaron en la industria sin preocuparse en cómo conseguir el presupuesto. Con los años Orson cayó en desgracia y fue expulsado de la industria, se convirtió en el mas grande indie, en el hombre orquesta, murió y dejó varias obras inconclusas sin verlas estrenadas. Scorsese empezó indie con Who’s That Knocking at My Door, pero venía de una escuela de cine, o sea, tenía relaciones e influencias. Su siguiente película fue de bajo presupuesto, pero fue un encargo de Roger Corman: Boxcar Bertha. Luego, con los años, se convirtió en un director dentro de la industria. Tarantino no estudió cine en ninguna escuela, puro amateur, su primera película fue totalmente indie, financiada con su dinero y el de sus amigos. Luego, con los años, se convirtió en un director dentro de la industria.

¿Entiendes el punto? Casi todos los cineastas del mundo son cineastas independientes por necesidad, por obligación. Hay dos cineastas independientes que me gustan mucho, John Waters y Frank Henneloter, pero si miras sus cintas, te das cuenta que esos proyectos no tienen cabida en el cine industrial, ni siquiera en los presupuestos de los fondos sociales. Son obras demasiado viscerales, apuntan y disparan directamente al ser humano. Las películas de Waters y Henneloter nos ofenden a todos, y los poderosos, los que manejan los cheques, ya sea un millonario, un secretario sindical o un funcionario al frente de un fondo benefactor, no quieren financiar ningún proyecto que los ofenda a ellos mismos como seres humanos. Por eso, Waters y Henneloter tuvieron que hacer sus obras totalmente independientes, de la manera mas independiente que existe: CON TU PROPIO DINERO.

¿Qué criterios –económicos, políticos, culturales– han condicionado tu autonomía creativa para hacer cine en Cuba?

Mis siete primeros cortos los financié con el dinero que ganaba como pizzero, vendedor ilegal de ron y cerveza, garrotero de poca monta, y ayudante de un camión de lajas. También con la ayuda de mis padres, abuelos y amigos. Historias de ajedrez, mi primer largo, sí tuvo diez mil dólares de financiamiento, pero fue terminada con apoyo de amigos, o sea, con dinero propio.

Desde los años noventa, el campo cinematográfico cubano ha experimentado importantes transformaciones, entre ellas, la pérdida de la hegemonía productora del ICAIC. En este panorama, ¿hacia dónde apunta la denominación “cine independiente” en el caso cubano? ¿Tiene sentido hablar de cine independiente hoy?

Cine independiente es una necesidad económica, no ética. No me interesa el concepto de la moralidad. El dinero jamás es limpio. El dinero es una manera de cambio que fluctúa de manos honestas a manos sangrientas y viceversa.

Recientemente, el Gobierno cubano ha legislado sobre el cine nacional. ¿Cómo impacta el decreto ley 373 las condiciones de posibilidad de los cineastas? ¿En qué medida responde a los intereses y las demandas del gremio?

La necesidad primaria de techo, comida y ropa, rige en todo. Hay artistas que hacen arte porque necesitan garantizar estas necesidades. Yo sé buscarme mi sustento sin necesidad de hacer arte por dinero. Aunque me encantaría poder vender mis películas y vivir tranquilamente de mi arte. No sé de qué va el decreto ley 373. No sé qué piensa el gremio, ni me interesa. Pero, evidentemente, en Cuba los cineastas no son gente muy querida por el Gobierno. Sólo los cineastas que hacen filmes por encargo de la política del ICAIC son queridos por la cúpula y su séquito. Es difícil conseguir que el ICAIC, el ICRT, u otro, distribuyan una película gestada independientemente.

¿Cómo evalúas el modelo de desarrollo cinematográfico que supone la puesta en vigor del Fondo de Fomento? ¿Cuáles son sus principales beneficios y limitaciones?

No leí las bases del Fondo, no apliqué, no pertenezco al Registro del Creador Audiovisual. Tengo algunos paisanos santiagueros que sí aplicaron. ¡Espero que sean financiados!

¿Cuáles son los desafíos, los límites y las posibilidades para el desarrollo de una industria audiovisual en la Cuba actual? ¿Cómo será el cine cubano del futuro?

En Cuba hace falta comida, aseo personal, materiales de construcción, ropa, mejor transporte público. Cuba necesita cambiar su modelo económico de producción. El cine es un arte caro y necesita recursos, pero también necesita gente dispuesta y tiempo libre. No sé hasta qué punto un país en vías de desarrollo pueda ser mejor base para la creación cinematográfica. Creo que el tiempo libre es imprescindible para forjar buenos cineastas. Leer mucho, ver muchas películas. Una vida agitada como la del Primer Mundo no sé si sea buena para la creación artística. “Es importante tener tiempo para sobarse los cojones y olerse los sobacos”, como decía mi ídolo artístico Bukowski. Y lo bueno de Cuba es que tenemos tiempo libre de sobra. A mí me gusta tener tiempo libre. Ah, cómo se utiliza ese tiempo libre es el verdadero reto.

El cine del futuro, de Cuba y el mundo, está en veremos. Pero, para ser una isla de diez millones de habitantes, creo que el cine cubano es bastante bueno, si sacamos porcentaje, yo, que me gusta la matemática y soy ajedrecista, lo valoro así.

EMMANUEL MARTÍN
EMMANUEL MARTÍN
Emmanuel Martín (Santiago de Cuba, 1983). Graduado de Cultura Física. Ha participado en talleres impartidos en la EICTV. Ha dirigido, entre otros filmes, el documental Malos en una ciudad mala (2006), codirigido con Danay Campos; y los cortos de ficción La prueba (2008) e Y adiós para siempre, preciosidad (2017). Su largometraje de ficción Historias de ajedrez (2019) participó en el programa de First-Time Filmmakers Sessions del Lift-Off Film Festival Global Network.

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