La icónica Roma acoge una exposición al aire libre con ocho imponentes y sensuales esculturas de Fernando Botero, para muchos el artista colombiano más celebrado de todos los tiempos. Situadas en algunas de las plazas y calles más visitadas de la capital italiana, las voluminosas figuras de bronce podrán verse hasta el 18 de octubre venidero. Esta muestra urbana homenajea al creador antioqueño, quien sostuvo una relación muy cercana con el arte italiano, especialmente el renacentista.
Entre otros muchos lugares de residencia, Botero vivió algunos años en la ciudad italiana de Pietrasanta, en la región de Toscana, donde fue enterrado en 2023 junto a su tercera esposa, la artista Sophia Vari. Según reporta Euronews, las estatuas que habitan las calles de Roma este verano fueron diseñadas mientras el colombiano residía en aquel país europeo.
La exposición va generando gran entusiasmo entre los transeúntes, no pocos de los cuales han asegurado a la prensa que conocen bien la obra del artista colombiano. El recorrido que traza la muestra se inicia en la Terraza del Pincio, uno de los miradores panorámicos de la Ciudad Eterna. Allí descansan, hipnotizando a los paseantes, la Mujer reclinada (2003) y la Venus dormida (1994), ejemplos del derroche de sensualidad que caracteriza la obra de Botero. Hombre de pie, Mujer de pie (Eva), Caballo con brida (2009), Gatto (1999), Mujer sentada (2000) y Mujer sentada (1991) son las otras figuras esparcidas por Roma.
Los cuadros y las esculturas del antioqueño se han exhibido por mucho tiempo en muchísimos espacios públicos de urbes como Florencia, Londres, París, Madrid y el Medellín natal del artista, así como en los más prestigiosos museos y galerías internacionales.
Los orígenes humildes de Botero, quien alguna vez fue aprendiz de torero, no le impedirían edificar una de las obras más expuestas y cotizadas del arte contemporáneo. Algunas de sus piezas han sido subastadas en más de cuatro millones de dólares.
Botero comenzó su carrera, a fines de los años cuarenta del pasado siglo, como ilustrador del periódico El Colombiano, y murió a los 91 años en el principado de Mónaco, donde tenía su residencia, siendo uno de los creadores plásticos más queridos del mundo.
Exhibir su arte en sitios públicos es una tradición que incentivó el propio artista. En vida donó numerosas obras para que fueran exhibidas en las calles de Medellín. En 1995, Pájaro, una escultura suya que representaba a la paloma de la paz, fue dinamitada en un atentado que cobró la vida de 26 muertos y dejó más de un centenar de heridos, uno de los momentos más violentos en la historia de esa ciudad. Tiempo después, Botero donaría otra escultura similar titulada Pájaro de la paz, que fue instalada junto a la anterior.
