Por segunda ocasión la artista visual Glenda León (La Habana, 1976) expone en la célebre galería Juana de Aizpuru, en España. Inauguró la muestra personal El tiempo es un sonido que no escuchamos el pasado 5 de noviembre y hasta el próximo 10 de diciembre.
La exhibición tiene lugar en la calle Barquillo no. 44, la sede expositiva fundada y dirigida por la reconocida coleccionista y galerista Juana de Aizpuru, quien, entre otros méritos, ideó y dirigió la Feria Internacional de Arte Contemporáneo de Madrid (ARCO), desde su creación en 1982 hasta 1986.
Con esta muestra, León insiste en la escucha como dispositivo para revertir las relaciones ojocéntricas; propone la escucha como disidencia contemporánea. La escucha como sentido, como sanación, como interrogante. La escucha como “antídoto para reconectar con la naturaleza. A través del poder metafórico de la música [Glenda León] nos invita a contemplar lo invisible y convierte lo que normalmente pasa desapercibido en sensaciones sonoras. Inspirada [sobre todo] en la iconografía del universo instrumental”.
El tiempo es un sonido que no escuchamos “está formada por delicados dibujos, obras de carácter escultórico y performativo y una instalación site specific”, informa la curaduría. Además, durante la inauguración se realizó una puesta en sonido del grupo Neopercusión con músicos de la Orquesta Nacional de España. Juanjo Guillem, uno de los tres músicos presentes en la inauguración, confesó que para él las obras de la artista cubana son “instrumentos”. En este sentido, León aspira a construir piezas interactivas que puedan funcionar, también, como dispositivos sonoros.
Aunque la muestra presenta una serie de obras que comenzaron a configurarse a principios del decenio pasado, fue durante la pandemia que Glenda León terminó de modelarlas. Estas piezas “van más allá de la representación simbólica y están construidas como instrumentos repletos de matices sonoros”.
Cuerdas de violín, guitarra y clavicémbalo se convierten en pentagramas cósmicos, en aleteos, en rayos de sol. La luna se muestra como tambores que resuenan en/a la medida de sus fases. Una rama de árbol nos aconseja que escuchemos ese sonido que lleva dentro para, de esta manera, apreciar “el poder creativo de la naturaleza frente al antropocentrismo ensimismado”.
Glenda León estudió ballet clásico, filología e historia del arte. Comenzó a exponer en 1999 y hasta hoy persiste en la resignificación de los objetos. “En las composiciones en las que la naturaleza es la protagonista, la convivencia entre líneas rectas y elementos orgánicos pretende repensar las costumbres humanas y armonizarlas con los ciclos vitales. Esta visión multiespecie, procura abolir cualquier distinción que nos separe del medio en el que vivimos y desarrollar así un sentimiento de pertenencia más amplio. Un mensaje conciliador basado en cuidadosos procesos de contextualización, manipulación y asociación de los objetos”, amplía la nota curatorial.
La galería Juana de Aizpuru se fundó en Sevilla en 1970. En el año 2004 se cerró el espacio sevillano. La sede de Madrid se abrió en 1983 y es hoy una de las más notables de España.
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