(de las mitades)
hundo la mitad del cuerpo
(sólo la mitad)
en la playa El Judío
nunca logré ir más allá
de la línea que divide
el plano bidimensional del ocaso
en la playa El Judío
nunca alcancé
el triste horizonte de la tarde
hundo la mitad del cuerpo
(la mitad que es el cuerpo único)
y río
tratando de esquivar el golpe que se acerca
ofrezco la mitad del rostro
el golpe es entonces la mitad del golpe
en el vacío
la cuchara
que golpeo y dejo
caer
vibra
su sonido recuerda
una libertad
también vibra
al pulsarse
la cuerda
musical de la guitarra
o el piano
si a la cuchara
su caída intercepto
con la mano si sobre
las cuerdas de la melodía
planto un dedo
inquisidor
un régimen de silencio
me cuestiona un rigor
casi póstumo
me repleta
En la terminal de Matanzas
hay algo parecido a un masturbador
mira a mi mujer y sonríe
no le importo
no se importa
sólo conoce que en cada acto retorcido
existe algo así como una almendra rota
desde la que fluyen todos los placeres
en la terminal de Matanzas
soy yo el retorcido
el reducido mental
y quiero largarme con mi hedonista almendra fuera de estación
lejos de este sitio
de esta ciudad
donde ya es imposible que fluya hacia algún cauce
mi charquito de belleza
la palabra Terminal me recuerda el preludio de algún maligno fin
la palabra Matanzas lo concluye
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