Agnès Varda (Bruselas, 1928 – París, 2019), conocida hoy como la cineasta francesa por excelencia, es homenajeada en la Cinemateca de Francia con una exposición que estará activa hasta el 28 de enero de 2024. ¡Viva Varda! es el nombre de la muestra que recorre los grandes temas de la polimorfa obra de la realizadora, poniendo en la mira su carrera como cineasta, fotógrafa y artista visual, al mismo tiempo que su activismo social y político, informa el catálogo.
Películas, fotografías, autorretratos, pinturas, instalaciones, archivos y vestuario dan vida al evento dedicado a la autora de los aclamados filmes Cléo de 5 à 7 (1962) o Le Bonheur (1965), entre tantos otros.
Varda filmó en total 40 cortometrajes y largometrajes que se mueven con soltura entre la ficción y el documental. La muestra rinde homenaje a su singular modo de entender el arte, que para ella siempre estuvo ligado a una radical libertad de expresión que la hacía desplazarse de un formato, registro o tema a otro sin mayores inconvenientes.
“A menudo se presenta a Agnès Varda como una mujer libre que nunca dejó de reinventarse, guiada por un deseo insaciable de experimentar. Una cineasta cuyo gusto por lo ajeno y apetito por el encuentro la llevaron a cruzar categorías a su antojo: cortometrajes y largometrajes, ficción y documental, cine y digital. Es como si su determinación hubiera hecho que ninguna camisa de fuerza –estética, política o económica– frenara su loca libertad”, se lee en el catálogo.
La exposición destaca el activismo feminista de Varda. En su filmografía, sobre todo después de los sesenta, su mirada se vuelve más politizada y se enfoca aún más en las experiencias y vidas de las mujeres.
Otra de las preocupaciones que ocuparon a la artista y que la exposición remarca es el de la marginalidad, vista en contrapunto con el consumo excesivo de las sociedades contemporáneas. Sobre este tema, puede verse su celebrado documental Les glaneurs et la glaneuse (Los espigadores y la espigadora, según se conoce en español), realizado en el año 2000, “copiosamente comentado y visto por 125.576 espectadores”, anota el catálogo.
En esta cinta, la autora filma todo el tiempo con la cámara en mano y hasta incluye una escena donde el artefacto cuelga de su cuello y ella olvida apagarla. Varda se divierte, deja entrar al cine lo inesperado y el proceso mismo de interactuar con lo que filma. Les glaneurs et la glaneuse gira en torno a la experiencia de varias personas que recolectan desechos, en el campo y la ciudad.
Más allá del tema que enfocara, la realizadora siempre priorizó evadir lo que llamaba los “clichés colectivos”, de ahí que su obra no agote su originalidad con el paso del tiempo.
La muestra también repasa los filmes y guiones de Varda que nunca vieron luz a causa de falta de recursos o apoyo. Por ejemplo, en 1967, la directora “sacrificó la posibilidad de un largometraje financiado por Columbia, “Paz y amor”, porque el jefe del estudio le pellizcó la mejilla “como si fuera una niña pequeña”. La artista rechazó la oferta y el proyecto fue cancelado.
“Varda siempre insistió en la dificultad de llevar a cabo el montaje final. Y aunque a menudo denunció las desigualdades en la industria cinematográfica, en particular, el hecho de que a los productores les cueste confiar su capital a mujeres directoras, siempre prefirió vincular sus propias dificultades no al hecho de ser mujer, sino a las exigencias de su cine de autor”, señalan las palabras del catálogo.
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