Publicado en 2012 en Santa Clara, ¿Qué te sucede, belleza?, de Legna Rodríguez Iglesias (Camagüey, 1984), se reedita este mes en Chile, entre las novedades de Los Libros de la Mujer Rota. Quince narraciones pobladas de deseo(s) y de muchachas, rematadas por quince sorpresas que se leen de un tirón –como todo lo que ella escribe. La idea de la nueva publicación dimana de los editores Claudia Apablaza y Jorge Núñez Riquelme, quienes fundaron Los Libros de la Mujer Rota en 2015 y lanzaron en 2017 La mujer que compró el mundo –una reedición de Ne me quitte pas (Casa Editora Abril, 2010), el primer volumen de cuentos de la autora.
“Una muchacha sacó su cabeza del río y le pidió un deseo a una estrella que brillaba arriba”. Así titila, parpadea y les hace ojitos a sus fanes el segundo libro de cuentos de Legna Rodríguez Iglesias, mientras les concede (ese viaje de) la fantasía que es volver a tenerla en la mesita de noche, al romper el día.
Junio es “el momento perfecto” en que la autora y su alter ego, “Lee Matiné”, suelen tatuarse, cuando se pasan un año enfermas de mal de amores, cuando en vez de no-me-olvides les dan calabazas. Y es el mes en que se ha decidido lanzar, en Santiago de Chile, justo la semana entrante, ¿Qué te sucede, belleza? La suerte está echada y está en manos de una microeditorial que abarca el ensayo y la narrativa contemporáneos y que se enorgullece a las claras de pagar derechos de autor y del cuidado puesto en sus textos, en las buenas y en las malas –como entre los mejores amigos de “Tu vida sin mí”, uno de los cuentos aquí reunidos.
Este miércoles 17 de junio, a las 7:30 p.m. –hora de Chile– y por el Instagram Live de Los Libros de la Mujer Rota, nos enteraremos acaso de qué le sucede a esta belleza, guiados en una visita a dos voces. El escritor Andrés Florit (muy conocido también por Ediciones Overol) y la narradora María José Navia harán el lujo de la presentación. El resto de las actividades colaterales se sucederán entre el 24 y 28 próximos.

El Instagram Live del Bibliometro –un programa del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural de Chile– constituye la siguiente parada luego de la presentación. El 24 de junio a las 8:00 p.m. nos reencontraremos allí con Legna Rodríguez Iglesias, entrevistada por la escritora Claudia Apablaza, quien editó personalmente este libro y es recordada entre los cubanos por GOØ y el amor (Arte y Literatura, 2012). Un título el suyo que todavía marca estilo en mi cabeza, por la mezcla de desenfado poético y angustia que veo flotar asimismo sobre las páginas de Legna Rodríguez. Afinidades electivas y pasionales que explicarían la predilección de la microeditorial por seguir publicando, de 500 en 500 ejemplares, a “esta analfabeta” que se burla de nosotros, mientras finge no saber ni contestar y despliega vivaz risa y lengua, para escribir todo lo que pasa por esa mente suya tan brillante como la mayonesa.
El viernes 26, también a las 7:30 p.m., la autora de ¿Qué te sucede, belleza? se reunirá con los miembros del Club de Los libros de la Mujer Rota vía Zoom. Luego, el domingo 28, media hora más temprano, su ingenio revoloteará en la grabación de una entrevista para el podcast de Pájaro Periférico, un proyecto en Spotify por el que suelen transitar escritores, y que en la cuarentena se ha visto activado especialmente, como tantos espacios de difusión cultural que conforman el archipiélago de las redes sociales. Esta conversación con la autora saldrá al aire una semana después, según ha aclarado el sello chileno.
Reedición al fin, la emprendida por Los Libros de la Mujer Rota nos trae otros surplus. Intercalados entre los cuentos (a los que la autora ha otorgado una nueva dramaturgia), hallaremos las ilustraciones (los mapas, los ojos de buey, los pasadizos caligráficos) de Liz Capote y quince textos, más breves, que asoman desde el principio con un interdicto provocador, como incitando a la picardía. “Esta parte no se lee” es el cartel que llevan por título y que se reitera como un sonsonete, ritmo al que –me atrevo a apostar– todos comenzarán bailando, pues el anuncio hará que se lea como entrante lo que en apariencia fue escrito para ser devorado a los postres. Porque las mejores comidas acontecen a la hora que una tiene hambre y porque los mejores libros son aquellos que, se abran por donde se abran, nunca nos matan el apetito.
Gracia y facilidad –lo he dicho y lo repito– son la marca de fuego y de agua de la favorita de tantos. Legna Rodríguez –como Nitza Villapol– les sabe poner a esas recetas suyas, que parecen hechas como al vapor de un minuto –y que quizás parecen lo que son–, todo lo que tenían que tener. Ni más ni menos. Juego (ironía y alegría). Encanto (magia imaginativa y seducción). Picor (de especias) y frescor (de ensaladas). Y el bouquet de unas mieles fermentadas que flotan sobre la mesa, seduciendo, destilando sus alcoholes… Al final, los cubiertos son puestos para meterle el diente, para posar la boca, que se nos hace agua, en un plato muy vistoso. Aunque todo ha sido hecho sin grandes malabarismos, aprovechando “lo más mínimo”: “palabras, colores, gestos, aromas, ruidos, imágenes, nombres propios”.
El estribillo de éxito que hace que Legna Rodríguez Iglesias siga en el candelero –como Los Van Van– se desliza en esas frases entre rotundas y a medio hacer, entre incontestables y cachicambiadas –inscritas como para confundirnos, como para enamorarnos– que la suelen acompañar. Entre ellas nos desliza algún que otro tip, ideal para el arte de vivir y de amar lo que se hace. Cuando no nos suelta parrafadas metaliterarias, que harán las delicias de los aprendices de escritor y de los amantes de los decálogos del perfecto cuentista. Pienso en “La planificación”, donde una “manca” que escribe con un solo dedo, pero no le falta nada para moverse a la velocidad de la luz, toca su melodía en una computadora Samsung de monitor prestado y nos explica todo lo que debemos saber para entrarle de frente a la “literatura actual” y ser leídos con fruición.
¿Qué te sucede, belleza? se empeña en hablar de amor, nada casualmente en una novela que va “aderezada con los típicos tópicos actuales: sociedad, familia y espíritu”. Y nos explica descaradamente lo obvio, si bien difícil, de “su táctica y su estrategia”: “aprovechar los lugares más comunes en su propio beneficio, de manera que parecieran lugares inhabitados”. Esa, en efecto, es una de sus más evidentes cualidades, que tantos epígonos y acólitos han intentado copiarle, sin fuerza y como cosa forzada. Y es que –parafraseando a Rabindranath Tagore, que como Simone Weil y la propia Rodríguez, era un hacedor intempestivo de aforismos–: “Tienes estilo o no lo tienes; cuando dices «tengo que escribir algo así», ahí empieza el mal”.
Dicho y hecho, la matriz de sentido de Legna Rodríguez Iglesias se acompasa entre la anáfora, el aforismo, la desautomatización y el revival de la frase hecha y el refrán; su seda está hecha de los gusanos del oído, de esos tintineos. Los desarraigos y los amores llueven (despedazados, existenciales, rotos y recompuestos desde sus cenizas, desde las ciénagas más traicioneras). Llegan calándonos porque generalmente vienen de a dos y muchas veces son contados en primera persona, y porque se revuelven y hacen aguas, naufragan y se mojan (de puro morbo) frente a todo y todos. Sea con y contra los seres queridos (familiares, mascotas, maestra y amigos), o sea, por supuesto, hacia y desde los cuerpos del deseo más carnal, más en carne viva, más sanguíneo, aunque no veamos la sangre correr.
Muerte y resurrección, pedofilia, incesto y homoerotismo, partidas y regresos, esperanzas verdísimas y agujeros muy negros, donde ni la respiración artificial ni el bocaboca parecen funcionar, pero donde la literatura siempre absorbe la mollera y te hace caer de la cama con las botas puestas en el lugar donde tenías que estar, “como debe ser”. O sea: directo para el escritorio, de cabeza no a hacer la tarea (que eres tú misma) por saberte la respuesta de todas las preguntas, sino a seguirte preguntando el porqué de lo que te gusta y no entiendes, y por eso te gusta incluso más.
Claudia Apablaza y Jorge Núñez Riquelme saben lo que se traen entre manos con esa editorial que tiene su enclave en Quirihue #49, Ñuñoa, en Santiago de Chile. Y saben que con Legna Rodríguez tienen güiro, calabaza y miel. Por eso la han incluido en la colección me gusta, junto a otros autores contemporáneos y del siglo XX que marcan pauta, que saben marcar el compás. Su distribución por librerías y proyectos afines, como su venta online, se verán de seguro recompensadas, como lo han sido los lectores que amanecerán con esta belleza de cubierta amarillo encendido en la mesita de “La larga noche de los 500 años”. Esos que al leer este libro romperán a llorar o romperán en carcajadas, rompiendo la bruma y queriendo encontrarse con el primer amor, para vivir hasta el final de sus días (de sus páginas) un “Happy Together”.
Yo he sido testigo. Cuando hay noche estrellada y ella ama mucho y su luz repinta libros y post-it, Legna suele mirar arriba y rozar –con el dedo ampollado de teclear– esas constelaciones, esas rutas de Las Indias que quisiera para ella. Entonces, invariablemente, una estrella suele sacar la cabeza del cielo y pedirle un deseo, a veces dos –nunca tres, porque sería un exceso y porque prefiere dejar para mañana–. Las estrellas saben siempre lo que hacen.
Colabora con nuestro trabajo Somos una asociación civil de carácter no lucrativo, que tiene por objeto principal la promoción y fomento educativo, cultural y artístico. En Rialta nos esforzamos por trabajar con el mayor rigor profesional en la gestión, procesamiento, edición y publicación de los contenidos y la información. Todos nuestros contenidos web son de acceso libre y gratuito. Cualquier contribución es muy valiosa para nuestro futuro. ¿Quieres (y puedes) apoyarnos? Da clic aquí. ¿Tienes otras ideas para ayudarnos? Escríbenos al correo [email protected]. |