La Mai 36 Galerie, con sede en Zúrich, Suiza, inaugurará este jueves la exposición titulada Lo mejor y lo peor de Flavio Garciandía, que incluye parte de la producción reciente del artista cubano, uno de los más relevantes en el panorama estético isleño desde finales de los setenta e inicios de los ochenta del pasado siglo.
“Estamos emocionados al anunciar nuestra cuarta exhibición con el artista cubano-mexicano Flavio Garciandía, que presenta nuevas pinturas…”, se leía ya hace un par de semanas en las redes sociales del espacio galerístico europeo. Tras el opening fijado para la tarde-noche de este 7 de abril, la exhibición estará abierta al público desde el día siguiente hasta el 28 de mayo próximo.
En su web, Mai 36 Galerie no sólo describe a Garciandía (Caibarién, 1954) –radicado desde hace años en la Ciudad de México– como “uno de los artistas más destacados e influyentes de Cuba”, sino que lo presenta como “uno de los padres del arte conceptual de América Central y del Sur”.
Asimismo, recuerda que él cofundó en 1984 la Bienal de La Habana y que, en definitiva, constituyó “una figura clave en la vibrante escena artística cubana” de aquellos años.
“En sus pinturas establece una profunda conexión con su Cuba natal: a través de la forma en que sus obras unen una gama de estilos posmodernos, su producción creativa adapta y refleja indirectamente la cultura cubana como una fusión de diversas influencias y términos de referencia”, sostiene la nota curatorial de Lo mejor y lo peor de Flavio Garciandía. “El artista cita la historia del arte moderno: sus coloridas composiciones adaptan una variedad de direcciones estilísticas, desde el cubismo hasta el conceptualismo y el expresionismo abstracto”.
“La firma artística resultante es una que el propio artista describe, un tanto irónicamente, como Nueva Abstracción Tropical, jugando con el término meteorológico Depresión Tropical, que se refiere a un grupo de tormentas eléctricas bajo una capa de nubes cerrada”, explica la curaduría de la muestra.
Justamente, esa veta irónica –y a menudo el sarcasmo– resulta una constante, o al menos una zona de recurrencia, en el trabajo de Garciandía. Así también cuando se trata de breves piezas verbales como los hilarantes títulos de muchos cuadros suyos o como estos “Fragmentos de una [auto]entrevista imaginaria a Flavio Garciandía”: “Mi obra nunca ha sido más auténtica como ahora, que estoy tratando de pintar como un pintor chino o japonés”, dice el artista, sin empacho ni demasiada obediencia lingüística.
A propósito de la serie Una visita al Museo de Arte Tropical, el crítico y curador Osvaldo Sánchez Crespo escribía en Rialta Magazine: “Flavio Garciandía no siente como tragedia el peso de la Modernidad, sino que se transforma en ese ojo cínico capaz de copiar malévolamente a sus maestros e ironizar sobre sus referencias. Con premeditado «error de cálculo» deconstruye sus retóricas, sólo para escarbar en el sitio –en el matiz, en la pincelada, en la línea– de una operación de apropiación y de resignificación, que no tiene deuda con las estrategias posmodernas, sino que ha sido una tradición de resistencia –de choteo al paradigma– de la modernidad colonial y poscolonial en Cuba, con las alegres negligencias que hicieron el prestigio de su escuela. […] Es sintomático que Flavio metaforice la realidad cubana y su pretendido hedonismo a partir de una substracción de los indicios de lo real”.
El ojo crítico que observa a Garciandía a través de su obra detecta invariablemente “una autorreflexión irónica” que hace sospechar, en la constitución misma del creador, una trama casi policial: “un analítico posmoderno cuyo hedonismo lo traiciona”.
Flavio Garciandía es además un obseso y un adicto terminal: “Decía el gran Baldessari que, si uno quiere ser artista y eso no se convierte en obsesión, entonces no vale la pena”, hace notar en la citada entrevista apócrifa. “Y en un vicio, en una adicción, agregaría yo”.
Según ha anunciado Mai 36 Galerie, este jueves se inaugurarán en sus predios otras dos muestras: When the Well’s Dry, de Jitka Hanzlová y Jürgen Drescher, y Accrochage Photography, con obras de Roger Eberhard, Roe Ethridge, Luigi Ghirri, Jitka Hanzlová, Zoe Leonard y Torbjørn Rødland.
La galería suiza se fundó en 1987, y su exposición inaugural –con Les Levine– tuvo lugar al año siguiente en Lucerna. Desde 1996 radica en el centro de Zúrich.
Mai 36 Galerie “presenta y promueve el trabajo de artistas contemporáneos internacionales emergentes y establecidos”; entre ellos, el propio John Baldessari, Stephan Balkenhol, Troy Brauntuch, Pia Fries, Matt Mullican, Christoph Rütimann, Thomas Ruff, Lawrence Weiner y Rémy Zaugg. De acuerdo con su web, la entidad también lleva la representación de los patrimonios de artistas como Luigi Ghirri, Peter Hujar, General Idea, Christian Lindow, Robert Mapplethorpe, Paul Thek y Daan Van Golden.
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