El pasado 16 de diciembre, en Berlín, un colosal museo y centro cultural que aspira a erigirse en el equivalente alemán del Louvre de París y el British Museum de Londres, el Foro Humboldt, quedó oficialmente inaugurado con una conferencia de prensa presidida por la ministra de cultura alemana, Monika Grütters, y una visita virtual en streaming, ya que las actuales circunstancias de la pandemia de la Covid-19 en Alemania no hacen posible por el momento la afluencia del público al recinto.
Foro Humboldt, nombrado en homenaje a los exploradores y científicos Alexander y Wilhelm von Humboldt, pilares de la ilustración alemana del siglo XIX, está ubicado en el centro de Berlín, al margen del río Spree, en el que fuera el palacio real prusiano. Este monumental edificio resultó severamente dañado por los bombardeos aliados al fin de la Segunda Guerra Mundial, por lo que fue demolido por las autoridades de la Alemania comunista, que en su emplazamiento erigieron la sede del parlamento de la RDA. Ahora, el palacio ha sido reconstruido para servir de sede al museo según un proyecto del arquitecto italiano Franco Stella que conjuga fidelidad a las fachadas barrocas originales y modernismo minimalista en los interiores.
Las salas del Foro Humboldt exhiben fundamentalmente arte y piezas etnográficas provenientes de África, Asia, Oceanía y América, del sur y del norte, en lo que viene a ser uno de los mayores fondos museográficos no occidentales de Europa. Sin embargo, desde el principio de la proyección de este museo, numerosas voces se han levantado en contra de lo que consideran una celebración del pasado colonialista de Alemania, y se ha denunciado que muchos de los artículos que integran sus colecciones han sido ilegítimamente sustraídos de sus culturas originales. Por ejemplo, el ingeniero y activista anticolonial de origen tanzano Mnyaka Sururu Mboro reclama que sean devueltas a su país de origen los cráneos de sus ancestros ejecutados por alemanes en Tanzania. “La gente allí está todavía en duelo. No han podido enterrar a los suyos”, afirmó en palabras recogidas por The New York Times.
En particular, son objeto de polémica los llamados bronces de Benín, una serie de esculturas provenientes de la actual Nigeria de la que Foro Humboldt posee cerca de dos centenares de ejemplares, y cuya devolución esta nación africana lleva años reclamando a las antiguas potencias coloniales europeas.
Desde el museo berlinés responden conciliatoriamente, afirmando su receptividad ante este y otros reclamos, y su director general, el historiador del arte Hartmut Dorgerloh, expresa en una declaración publicada en la página web del museo su compromiso a participar de “los actuales debates sociopolíticos sobre el enfrentamiento de nuestro pasado colonial, las discusiones en torno al coleccionismo en un contexto colonial o las demandas de restitución de objetos”.