El triángulo de la tristeza (2022), del director sueco Ruben Östlund, refrendó su exitoso paso por el Festival de Cannes al alzarse en la noche de este sábado, en Reikiavik, Islandia, con el lauro a Mejor película en la 35 edición de los Premios del Cine Europeo. Ganadora de la Palma de Oro en la Costa Azul francesa, en esta ocasión el filme conquistó también los apartados de dirección, guion y actuación masculina (el croata-danés Zlatko Burić).
Irónicamente, Östlund prosigue con esta sátira del espíritu de la época en Occidente (léase: los cultos irredimibles del dinero, la imagen, la moda, etc.) ese camino triunfal en los circuitos internacionales (por supuesto, más allá de Hollywood) que ya venía transitando desde Fuerza mayor (2014), Premio del Jurado de “Un Certain Regard” en Cannes, y, sobre todo, The Square (2017), también adornada con la Palma de Oro, el Goya a Mejor película europea y, básicamente, los mismos galardones concedidos ahora por la Academia de Cine Europeo.
De hecho, Östlund ha seguido los pasos este año del danés Bille August (Pelle el conquistador y Las mejores intenciones) y el austríaco Michael Haneke (La cinta blanca y Amor) como los únicos directores que han cosechado la Palma de Oro con dos obras consecutivas.
Igualmente, el sueco se ha llevado con esos mismos filmes, tal como hiciera el propio Haneke, sendos premios a Mejor película europea, y de esa manera se suma a la conspicua nómina de quienes tocaron esa cima más de una vez: el británico Ken Loach (Riff-Raff, 1991, y Land and Freedom, 1995), el italiano Gianni Amelio (Puertas abiertas, 1990; Niños robados, 1992, y Lamerica, 1994), el danés Lars Von Trier (Rompiendo las olas, 1996; Bailar en la oscuridad, 2000, y Melancolía, 2011), el español Pedro Almodóvar (Todo sobre mi madre, 1999, y Hable con ella, 2002), Michael Haneke (Caché, 2005, y las dos cintas mencionadas antes), el italiano Paolo Sorrentino (La gran belleza, 2013, y La juventud, 2015) y el polaco Pawel Pawlikowski (Ida, 2014, y Cold War, 2018).
“Hacer algo que interesara al público y que lo hiciera reflexionar con provocación”: así definió su propósito Östlund con El triángulo de la tristeza.
Y ello ha servido para alumbrar una pieza que, al menos en las retinas de los miembros de la Academia europea, relega hasta un plano secundario a filmes tan logrados como Close, del joven realizador belga Lukas Dhont, que se hizo este 2022 con el Gran Premio en Cannes (segundo en jerarquía de la sección oficial) o Alcarràs, de la española Carla Simón, vencedora a inicios de año en la Berlinale.
Por otra parte, El buen patrón, del español Fernando León de Aranoa, fue considerada la Mejor comedia de la temporada, mientras que la luxemburguesa Vicky Krieps –por Corsage, o bien La emperatriz rebelde, de Marie Kreutzer– fue la mejor actriz en una competencia en que, por ejemplo, estaba nominada la española Penélope Cruz, protagonista de Mujeres paralelas, última entrega de Almodóvar.
En esta edición, el Mejor cortometraje resultó Granny’s sexual life (Eslovenia-Francia), de Urska Djukic y Emilie Pigeard; en tanto, la distinción al Mejor documental recayó en Mariupolis 2 (Ucrania), de Mantas Kvedaravicius, y el Premio Revelación de la Federación Internacional de la Crítica (FIPRESCI), fue para Small Body (Italia, Eslovenia), de Laura Samani.
Además, varios reputados creadores fueron homenajeados por su trayectoria: Margarethe von Trotta (Alemania), Premio de Honor al conjunto de su carrera; Elia Suleiman (Palestina), Premio Especial a la contribución al cine; Marco Bellocchio (Italia), Premio Especial a la innovación cinematográfica, así como –dadas las actuales circunstancias– el conjunto de cineastas de Ucrania, Premio Eurimages a la coproducción.
La Academia de Cine Europeo acoge a unos 4 400 miembros de 29 países, y tiene su sede en Berlín. Cada dos años, la gala sale de la capital alemana y tiene lugar en otras ciudades del continente.
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