obsceno pájaro
José Donoso

José Donoso habría sido feliz, completamente feliz quizá por una única vez, de haber podido festejar la celebración de su propio centenario como lo hiciera Nicanor Parra en su momento. No por batir la marca de ancianidad entre los novelistas y así competir con los poetas, sino porque habría recibido este año 2024, cuando se cumplen cien años de su nacimiento, la traducción y publicación íntegra en lengua inglesa de El obsceno pájaro de la noche, sin cortes sugeridos ni transacciones de última hora, unabridged, como anuncia la portada del libro en letras capitulares sobre el diseño de cubierta.

Considerada su novela más ambiciosa y desafiante, excesiva y excedida en sus alcances, El obsceno pájaro de la noche que hoy vuelve a ver la luz en inglés, es una versión ampliada de la obra publicada por Knopf en 1973, con traducción de Hardie Saint Martin y Leonard Males, y que en esta nueva versión de New Directions incorpora a Megan McDowell como traductora de aquellos párrafos omitidos en la primera edición de The Obscene Bird of Night. La historia de esa primera traducción, tomada del original español que fuera publicado en Seix Barral en 1970 y trabajada por Saint Martin en un disputado intercambio epistolar con Donoso, es en sí misma una novela de la novela, y de la cual algo nos dice la propia McDowell en sus notas a la traducción emplazadas al final del libro. Allí se informa del momento en que Donoso comenzó a reescribir secciones importantes del texto mientras Saint Martin trabajaba en la traducción, lo que llevó finalmente a la desavenencia total y su salida del proyecto, junto con la incorporación de un tercer traductor, Leonard Mades, para que cerrara la tarea ya iniciada.

Otras fuentes hablan de las inseguridades del autor al momento de entregar el manuscrito a Saint Martin o aprobar páginas ya traducidas. En el último tramo, al parecer, Donoso cayó bajo el hechizo de su propio conocimiento y dominio del inglés que había estudiado en el colegio y perfeccionó luego en Princeton. El caso fue que modificó párrafos, negoció otros, aceptó y rechazó consejos del editor de Knopf, omitió expresiones localistas, cortó algo por aquí y montó alguna otra cosa por allá; es decir que, en suma, el propio Donoso padeció un proceso de imbunchamiento progresivo al entregar el manuscrito, o más bien imbunchó la traducción de la novela, haciendo honor a la trama del relato que casi le cuesta la salud y el equilibrio mental. No era para menos considerando los trasuntos ficcionales (y por tanto duraderos) que emprendió con el imbunche y la voz de su personaje central, el Mudito, un ser deforme, repulsivo y contrahecho, encadenado a sus propios miedos de no ser nada ni nadie en un mundo que solo puede controlar mediante el terror que ejerce sobre su entorno. La figura, de origen rural y afincada en las tradiciones orales del sur, ha sido largamente estudiada y tratada por antropólogos, sociólogos, investigadores y escritores interesados en las deformaciones del alma chilena, acosada entre la montaña que la aplasta y el mar que la ahoga (para no hablar del desierto que la seca). Este imbunche, que en teoría parece estático y clavado en un rencor inamovible, en verdad admite la variación constante: desde el nombre imbunche en tanto condición de un ser particular que se goza en el defecto o complejo que lo aqueja, para luego adquirir movimiento en el verbo imbunchar como acción dirigida hacia algún otro, para acabar finalmente en el adjetivo imbunchado como una transitoria afección de la personalidad. Y es que el imbunche avergüenza a su portador pero a la vez conserva su inmunidad, en la medida que cuenta con un miedo, como apunta Roberto Hozven en su lúcido estudio sobre esta figura fundamental del archivo cultural chileno y latinoamericano: el miedo de que, al mirarlo, “revele nuestras vergüenzas al romper nuestras ilusiones”. El imbunche es un chantaje que neutraliza o desbarata el deseo, una forma de represión o castración autoinducida. Allí reside la fuerza de su metáfora, que es primitiva y cuya deformidad personal se manifiesta socialmente en la majamama, un término que según Hozven traduce la sociabilidad viscosa, paralizante y castigadora del colectivo donde habita “la intimidad imbunchada de cada uno de nosotros”. Considerados juntos, el imbunche y la majamama constituyen el exceso monstruoso de un yo demasiado consciente de sí mismo y de su clase social, remordido en el odio de lo muy cercano y de la taimada adoración de lo lejano, una desventura imaginaria que acompañó a Donoso antes y después del Obsceno pájaro, como bien lo atestiguan las confesiones aparecidas en sus Diarios centrales: A Season in Hell, 1966-1980, publicados hace un año por Ediciones UDP.

Cubierta de 'The Obscene Bird of Night', edición de New Directions.
Cubierta de ‘The Obscene Bird of Night’, edición de New Directions.

Lo fantástico (por su carácter socialmente contagioso y a la vez dolorosamente egótico del asunto) es que algo parecido ocurre también con el prólogo de Alejandro Zambra, dividido en seis entradas y de las cuales las tres primeras parecen estar dedicadas a presentarse él mismo, tras descartar la función provocadora que Bolaño imprimió sobre la maestría de Donoso en el canon de la literatura chilena. Y es curioso porque, sin necesitarlo (su nombre ante la audiencia angloparlante está bien asegurado en boca de editores, agentes literarios, traductores, críticos y público general), Zambra incorpora un episodio donde Alejandro Zambra presenta a Alejandro Zambra a través de José Donoso, y esto a la improbable edad de 17 años, cuando el joven escritor, abrumado por la presencia del veterano autor en un homenaje que se le hace, idea una trama para hacerse firmar un libro dedicado a su persona pero bajo la máscara de un tercero, un amigo que fingirá ser Alejandro Zambra mientras el verdadero Zambra acecha la situación a escondidas. Pero Donoso, que es sabio y conoce de imbunchismos e imbunchamientos, adivina o descubre que quien solicita su firma es un falso Zambra, y entonces apunta hacia el verdadero Alejandro Zambra para develar la promisoria fama que el joven escritor ha adquirido a los ojos del maestro del obsceno pájaro. Fin del episodio, y ahora ya sabemos quién es quién en el canon de la literatura chilena.

Bromas literarias aparte, nada de esto era necesario. Por fortuna, las restantes entradas del prólogo están dedicadas a la novela en cuestión y entregan pistas valiosas para orientar al lector que, ya enterado de quién es Zambra, puede mojar los pies en las complejas orillas del relato sin ceder a la frustración que deparan las dificultades del primer capítulo. Megan McDowell lo dice con claridad al principio de sus “Notas del Traductor”: lo único cierto al terminar las casi 500 páginas del libro es que The Obscene Bird of Night es una experiencia de lectura. Lo cual elimina las calificaciones comunes y binarias de bueno/malo, me-gustó/no-me-gustó, entendí-todo/no-entendí-nada. La novela de Donoso es, estrictamente dicho, una experiencia: de imaginación verbal y penetración sicológica, desarrollada al límite, fantasmática, agobiante, enriquecedora de las posibilidades de la ficción, destructiva y ejecutada a contracorriente de la tradición realista, la novela de Donoso es un lujo de lectura y una obsesión llevada hasta el final, ejemplo de atroz derrota y pírrica victoria de la cual nadie que tome en serio el oficio de escribir debiera privarse de ejercer al menos una vez en sus propios términos, tal y como lo hizo el autor de El obsceno pájaro.

Considerado lo anterior, y visto el estado de alerta que vive la ficción literaria en las decisiones editoriales, es de agradecer que New Directions emprenda la republicación de esta versión íntegra del texto original. Un esfuerzo semejante acompaña la pronta salida del icónico volumen de cuentos de Juan Emar, Diez, anunciado para el segundo semestre del año, y que sigue a la publicación de Yesterday (Ayer, publicado en 2022 con la misma dupla Zambra-McDowell en el prólogo y la traducción). Es verdad que el lector avisado de Donoso suele inclinarse por otras novelas acaso más contenidas, como Casa de Campo, Coronación, o El lugar sin límites (esta última, acaso la mejor concebida y ejecutada de todas las ficciones que escribió). A la vez, El obsceno pájaro de la noche es una aventura tanto escritural como también de lectura y convicción editorial, y resulta saludable verla de pie otra vez en tiempos de escaso riesgo. Los antecedentes culturales que sostienen su narración están expuestos de forma sucinta y precisa en las notas finales de McDowell, lo que facilita su comprensión para el lector angloparlante, incluida la del imbunche y su aparición como símbolo del carácter nacional chileno con su culto al fracaso y el oro de la derrota, así como también los demonios del propio Donoso que alimentaron su escritura, la mitología con que el autor recubrió el antes y el después de la publicación, y el hecho no menor de haber salido de las tercas fronteras chilenas para escribir en libertad de espíritu y sin restricciones el canto del obsceno pájaro que entierra y destruye las almas en la honda provincia del sur.

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ROBERTO BRODSKY
Roberto Brodsky (Santiago de Chile, 1957). Escritor, profesor universitario, guionista y autor de artículos de opinión y crítica. Entre sus novelas se cuentan El peor de los héroes (1999), El arte de callar (2004), Bosque quemado (2008), Veneno (2012), Casa chilena (2015) y Últimos días (Rialta Ediciones, 2017). Residió durante más de una década en Washington como profesor adjunto de la Universidad de Georgetown. Ha vivido por largos períodos en Buenos Aires, Caracas, Barcelona y Washington DC. A mediados de 2019 se trasladó a vivir a Nueva York.

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