Tras la publicación esta semana de varios testimonios sobre “abusos sexuales e impunidad” en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (EICTV), una parte del gremio cubano de cineastas –distanciada en mayor o menor medida de la institucionalidad oficial– ha manifestado públicamente su apoyo a las víctimas de la violencia machista y, específicamente, ha condenado “todo acto de opresión hacia mujeres” dentro y fuera de ese sector artístico.
Las denuncias, aparecidas el lunes último en un reportaje de la revista cubana independiente El Estornudo, han disparado un nuevo episodio de #MeToo en el contexto cubano, incluidos varios días de repercusión en redes sociales y otros medios de prensa.
De hecho, las revelaciones llevaron a un comunicado en que la EICTV acepta los testimonios y el relato de los hechos acaecidos solo algunos años atrás. Asimismo, la institución admite en el texto su “conocimiento de algunos de los casos” y expresa “sinceras disculpas” a las personas “afectadas”, aunque no ofrece explicaciones sobre el mal manejo de las situaciones bajo su responsabilidad (revictimizaciones incluidas) ni deslinda responsabilidades tal como se esperaría luego de que varios directivos hayan sido claramente señalados.
Por otro lado, la Escuela evita mencionar explícitamente el medio independiente del Estado cubano donde se destaparon los testimonios de esas cuatro exalumnas de diferentes países y donde, además, se narra el cuestionable proceso de gestión relativo a uno de los casos más graves.
Se extrañan los puntos anteriores, si bien la nota –redactada en nombre de la “comunidad” de la EICTV– asegura que, mientras todos allí aprenden a “enfrentar estas situaciones”, resulta “sanador abordarlas de manera honesta”. Y, aparentemente sin visos irónicos, advierte todavía la Escuela: “Aún de buena fe, nos equivocamos”.
En contraste, la Asamblea de Cineastas Cubanos –surgida en el verano de 2023 a raíz de un episodio de censura oficial y que sostiene un diferendo con las autoridades culturales de la isla– dio crédito este sábado al trabajo de un medio como El Estornudo y respaldó la organización, impulsada por Mujeres del Audiovisual en Cuba y MeToo Cuba, de un espacio físico (la mañana de este 30 de marzo en el bar Madrigal de El Vedado habanero) para dialogar sobre las recientes denuncias y para posicionarse “contra la impunidad machista”.
La víspera, Alterna –magazine de la Asamblea de Cineastas– había rechazado, en una declaración aparecida en su perfil de Facebook, “la violencia sexual y […] todo acto de opresión hacia mujeres de nuestro gremio o fuera de él”.
“Extendemos nuestra solidaridad a las víctimas de acoso y agresión sexual que recientemente expusieron en un artículo de Mario Luis Reyes para @elestornudo hechos que sucedieron en la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños @eictv_cuba”, se lee en dicho post. “La defensa y promoción a la protección de las mujeres en el entorno cinematográfico cubano, y la lucha contra toda discriminación y agresión contra las mujeres por razones de género, es parte de ese abanico de principios y valores que defendemos desde ALTERNA”.
Esta semana, Rialta Noticias reportó las primeras reacciones públicas al texto de El Estornudo entre cineastas (incluidos egresados de la EICTV y al menos una víctima no conocida hasta el momento), artistas de otras manifestaciones, reporteros y medios independientes, activistas y plataformas feministas, quienes no solo mostraron apoyo a las víctimas y cuestionaron la gestión de la “Escuela de todos los mundos”, sino que han insistido en la necesidad en la isla de una Ley Integral Contra la Violencia de Género.
Además de una denuncia y algún otro relato de testigo provenientes de México, destaca en el ámbito latinoamericano las declaraciones de Nosotras Adiovisuales. “Hacemos un llamado a todas las Universidades, Escuelas y espacios de formación a que revisen sus protocolos al respecto, que faciliten canales de denuncia, que desvinculen a docentes, trabajadores o estudiantes agresores. Que garanticen profesionales instruidos en manejar situaciones de abuso y violencia. Que protejan a las víctimas, que les alivien su sentir, que eviten la revictimización y que hagan todo lo posible para que puedan terminar sus estudios sientiéndose escuchadas y protegidas”, estableció en redes sociales la agrupación chilena.
Desde Brasil, Confraria de Sons & Charutos, una agencia dedicada a la edición de sonido e imagen para cine y televisión, anunció –mucho antes de que reaccionara la propia EICTV– la decisión de “no contar con los servicios [,] en proyectos actuales o futuros”, del sonidista panameño de nombre Ayrton Paul, quien ha colaborado profesionalmente con esa entidad.
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Tal individuo es mencionado en el reportaje de El Estornudo como victimario de una de las testimoniantes; aun tras haber sido denunciado ante la directiva del plantel isleño, e incluso ante la policía cubana, se le permitió terminar estudios y graduarse en la especialidad correspondiente.
Dicha agencia brasileña dijo esperar que haya justicia para todos los implicados y abogó por un cambio en las políticas sobre violencia sexual en la Escuela y, por extensión, en todo el sector del audiovisual.
Hasta la fecha, no se conoce ninguna declaración, u otro tipo de gesto público, en torno a la situación denunciada en la EICTV por parte de la oficialidad cubana: ni el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), ni el Ministerio de Cultura, ni la Federación de Mujeres Cubanas, ni la prensa estatal…
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