Hallan eco las denuncias publicadas en ‘El Estornudo’ sobre abusos sexuales e impunidad en escuela internacional de cine en Cuba

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Algunos de los carteles aparecidos en la EICTV (27 de marzo de 2022) a través de los cuales miembr@s de la comunidad de la Escuela protestaban contra el ecosistema de tolerancia e impunidad relativa a la violencia de género
Algunos de los carteles aparecidos en la EICTV (27 de marzo de 2022) a través de los cuales miembr@s de la comunidad de la Escuela protestaban contra el ecosistema de tolerancia e impunidad relativa a la violencia de género (IMAGEN Vía: ‘El Estornudo’)

Las recientes denuncias en la revista digital El Estornudo sobre un entorno de tolerancia e impunidad que habría propiciado abusos sexuales en la Escuela Internacional de San Antonio de los Baños (EICTV), en Cuba, han encontrado repercusión en redes sociales –incluidos usuarios egresados de la institución e integrantes del medio cinematográfico–, si bien hasta el momento no han tenido demasiado eco en otras plataformas mediáticas cubanas o internacionales.

El citado medio independiente publicó el lunes un extenso reportaje con amplios testimonios de cuatro mujeres provenientes de diversos países quienes alegan haber sufrido diferentes modalidades de abuso y violencia sexual por parte de compañeros y empleados del centro. -Todas ellas son egresadas dela EICTV y cuentan sus historias bajo anonimato, según lo solicitaron, por temores a represalias dentro de su ámbito laboral.

Tales acusaciones alcanzan a la dirección de la “Escuela de Todos los Mundos” debido a la prevalencia de un ecosistema descrito, en el texto de marras, como “tóxico”, lo que incluiría mala praxis en la gestión de denuncias realizadas por las alumnas: o sea, lentitud en el abordaje de los casos, diferentes grados de encubrimiento de la situación general, falta de un protocolo compartido sobre violencia de género (hasta fechas bastante recientes), revictimización (incluido un cara a cara entre víctima y victimario), la específica desatención a los reclamos de estudiantes respecto a la expulsión de un victimario (a todas luces confeso) que fue llevado incluso ante la justicia cubana.

El reportaje comprende asimismo la relatoría de un proceso de discusión en torno al caso más notorio (la denunciante se identifica como Lucía) entre los expuestos; de manera que los lectores pueden juzgar los dichos y los enfoques de la plana mayor de la EICTV, incluida la presunta aceptación explícita de un “desconocimiento de estos temas” por parte de la directora general, Susana Molina, exvicepresidenta del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC).

Además de los testimonios y de la narración (en estilo indirecto) del proceso interno de discusión sobre dicho caso (en el participaron fuentes de la investigación), el texto de El Estornudo presenta diversas pruebas documentales: los textos de denuncias, y el retiro de las mismas, ante la policía en el caso de Lucía; publicaciones en redes sociales de la Escuela que prueban la tolerancia de directivos respecto a la figura de un agresor denunciado; las reacciones por parte de la comunidad de EICTV (multitud de carteles en los muros y ventanas de la institución) a tales sucesos y al ambiente de inseguridad para las potenciales víctimas; etc.

Este miércoles, la plataforma feminista YoSíTeCreo en Cuba compartió en redes sociales las historias recogidas por El Estornudo al tiempo que ofreció sus canales de comunicación para “consejería, orientación psicológica y legal” de víctimas.

Más temprano, la revista Alas Tensas había dado cuenta en su web de la investigación; la organización periodística –a la cual está vinculado un observatorio de género para Cuba– destacó una advertencia del autor, Mario Luis Reyes, en su reportaje: en efecto, este “puede ser también un primer paso que conduzca a nuevas denuncias y futuras indagaciones que apunten a figuras que han acumulado alguna cuota de poder, tanto dentro de la EICTV como en la industria del cine, y aprovechado su posición para abusar en diferentes grados de estudiantes y colegas”.

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Otro de los carteles aparecidos en la EICTV (27 de marzo de 2022), a través de los cuales miembr@s de la comunidad de la Escuela protestaban contra el ecosistema de tolerancia e impunidad relativa a la violencia de género
Otro de los carteles aparecidos en la EICTV (27 de marzo de 2022), a través de los cuales miembr@s de la comunidad de la Escuela protestaban contra el ecosistema de tolerancia e impunidad relativa a la violencia de género (IMAGEN Vía: ‘El Estornudo’)

A su vez, InCubadora reprodujo en esta fecha el trabajo íntegro (con enlace que redirecciona a la fuente inicial) aparecido dos días antes en El Estornudo.

Poco después de la publicación original, el lunes pasado, fue CiberCuba el primer medio enfocado en la isla que reportó a su vez la investigación y, con ella, las denuncias de las cuatro exestudiantes de EICTV. Algunas otras webs menos conocidas también han replicado la información sobre este #MeToo –al decir de YoSí TeCreo en Cuba– que señala a la escuela fundada en 1986 por Fidel Castro, el escritor colombiano Gabriel García Márquez y el cineasta argentino Fernando Birri, su primer director general.

Entre los primeros en hacerse eco de los testimonios estuvo asimismo la plataforma Nosotras Audiovisuales: “Abrazamos a las compañeras que tuvieron que pasar por esto”, se lee allí. “A las que pudieron dar sus testimonios, y también a las que no se han atrevido a hacerlo por miedo, inseguridad o poca confianza y todo lo que implica llevar a cabo una denuncia de este tipo en un lugar en donde no se garantiza un mínimo en protocolos y resguardo ante estas situaciones”.

Como era de esperar, ningún medio ni institución oficial cubanos –EICTV es una entidad formalmente autónoma, aunque supervisada de cerca por el poder cubano– se han dado hasta el momento por enterado.

Ciertamente, los testimonios de las víctimas han encontrado mayor eco entre usuarios de redes sociales; entre ellos cineastas independientes (por ejemplo, los cubanos Carla Valdés, Fernando Fraguela, José Luis Aparicio, Carlos Melián, el Estudio ST, la productora Claudia Calviño), así como creadores de otras manifestaciones artísticas, activistas políticos y periodistas del exilio y/o el ámbito independiente cubano. Incluso ha habido elocuentes reacciones de egresados de la propia EICTV.

En las cuentas de Instagram de  EL Estornudo y de Mario Luis Reyes, varios posts al respecto han tenido un notable alcance, con decenas de expresiones de solidaridad hacia las víctimas y de respaldo a la labor periodística que busca sacar a la luz estas historias. También se leen reclamos de “no más impunidad” y comentarios (sin mayores pruebas) que apuntan a situaciones equivalentes en la misma y otras instituciones cubanas.

Por otra parte, en una de las últimas publicaciones de la cuenta oficial de EICTV en Instagram, varios usuarios emplazaron a la Escuela para que se pronuncie respecto a los testimonios sobre abusos sexuales en sus predios. Los comentarios en dicho post fueron limitados poco después.

Un caso reseñable es el de la cineasta mexicana Vania Quevedo, egresada de la EICTV, quien se ha sumado públicamente a las denuncias de sus colegas en la revista cubana.

“Lamentablemente hay muchos casos, fui uno de ellos y hoy no tengo miedo porque aquí en México me siento protegida, en la @eictv_cuba protegen a los violadores, abusadores, acosadores de sus alumnas. Pero hoy desde nuestros países podemos hablar, hoy por fin se hace público el ambiente tóxico en esa escuela de cine”, escribió antes de invitar a leer y compartir el texto de El Estornudo.

Quevedo también habló en un video sobre estos hechos y, específicamente, se refirió a la “basura”, “la hipocresía” y el “ambiente tóxico” que no solo conoció a través del reportaje citado, sino que, según ha dicho, vivió de primera mano.

 

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Por su parte, el realizador Emir Tlachi, quien también se graduó en la isla, figura entre quienes compartió en su perfil de Facebook la historia de Quevedo y los testimonios publicados antes.

“Sé que hay más historias de abusos de esta índole en esta escuela. Lamento enterarme por este medio, y me enoja mucho escuchar que una de las personas que llegué a conocer haya sido parte de un acto tan despreciable”, escribió Tlachi. “Es increíble que una institución como esta siga sin proteger a las víctimas y que carezcan de mejores protocolos para evitar tantos problemas. Y por otro lado, es preocupante el nivel de desinterés y falta de empatía que tienen muchos compañeros que siguen yendo ahí, echando culpas a las mujeres, al cómo eres y vistes, a la bebida, a lo que dijo alguien que dijiste o hiciste. Equivocarse es una cosa, pero cruzar un límite tras otro límite ya es otra”.

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