“Diarios del silencio”, un proyecto documental de la realizadora cubana Daniela Muñoz Barroso, ganó el Premio Cine Por Hacer que otorga el evento de mercado (MECAS) del Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, España. El festival, que comenzó su vigésima tercera edición el 19 de abril y se extenderá hasta el día 28 de este mes, cerró este domingo la séptima convocatoria del MECAS precisamente con la entrega de los galardones. El jurado responsable de evaluar las obras reconoció a “Diarios del silencio”, entre otros motivos, por ser “un proyecto que aúna la investigación sobre las dimensiones sonoras, sensoriales y el lenguaje cinematográfico desde un inteligente punto de vista, acompañando el proceso personal de la cineasta”.
Esta nueva obra en proceso de Muñoz Barroso es definida en su sinopsis como “el registro de un viaje para aprender un lenguaje nuevo”. La propia realizadora precisa que será “un documental autobiográfico donde lidio, a través de los recuerdos, con el desarraigo y la pérdida de los sonidos. Una exploración de la hipoacusia y el exilio como procesos de duelo sucesivos”.
“«Diarios del silencio» será una película inspirada en el proceso de pérdida de la audición que he vivido desde mis ocho años” debido a “una hipoacusia bilateral progresiva”, explica la autora, para quien “los sonidos que llegan a ambos oídos se han ido desvaneciendo poco a poco”.
“Esta pérdida lenta, pero constante”, dice Muñoz Barroso, “se ha transformado en un viaje donde descubrir otras formas de entender el lenguaje y percibir el mundo. Ante esta condición, el registro se ha vuelto la vía de atrapar en imágenes aquello que se me escapa e inscribirlo en ese objeto cargado de memoria sonora que será la película, mi propia cápsula de tiempo”.
Pero no solo se trata de la pérdida de los sonidos. A ese proceso, que Muñoz Barroso ha explorado en otros documentales suyos (Mafifa, Umbra, 4 Hoyos), se suma ahora otra experiencia de pérdida: la emigración. Cuenta la directora: “Igual que un grupo de amigxs, he decidido dejar mi país, Cuba, por todo lo que implicaba seguir viviendo allí: la represión constante, la escasez de lo básico para vivir, el activismo político atravesando cualquier pensamiento creativo, los conflictos internos y las despedidas fragmentando familias, el dolor de ver a los amigos partir uno tras otro […] Nunca había pensado en emigrar, todo ocurrió sutil e inesperadamente. Mi pareja y yo, ambos cineastas, nos fuimos lejos del desierto; lejos, aparentemente, de la tristeza y de la rabia. Ahora está la melancolía. Hemos perdido algo”.
Del impacto de ambas experiencias nace “Diarios del silencio”, documental que serviría para “reflexionar sobre la pérdida, también como una forma de lidiar con sus efectos”, pues, dice Muñoz Barroso, “el desarraigo y la hipoacusia son procesos de duelo cruzados que me permiten conectar con otro tema: nuestra capacidad para reinventarnos ante toda incertidumbre. Mi solución es encontrar un lenguaje nuevo que me ayude a vivir”.
Pero hay también aquí un episodio de revelación, la adquisición de un modo de estar en el mundo: “El personaje de «Diarios del silencio», yo, Daniela, no sabe, al inicio del filme, que ese lenguaje es el cine, que este le permite capturar los recuerdos, comunicarse con los otrxs, comprender el nuevo hogar”.
Este exitoso paso de “Diarios del silencio” por el festival de Las Palmas de Gran Canaria se suma a su excelente recorrido por eventos y espacios que contribuyen a su realización. Ya antes el documental estuvo en Residencias Academia de Cine de Madrid, Chicken & Egg Pictures Research Grant (en Estados Unidos), SFFILM Rainin Filmmakers With Disabilities Grant (también en Estados Unidos), y EURODOC – International Training for Creative Producers.
Daniela Muñoz Barroso cuenta ya con una notable participación en eventos internacionales de prestigio. Su documental Mafifa fue estrenado en el International Documentary Film Festival Amsterdam (IDFA) e integró la selección de varios festivales más. Umbra participó, entre otros, del Open Door del Locarno International Film Festival y se presentó en el Festival Internacional de Cine de Viña del Mar. Mientras que 4 Hoyos, su primera película rodada íntegramente fuera de Cuba, se estrenó en la sección Luminous de IDFA y, por ejemplo, entró en las selecciones del Clermont-Ferrand International Short Film Festival y el RIDM – Montreal International Documentary Festival Festival.
Tras recibir más de 400 proyectos, este año el MECAS eligió dieciocho títulos finalistas entre su dos mercados internacionales. Nueve se incluyeron en Cine Casi Hecho, apartado para obras “en fase final de producción, edición o postproducción”, y otras nueve en Cine Por Hacer, “dirigida a cineastas con propuestas en fase de desarrollo”, según se explica en la página del festival. Sobre los trabajos finalistas, Lorena Morín, directora del mercado, comentó: “es una selección muy diversa y llena de fuerza y fragilidad, como lo humano. Son películas que cuando estén terminadas, no serán documentales, no serán ficción, son voces que narran desde su universo más personal. Directoras y directores que no están conformes y lo gritan con imágenes. Actos de resistencia que nos han atrapado”.
El jurado –compuesto por Jing Xu (Rediance), Nicola Marzano (FRAMES of REPRESENTATION), Émilie Poirier (Festival du Nouveau Cinéma), Quentin Worthington (MPM Premium) y Lara González Lobo (International Film Festival Rotterdam)– distinguió a “Diarios del silencio” en Cine Por Hacer (dotado con seis mil euros) y al proyecto “Hijas”, de Matías Ítalo Scarvaci, en Cine Casi Hecho (dotado con nueve mil euros).
El resto de los proyectos que merecieron reconocimientos fueron: “Fuego en la boca”, de Alois Sandner Díaz, que obtuvo el Premio Isla MECAS, dotado con mil euros, así como el Premio Very Good Script, que implica una asesoría de guion con Anna Ciennik; “La isla sumergida”, de Lucía Malandro y Daniel Saucedo, merecedor del Premio Blackout Films, para la creación del DCP del proyecto; “Tiempo de morir”, de Ana García Blaya, distinguido con el Premio Music Library & SFX, “consistente en la cesión de la música de producción de los catálogos de la compañía y una supervisión musical”; “Fiesta negra”, de Guillermo Magariños, que consiguió el Premio Cinema Pendent de l’Alternativa PRO, y “Woman Bites Dog”, de Armand Rovira, merecedor del Premio SEMILLERU Lab.
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