El Museo Pérez de Miami (PAMM, en inglés) entregó su premio anual, dotado de 50 000 dólares, a la artista cubanoamericana María Magdalena Campos-Pons, informó el museo en su cuenta de Instagram.
A través de la pintura, el video, la performance, la fotografía y la instalación, Maria Magdalena Campos-Pons lleva décadas reflexionando en torno a la resistencia cultural, el feminismo, la reivindicación de sus raíces africanas, los márgenes, la diáspora, el exilio, la raza y creando narrativas potentes que cruzan su biografía con la historia política que le ha tocado atravesar.
Campos-Pons reside actualmente en la ciudad de Nashville, donde es profesora de Bellas Artes en la Universidad de Vanderbilt. También impartió clases en Cuba antes de emigrar en el año 1991. Fue pionera del Movimiento del Nuevo Arte Cubano, que opuso resistencia a la represión política en la isla a finales de la década de 1980. Hoy su trabajo se encuentra en colecciones de más de treinta museos, como el Whitney Museum of American Art, el Art Institute of Chicago, la National Gallery of Canada y el Museum of Modern Art de Nueva York.
Por estos días una serie de fotografías Polaroid de Campos-Pons se muestra en el mismo Museo Pérez de Miami que le otorgó el premio, como parte de una exposición colectiva en torno al arte y las diásporas africanas. Y a inicios de este año, el nombre de la artista cubanoamericana también apareció en los suplementos culturales de varios diarios cuando dirigió un video para celebrar la llegada de Kamala Harris a la vicepresidencia de la Casa Blanca, primera mujer en ocupar este puesto, por demás de origen negro y asiático.
Sobre este video, comentó Campos-Pons: “La idea central del proyecto es que es un llamado a la acción. Lo que propongo no es una idea esotérica, la idea es que cuando estamos juntos sentimos el poder, la fuerza y energía que sostiene el uno al otro y que con eso se pueden hacer cosas positivas.”
Campos-Pons nació en 1959 en la provincia de Matanzas, en un poblado llamado Las Vegas. Su obra se encuentra visiblemente atravesada, además de por su propia historia de migrante en Estados Unidos, por la de las migraciones de sus ancestros, que no sólo incluye a un bisabuelo esclavo que desembarcó en la isla, desde Nigeria, poco antes de que se aboliera la esclavitud en Cuba, sino también a una bisabuela china que llegaría a trabajar a las plantaciones de azúcar de Matanzas, en la segunda mitad del siglo XIX.
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Me agrada mucho la reseña sobre la artista…muchas felicidades para ella…saludos al colectivo de Rialta…atentamente Margarita Fresco