La primera retrospectiva consagrada en Europa al trabajo de la artista colombiana Carolina Caycedo aún estará disponible en el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) hasta el 27 de octubre próximo, luego de haber pasado por otros centros de arte como el Museo Artium de Vitoria, también en España, y el Baltic, en Reino Unido.
Collages, instalaciones, dibujos, performances, esculturas colgantes, fotografías y videos componen un vasto panorama que acerca al público europeo a las principales preocupaciones de la artista, conocida especialmente por su activismo en favor de los ríos colombianos. Su obra quiere cambiar la manera en que la epistemología occidental ha entendido la relación hombre-naturaleza.
La muestra acogida por el IVAM toca varios temas de justicia social y ambiental, explicó la artista en un video difundido por el museo de Valencia. Por ejemplo, Caycedo presenta una colaboración con varias migrantes colombianas que se encuentran en España: unas instalaciones que hablan de la historia de vida de esas mujeres y sus procesos migratorios.
Tierra de los amigos es el nombre de la retrospectiva, y no resulta gratuito. Esa es la traducción del vocablo indígena Yuma, nombre originario del río más importante de Colombia, al que los españoles renombraron Magdalena. Esta gran arteria fluvial sostiene la vida de muchas comunidades de campesinos y pescadores que van a las orillas del río a intercambiar saberes y productos, explica la artista en su proyecto de investigación Be Dammed (2012-presente), del que ahora expone una selección en Valencia.
La artista defiende el río como bien común, tal como se entiende en las comunidades donde ella misma creció. Sin embargo, grandes corporaciones han ejercido violencia contra estos espacios naturales, desplazando o dañando el tejido social y natural de la zona, como demuestran sus rigurosas investigaciones.
“Debemos reimaginar y reorientar nuestra relación con el agua para resistirnos a las nociones del río como un recurso que hay que explotar y, en cambio, entenderlo como un ser vivo que tiene una capacidad casi infinita de dar y mantener cuando se le cuida”, agrega.
La nota curatorial del museo valenciano ha destacado la invitación que hace Caycedo a repensar “el ritmo insostenible de crecimiento” bajo el orden capitalista, su propuesta de otras formas de pensar que permitan abrazar la resistencia y la solidaridad. A través de cosmogonías indígenas y discursos decoloniales, la artista defiende contranarrativas al extractivismo y a la violencia del mundo, explica el museo.
En rigor, la exhibición es una aproximación general a la práctica artística de Caycedo durante los últimos 14 años. Permite entender cuán importante son para la creadora colombiana los conceptos de movimiento, migración, conexión, lenguajes e intercambios.
Otro de los trabajos incluidos en la muestra promueve las prácticas del trueque y la redistribución, como formas de conexión social. Para ella, son formas clave de la economía circular que apoyan la reducción de residuos, al tiempo que fomentan la cohesión social, indica asimismo la nota curatorial.
Hay una pieza en la exposición que fue destacada por Bea Espejo en el diario español El País. Se trata de un dibujo de gran formato que “remite a los montículos de fosfatos extraídos por la compañía marroquí Phosboucraa y al campamento de protesta de Gdeim Izik, que fue violentamente desmantelado por las fuerzas armadas marroquíes en 2010”.
La artista no se limita a hablar de Colombia o Latinoamérica, destaca Espejo. Aquí también se ocupa de Marruecos para exhibir, según la crítica, “proyectos donde conviven varios tipos de agresión: la de los extractivistas ejercida sobre los territorios, la de las fuerzas estatales que permiten lo primero y la de los discursos coloniales que normalizan las explotaciones en nombre del progreso o la civilización”.
Carolina Caycedo nació en Londres en el núcleo de una familia colombiana; su hija vive actualmente en Puerto Rico. Estudió en Bogotá, vivió en Nueva York, y ha residido en Guatemala, México, Brasil y Alemania. Hoy vive en la diáspora, pero creció en las aguas del Yuma. Esta historia de vida respalda el carácter trasnacional que atraviesa la carrera de la artista.