El enorme legado material e intelectual del poeta Octavio Paz está más cerca ahora de sus compatriotas y de los extranjeros que puedan visitar el número 445 de la calle Felipe Carrillo Puerto, en la colonia Tacuba de la Ciudad de México. Desde el viernes pasado, la antigua vivienda (1735) conocida como La Perulera –pues era patrimonio una familia peruana– abrió sus puertas con una gran muestra de objetos, muebles, piezas artísticas, fotografías y miles de libros que pertenecieron al Premio Nobel de Literatura (1990) y a su última pareja, la artista francesa Marie-José Tramini.
A un cuarto de siglo de la muerte del escritor, y pasado casi un lustro desde la de su única heredera y albacea, la Casa María José y Octavio Paz se ha instituido –justo el día en que Paz cumpliría 109 años– como espacio para la conservación y difusión del rico acervo compartido por ambos, que aún continúa en proceso de inventario y catalogación.
El patio central del inmueble acogió el acto inaugural con la presencia de la secretaria de Cultura de México, Alejandra Frausto; la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, y representantes del Sistema de Desarrollo Integral de la Familia (DIF) en esa gran urbe latinoamericana, declarado por el Tribunal Superior de Justicia local como “heredero único y universal” en el trámite de sucesión abierto tras el fallecimiento en 2018 de Tramini.
Frausto especificó que, en total, se trata de “alrededor de 70 mil documentos, ocho mil 138 libros, 476 obras artísticas, 472 piezas de arte decorativo, 651 piezas de joyería, 64 prendas de vestir y 50 enseres y muebles diversos”. Adicionalmente, se trabaja en el rescate e inventario de 360 piezas audiovisuales.
Según Sheinbaum, la Casa –que ahora mismo puede visitarse con cita previa, así como consultarse parte del archivo contenido en ella– constituye, apenas, “una de las últimas estaciones del recorrido inicial” en el todavía inconcluso proceso legal vinculado a la herencia de Paz y, sobre todo, en el manejo de la misma por parte de las autoridades de la capital mexicana.
“Hemos decidido abrir al público este espacio también por un ejercicio de transparencia del trabajo realizado hasta ahora”, ha explicado la gobernadora, quien, asimismo, informó: “Desde que el proceso legal nos lo permitió, hemos dado permisos de edición, traducción y adaptación que nos permiten mantener la vigencia y presencia de la obra de Octavio Paz en México y el mundo”.
El la ocasión trascendió que se han realizado nuevas ediciones de la obra paciana en checo, escocés, ruso, búlgaro o vietnamita; que se renovaron los acuerdos con el Fondo de Cultura Económica, y que se han cedido derechos hasta una veintena de casas editoriales.
La Casa, ubicada en una zona capitalina donde no abundan las instituciones culturales, pretende organizar talleres y espacios de lectura para niños y jóvenes. En su planta baja, un laboratorio del Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble, donde laboran tres decenas de personas, está consagrado a la preservación del material legado por el también Premio Cervantes (1981).
Se exhibe allí igualmente la biblioteca que Paz tenía en su domicilio de la calle Río Guadalquivir, así como obras de los artistas Rufino Tamayo, Juan Soriano, Antoni Tàpies y la propia Tramini. Así también un retrato del autor de El laberinto de la soledad (1950) y El arco y la lira (1956) realizado por Alberto Gironella.
La pintora y el escritor se conocieron en los sesenta del pasado siglo, cuando él fungía como embajador de México en la India (1962-1968). Son los años en que aparecieron libros suyos como Viento entero (1965), Blanco (1967), Cuadrivio (1965), Puertas al campo (1966), Corriente alterna (1967), Claude Levi-Strauss o El nuevo festín de Esopo (1967) y Marcel Duchamp o El castillo de la pureza (1968).
“Hemos formado un fideicomiso, para que no solamente sea el DIF Ciudad de México, con la participación de la Secretaría de Cultura federal”, dio a conocer además Sheinbaum. “Y hemos acordado con la Secretaría de Cultura, formar un consejo asesor, un consejo consultivo, un consejo rector que siempre esté al tanto del legado de Paz, que haya total transparencia en el uso de los recursos y en el uso de su obra”.
Octavio Paz, autor del memorable Piedra de sol (1957), fue uno de los poetas mayores y de los ensayistas más prolíficos en lengua española durante el siglo XX. Al mismo tiempo se convirtió en figura tutelar de las letras mexicanas, con una formidable influencia intelectual y política que ningún paisano suyo ha podido siquiera emular.
Este viernes, Anthony Stanton contó que, poco antes de morir, Paz recibió varias ofertas del extranjero para comprar su biblioteca y su archivo. “Una de ella fue por varios millones de dólares”, recordó el estudioso británico, quien a continuación reveló las escuetas palabras del poeta cuando él mismo le preguntó si pensaba aceptarla: “Soy un escritor mexicano”.
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Que alguien me explique!! Esa casa abrió sus puertas en 1985 cómo centro cultural del ISSSTE, y sabíamos que dicha casa había pertenecido a la familia de Margarita Maza de Juárez, había un cuarto con muchas fotografías de aquella época, y por supuesto de la propia Margarita, muchos niños de la colonia pasamos ahí muchos cursos de verano, y ahora dicen que perteneció Octavio Paz???? O como? Había una preciosa fuente en el centro del patio, ya no la veo, en fin es una casa histórica, pero habria que revisar la verdadera historia!!!
Ese ejemplo podrían seguirlo otros escritores. Bravo!!!! Abrazos a los dos y a las autoridades culturales. Mty