España despide a Carlos Saura, clásico del cine europeo en el siglo XX

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Carlos Saura (Huesca, 1932 - Madrid, 2023) (FOTO Gtres / Vía: www.semana.es)
Carlos Saura (Huesca, 1932 - Madrid, 2023) (FOTO Gtres / Vía: www.semana.es)

Justo un día antes de recibir el Goya de Honor en virtud de su brillante trayectoria artística –el tercero de ese tipo en la historia del máximo galardón cinematográfico en España–, ha muerto a los 91 años, debido a una insuficiencia respiratoria, el director, fotógrafo y escritor Carlos Saura (Huesca, 1932 – Madrid, 2023), quien hasta este viernes era considerado el más grande entre los cineastas españoles vivos.

Autor de más de medio centenar cintas, entre el documental y la ficción, Saura lega obras tan notables como La caza (Oso de Plata al mejor director en el Festival de Berlín, 1966); Peppermint frappé (Oso de Plata, 1968); La prima Angélica (Gran Premio Especial del Jurado en el Festival de Cannes, 1974); Cría cuervos (Gran Premio Especial del Jurado en Cannes, 1976); Elisa, vida mía (1977); Los ojos vendados (1978); Mamá cumple cien años (Premio Especial del Jurado en el Festival de San Sebastián, 1979); Deprisa, deprisa (Oso de Oro en la Berlinale); Carmen (1983; Bafta a la Mejor película de habla no inglesa); El amor brujo (1986); ¡Ay, Carmela! (1990; Goya a la Mejor película); Flamenco (1995); Tango (1998); El séptimo día (2004), o El rey de todo el mundo (2021).

Los obituarios de esta jornada recuerdan que el artista enfrentó la censura franquista a la vez que conquistaba un espacio singular entre los grandes cineastas de su época a nivel internacional.

En su obituario de El País, Gregorio Belinchón no duda en llamarlo “el último clásico del cine español”, alguien que, asegura, “desde la ruptura y la libertad con la que impregnó su larguísima filmografía devino en referente del gran cine europeo de autor”.

“Si hubiera que resumir de manera sucinta el cine español, Saura conformaría con Luis Buñuel, Luis García Berlanga y Pedro Almodóvar el cuarteto de maestros, los motores que han impulsado la cinematografía nacional”, sostuvo asimismo el crítico luego de que se conociera el deceso del realizador en su casa de Collado Mediano, en la sierra madrileña.

Ya en el ocaso de su existencia, Saura se definía a sí mismo como un hombre “afortunado” en posesión de un talento: “la imaginación”. El País cita sus palabras tras la última pandemia: “He utilizado la imaginación para contar historias que me gustan y pienso que van a gustar a otros. Luego igual no les gustan, pero qué vas a hacer, no siempre aciertas. Solo el hecho de que te dejen contar tus propias historias, dar un paso adelante, es lo que he intentado toda la vida”.

Carlos Saura, dijo el propio cineasta con la lucidez de sus 90 años, “ha hecho el cine que quería. Y eso es un milagro”.

Carlos Saura (Huesca, 1932 - Madrid, 2023) (FOTO mubi.com)
Carlos Saura (Huesca, 1932 – Madrid, 2023) (FOTO mubi.com)

La despedida de El Mundo se titula este 10 de febrero: “Carlos Saura, el cineasta de la modernidad y de la memoria”. El largo epitafio virtual recuerda todos “los sauras” que Saura fue. Y dice: “Por todos ellos la modernidad entró en el cine español. Y no sólo eso, también fue gracias a su cine que la memoria de un tiempo funesto y olvidado por obligación se recuperó intacta con todos sus miedos y cada una de sus cicatrices”.

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“Su carrera no es sólo una sucesión casi ininterrumpida de obras maestras desde que en 1957 rodara su primer cortometraje, La tarde del domingo, sino que, literalmente, Carlos Saura se ha negado a parar un segundo hasta hoy, cuando ha muerto a los 91 años en Madrid aquejado de una neumonía que le mantenía en un estado de confusa lucidez”, escribe Luis Martínez en el diario español. “Desde hace más de una semana, amigos y familiares estaban avisados de lo peor. Rodeado de los suyos en su casa de la sierra en Collado Mediano, el cineasta cumplió con el extraño protocolo de despedirse de no se sabe qué ni por qué. Y ahí, dicen, confesó haber tenido una vida plena. Y hasta feliz. También dicen que se mostraba esperanzado de llegar a los Goya. Es más, alguno apostaba que era su tozudez de aragonés cabal lo que le mantenía en pie. Ese último premio de honor lo quería él en sus manos”.

Este sábado el homenaje en la ceremonia de los Goya, presumiblemente, asumirá tintes aún más definitivos. Hace unos meses el premio a la carrera de Saura en la principal pasarela del séptimo arte ibérico se justificaba con una fórmula tan pragmática como inapelable: “Por su extensa y personalísima aportación creativa a la historia del cine español desde fines de los años cincuenta hasta hoy mismo”, decía Fernando Méndez-Leite, presidente de la Academia.

Tras conocerse la noticia luctuosa, Méndez-Leite, desde hace años amigo de Saura, declaró: “Estamos muy afectados, sabíamos que su estado de salud se había deteriorado en los últimos días, pero no esperábamos que esto fuera a ocurrir”.

Ahora mismo, el mejor homenaje póstumo quizá sea asistir a las salas oscuras para ver Las paredes hablan, un documental estrenado el 3 de febrero que revisa, según El País, “la evolución del arte en las paredes, desde las cuevas prehistóricas hasta el grafiti actual”.

Más allá, o más acá, de su obsesión cinematográfica, Saura era un artista de la imagen: “fotógrafo antes que cineasta”, titulan algunos medios españoles. “Mi vocación fotográfica fue temprana por imperativo amoroso”, escribió en el prólogo del libro Carlos Saura. España Años 50.

“Poco a poco me fui desarrollando como fotógrafo, fui al festival de Granada como fotógrafo oficial y ahí empecé a moverme en el mundillo, pero nunca me hubiera imaginado dirigir más de 50 películas, ópera, teatro, haber hecho exposiciones de fotos, publicado novelas”, contaba el artista.

En efecto, Saura escribió algunas novelas y editó varios guiones en libro; concibió exposiciones y libros fotográficos; dirigió óperas del repertorio clásico como Carmen (Georges Bizet) o Don Giovanni (W. A. Mozart), así como piezas teatrales de Calderón de la Barca y adaptaciones de obras de Gabriel García Márquez o Mario Vargas Llosa.

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