‘Estereotomías’: incisión de los Patriotas

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‘Casa Blanca’ (detalle), Donis Dayán Llago, 2018

La exposición colectiva Estereotomías se inauguró el pasado 11 de febrero, bajo curaduría de Roxana Consuegra Quintana, en el Centro Provincial de Artes Plásticas y Diseño de La Habana (calle Oficios #362 esq. a Luz, Habana Vieja).

Los artistas convocados fueron Alain de la Cruz, Arián Irsula, Edgar Hechavarría, Donis Dayán Llago, Humberto Monteagudo, Andrey Quintana, Enrique Wong, Alejandra Oliva, Manuel Lugo, Talía Falcón y Beatriz Fernández.

En el programa de mano entregado en el Centro escribe Roxana Consuegra:

“Estereotomías propone discursar sobre la complementariedad existente entre el poder y la arquitectura. Los inmuebles que se alzan majestuosos ante el ser humano son resultado de las motivaciones del orden imperante. Los colosos centralizan el dominio, albergan una masa que responde a la función y misión de los mismos, y a su vez, resguardan reliquias, claves, secretos, algoritmos…”

Estereotomías está criticando, subvirtiendo, las arquitecturas de poder desde un edificio del poder, del poder hegemónico de las artes visuales en Cuba. Algo sucede: o el edificio se emancipa, o la exposición se oficializa. Es un juego de contrarios. Es una serpiente que se muerde la cola.

La palabra estereotomía es la conjunción de dos raíces griegas: el prefijo estereo–, que significa ‘sólido’, y el sufijo –tomía: ‘corte’, ‘incisión’. Transcribo del Diccionario de la Lengua Española, edición del tricentenario: “f. Arq. Arte de cortar piedras y otros materiales para utilizarlos en la construcción”.

Arte de cortar. Arte de picar. Arte de quebrar. Arte de descuartizar. Arte de espolear. Arte de romper. Arte de desgarrar. Arte de arrancar. Arte de quebrar.

Arte de dominar. Arte de dividir, y vencerás.

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Cortar piedras. Cortar bloques de piedras. Cortar y rasgar. Rasgar y desgarrar.

Pero en todo aquello que significa representación de la palabra hay algo atroz (vuelvo al significado de –tomía: ‘corte’, ‘incisión’), algo que, al menos en un principio, se convierte en la expresión de cierta relación o en la señal de cierta mansedumbre.

Lo que he dicho de la palabra estereotomía, que designa la cosa y la acción –lo sólido y el corte, piedra y cincel, piedra y escoplo, piedra y buril– debe decirse también de una palabra que expresa a los individuos: Patriotas.

El poder del buril, del escoplo, instrumentos de corte, primitivos, si se quiere, no opera desde fuera, sino desde dentro, contrario a lo que se cree. No se ejerce poder sobre la piedra –por poner un ejemplo de solidez; pudiera decir cuerpo, también honor– porque se fracture. El poder es eficaz cuando no apuesta por la violencia bruta, eruptiva, como el poder de la espada, sino cuando configura una continuidad formalizante.

No hay nada más dañino para el poder que la fragmentación. Desguace. Desparpajo. La fragmentación no es ventajosa para el poder. El poder establece una configuración de sentido homogénea que asegura la lealtad, la dominación. Dominación no es lo mismo que represión. La represión es sólo una forma de poder.

La exposición Estereotomías propone, como metáfora conceptual que transversaliza la muestra, la fragmentación. Fragmentar para subvertir la hegemonía, las arquitecturas de poder, que no se circunscriben a los edificios, sino que se expanden en redes de intermediación.

La teoría del poder de Nietzsche es poetológica, pues el poder es “poético”. Engendra sentidos. Según Nietzsche, citado por Byung-Chul Han en Sobre el poder (Herder, 2016), el arquitecto está “siempre bajo la sugestión del poder”.

Agrega Chul Han: “Quienes desde siempre han inspirado en mayor grado a los hombres más poderosos han sido los arquitectos”.

La arquitectura es un tipo de “elocuencia” del poder que se expresa en formas. El poder crea, engendra, se manifiesta en formas. Cuando el arquitecto configura el espacio está engendrando una “continuidad formal” del poder. Por así decirlo, el arquitecto hace que el poder “se vuelva espacial y crezca espacialmente”.

Plaza de la Revolución Cuba’ Andrey Quintana 2020 | Rialta
‘Plaza de la Revolución – Cuba’, Andrey Quintana, 2020

Edificios: Capitolio Nacional, monumento a José Martí (Plaza de la Revolución), Palacio de la Revolución, Palacio Presidencial (Museo de la Revolución), Edificio Bacardí, Palacio de Westminster, Partenón, Basílica de San Pedro, Casa Blanca, Kremlin, Habana Libre (Habana Hilton), Templo de Kukulkán (Chichén Itzá).

Andrey Quintana muestra dos obras de la serie Foundations. Plaza de la Revolución – Cuba y Big Ben – Inglaterra. Estas obras tienen antecedentes claros en la trayectoria de este artista. En las series Alive (2015) y Gunshot (2017), Andrey convierte casquillos de bala en instrumentos de trabajo y representación, en estos casos sus protagonistas eran personajes del imaginario cultural cubano y héroes, políticos y músicos, respectivamente.

Andrey retoma los casquillos. En la serie Foundations los casquillos construyen edificios. Construyen no; destruyen edificios. Horadan. Perforan. También expone los casquillos, al lado de los cuadros. Un casquillo de bala junto al Big Ben. Junto al Palacio. Junto al Parlamento del Reino Unido. Un casquillo de bala junto a la plaza. Junto a Martí. Junto a la Revolución. En la punta del casquillo ¿de AKM? hubo un plomo. Dentro del casquillo hubo pólvora. El casquillo es el documento, expulsado lateralmente.

Ni la torre del reloj junto al Palacio, ni el monumento del apóstol junto a la Revolución, tienen el blindaje necesario para el impacto fulminante que causa la deflagración. Andrey Quintana muestra el casquillo, ofensivo, puesto que no se limita a atravesar de parte a parte.

Un amigo, de apellido Conte Cairo, le regaló a Alain de la Cruz un murciélago de cristal. El murciélago tiene las alas abiertas. En la base del murciélago hay una inscripción: Bacardí.

Bacardí es el apellido de Don Facundo Bacardí Massó. El murciélago es el apellido, y viceversa. Cuentan que en la destilería original en Santiago de Cuba había una colonia de murciélagos, y Doña Amalia le sugirió a Don Facundo, su esposo, utilizar al quiróptero como imagen comercial de la compañía de bebidas alcohólicas.

Bacardí 8, Bacardí Oro, Bacardí Reserva Limitada. La Monde Selection selecciona el murciélago Bacardí como ejemplo de excelencia en el mundo. En 1959 la compañía trasladó sus operaciones a Puerto Rico.

En La Habana hay un edificio art déco de 1930. El inconfundible Edificio Bacardí. En la cúspide sobresale, en bronce, el murciélago de alas abiertas. El mismo murciélago, pero de cristal, que Alain de la Cruz instala de manera autorreferencial en la pieza Conte Cairo junto a una butaca, una mesita como pedestal para el murciélago y una lámpara art déco.

Detrás, un lienzo de atmósfera abstracta donde predomina la verticalidad. La verticalidad predomina en el edificio y en la instalación de Alain de la Cruz, como los tonos rojizos, dorados, y negros. Desde lo alto, el paisaje parece aplastado de antemano.

Partenón. Los dioses del Partenón que construye Arián Irsula, de metal, tienen un aspecto reluciente y pulido que denota una pompa y elegancia que no es antigua. Edificio de mármol retocado según el gusto de los tiempos. El Partenón de Arián Irsula no posee el patetismo de los edificios en ruina. Los edificios mutilados parecen mártires. Al contrario, parece una pieza informática, un microchip. Este Partenón, intacto, de metal, simétrico hasta el asombro, no funciona sin el circuito monolítico que lo sostiene.

Alejandra Oliva y Manuel Lugo centralizan en Umbral la mirada en un punto de atención. A fin de cuentas, la Basílica de San Pedro es un punto. Decir en Cuba que alguien es un punto, es decir que es tránsfuga, pinguero, jinetero, prostituto, de todo eso, y más.

En la pieza de Alejandra y Manuel observamos la vista en planta de la Basílica. Si acercamos nariz: incienso. Si acercamos el oído: música de liturgia. Si acercamos los ojos: fuego.

Me concentro en A libre, de Edgar Hechavarría. Transcribo:

“NACIMOS EN UN PAÍS LIBRE QUE NOS LEGARON NUESTROS PADRES Y PRIMERO SE HUNDIRÁ LA ISLA EN EL MAR ANTES QUE CONSINTAMOS EN SER ES_LAVOS DE NADIE”

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De fondo, el cartel del Habana Libre, sin la ene, y sin la be. Edgar Hechavarría fue parte del grupo Enema, y dentro de Estereotomías es uno de los artistas más consagrado. Edgar decostruye el sentido original, en el sentido de originario, de una frase –incompleta– en letras de bronce ubicada en el céntrico edificio, frente al Habana Libre, en la calle 23 esquina a L.

Propone otro sentido: la apertura de lo roto. Frase rota. Cartel roto. A libre parece incitarnos a emprender una guerra contra la totalidad (principios totalizantes, ideas totalitarias) y a salvar lo roto, lo abyecto; o sea, a crear antisistemas.

Sólo comento algunas piezas, a fin de cuentas, nacidas de (otras) arquitecturas de poder. Nadie, nada, se salva. Se nace y se muere bajo el poder. Una Patria es el poder. La Patria, entiendo, es sumisión. Somos seres sumisos. La libertad coincide con el sometimiento.

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