Museo de Arte de Filadelfia invita a reflexionar sobre las construcciones hipermasculinas

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Detalle de ‘El gran Hércules’, 1589, por Hendrick Goltzius.
Detalle de ‘El gran Hércules’, 1589, por Hendrick Goltzius.

El Museo de Arte de Filadelfia presenta la muestra Macho Men: Hypermasculinity in Dutch & American Prints (Hombres machos: hipermasculinidad en los grabados holandeses y estadounidenses), compuesta por alrededor de cincuenta obras sobre papel. La exposición se estructura sobre la base de comparaciones entre obras norteamericanas y holandesas que destacan cómo los artistas de ambos contextos emplearon imágenes y técnicas compositivas equivalentes, a menudo con fines similares.

La yuxtaposición de estas piezas sirve para mostrar que, en épocas de profunda crisis socio-política, numerosos artistas de ambas regiones han echado mano de representaciones hipermasculinas (inmensas, fortachonas) con el objetivo de transmitir optimismo, fortaleza y seguridad.

La curaduría pone a dialogar grabados holandeses y estadounidenses de los siglos XVI-XVII y XX, respectivamente. Construida sobre los ejes de la masculinidad, el trabajo y la nación, la exhibición se recorta específicamente sobre los trasfondos sociopolíticos de la guerra de la República Holandesa con España (1672-1678) y la Gran Depresión en Estados Unidos (1929-1939).

“Vea cómo artistas de momentos históricos muy diferentes convirtieron los robustos físicos masculinos en símbolos cargados de significado […]. ¿Qué pueden decirnos estas imágenes de hombres machos sobre los artistas y los contextos que las produjeron? ¿Y cómo cambian las nuevas concepciones de la masculinidad y la sexualidad la forma en que las vemos hoy?”, así invita el museo a reflexionar sobre esta exposición, que permanecerá en salas hasta marzo de 2023.

El Gran Hércules, una obra realizada en 1589 por Hendrick Goltzius, considerado el mejor grabador de los Países Bajos del Manierismo nórdico, es parte de la muestra y constituye un ejemplo inquietante de la representación hiperbolizada de la fuerza masculina: en el grabado del holandés se ve un Hércules musculado en cada milímetro de su cuerpo, protuberancia sobre protuberancia.

A pesar de la aparente disparidad entre los contextos, “esta exposición muestra la manera en que crisis como la Gran Depresión en Estados Unidos y la guerra de la República Holandesa con España llevaron a los artistas a crear imágenes similares de fornidos hombres, transmitiendo mensajes de fuerza, seguridad y vigor”, se puede leer en una reseña sobre la exposición publicada en el sitio web de CODART, red internacional de curadores sobre arte holandés y flamenco.

“Los artistas de ambos períodos representaron cuerpos masculinos fornidos y musculosos –a menudo desnudos– como símbolos de poderío nacional y colectivo; como personificaciones de las virtudes cívicas, marciales y masculinas; y como demostraciones de su virtuoso dominio del arte y la anatomía”, agregan los curadores.

Entre los artistas de Estados Unidos se encuentran: Paul Cadmus (en alguna de sus piezas también las mujeres tienen atributos masculinos), Michael Gallagher, Isadore Possoff y Arthur Murphy. Del lado holandés, aparecen: Hendrick Goltzius, Cornelis van Haarlem, Jan Muller y Bartholomeus Spranger.

Hay que agregar a los comentarios de la curaduría que muchos de estos grabados no expresan sólo optimismo y fortaleza, sino también caos y debacle. La angustia en los rostros, sobre todo en las piezas de los artistas estadounidenses, enseña el reverso de esa masculinidad llevada al límite, propia de todo conflicto bélico y crisis en la historia; de ahí que la Nobel de Literatura Svetlana Alexiévich haya nombrado uno de sus célebres libros La guerra no tiene rostro de mujer (1985).

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