Oswaldo Estrada conversa sobre el libro ‘Incurables. Relatos de dolencias y males’

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Detalle de cubierta del libro ‘Incurables. Relatos de dolencias y males’, Oswaldo Estrada (ed.), Editorial Ars Communis, 2020

La antología de cuentos latinoamericanos Incurables. Relatos de dolencias y males (Editorial Ars Communis, 2020) se presentará el próximo 4 de agosto, a través de Facebook Live, en la fanpage del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Boston, institución que organiza el encuentro. El libro reúne veinte relatos, agrupados a partir de los imaginarios asociados a la enfermedad, escritos por inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos.

Invitados por la ensayista y académica mexicana Adela Pineda Franco, los encargados de la presentación serán el antologador y editor de Incurables… Oswaldo Estrada, junto a la cubana Mabel Cuesta, poeta, narradora y ensayista. Mabel actualmente se desempeña como profesora de Lengua y Literatura Hispanocaribeñas en la Universidad de Houston. Además, participarán en la conversación la escritora, crítica literaria, profesora e investigadora venezolana Naida Saavedra y el peruano Carlos Villacorta, escritor y profesor en la Universidad de Maine.

Incurables | Rialta
Cubierta de ‘Incurables. Relatos de dolencias y males’, Oswaldo Estrada (ed.), Editorial Ars Communis, 2020

Incurables. Relatos de dolencias y males está dividido en tres secciones: “Primeras dolencias”, “Males crónicos” e “Incurables”, y reúne autores que provienen de “algún rincón de América Latina”. Por orden de aparición participan en el libro Mabel Cuesta (Cuba), Carlos Vázquez Cruz (Puerto Rico), Carlos Villacorta González (Perú), Claudia Salazar Jiménez (Perú), Hernán Vera Álvarez (Argentina), Melanie Márquez Adams (Ecuador) y Naida Saavedra (Venezuela).

Completan la selección Liliana Colanzi (Bolivia), Jennifer Thorndike (Perú), Oswaldo Estrada (Estados Unidos), Ramonjo Serra (México), Juan Vitulli (Argentina), Azucena Hernández (México), Mariana Graciano (Argentina), Daniel Quirós (Costa Rica), Rey Andújar (República Dominicana), Ulises González (Perú), Sebastián Antezana (México), Keila Vall de la Ville (Venezuela) y Alexis Iparraguirre (Perú).

A propósito de la presentación de Incurables…, conversamos con su editor Oswaldo Estrada. Escritor, ensayista y profesor de literatura latinoamericana en la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill, Estrada es autor y editor de varios libros de crítica literaria y cultural. Además, ha publicado El secreto de los trenes (Universidad Autónoma Metropolitana, 2018), una adaptación para jóvenes lectores de El guardagujas, de Juan José Arreola, y el libro de cuentos Luces de emergencia (Valparaíso Ediciones, 2019). Su libro Las locas ilusiones y otros relatos de migración será publicado por la editorial Axiara después de ganar el Primer Premio de la Feria Internacional del Libro Latino y Latinoamericano 2020.

Edgar Ariel

Los imaginarios en torno a la enfermedad que reúne Incurables. Relatos de dolencias y males son muy amplios. Desde el “cuerpo enfermo”, en un sentido estrictamente foucaultiano, hasta enfermedades metafóricas: enfermedades del alma, el amor…

El punto del libro es que estamos rodeados de “irregularidades”, de cuerpos enfermos, dolientes… En literatura, estos cuerpos siempre nos dicen algo más que aquello que aparece en la página escrita. Los cuerpos deformes, con necesidades especiales, que han sufrido de alguna amputación, siempre revelan algo muy íntimo de los personajes y, sobre todo, de nosotros.

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En esos cuerpos heridos, dolidos, dolientes, vemos reflejado algo de nosotros. Lo estamos viendo ahora mismo. Estamos pasando por una pandemia. Están muriendo personas en todo el mundo. El miedo al contagio, a la muerte, a las secuelas que puede dejar la Covid-19 es ahora parte de nuestras vidas, y nos está cambiando para siempre.

¿Por qué decidiste antologar este libro?

Soy profesor de literatura latinoamericana en los Estados Unidos. En los últimos años, he dirigido tesis doctorales sobre la enfermedad, las discapacidades, las “anormalidades”, etc. El año pasado, se me ocurrió hacer un libro con autores latinoamericanos que escriben en español en los Estados Unidos.

Casi siempre que estudiamos la literatura latinoamericana (escrita en español), estudiamos lo que se produce “allá”. Tenía muchas ganas de mostrar lo que se está haciendo aquí al respecto, con un grupo representativo de escritores latinoamericanos, nacidos en los años setenta y ochenta.

Quería que el tema de las enfermedades, dolencias, males, fuera lo suficientemente amplio para ver qué hacían los distintos autores al respecto. Quedó un libro con muchas tonalidades que, sin embargo, se complementan, porque hay, como señalas, tanto los males visibles como los más invisibles.

¿El libro es una invitación a habitar esa “ciudadanía más cara”, como dice Susan Sontag en La enfermedad y sus metáforas?

No sé si el libro es una invitación a habitar esa “ciudadanía más cara” de la que habla Susan Sontag, pero sí es una invitación a analizar más de cerca el mundo de las enfermedades, de las dolencias que son, innegablemente, parte de nuestro mundo.

Los veinte autores reunidos en Incurables… escriben desde la condición de inmigrantes, desde –pudiéramos decir– el desarraigo. ¿Cómo crees que influye en la antología este extrañamiento que marca el exilio? ¿Podemos considerar el estado de “dolencia” del inmigrante como una / otra enfermedad que subyace en la colección?

Creo que muchos inmigrantes vivimos nuestro exilio como una enfermedad crónica. ¿Qué quiero decir? Siempre duele dejar la casa, el hogar, llegar a un mundo extraño, aunque te ofrezca mejores oportunidades de vida, trabajo, etc. En el exilio, en el país de adopción, uno siempre siente que le falta algo. Casi siempre uno explica ese sentimiento en términos de alguna enfermedad.

Arrancados de nuestro entorno, por voluntad propia o por cuestiones políticas o económicas, nos sentimos –en demasiadas ocasiones– cojos, mancos. Sentimos que nos falta algo. Nos acostumbramos a esa dolencia, carencia, enfermedad (crónica). Tanto nos acostumbramos que se convierte en un sello de identidad para muchos de nosotros. Es más, ya no te imaginas la vida sin esta condición.

Por eso creo que para muchos de los escritores que vivimos en los Estados Unidos nos resulta “cercano” el tema de la enfermedad. Es algo con lo que nos identificamos profundamente.

¿Cuál fue el criterio de selección de los colaboradores?

Aunque todos escribimos estos cuentos antes de la pandemia, el libro tiene mucho que ver con lo que estamos viviendo ahora: con el miedo al contagio, a vivir con ciertas dolencias (de por vida), a sufrir ciertos daños, etc. Mucha gente me ha escrito para hablarme de la actualidad, de la urgencia de un libro como este. Espero que nos sirva, no sólo ahora, sino mucho después.

Quise reunir autores muy conocidos y otros que están surgiendo como nuevas voces en Estados Unidos. Quería que fuera una selección representativa de diversas partes de América Latina. Por eso hay autores de México, el Caribe, Centro América y América del Sur.

Por supuesto, no están todos los que pudieran estar. En el libro hay sólo una breve pero diversa muestra de lo que se está escribiendo en los Estados Unidos.

Todos los escritores del libro nacieron entre los años setenta y ochenta. Todos tienen, al menos, un libro publicado, y casi todos tienen un puesto académico, lo cual dice bastante de cómo hoy muchos de los escritores latinoamericanos que escriben en español viven bajo el amparo de la academia estadounidense.

Los veinte relatos, escritos en español, defienden –pudiera considerarse– una postura política. ¿Qué dimensión le otorga a este hecho?

Creo que escribir en español, en el contexto estadounidense, es un acto político. Sobre todo ahora que estamos pasando por un momento tan terrible en este país. Nuestro español ha desaparecido de las páginas oficiales de la Casa Blanca, por ejemplo. En diversos lugares de los Estados Unidos se ve mal hablar en español. Las propuestas del English-only movement no han quedado atrás. La carrera presidencial de Trump ha demostrado el odio, el temor al otro (que somos nosotros) por no encajar en el plan blanco, o de “blanquitud civilizatoria” de los Estados Unidos.

Escribir en español es definitivamente un acto político. Un decir “aquí estamos, esta es nuestra lengua”.

¿Qué relación pudiera entreverse entre Incurables… y aquello que la escritora y crítica Naida Saavedra acuñó como el New Latino Boom?

Los rótulos con que se nombra a una generación no siempre funcionan. Claro que muchos de nosotros nos sentimos identificados con este New New Latino Writing, de Cristina Rivera Garza, o con el New Latino Boom, del que habla Naida Saavedra. Pero, tal vez, no todos los autores se sientan parte de un movimiento o generación.

¿Por qué los autores reunidos son “incurables”?

Incurables porque padecemos de este mal de vivir con un pie aquí y otro allá. Incurables porque padecemos de algo, a veces, o siempre. Incurables porque seguimos escribiendo en español, aunque bien podríamos escribir en inglés. Incurables porque seguimos haciendo literatura cuando ésta no tiene el mismo valor que hace algunas décadas. Como creador y como crítico, me gusta pensar que todos los autores reunidos en este volumen son “incurables”.

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