‘Vicenta B’, tercer largometraje de Carlos Lechuga, tiene su estreno mundial en el Festival Internacional de Cine de Toronto

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Linnett Hernández Valdés en el papel de Vicenta B. Imagen: Carlos Lechuga / Facebook.
La actriz cubana Linnett Hernández Valdés en el papel de Vicenta B. Imagen: Carlos Lechuga / Facebook.

Vicenta B, tercer largometraje de ficción de Carlos Lechuga, uno de los directores más destacados del cine independiente cubano, ya tiene fecha de estreno mundial. Después de una ardua travesía para llegar al punto final de su realización, finalmente la película tendrá su premiere en el Festival Internacional de Cine de Toronto, que celebrará su edición correspondiente a 2022 del 8 al 18 de septiembre.

El filme cubano integra el programa de la sección Contemporary World Cinema, donde los organizadores del evento canadiense reúnen varios de los títulos más significativos del año, obras de creadores jóvenes y consagrados que articulan una visión del estado de la cinematografía internacional y de las problemáticas más apremiantes de la actualidad.

“Nuestra amada Vicenta B tendrá su estreno mundial en el TIFF (Toronto International Film Festival)”, anunció la productora Cacha Films en su perfil de Facebook. “Nos hace bien darles esta noticia hoy, porque queremos compartir ya con todos la hermosura de esta historia que con tanto amor y esfuerzo hemos hecho”.

“Desde siempre el director Carlos Lechuga había soñado con hacer una película inspirada en su abuela Centa”, continúa la declaración, “una mujer con un don especial para hablar con los muertos que nos rodean y ver el futuro de las personas. Así surgió Vicenta B, que ha resultado ser un filme sobre la fuerza y la fe, y nos parece que hoy todos los cubanos necesitamos mucho estas cosas”.

El argumento del filme sigue la cotidianidad de Vicenta, mujer negra, madre, cartomántica, practicante de una religión cubana de ascendencia africana, cuya existencia se ve completamente trastornada tras la partida de su único hijo para el extranjero. La separación sumerge a Vicenta en una profunda angustia, al punto de experimentar una crisis de fe que suprime sus dones para ver el futuro. Sin su capacidad para leer las cartas ella se siente perdida, descolocada en su mundo. Entonces emprende una suerte de viaje de recuperación, un viaje reflexivo hacia sí misma que desemboca en una observación del habitus que la rodea.

A través de los pasos del personaje protagónico, Lechuga ausculta la geografía física y emocional de buena parte del pueblo cubano; esa porción del país condenada a la marginalidad económica y espiritual, suspendida en una sociedad sin asideros para “echar adelante”, atenazada por una falta de expectativas de futuro que la coloca en tierras del imposible.

Con una puesta en escena y una fotografía naturalistas, de acentuada limpieza expositiva, Vicenta B es un alegato sobre el futuro incierto del país. Vicenta es un poco Cuba, que no sabe bien que pasa con sus hijos. La película comienza a tocar fondo cuando la protagonista conoce del intento de suicidio de una muchacha a la que es incapaz de ayudar justo por haber perdido su clarividencia.

¿Cómo se puede atentar contra la propia vida? ¿Es acaso una opción para escapar al vacío de nuestros días? ¿Es esa la única vía que queda para salir de la intemperie, de la precariedad, de la ruina? ¿Qué justifica la decisión personal de poner fin a la vida siendo tan joven? Esas son preguntas que apuntalan la zozobra experimentada por Vicenta. En su tercera película, Lechuga contempla, sin esperanzas, a una juventud con la única ilusión de escapar y a familias quebradas por el dolor y la separación.

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El estreno en Toronto de Vicenta B cierra un arduo ciclo de trabajo para el director cubano. Realizada en coproducción entre Cuba, Francia, Estados Unidos, Colombia y Noruega –países donde disímiles instituciones y fondos de fomento audiovisual contribuyeron a su financiación–, esta obra continúa el recorrido emprendido por Lechuga a través del imaginario y la subjetividad cubanos en sus anteriores filmes.

Como hizo antes en Melaza y en Santa & Andrés, ahora vuelve a aprehender, a través de un personaje femenino cuya individualidad estruja el alma, otro trágico perfil de la isla. Eso emparenta a la película, desde luego, con el espíritu que abraza a la selección de más de cincuenta títulos de Contemporary World Cinema, enfocada en ofrecer al público una comprensión de las experiencias humanas que pueblan las diversas geografías del orbe.

Vicenta B participará también en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, dentro de la sección competitiva Horizontes Latinos. Ambos certámenes, de marcado prestigio en el mapa cinematográfico internacional, constituyen excelentes arrancadas para el filme. Desde su singular estilo cinematográfico y su recia postura intelectual, Lechuga suma ahora otra mirada a la Cuba contemporánea y comparte con los espectadores su propia angustia por la suerte de un país entero.

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